(5) DIFERENCIAS RACIALES.
"Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu" (1 Co. 12:13). Los judíos han tenido siempre el más fuerte prejuicio racial de todos los pueblos. Ellos consideraban a las otras naciones como inmundas, y les estaba prohibido aun comer con ellas. Pero en su carta a los corintios, Pablo puso muy en claro que en la Iglesia tanto el judío como el gentil son uno. Todas las distinciones en Adán han sido eliminadas en Cristo. Una "iglesia" racial no tiene ningún reconocimiento en la Palabra de Dios. Ser miembro de una iglesia está determinado por el lugar de residencia, no por la raza. Actualmente, en las grandes ciudades cosmopolitas del mundo hay iglesias para los blancos e iglesias para los negros, iglesias para los europeos e iglesias para los asiáticos. Estas han surgido por la falta de entender que 1os límites de una iglesia son una ciudad. Dios no permite que exista ninguna división entre Sus hijos basada en la diferencia de color, costumbres, o manera de vivir. No importa la raza a la que pertenezcan, si ellos residen en la misma localidad, pertenecen a la misma iglesia. Dios ha puesto creyentes de diferentes razas en una sola localidad para que, trascendiendo todas las diferencias externas, ellos, en una sola iglesia, exhiban la vida misma y el Espíritu mismo de Su Hijo. Todo lo que nos viene por naturaleza es vencido por la gracia. Todo lo que era nuestro en Adán ha sido excluido en Cristo. El meollo del asunto es éste: ¿son todas las diferencias carnales eliminadas en Cristo o hay todavía lugar para la carne en la Iglesia? ¿Son nuestros recursos en Cristo suficientes para vencer toda barrera natural? Recordemos que la iglesia en una localidad dada incluye a todos los creyentes que viven allí y excluye a quienes viven en otra parte.
(6) DIFERENCIAS NACIONALES.
Los judíos y los gentiles representan tanto distinciones nacionales como raciales, pero en la Iglesia de Dios no hay judío ni griego. En ella no hay distinción racial, ni tampoco distinción nacional. Todos los creyentes que viven en un solo lugar, no importa cuál sea su nacionalidad, pertenecen a la única iglesia. En el campo natural hay una diferencia entre chinos, franceses, ingleses y estadounidenses, pero en el campo espiritual no la hay. Si un creyente chino vive en Nanking, pertenece a la iglesia en Nanking. Si un creyente francés vive en Nanking, él también pertenece a la iglesia en Nanking. Lo mismo es válido para los británicos, los estadounidenses, y todas las otras nacionalidades, siempre que hayan nacido de nuevo. La Palabra de Dios reconoce la iglesia en Roma, la iglesia en Efeso, y la iglesia en 'Tesalónica, pero no reconoce la iglesia judía ni la iglesia china ni la iglesia anglicana. La razón por la cual los nombres de las ciudades aparecen en las Escrituras en conexión con las iglesias de Dios es que la diferencia del lugar del domicilio es la única diferencia reconocida por Dios entre Sus hijos. Su vida es una esencialmente, y por eso, indivisible; pero el lugar en el cual esa vida se vive, ineludiblemente variará en tanto que moren en la carne.
Dado que todas las iglesias son locales, si un creyente, cualquiera que sea su nacionalidad, se muda de un lugar a otro, inmediatamente viene a ser miembro de la iglesia en ese lugar y no tiene lazos con la iglesia de su lugar de residencia anterior. Uno no puede vivir en un lugar y ser miembro de una iglesia en otro lugar. No hay extraterri¬torialidad en cuanto a las iglesias de Dios. Tan pronto se excede el límite de la ciudad, se excede el limite de la iglesia. Si un hermano chino se muda de Nanking a Hankow, viene a ser miembro de la iglesia en Hankow. De igual manera, un hermano británico que venga de Londres a Hankow, inmediatamente es miembro de la iglesia en Hankow. Un cambio de residencia necesariamente implica un cambio de iglesia, mientras que el origen nacional no tiene importancia en cuanto a ser miembro de la iglesia.
