La Biblia del Oso los incluye. Eso deja entender que los primeros cristianos los tomaron como parte del canon, de otra manera lo habria especificado Casiodoro al hacer su traduccion. Alguien tiene datos concretos???
Armando Hoyos dijo:La Biblia del Oso los incluye. Eso deja entender que los primeros cristianos los tomaron como parte del canon, de otra manera lo habria especificado Casiodoro al hacer su traduccion. Alguien tiene datos concretos???
EdUaRDo2 dijo:¡Dios te bendiga Armando!
Tu pregunta es sobre los libros Apócrifos o deuterocanónicos, y dice:
La Biblia del Oso los incluye. Eso deja entender que los primeros cristianos los tomaron como parte del canon, de otra manera lo habria especificado Casiodoro al hacer su traduccion. Alguien tiene datos concretos???
Casiodoro de Reina en su primera edición incluyó los libros deuterocanónicos y manifestó su intención expresa de que fuera revisada. Su amigo Cipriano Valera, otro ex monje, realizó la primera revisión en 1602.
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Me gustaría saber tu intención al hacer esta pregunta.
Aquí te dejo un sitio que te prooverá de mayor información sobre este tema.
http://literaturabautista.com/defensa/suenorealidad.htm
¡Dios te bendiga!
Eduardo
EdUaRDo2 dijo:Porque este hombre decidio hacer eso y decir que no son inspirados los libros?
¿Sabes?, yo he leido esos libros y me parecen un tesoro literario. Además de ser útiles para el estudio de la historia judía. La razón por las que no son considerados inspirados o del canon cristiano está basada en algunos de los siguientes puntos:
a) El Señor Jesús no los cita jamás
b) Sus apóstoles tampoco los citan
c) El libro de Tobías declara que un "ángel Rafael" mintió (Tobías 12:15) Tobías le pregunta a un joven que se le presenta: "¿Quién eres tú?". Y según este responde: "Yo soy Azaría, hijo de Ananías el grande." Pero deacuerdo al escrito es el "ángel Rafael". ¿Acaso puede un ángel de Dios mentir?
d) 2 Macabeos termina diciendo: "Acabaré yo también esta mi narración. Si ella ha salido bien y cual conviene a una historia, es ciertamente lo que yo deseaba; pero si por el contrario es menos digna del asunto de lo que debiera, se me debe disimular la falta". ¿Hay algo parecido en los 66 libros de la Reina-Valera?
e) Promueven la interseción de los ángeles y de los "santos" (Tobías 12:2, 2 Macabeos 15:14, Baruc 3:4)
f) Promueven la redención de las almas después de la muerte (2 Macabeos 12:42-46)
g) Estos escritos no forman parte del canon judío. Nuestro canon está formado de 39 libros en el AT al igual que el canon judío. Claro que debes tomar en cuenta que algunos libros judíos están unidos en uno como Esdras y Nehemías.
Si bien son escritos útiles, de allí no pasan.
Recordemos que en la elaboración de nuestra Biblia Reina-Valera se hizo uso de los escritos griegos (LXX y texto recibido). Aquí en la LXX estaban incluidos y probablemente es la única razón de que fueran incluidos por el autor de la Biblia del Oso.
tenemos nosotros que regirnos por lo que dijo esa persona?
Basado en los puntos antes dichos ¿Qué crees tú? Yo ya realizé mi propia investigación y exactamente pude comprobar dichos puntos.
No seria mas sensato que todos tengan conocimiento de los tales libros y dejar a cada quien interpretar si son o no libros inspirados?
Creo que debes ser más prudente al evaluar cosas de gran importancia como esta. No se trata de que cada uno interprete lo que le paresca, es mas bien sobre si están o no deacuerdo al resto de la Santa Escritura. Si deseas darlos a conocer estás en todo tu derecho, pero hay más de un motivo para no declararlos inspirados.
En mi experiencia particular no veo contradicciones en los tales libros o cosa rara o desmeritoria; al contrario, encuentro que hay mucha congruencia entre esos libros y el resto de La Escritura.
Te invito a que los analises nuevamente escudriñando lo que antes te he compartido, pero es muy tu desición.
