SOLO LOS FIELES SERAN SALVOS...

9 Enero 2001
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Debido a recientes charlas que he tenido con diferentes personas me pareció importante hablar de este tema una ves más... mi postulado es el siguiente:

Cada ves estoy mas seguro que la fidelidad y la constancia son los medios por los cuales nos acercamos a Cristo, al Padre y al Espíritu Santo.
He notado que en mucho versículos de la Biblia Dios exalta o muestra como buenaventura la fidelidad.
El Señor me ha estado hablando últimamente sobre nuestras, o mejor dicho, mis, responsabilidades y como nuestro cumplimiento a ella acarrean frutos.
Me llamó mucho la atención una característica en común que tienen estos versículos: Marcos 1: 17-20, 1 Samuel 3: 3-10, 1 Samuel 9, 1 Samuel 16: 11-13, 1 Reyes 19: 19-21, Marcos 2:14 y Hechos 9:1-18. Todos estos hombres fueron llamados por Dios para distintas cosas, para diferentes propósitos, pero todos ellos en el momento que fueron llamados estaban trabajando. Esa característico retumba en mi cabeza ya hace mucho tiempo. Una de las cosas que me llamó la atención fue que no estaban cumpliendo ninguna actividad “religiosa”, con la salvedad de Samuel, si no que desempeñaban sus actividades “cotidianas” o “frecuentes” y hasta en el casa de Saulo, actividad en contra de Cristo.
Todos estos hombres tenían una cosa en común (y tal ves esto sea solo una interpretación), la constancia y la dedicación. Estos hombres estaban cumpliendo sus responsabilidades y deberes, esto muestra un corazón dedicado.
Sabemos que en la Tanaj no hay comentario alguno que sea despreciable o de nula importancia, creo que tal cosa sería limitar la magnificencia de Dios.
Es curioso notar que estos hombres trabajaban en el momento que fueron llamados a ministerio, o a la verdad.
Creo que esto es una prueba mas de los frutos que acarrea la constancia y la fidelidad.
Hoy en día, cuando vemos que la situación económica está cada ves peor, escuchamos, como siempre, hablar de la continuidad laborar como una virtud.
Se ve en todos lados como la gente enarbola la necedad disfrazada de constancia y esta es alabada.
El mundo mismo está cansado de gente que promete y no cumple. La fidelidad en el matrimonio se toma como utopía. La idea de mantenerse firme en una idea no importando cuales sean los argumentos contrarios se toma como ”personalidad fuerte”.
El planteo de permanecer virgen hasta el matrimonio no solo se toma como imposible si no como absurdo y hasta incorrecto.
Hoy en día, el mundo reconoce a la necedad como virtud y a la fidelidad como utopía. Sus corazones se enfriaron.
Nosotros hemos sido llamados a ser fieles no importando la situación.
Entendemos que los llamados, escogidos y fieles serán salvos. No basta solo con ser llamados, ni con ser escogidos, ni siquiera con ambas. Si no somos fieles no seremos salvos.
Cristo dijo: “Buen siervo y fiel, entra al gozo de tu Señor” (
Para entrar al gozo, debemos ser siervos del Señor del gozo y serle fiel. Debemos seguirlo.
La fidelidad es una de las características principales de Dios. En su palabra Dios nos enseña que si nosotros no somos fieles, Él es fiel y justo para perdonarnos; esto implica dos cosas: que nosotros somos seres infieles y que Dios no ya tiene contemplada nuestra infidelidad y así mismo la perdona, solo por medio de su gran amor y la misericordiosa muerte de Su Hijo Jesús.
La fidelidad no es algo que podamos elegir u optar, es algo que (y aunque esta palabra suene dura, me parece correcta) debemos ser.
No es algo que podamos contemplar a futuro si no es algo que debemos vivir constante y cotidianamente.
La fidelidad es una característica de Cristo. Si nos ponemos a pensar en Su vida, seguramente que una de las cosas que nos llamará la atención y asombrará será el hecho que en toda su vida no pecó. Esto sin duda, muestra una actitud constante y fiel.
Es destacable que Jesús no solo predicaba de esta fidelidad si no que la vivía y gracias a esa actitud impulsada por el amor, nosotros, hoy, somos aptos a la salvación.
Es sabido que toda persona que se llama cristiano se guía (hipotéticamente) por Jesús, sus enseñanzas y su vida, como así también los que se llaman budistas siguen las enseñanzas de Buda o los islamitas siguen las creencias de Maoma.
Ahora, si nos llamamos cristianos, es nuestra responsabilidad ser fieles a Cristo, a sus palabras y a su Padre, nuestro Padre. De otra manera, no solo estaríamos mintiendo si no que, aún peor, estamos haciendo mentiroso al Padre, negando con nuestros actos nuestras palabras.
