SOBRE LA LIBERTAD DEL INDIVIDUO.
Muchos cristianos suelen relacionar a Dios con la prohibición de muchas cosas o, lo que es peor, con la prohibición de pensar como seres responsables.
Ese Dios es una amenaza constante, una censura y un juez implacable que no permite que su creación –hombre, mujer- sea capaz de decidir. Es un Dios que castiga a los malos y también a los buenos que El no ha escogido. Por descontado que este Dios no es el que me ama, ni es bueno, ni el que tiene un plan de salvación original para mi. Llega a ser un Dios insoportable e inaceptable. La agresión más grave que se le puede hacer a la creación de Dios –hombre, mujer- es impedirle pensar.
Un Dios que es percibido como un problema, como una dificultad o como un conflicto, por mas argumentos teológicos con los que le apoyemos, siempre será un Dios detestable. Aunque a muchos les pese.
Muchos actos que calificaríamos de libres y responsables no están precedidos de ningún acontecimiento intelectual reconocible que tenga carácter decisorio.
Pese a ello, algunos lo son. Y, para bien o para mal, estos actos que se realizan se consideran paradigmas de acciones libres. La condición de libertad en un acto es que la decisión que resulte no tiene que ser ni buena ni mala, sino libre. Condicionar las decisiones libres tiene la ventaja de aislar el problema principal: la libertad del individuo.
Dios es soberano, pero su soberanía tiene que ser siempre libre, santa y llena de amor. El hecho de que Dios pudiera conocer que haría el hombre no significa que Dios le forzase a hacer algo contra su voluntad para luego castigarlo.
Pilatos decidió libremente crucificar a Cristo y por eso fue responsable de sus actos.
Judas decidió libremente traicionar a Cristo y eso le costo la vida.
A la prostituta le dijo: ni yo te condeno....
Al ladrón en la cruz le dijo: hoy estarás conmigo.....
No podemos olvidar que tanto Pilatos como Judas formaban parte esencial en el programa de salvación de Dios para la humanidad.
Creo que Dios es libre y no esta condicionado a salvar a nadie y tampoco a condenar. Por la misma razón nadie es obligado a salvarse y a condenarse en contra de su libertad.
El hombre responde personalmente al llamamiento del amor de Dios, desde la realidad de su libertad. Yo estoy a la puerta y llamo.....
Haciéndolo de esta manera, se entiende él mismo como la esencia de la historia de la salvación y como la realización de su propia esencia. En la consciencia de la fe, iluminada por la esperanza y el amor de Dios, comprende que es tiempo de salvación y emerge como persona.
Todo determinismo debemos entenderlo cristológicamente. Solo Cristo, en su libertad, es causa y autor de la salvación.
El esfuerzo de Dios para que le conozcamos está en la persona y obra de Jesús. En Él se encuentran la divinidad y la humanidad. Dios se hace presente en el hombre.
Y no pensemos que este es un pensamiento aislado en los evangelios, también Pablo considera a Jesús como la máxima revelación de Dios. Col. 1,15-20., 1ª Co. 6,8., 2ª Co. 4,4., Fil. 2,4-11
Después de haber hablado y de darse a conocer por medio de los profetas, hoy ha llegado el momento trascendental, Dios nos habla por medio de Jesús. Y si nos habla es porque podemos entender algo de lo que nos dice. Heb. 1,1
A Dios no se le descubre con una serie de doctrinas, sino viendo lo que fue la vida de Jesús, su persona, su estilo de vida, su mensaje, su muerte. Juan 14,9
La actuación libre de Jesús, salvífica por excelencia, fue su entrega hasta la muerte para expiar los pecados de la humanidad. Pero Jesús no quería el tipo de muerte que le esperaba, en ese sentido luchó tenazmente para que los responsables del pueblo aceptaran su misión. La entrada triunfal en Jerusalén fue en último intento para conseguirlo.
Pero desde el momento en que los principales y mas influyentes miembros de Sanedrín quisieron desacreditarlo como seductor y poseedor de fuerzas demoníacas, Jesús aceptó el tipo de muerte que le esperaba.
Con todo Jesús quiso hacer de su muerte el momento de poner su vida en las manos de Dios.
Entonces debemos preguntarnos: Es el creer en realidad un acto condicionado de Dios o la acción libre de un corazón arrepentido.?