¡Dios te dé bendiciones amigo!
Eduardo
LA CANONIZACION DEL ANTIGUO TESTAMENTO<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-comffice
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El canon de la Escritura es una frase mediante la cual se designa al catálogo de los escritos sagrados reconocidos como autorizados. La palabra canon, originalmente griega, kan6n, significaba al comienzo caña o vara de medir. En realidad indicaba "aquello que mide", es decir, un patrón, norma o regla; específicamente, "aquello que se mide" mediante dicho patrón o norma. Los libros que fueron medidos en base a dicho patrón o sometidos a prueba en cuanto a su inspiración y autoridad divinos, y fueron reconocidos como emanados de Dios, fueron incluidos en "el canon."<o></o
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La corriente conservadora sostiene que la Escritura inspirada llevaba el sello de la autoridad canónica desde el momento de su inspiración por el Espíritu de Dios, independientemente del mero reconocimiento humano o de su reunión formal en una sola colección. El punto de vista de la alta crítica, por otra parte, es el de que la canonización fue un proceso que tuvo larga duración. Según esta teoría la "Ley" fue canonizada primeramente en el 444 A.C., los "Profetas recién en 300200 A.C., Y los "Escritos" alrededor de 165-100 A.C. (véase "Orden de los Libros en el Antiguo Testamento Hebreo," pp. 3-4). La alta crítica supone, por lo tanto, que la división del canon hebreo en tres partes responde principalmente a una cuestión cronológica. Se afirma que los "Profetas" adquirieron popularidad recién después del 300 A.C., como resultado de lo cual sus escritos fueron reunidos y canonizados en el curso del siglo siguiente. Un supuesto "Segundo" y un "Tercer" Isaías (fundamentalmente los caps. 40-66) fueron agregados al libro de Isaías porque sus autores habían sido completamente olvidados. Se supone que Daniel no fue escrito antes del 167 A.C. y que, por lo tanto, no pudo ser incluido en la sección segunda o profética. Otros libros, tales como Ester, 10 y 20 Crónicas, y Esdras-Nehemías, habrían sido compuestos en fecha demasiado tardía para ser incluidos en la sección histórica.<o></o
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La crítica conservadora, sin embargo, sostiene que la división tripartita del canon hebreo puede explicarse ya sea por el prestigio del escritor, o por la disposición de los libros con fines litúrgicos. Consiguientemente se sostienen fechas tempranas para los libros del A T que mantienen su integridad. La posición protestante ha sido invariablemente la de una adhesión estricta al canon judaico.<o></o
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LA TAREA DE LOS MASORETAS<o></o
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Antes del 500 D.C. los manuscritos no tenían ningún sistema para indicar las vocales, con excepción de ciertas consonantes para indicar vocales largas. Entre 600 y 950 D.C. los expertos judíos, denominados masoretas (tradicionalistas), inventaron un sistema completo de vocales y de acentos para indicar la puntuación del texto. Al mismo tiempo uniformaron el texto, incluyendo lecturas marginales (llamadas keri) y variantes textuales (llamadas kethiv). Este trabajo de los masoretas en la Biblia hebrea la preparó en forma providencial para el advenimiento de la imprenta cinco siglos más tarde.<o></o
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BIBLIAS HEBREAS IMPRESAS<o></o
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El salterio fue la primera sección de la Biblia hebrea en imprimirse. Apareció en 1477. En 1488 apareció la primera edición del AT hebreo completo, impresa con vocales y acentos.<o></o
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LOS PRIMEROS ESCRITOS CRISTIANOS<o></o
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Durante casi dos décadas después de la ascensión de nuestro Señor, el AT, generalmente en griego, constituía la única Biblia que se conocía (véase pp. 1-5). El primer libro del NT fue aparentemente Santiago, que posiblemente se escribió ya en el 45 D.C. Generalmente se estima que el Apocalipsis es el más tardío, fechado alrededor del 95 D.C. Durante este período la iglesia primitiva empleaba el A T como su única Biblia. Pedro predicaba basándose en el AT (Hch. 2.14-36), como así también Esteban (Hch. 7.2-53), Felipe (Hch. 8.32-35), y Pablo. Todos los escritores del NT estaban empapados del AT y sus escritos inspirados se apoyan en la revelación inspirada de este último libro.<o></o