La fidelidad debe ser una actitud destacable en cada cristiano. Debe ser notorio que somos fieles a Cristo y que vivimos como Él, y que, como dijo Pablo, nos extendemos hacia la meta.
En la parábola de los talentos (Lucas 19:11) nos enseña, entre otras cosas, que debemos ser fieles, constantes y cumplir nuestras responsabilidades, de otra manera somos siervos malos, y el Señor nos sacará lo que nos ha dado por no multiplicarlo.
En la parábola de Lucas 16 en los versos 10 y 13 Cristo nos exhorta a ser fieles y a seguir solo a un Señor: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto también en lo más es injusto”. (según la revisión de 1960). Sabemos que no hay cosa que sea más que el Reino de Dios y por ende si no somos fieles en lo muy poco (nuestras responsabilidades, deberes, obligaciones) no seremos llamados fieles en el Reino de Dios y no pasaremos al gozo del Señor, por haber servido a un señor equivocado.
En Lucas 12: 45-46 vemos que ocurre si nuestro corazón se torna infiel e inconstante.
Versículos antes, en el 37, el Cristo nos enseña la buenaventura de ser fieles y velar para cuando venga el hijo.
Dios, durante toda la Tanaj, nos muestra cuan buena es la fidelidad para nosotros.
Sabemos y entendemos que Dios es un Dios de amor y también, como Él lo dice, es un Dios fiel. Todo lo que proviene de Dios es bueno y de bien viene. Por esto, ¿por que no practicar la fidelidad?.
La fidelidad también, según mi parecer, es una de las actitudes más difíciles de sostener.
Entiendo (y esta tal ves más que lo anterior sea algo relativo, me refiero solo a mis comentarios) que la fidelidad se comienza pero no se termina. Es una actitud que empieza pero que no acaba. Pero debería desarrollar un poco más esa idea para afirmarla.
Nuestros pecados cortan nuestra fidelidad y nos convierte, automáticamente, en infieles. Es como estar en un lugar dividido en dos y ubicarnos en una de esas mitades. En el momento que pecamos pasamos al otro lado automáticamente.
Tal ves esto suene algo taxativo, y creo que lo es.
Sabemos que no se puede servir a dos señores y que es mejor ser frío en ves de caliente a ser tibio.
Ahora, esto plantea una pregunta: ¿qué pasa con nuestra salvación cuando somos infieles?
No quiero entrar en controversia con respecto a que si la salvación se pierde o no, solo plantear mi punto de vista, y lo que entiendo que el Espíritu Santo me revelo, cosa que, creo yo, no puede desacreditarse.
Lo voy a plantear con un ejemplo:
Supongamos que una persona es encomendada a ir desde una casa a otra por un camino determinado.
Supongamos que esa persona le fue dicho que si saliese de ese camino no iba a estar cubierto por el seguro, de quien lo contrato, si eventualmente le pasa algo.
Ahora, si a la persona esta le ocurre algo durante el camino, o mejor dicho, en el camino, el “seguro” cubriría los riesgos por que él se mantuvo fiel en el camino; pero si esta persona no esta en el camino marcado cuando le pasó ese “algo”, esa persona no va a estar cubierta por el seguro.
Lo mismo pasa en la vida cristiana. Si nosotros caminamos por donde Jesús nos marcó, todo lo que nos pasé ahí estará cubierto por la sangre de Cristo, y será para bien, hasta nuestra muerte; ahora, si no caminamos por el camino marcado por Dios, no estaremos cubiertos por la sangre del Hijo, principalmente nuestra muerte, pues morimos en pecado.
Ahora, bien sabemos que en la presencia de Dios no se admiten pecados, y esto por mas obvio que suene es una pieza fundamental para entender el planteo.
Si en la presencia de Dios no se admite pecado alguno, entonces tampoco se admitirán aquellos pecadores, es decir, aquellos que tengan pecados dentro.
Pero también sabemos que Dios es un Dios de amor, misericordia, perdón y justicia; lo cual nos dice que nuestros pecados pueden ser perdonados justamente por la obra misericordiosa de amor de Cristo, si y solo si nos arrepentimos de ellos.
Creo, que solo podemos arrepentirnos de pecado durante nuestra vida, por que luego de esta ya no podemos revertir nuestra situación. Por lo tanto si solo en vida podemos cambiar, eso quiere decir que una ves muertos, nuestra condición espiritual es incambiable y, obviamente, si morimos en pecado no podremos permanecer en la presencia de Dios.
Por supuesto que no soy quien para juzgar el manejo de la gracia de Dios pero según su palabra, eso entiendo.