Nuestros colaboradores que se han ido de China a las Islas del Mar Meridional deben tener cuidado de no formar allá una Iglesia China de Ultramar. Es posible tener una Cámara de Comercio China de Ultramar, o un Colegio Chino de Ultramar, o un Club Chino de Ultramar. Todo lo que usted quiera puede ser Chino de Ultramar, pero no una iglesia. ¡Una iglesia es siempre local! Si uno va a cualquier ciudad en un país extranjero, entonces se sobrentiende que pertenece a la iglesia en esa ciudad. Las iglesias de Dios no tienen nada de chino. Cuán glorioso sería si .los salvos en cada ciudad pasaran por alto toda diferencia natural y sólo consi¬deraran su unidad espiritual. "Somos los que creen en Cristo en tal o cual lugar" es la confesión más excelente que podría decir un grupo de cristianos. El hecho de que Cristo esté en usted o no, determina si usted pertenece a la Iglesia; el lugar donde usted vive determina a cual iglesia específica pertenece. La pregunta propuesta por Dios al mundo es: "¿Pertenecen a Cristo?" La pregunta propuesta por Dios a los creyentes es "¿dónde viven?" La cuestión formulada no es nacionalidad sino localidad. Las iglesias de Dios se edifican sobre el principio fundamental de la ciudad, no sobre un fundamento, nacional.
El concepto común de una iglesia autóctona mientras que en algunos aspectos es muy correcto, está fundamental¬mente equivocado en el punto mas esencial. Puesto que el método divino de dividir la Iglesia es conforme a la .localidad, no a la nacionalidad entonces toda diferencia¬ción entre países cristianos y paganos va en contra del pensamiento de Dios. La Iglesia de Dios no conoce judío ni griego; así que no conoce nativo ni extranjero, países paganos ni países cristianos. Las Escrituras hacen .dife¬rencia entre ciudades, no entre países cristianos y paganos. Si hemos de estar en completo acuerdo con la mente de Dios, río deberíamos hacer diferencia, alguna entre la iglesia china y la extranjera, entre los obreros chinos y los extranjeros, o entre los fondos chinos y los extranjeros.
La idea de la iglesia autóctona es que los nativos de un país debían gobernarse a si. mismos, sostenerse a sí mismos, y propagarse por sí mismos, mientras que la intención de Dios es que los creyentes en una ciudad sean naturales o extranjeros deberán gobernarse a sí mismos, sostenerse a sí mismos, y propagarse por sí mismos. Tome por ejemplo, a Pekín. La teoría de la iglesia autóctona hace distinción entre chinos y extranjeros en Pekín, mientras que la Palabra de Dios hace distinción entre los creyentes que están en Pekín sean chinos o extranjeros y los creyentes en otras ciudades. Es por eso que en la Escritura leemos de las iglesias de los gentiles, pero nunca de la iglesia de los gentiles. El intento de formar de todos los creyentes chinos una sola iglesia muestra una falta de entendimiento con relación a la base divina sobre la cual se forman las iglesias. . .
Por un lado, en las Escrituras no existe una iglesia de los gentiles, por otro, leemos de "la iglesia de los tesalonicenses". Es significativo que ésta. es la única expresión en su género en el Nuevo Testamento. La Palabra no habla de la iglesia de los griegos (una raza o nación), sino de la iglesia de los tesalonicenses (una ciudad). No hay tal cosa en: el pensamiento de Dios que se llame la iglesia de los chinos, pero sí la iglesia de los pekineses. Las Escrituras no reconocen en absoluto a la iglesia de los franceses, pero sí reconoce a la iglesia de los parisienses. Un entendimiento claro con respecto a la base divina de la formación de la iglesia de acuerdo con la diferencia de ciudades y no de países nos salvará de la idea errónea acerca de la iglesia autóctona En ninguna localidad no debe haber distinción alguna entre cristianos chinos y extranjeros, entre obreros chinos y extranjeros o entre dinero chino y extranjero.
Watchman Nee
¡Jesús es el Señor!
Continua...