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ORIGEN DE LOS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO<o></o
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El evangelio (1 Co. 15.3-4) se predicó primeramente en forma oral, interpretándose a la luz de la historia y la profecía del AT. Los relatos orales de la vida y obra de Cristo adquirieron forma escrita y finalmente dieron lugar a los Evangelios sinópticos inspirados en algún momento anterior al año 70 D.C. Pronto se hizo sentir la necesidad de una interpretación doctrinal de la persona y obra de Cristo, acentuado esto por la necesidad de definir al cristianismo frente a errores tales como el legalismo y el antinomianismo. Las epístolas paulinas y otras fueron escritas con el propósito de llenar esta necesidad. La necesidad de contar con un bosquejo histórico del desarrollo de la iglesia dio como resultado el libro de los Hechos. El Apocalipsis Se escribió con el fin de preservar la revelación de los planes y propósitos de Dios para el tiempo y la eternidad.<o></o
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LA CANONIZACION DEL NUEVO TESTAMENTO<o></o
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Algunos Libros No Canónicos de la Epoca del NT<o></o
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1ª Clemente, epístola escrita por Clemente de Roma (c. 96 D.C.) a la iglesia de Corinto, era altamente estimada. Algunos la consideraban como de autoridad canónica y era leída públicamente en la iglesia de Corinto alrededor del 170. Diversos escritores en Egipto se valieron de ella, entre ellos Clemente de Alejandría y Orígenes. Fue incluida en el Códice Alejandrino.2a Clemente también ue incluida en el Códice Alejandrino. Se la atribuyó erróneamente a Clemente de Roma, pero nunca fue muy leída.Ninguna de las dos epístolas de Clemente recibió reconocimiento canónico en el mundo occidental.<o></o
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La Didache (La Enseñanza de los Doce Apóstoles) (c. 120) era considerada como Escritura Sagrada por algunos en Egipto, especialmente Clemente de Alejandrí¿¡ y Orígenes. Tuvo amplia circulación.<o></o
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La Epístola de Bernabé (c. 130) estaba incluida en el Códice Sinaítico y se consideraba autorizada en Egipto. Jerónimo (c. 400) la consideraba apócrifa, y gradualmente fue perdiendo todo derecho a figurar entre las Escrituras Sagradas.<o></o
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El Pastor de Hermas (c. 140) fue escrito por Hermas, que era hermano de Pío, obispo de Roma. También fue incluido en el Códice Sinaítico, siendo altamente estimado por el Canon de Muratorio. Nunca adquirió, sin embargo, jerarquía de Escritura Sagrada.<o></o
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El Apocalipsis de Pedro (c. 145), de menor importancia que los libros anteriores, recibió sin embargo considerable atención en oriente, siendo también conocido en occidente. No fue aprobado por el Canon Muratorio y Eusebio lo consideró falso.<o></o
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Hechos de Pablo (c. 170) circuló ampliamente y algunos lo consideraron canónico; pero los eruditos más versados detectaron su carácter apócrifo y fue finalmente rechazado.<o></o
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Posteriormente fueron apareciendo numerosos evangelios, hechos, epístolas y apocalipsis invocando paternidad apostólica. Se trataba de falsificaciones evidentes que nunca recibieron aprobación por parte de la iglesia.<o></o
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Factores que Impulsaron a la Determinación del Canon Neotestamentario<o></o
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<oLa aceptación de 1ª Clemente, la Didache, la Epístola de Bernabé y el Pastor de Hermas como canónicos o semi-canónicos, especialmente en oriente, hacia fines del tercer siglo puso de manifiesto la necesidad de definir claramente el canon. Además, el canon incompleto del hereje Marción (c. 140) había comenzado a recibir amplia adhesión. Marción era un gnóstico que, basado en argumentos doctrinales, aceptaba únicamente el Evangelio de Lucas y diez de las epístolas de Pablo, luego de mutiladas seriamente. Al propio tiempo la aparición de otros libros apócrifos y pseudoepigráficos atribuidos a autores inspirados, hacía imperativa una clara determinación del canon. Algo más tarde el edicto del emperador Diocleciano (303), por el que se ordenaba la incineración de todos los libros sagrados, hizo necesario que se definiera cuidadosamente el canon.<o> </o