Nuestro Dios (y que responsabilidad decir eso) es un Dios de amor, pero recordemos que no es mentiroso ni flexible, es un Dios recto, exacto y justo. Él dice que debemos amar al pecador pero no al pecado; Él nos ama pero no al pecado también, por tanto, si nosotros morimos en pecado, lo cual implica previamente haber habitado y vivido en y con el pecado, el Dios sobre todo justo, no permitirá que el pecado, y por consecuencia nosotros, habitemos en su presencia. De otra manera se estaría negando y recordemos que Dios no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Ahora, de esto podemos deducir, obviamente, que si no podemos habitar en la presencia de Dios eso quiere decir que no seremos salvos, lo cual nos lleva a habitar por toda la eternidad en el infierno.
La muerte de Cristo no es una fórmula mágica que nos hace salvos instantáneamente.
La muerte de Jesús nos abre la posibilidad de ser salvos, nos hace merecedores de la salvación.
No seremos salvos por obras, por que no hay ningún acto posible realizable que pueda siquiera acercarnos minimamente al cielo.
Recordemos que no somos nada sin Cristo.
Estamos muertos sin él.
Hay un versículo en la Biblia que es muy utilizado al momento de evangelizar o de llevar a una persona a lo que se llama comúnmente la “aceptación de Cristo”, este es Romanos 10:9.
Este versículo se toma como el trampolín inicial hacia la vida cristiana, y por lo general se entiende como se lee y nada más.
Por lo general se asume que para ser salvos solo basta con tener una oración personal con Dios en la cual confesemos que Jesús es Señor y, obviamente, creer que Dios le resucitó; y listo.
Pero, esto, a mi entender, no es lo que dice Pablo en esta carta.
Este versículo no está hablando de una situación en la cual se cumplan estas consignas. Tampoco está hablando de un momento personal.
El versículo esta describiendo una actitud. Una actitud que debe ejercer cualquier (Romanos 10:12) persona para ser salvo.
Es una actitud constante que condiciona el cumplimiento del hecho, es decir: para ser salvos debemos confesar constantemente, siempre, en cada oportunidad que tengamos, que Jesús es el Señor de todo y también debemos creer continuamente que el Padre es omnipotente y que con su poder resucitó al Cristo de entre los muertos, dándonos así la oportunidad de ser libres y salvos.
Esto no es una oración que debamos hacer una ves. No es como una carta de presentación. No es un amplio “hola” con el cual entramos al Reino de Dios, si no que es una actitud constantes que debemos mantener fielmente hasta el fin para así ser salvos.
Si dejamos de confesar a Jesús y no creemos constante y fielmente en el poder de Dios y su obra, estaremos en pecado y no seremos salvos.
En la carta de Pablo a los Gálatas capítulo 5 versículo 1, Pablo nos exhorta a estar firmes en la libertad con la que Cristo nos hizo libres.
La libertad, según Juan 8:32, es la verdad; Jesús es la verdad (Juan 14:6); Jesús es el verbo (Juan 1:1), el verbo es Dios (Juan 1:1); Dios es la libertad.
Pablo nos exhorta a estad firmes, no flexibles no pendulantes.
La condición de fidelidad no es algo fácil de sobrellevar, pero, sin embargo es una de las actitudes más destacadas y destacables de los que siguieron a Cristo y a Dios tanto antigua como contemporáneamente.
Debemos reconocer que la fidelidad acarrea frutos en nuestra vida, como cualquier actitud que desempeñemos.
Ahora, ser fieles no implica no pecar nunca, o nunca desobedecer, no. Por que no podríamos jamás llegar a esa condición y sería un planteo absurdo y ridículo.
Ser fiel implica, como leí una ves, levantarte una ves más de las veces que te caíste.
La fidelidad sería el acto de perseverar en una actitud no importando lo anterior o lo reciente, si no el futuro.
Es abrir la puerta que tenemos en frente no importando cuantas puertas ya abrimos.
Es proseguir hacia la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:14)
Particularmente me cuesta mucho ser fiel a Cristo, y el hecho de tener esta revelación hace más grande la responsabilidad.

Apreciaría mucho su opinion sobre el tema.... muchas gracias.
:tongue:
 
Interesante planteamiento Emiliano.


Tan solo una "cucharadita":


Animo a aquellos que les gusta buscar en el griego, a ver cada vez que se usa la palabra paciencia en la Palabra, curiosamente, se puede traducir ( o se debería traducir ) por FIDELIDAD.


Evidentemente hay una gran diferencia entre "paciencia" y "fidelidad". :bicho:


Investiguen por su cuenta, y comprueben :leyendo: , es un interesante ejercicio que puede esconder mucha enseñanza.:cuadrado:
 
ES CIERTO....

ES CIERTO....

Es cierto.... muchas gracias por la acotación....

saludos.
:beso: :corazon: :clown: :D
 
OK

OK

ME GUSATRIA MUCHO CONOCER SU OPINION SOBRE ESTE TEMA...
MUCHAS GRACIAS A TODOS!:D
 
Emiliano, parece que no le "hincan el diente" a este tema. ;)