Hemos de aclarar que “el don de Dios” de Efesios 2:8 se relaciona no con la fe sino con la salvación. Podríamos decir que “gracia” es la parte de Dios y “fe” es la parte del hombre. Esto esta de acuerdo con el N.T. cuando manda a los hombres aquello que pueden y deben hacer.
Mr. 1,15., Jn. 1,12., 8,16-24., 12,36., 16,31., Ro. 3,22., 10,9
Esta fe puede quedar anulada por aferrarse al pecado o por motivos legalistas. “Como podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único.” Jn 5,44
Negar la capacidad del hombre y condicionarla totalmente al diseño secreto de Dios puede ser una forma de condenarlo de antemano.
Cuando el escritor a los Hebreos escribe: .....que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.....He.3,12 No parece seguro que ellos tienen capacidad para escoger.? Aun cuando no eran responsables por la actividad redentora de Dios, sí que lo eran por acertarla o rechazarla.
Incluso en Efesios, paradigma de la soberanía divina, pone sobre el hombre que cree una responsabilidad real. 6,10., 14-16., 24.
También Pablo insiste que “el conocimiento” es indispensable para la fe Ro. 10,14,17 “mas no todos obedecieron al evangelio......v.16
A muchos de nosotros nos han hecho creer que hay que descubrir a Jesús desde Dios, pudiendo morir en el intento, sin darnos cuenta que lo maravilloso es descubrir a Dios desde Jesús.
Arrastramos el concepto judío de un Dios omnipotente, fuerte, poderoso, al que no se le puede ni mirar, ni nombrar y esta idea a hecho mucho daño al cristianismo. En Jesús, Dios se hizo “pequeño” para que nosotros pudiéramos entender algo de El. Ha dejado de ser distante y se ha acercado a nosotros. Juan 1,14 ., Fil. 2,6-7
En consecuencia pensar en un Dios que condiciona al ser humano, que lo decreta, que le impone, que limita su libertad, es desnaturalizar a Dios.
Jesús no vino a especular sobre teorías de Dios, sino que vino a explicarnos cómo y dónde podemos encontrar a Dios y en consecuencia nuestra salvación.
Muchos cristianos suelen relacionar a Dios con la prohibición de muchas cosas o, lo que es peor, con la prohibición de pensar como seres responsables.
Ese Dios es una amenaza constante, una censura y un juez implacable que no permite que su creación –hombre, mujer- sea capaz de decidir. Es un Dios que castiga a los malos y también a los buenos que El no ha escogido. Por descontado que este Dios no es el que me ama, ni es bueno, ni el que tiene un plan de salvación original para mi. Llega a ser un Dios insoportable e inaceptable. La agresión más grave que se le puede hacer a la creación de Dios –hombre, mujer- es impedirle pensar.
Un Dios que es percibido como un problema, como una dificultad o como un conflicto, por mas argumentos teológicos con los que le apoyemos, siempre será un Dios detestable. Aunque a muchos les pese.
Muchos actos que calificaríamos de libres y responsables no están precedidos de ningún acontecimiento intelectual reconocible que tenga carácter decisorio.
Pese a ello, algunos lo son. Y, para bien o para mal, estos actos que se realizan se consideran paradigmas de acciones libres. La condición de libertad en un acto es que la decisión que resulte no tiene que ser ni buena ni mala, sino libre. Condicionar las decisiones libres tiene la ventaja de aislar el problema principal: la libertad del individuo.
Dios es soberano, pero su soberanía tiene que ser siempre libre, santa y llena de amor. El hecho de que Dios pudiera conocer que haría el hombre no significa que Dios le forzase a hacer algo contra su voluntad para luego castigarlo.
Pilatos decidió libremente crucificar a Cristo y por eso fue responsable de sus actos.
Judas decidió libremente traicionar a Cristo y eso le costo la vida.
A la prostituta le dijo: ni yo te condeno....
Al ladrón en la cruz le dijo: hoy estarás conmigo.....
No podemos olvidar que tanto Pilatos como Judas formaban parte esencial en el programa de salvación de Dios para la humanidad.
Creo que Dios es libre y no esta condicionado a salvar a nadie y tampoco a condenar. Por la misma razón nadie es obligado a salvarse y a condenarse en contra de su libertad.