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Criterios para Determinar la Canonicidad del NT<o></o
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El primer criterio a tener en cuenta fue el del carácter apostólico. Debía determinarse si el autor era o no un apóstol auténtico. En caso contrario, debía establecerse si tuvo alguna asociación estrecha con algún apóstol, como era el caso de los escritores del Evangelio de Marcos, el de Lucas, el del libro de los Hechos y el de la Epístola a los Hebreos.<o></o
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El segundo criterio atendía al contenido. Debía determinarse si el contenido y el tratamiento del mismo respondían a los elevados principios y al nivel espiritual que se exigían como evidencia de que se trataba de la Sagrada Escritura. Siguiendo este criterio se eliminaron los libros falsos.<o></o
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El tercer criterio tenía en cuenta la universalidad. Debía establecerse si el libro tenía aceptación en toda la iglesia y si respondía a un interés universal.<o></o
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El cuarto criterio era la inspiración divina. Se procuraba determinar si el libro ofrecía pruebas evidentes de haber sido dado por inspiración de Dios (2 Ti. 3.16), Y si el Espíritu Santo concedía a hombres piadosos la convicción de que así era. Esta era la prueba final. De no haber mediado la intervención providencial el canon del NT jamás se hubiera podido determinar acertadamente.<o></o
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Libros Aceptados como Canónicos en Epoca Temprana<o></o
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A dichos libros Orígenes (245) los llamó homologoumena (libros "confirmados" o "aceptados"). Se trataba de los escritos del NT universalmente reconocidos como Sagrada Escritura inspirada. Orígenes incluyó los cuatro Evangelios, las epístolas de Pablo, la Pedro, 1 a Juan, Hechos y el Apocalipsis. Si bien no incluyó el libro de Hebreos entre los homologoumena lo mencionó como paulino y canónico. Más aún, los únicos libros que no citó como parte de la Escritura fueron Judas y 2a y 3a Juan.<o></o
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Eusebio de Cesarea (c. 300-325), el historiador de la iglesia, incluyó entre los homologoumena a los cuatro Evangelios, Hechos, las epístolas paulinas, 1 a Juan, la Pedro y el Apocalipsis. Parece haber omitido inadvertidamente a Hebreos.<o></o
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Libros Neotestamentarios que Fueron Cuestionados Inicialmente<o></o
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Orígenes llamó a los libros cuestionados los antilegomena ("discutidos" o "cuestionados"). Entre dichos libros colocó a Hebreos (véase arriba", 2a Pedro, 2a y 3a Juan, Santiago, Judas, y los siguientes apócrifos: la Epístola de Bemabé, el Pastor de Hermas, la Didache, y el Evangelio de los Hebreos.<o></o
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Eusebio de Cesarea dividió los antilegomena en (1) aquellos que estaban simplemente cuestionados-Santiago, Judas, 2a Pedro, 2a y 3" Juan; (2) aquellos que ya se consideraban realmente falsos o no inspirados-Hechos de Pablo, el Pastor de Hermas, el Apocalipsis de Pedro, la Epístola de Bernabé, y la Didache.<o></o
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Razones para Dudar de Ciertos Libros del Nuevo Testamento<o></o