LA IGLESIA EN ARMENIA
"Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu" (1 Co. 12:13). Los judíos han tenido siempre el más fuerte prejuicio racial de todos los pueblos. Ellos consideraban a las otras naciones como inmundas, y les estaba prohibido aun comer con ellas. Pero en su carta a los corintios, Pablo puso muy en claro que en la Iglesia tanto el judío como el gentil son uno. Todas las distinciones en Adán han sido eliminadas en Cristo. Una "iglesia" racial no tiene ningún reconocimiento en la Palabra de Dios. Ser miembro de una iglesia está determinado por el lugar de residencia, no por la raza. Actualmente, en las grandes ciudades cosmopolitas del mundo hay iglesias para los blancos e iglesias para los negros, iglesias para los europeos e iglesias para los asiáticos. Estas han surgido por la falta de entender que 1os límites de una iglesia son una ciudad. Dios no permite que exista ninguna división entre Sus hijos basada en la diferencia de color, costumbres, o manera de vivir. No importa la raza a la que pertenezcan, si ellos residen en la misma localidad, pertenecen a la misma iglesia. Dios ha puesto creyentes de diferentes razas en una sola localidad para que, trascendiendo todas las diferencias externas, ellos, en una sola iglesia, exhiban la vida misma y el Espíritu mismo de Su Hijo. Todo lo que nos viene por naturaleza es vencido por la gracia. Todo lo que era nuestro en Adán ha sido excluido en Cristo. El meollo del asunto es éste: ¿son todas las diferencias carnales eliminadas en Cristo o hay todavía lugar para la carne en la Iglesia? ¿Son nuestros recursos en Cristo suficientes para vencer toda barrera natural? Recordemos que la iglesia en una localidad dada incluye a todos los creyentes que viven allí y excluye a quienes viven en otra parte.
(6) DIFERENCIAS NACIONALES.
Los judíos y los gentiles representan tanto distinciones nacionales como raciales, pero en la Iglesia de Dios no hay judío ni griego. En ella no hay distinción racial, ni tampoco distinción nacional. Todos los creyentes que viven en un solo lugar, no importa cuál sea su nacionalidad, pertenecen a la única iglesia. En el campo natural hay una diferencia entre chinos, franceses, ingleses y estadounidenses, pero en el campo espiritual no la hay. Si un creyente chino vive en Nanking, pertenece a la iglesia en Nanking. Si un creyente francés vive en Nanking, él también pertenece a la iglesia en Nanking. Lo mismo es válido para los británicos, los estadounidenses, y todas las otras nacionalidades, siempre que hayan nacido de nuevo. La Palabra de Dios reconoce la iglesia en Roma, la iglesia en Efeso, y la iglesia en 'Tesalónica, pero no reconoce la iglesia judía ni la iglesia china ni la iglesia anglicana. La razón por la cual los nombres de las ciudades aparecen en las Escrituras en conexión con las iglesias de Dios es que la diferencia del lugar del domicilio es la única diferencia reconocida por Dios entre Sus hijos. Su vida es una esencialmente, y por eso, indivisible; pero el lugar en el cual esa vida se vive, ineludiblemente variará en tanto que moren en la carne.
Dado que todas las iglesias son locales, si un creyente, cualquiera que sea su nacionalidad, se muda de un lugar a otro, inmediatamente viene a ser miembro de la iglesia en ese lugar y no tiene lazos con la iglesia de su lugar de residencia anterior. Uno no puede vivir en un lugar y ser miembro de una iglesia en otro lugar. No hay extraterri¬torialidad en cuanto a las iglesias de Dios. Tan pronto se excede el límite de la ciudad, se excede el limite de la iglesia. Si un hermano chino se muda de Nanking a Hankow, viene a ser miembro de la iglesia en Hankow. De igual manera, un hermano británico que venga de Londres a Hankow, inmediatamente es miembro de la iglesia en Hankow. Un cambio de residencia necesariamente implica un cambio de iglesia, mientras que el origen nacional no tiene importancia en cuanto a ser miembro de la iglesia.