El hombre responde personalmente al llamamiento del amor de Dios, desde la realidad de su libertad. Yo estoy a la puerta y llamo.....
Haciéndolo de esta manera, se entiende él mismo como la esencia de la historia de la salvación y como la realización de su propia esencia. En la consciencia de la fe, iluminada por la esperanza y el amor de Dios, comprende que es tiempo de salvación y emerge como persona.
Todo determinismo debemos entenderlo cristológicamente. Solo Cristo, en su libertad, es causa y autor de la salvación.
El esfuerzo de Dios para que le conozcamos está en la persona y obra de Jesús. En Él se encuentran la divinidad y la humanidad. Dios se hace presente en el hombre.
Y no pensemos que este es un pensamiento aislado en los evangelios, también Pablo considera a Jesús como la máxima revelación de Dios. Col. 1,15-20., 1ª Co. 6,8., 2ª Co. 4,4., Fil. 2,4-11
Después de haber hablado y de darse a conocer por medio de los profetas, hoy ha llegado el momento trascendental, Dios nos habla por medio de Jesús. Y si nos habla es porque podemos entender algo de lo que nos dice. Heb. 1,1
A Dios no se le descubre con una serie de doctrinas, sino viendo lo que fue la vida de Jesús, su persona, su estilo de vida, su mensaje, su muerte. Juan 14,9
La actuación libre de Jesús, salvífica por excelencia, fue su entrega hasta la muerte para expiar los pecados de la humanidad. Pero Jesús no quería el tipo de muerte que le esperaba, en ese sentido luchó tenazmente para que los responsables del pueblo aceptaran su misión. La entrada triunfal en Jerusalén fue en último intento para conseguirlo.
Pero desde el momento en que los principales y mas influyentes miembros de Sanedrín quisieron desacreditarlo como seductor y poseedor de fuerzas demoníacas, Jesús aceptó el tipo de muerte que le esperaba.
Con todo Jesús quiso hacer de su muerte el momento de poner su vida en las manos de Dios.
Entonces debemos preguntarnos: Es el creer en realidad un acto condicionado de Dios o la acción libre de un corazón arrepentido.?
Hemos de aclarar que “el don de Dios” de Efesios 2:8 se relaciona no con la fe sino con la salvación. Podríamos decir que “gracia” es la parte de Dios y “fe” es la parte del hombre. Esto esta de acuerdo con el N.T. cuando manda a los hombres aquello que pueden y deben hacer.
Mr. 1,15., Jn. 1,12., 8,16-24., 12,36., 16,31., Ro. 3,22., 10,9
Esta fe puede quedar anulada por aferrarse al pecado o por motivos legalistas. “Como podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único.” Jn 5,44
Negar la capacidad del hombre y condicionarla totalmente al diseño secreto de Dios puede ser una forma de condenarlo de antemano.
Cuando el escritor a los Hebreos escribe: .....que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.....He.3,12 No parece seguro que ellos tienen capacidad para escoger.? Aun cuando no eran responsables por la actividad redentora de Dios, sí que lo eran por acertarla o rechazarla.
Incluso en Efesios, paradigma de la soberanía divina, pone sobre el hombre que cree una responsabilidad real. 6,10., 14-16., 24.
También Pablo insiste que “el conocimiento” es indispensable para la fe Ro. 10,14,17 “mas no todos obedecieron al evangelio......v.16
A muchos de nosotros nos han hecho creer que hay que descubrir a Jesús desde Dios, pudiendo morir en el intento, sin darnos cuenta que lo maravilloso es descubrir a Dios desde Jesús.
Arrastramos el concepto judío de un Dios omnipotente, fuerte, poderoso, al que no se le puede ni mirar, ni nombrar y esta idea a hecho mucho daño al cristianismo. En Jesús, Dios se hizo “pequeño” para que nosotros pudiéramos entender algo de El. Ha dejado de ser distante y se ha acercado a nosotros. Juan 1,14 ., Fil. 2,6-7
En consecuencia pensar en un Dios que condiciona al ser humano, que lo decreta, que le impone, que limita su libertad, es desnaturalizar a Dios.
Jesús no vino a especular sobre teorías de Dios, sino que vino a explicarnos cómo y dónde podemos encontrar a Dios y en consecuencia nuestra salvación.