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Los siete libros que inicialmente fueron cuestionados son Santiago, 2a Pedro, Hebreos, 2a Juan, 3a Juan, Judas y el Apocalipsis. La vacilación de algunos dirigentes de la iglesia primitiva se explica por la peculiar evidencia interna de los mencionados libros. (1) Santiago y Judas se titulan simplemente "siervos" de Cristo, y no apóstoles, mientras que el autor de 2a y 3a Juan se refiere a sí mismo como "presbítero" o "anciano", y no como apóstol. En el Apocalipsis Juan se titula a sí mismo "siervo" y "hermano". (2) El autor de Hebreos se mantiene en el anonimato y el contenido difiere en vocabulario y estilo de las epístolas reconocidamente paulinas. La segunda epístola de Pedro, si bien no es anónima, se diferencia de la Pedro en la misma forma. (3) Por otra parte, Santiago estaba dirigida a los primitivos conversos judíos y no a la gran iglesia gentil y universal. (4) Judas estaba cuestionado, además, porque se decía que citaba al libro apócrifo de Enoc (1.9; 5.4; cf. Judas 14-15). Gradualmente, sin embargo, todos estos libros controvertidos si bien genuinos, fueron universalmente aceptados por la iglesia. En occidente esto ocurrió hacia el año 400 D.C. y en oriente hacia el 500 D.C.<o></o
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Reconocimiento del Canon en Occidente<o></o
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En testimonio de Clemente de Roma (c. 96 D.C.). En la muy venerada carta (conocida como 1ªClemente) a la iglesia en Corinto mientras era obispo de Roma, da muestras de que conocía el libro de Mateo, el de Romanos, el de 1 a Corintios, y se refiere repetidas veces al de Hebreos.<o></o
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El testimonio de Marción (c. 140). Como hereje gnóstico aceptaba únicamente el Evangelio de Lucas y diez de las epístolas de Pablo. Pero su testimonio, si bien equivocado, es ilustrativo y constituye un importante hito en el proceso de colección y aprobación del canon actual del NT.<o></o
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El testimonio de Hermas (c. ISO). Como supuesto autor del venerado libro del Pastor de Hermas ofrece autenticación del Evangelio de Mateo, de Efesios, y aparentemente también de Hebreos y Santiago, y especialmente del Apocalipsis.<o></o
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El testimonio de Ireneo (c. 140-203). Al haber estado en contacto con Policarpo de Esmirna en su juventud y por haber sido luego obispo de Lyons en la Galia, ofrece testimonio sobre los cuatro Evangelios, Hechos, 1 a Pedro, 1 a Juan, todas las cartas paulinas con excepción de Filemón, y el Apocalipsis.<o></o
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El testimonio del Canon Muratorio (c. 172). El fragmento fue descubierto por el italiano Muratori en la biblioteca de Ambrosio en Milán en 1740. La primera parte, que está mutilada, contenía aparentemente los libros de Mateo y Marcos. Confirma todos los libros del NT con excepción de 1 a Pedro, 2a Pedro, Santiago y Hebreos.<o></o
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El testimonio de la antigua versión latina anterior al 170. Da fe de todos los libros excepto Santiago y 2a Pedro; Hebreos fue agregado antes de la época de Tertuliano.<o></o
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El testimonio de Tertuliano (c. 150-222). Este voluminoso escritor latino de Cartago da testimonio de cuatro Evangelios, 13 epístolas paulinas, Hechos, 1 a Pedro, 1 a Juan, Judas y el Apocalipsis. Sin embargo, rechazó el libro de Hebreos; sostenía que había sido escrito por Bernabé.<o></o
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El testimonio de Cipriano (c. 200-258). Como obispo de Cartago aceptó la posición de Tertuliano con respecto a Hebreos, y no citó, por otra parte, a Filemón, Santiago, 2a y 3a Juan, ni a Judas.<o></o
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Reconocimiento Posterior del Canon en Occidente<o></o
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El testimonio de Jerónimo (c. 340-420). El gran traductor de la Vulgata latina y renombrado erudito atestiguó todos los libros canónicos de nuestro NT. Aceptó a Hebreos sosteniendo que fue escrito por Pablo, y explicó la forma en que Santiago y 2a Pedro fueron reconocidos. Su opinión tiene un valor superlativo.<o></o
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El testimonio de Agustín (354-430). Su opinión, a diferencia de la de Jerónimo, no tuvo igual lucidez. Si bien aceptó la totalidad de los siete libros que habían sido cuestionados, propuso diferentes grados de autoridad para las Escrituras, y fue el principal responsable de que en la Iglesia Católica Romana se aceptase un canon ampliado del AT, que incluía a los apócrifos.<o></o