Nuestros colaboradores que se han ido de China a las Islas del Mar Meridional deben tener cuidado de no formar allá una Iglesia China de Ultramar. Es posible tener una Cámara de Comercio China de Ultramar, o un Colegio Chino de Ultramar, o un Club Chino de Ultramar. Todo lo que usted quiera puede ser Chino de Ultramar, pero no una iglesia. ¡Una iglesia es siempre local! Si uno va a cualquier ciudad en un país extranjero, entonces se sobrentiende que pertenece a la iglesia en esa ciudad. Las iglesias de Dios no tienen nada de chino. Cuán glorioso sería si .los salvos en cada ciudad pasaran por alto toda diferencia natural y sólo consi¬deraran su unidad espiritual. "Somos los que creen en Cristo en tal o cual lugar" es la confesión más excelente que podría decir un grupo de cristianos. El hecho de que Cristo esté en usted o no, determina si usted pertenece a la Iglesia; el lugar donde usted vive determina a cual iglesia específica pertenece. La pregunta propuesta por Dios al mundo es: "¿Pertenecen a Cristo?" La pregunta propuesta por Dios a los creyentes es "¿dónde viven?" La cuestión formulada no es nacionalidad sino localidad. Las iglesias de Dios se edifican sobre el principio fundamental de la ciudad, no sobre un fundamento, nacional.
El concepto común de una iglesia autóctona mientras que en algunos aspectos es muy correcto, está fundamental¬mente equivocado en el punto mas esencial. Puesto que el método divino de dividir la Iglesia es conforme a la .localidad, no a la nacionalidad entonces toda diferencia¬ción entre países cristianos y paganos va en contra del pensamiento de Dios. La Iglesia de Dios no conoce judío ni griego; así que no conoce nativo ni extranjero, países paganos ni países cristianos. Las Escrituras hacen .dife¬rencia entre ciudades, no entre países cristianos y paganos. Si hemos de estar en completo acuerdo con la mente de Dios, río deberíamos hacer diferencia, alguna entre la iglesia china y la extranjera, entre los obreros chinos y los extranjeros, o entre los fondos chinos y los extranjeros.
La idea de la iglesia autóctona es que los nativos de un país debían gobernarse a si. mismos, sostenerse a sí mismos, y propagarse por sí mismos, mientras que la intención de Dios es que los creyentes en una ciudad sean naturales o extranjeros deberán gobernarse a sí mismos, sostenerse a sí mismos, y propagarse por sí mismos. Tome por ejemplo, a Pekín. La teoría de la iglesia autóctona hace distinción entre chinos y extranjeros en Pekín, mientras que la Palabra de Dios hace distinción entre los creyentes que están en Pekín sean chinos o extranjeros y los creyentes en otras ciudades. Es por eso que en la Escritura leemos de las iglesias de los gentiles, pero nunca de la iglesia de los gentiles. El intento de formar de todos los creyentes chinos una sola iglesia muestra una falta de entendimiento con relación a la base divina sobre la cual se forman las iglesias. . .
Por un lado, en las Escrituras no existe una iglesia de los gentiles, por otro, leemos de "la iglesia de los tesalonicenses". Es significativo que ésta. es la única expresión en su género en el Nuevo Testamento. La Palabra no habla de la iglesia de los griegos (una raza o nación), sino de la iglesia de los tesalonicenses (una ciudad). No hay tal cosa en: el pensamiento de Dios que se llame la iglesia de los chinos, pero sí la iglesia de los pekineses. Las Escrituras no reconocen en absoluto a la iglesia de los franceses, pero sí reconoce a la iglesia de los parisienses. Un entendimiento claro con respecto a la base divina de la formación de la iglesia de acuerdo con la diferencia de ciudades y no de países nos salvará de la idea errónea acerca de la iglesia autóctona En ninguna localidad no debe haber distinción alguna entre cristianos chinos y extranjeros, entre obreros chinos y extranjeros o entre dinero chino y extranjero.
Watchman Nee
¡Jesús es el Señor!
Continua...
LA IGLESIA EN ARMENIA