Sola escritura. Fundamento escritural?

Muchco cine amiguito, pisa tierra
No es cine, y de los demonios hay que hablar porque también son "biblia". No son un mal "abstracto", son personas (espíritus) con inteligencia, más que la nuestra, que buscan que nuestra situación termine como la de ellos: en ausencia de la presencia nuestro Creador para siempre (eternamente).

Que Dios nuestro Señor le bendiga a usted y a los suyos.
 
Ni un crucifijo, ni una cruz, ni un rosario (lo que quiera) tiene "poderes".
FORISTA CATÓLICO ROMANO (NO CRISTIANO), SEBAS:

Sebas, usted mismo reconoce que el crucifijo no tiene poderes, pero luego le atribuye un valor espiritual como ‘bandera’ que identifica a los cristianos.

Esa es precisamente la lógica de la santería: objetos que supuestamente representan lo santo y que se usan como señal de pertenencia o protección.

La Escritura nunca enseña que la identidad cristiana se manifieste en símbolos artesanales, sino en la fe viva en Cristo y en la obediencia a su Palabra.

Los demonios no tiemblan ante símbolos ni banderas, sino ante el Cristo resucitado y glorificado.

La victoria está en Él, no en un crucifijo.

Reducir la comunión con Cristo a un objeto es superstición, no es fe bíblica, es santería religiosa propia de la hechicería.

La Palabra dice: ‘Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él’ (2 Crónicas 16:9).

No dice que Dios muestre su poder a favor de los que portan un crucifijo, un rosario o cualquier bisutería religiosa.


La diferencia entre lo santo y la santería es clara: lo santo es Dios mismo y su obra en Cristo; la santería es confiar en objetos.

Cuando usted defiende el crucifijo como bandera espiritual, lo coloca en el mismo terreno que los brujos que usan amuletos.

Esa es la frontera entre fe bíblica y superstición.

Y ya se la advirtió y no quiere hacer caso:

La Iglesia de Cristo no se sostiene en doctrinas humanas ni en estructuras sectarias, sino en Cristo mismo, quien es la Cabeza del cuerpo.

Y va a terminar este año y no quiere venir a él para que sea salvo usted y los suyos.

ERES RESPONSABLE DE TU PROPIO ENGAÑO,
 
LA SOBERANÍA DE CRISTO

La soberanía de la raza humana es muy limitada y solo abarca el entorno en el cual se encuentra.

Sabemos que Cristo es soberano sobre la creación que él mismo hizo, los planetas giran a sus órdenes, las estrellas brillan bajo su mirada, ni un pajarillo cae al suelo sin su permiso.

Los discípulos tuvieron temor en la tormenta y Jesús puesto en pie dijo al viento y al mar: "calla, enmudece".

Es fascinante como lo describe el apóstol, el evangelista Marcos, dice que entonces temieron con gran temor, tenían miedo de la tormenta, pero cuando se dieron cuenta de quién era el que estaba con ellos en la barca tuvieron un gran temor, un temor reverente de aquel al cual el viento y el mar le obedecen.

Por medio de 1Cor.10:4 sabemos que él abrió el mar rojo por medio de su siervo Moisés; en Babilonia cerró la boca a los leones; con Elías usó los cuervos como camareros; con Baal hizo que la burra hablara; con Aarón la vara de almendro reverdeció; con los discípulos hizo que después de estar intentando pescar toda la noche sin pescar nada, les dijo echar las redes de nuevo.

Y cuando echaron las redes de nuevo Jesús ordenó a los peces:

-"Ahora, adentro de las redes"- y las redes se rompían, la creación entera le obedece.

Cristo es soberano aún sobre la muerte: sanó enfermos, dio vista a los ciegos, limpió a leprosos, dio vida a la hija de Jairo y en medio de ese valle de huesos secos ordena por medio de Ezequiel y los muertos cobran vida y se ponen en pie, el mismo señor Jesús resucitó al tercer día, venciendo la muerte.

Cristo es soberano sobre los demonios, cuando Jesús se encuentra con el gadareno el endemoniado corre hacia Él, que escena ¿verdad? si pudiéramos echar una fotografía ahí, veríamos al endemoniado corriendo hacia Él, presagiando un inminente encuentro mortal, fatal, pero no hay batalla ninguna, el endemoniado se hinca de rodillas delante de Jesús y clamando a gran voz le dice:

-"¿qué tienes conmigo Jesús, Hijo del Altísimo? te conjuro por Dios que no me atormentes"-;

No hay batalla ninguna, nuestro Señor es el soberano aún los demonios le obedecen.

Cristo es soberano, aún sobre el mal y esa es una verdad fascinante para nuestros corazones, aún sobre el mal, Cristo es soberano.

Fue por maldad que los hermanos de José le vendieron a los mercaderes, pero en realidad fue Dios el que le llevó a Egipto (Gén.50:20); Sansón se enredó con la filistea por su propio capricho, pero fue Dios quien usó esa relación para traer juicios sobre los filisteos; Satanás pidió permiso a Dios para dañar a Job, pero en sus pruebas Dios fue glorificado y la fe de Job fue fortalecida.

Aún sobre el mal Dios es soberano y que diremos del mal más grande de toda la historia, Jesús el justo, maltratado, injuriado, clavado en una cruz como un malhechor, Pilato lavándose las manos, Caifás acusándole con mentiras, la gente gritando: -¡Crucifícale!"-

No puede haber maldad más grande hecha en la tierra, que matamos al justo, el verbo se hizo carne y nosotros lo clavamos en una cruz y aún toda esa confabulación de maldad alrededor de él, estaba en los planes de Dios (2Tim.1:9; 1P1:18-20) y Cristo ejecutó estos planes para nuestro bien; de modo que la mayor maldad de la historia Cristo la transformó en la mayor bendición de la historia. Cristo, nuestro Señor y Dios es absolutamente soberano, no se le escapa nada de las manos, soberano sobre el mal, qué maravillosa verdad.