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Acción de los concilios eclesiásticos. La determinación del canon del NT no fue obra de ningún concilio. El valor como obra inspirada y la autoridad intrínseca de cada libro individual constituyeron los factores decisivos. Este hecho constituye una prueba fehaciente del carácter genuino y auténtico de los libros que nos han llegado en el canon. Recién al final del siglo cuarto hubo un pronunciamiento conciliar sobre la cuestión.<o></o
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El tercer concilio de Cartago (397) produjo la primera decisión sobre el canon. Uno de los cánones de dicho cuerpo estipula que únicamente los libros "canónicos" debían leerse en las iglesias. A continuación enumeraba exactamente los 27 libros actuales. Hebreos fue aceptado basándose en el criterio de tratarse de un libro paulino. El concilio de Hipona (419) reprodujo nuevamente la lista del tercer concilio de Cartago. La selección del canon fue, por lo tanto, un proceso espontáneo que se fue desarrollando en la iglesia hasta que cada libro hubo dado muestras de su valor intrínsico.<o></o
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Reconocimiento del Canon en Oriente<o></o
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Ignacio, obispo de Antioquía (c. 116); Policarpo, obispo de Esmirna (c. 69-155), y Papías, obispo de Hierápolis (c. 80-c. 155), confirman los libros de Mateo, Juan, las epístolas paulinas, 1" Pedro, 1" Juan y posiblemente Hechos.<o></o
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La Didache (c. 120) presenta a Mateo y conoce a Lucas, como así<o></o
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también a la mayoría de los libros de nuestro NT.<o></o
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Melito, obispo de Sardis (c. 170), tiene citas de todos los libros del NT con excepción de Santiago, Judas, 2" y 3" Juan.<o></o
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Teófilo de Antioquía (c. 115-c. 188) aceptaba la mayoría de los libros del NT y los tenía en igual estima que a los del canon del AT. Con todo, su sucesor, Luciano (martirizado en 312) excluyó de su "Canon Antioquino" el Apocalipsis, 2& Pedro, 2& y 3& Juan y Judas al hacer su revisión del texto del AT y NT.<o></o
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Basilio el Grande de Capadocia (c. 329-379) y Gregorio Nacianceno (c. 330-390) aceptaron todos los libros del canon actual, exceptuando el Apocalipsis, si bien lo citaron como procedente de Juan.<o></o
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Juan Crisóstomo (347-407) aceptó todo a excepción de 2" Pedro, 2" y 3" Juan y el Apocalipsis.<o></o
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Teodoro de Mopsuestia (c. 350-428) rechazó las epístolas universales o católicas y el Apocalipsis. Por lo tanto la opinión de esta parte de la iglesia se vio fuertemente influenciada por el canon de Constantinopla, que rechazó la 2" y 3" Pedro, Judas y el Apocalipsis, y que se formó en base al "Canon Antioquino" de Luciano.<o></o
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La Peshito (411-435) siguió también el canon de Constantinopla. Recién cuando Filógeno (c. 508) hizo revisar la Peshito siriaca a fin de agregar los libros rechazados que la nociva influencia del canon de Constantinopla fue eliminada.<o></o
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Reconocimiento del Canon en Egipto y Palestina<o></o
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Justino Mártir (c. 100-165) aportó su importante testimonio sobre el Apocalipsis, considerado por él obra del apóstol Juan. Conocía también el libro de Hebreos y probablemente se refirió al Evangelio de Marcos con el título de "Memorias de Pedro."<o></o
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Clemente de,Alejandría (c. 1 55-c. 215) era hombre de amplias lecturas y aceptaba lados los libros de nuestro NT, incluyendo a Judas, Hebreos, las epístblas universales y el Apocalipsis.<o></o
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En Orígenes de Alejandría (c. 185-c. 253) hay indicaciones de que aceptaba los libros cuestionados (Hebreos, 2" Pedro, 2" y 3" Juan, Santiago, Judas). Sostuvo que el Apocalipsis estaba entre los libros aceptados (homologoumena).<o></o
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Desarrollo Posterior del Canon en Egipto y Palestina<o></o
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Los papiros Chester Beatty pertenecientes al 1110 siglo, editados por Sir Frederic Kenyon en 1933-37, aportan autenticación a los cuatro Evangelios, los Hechos, las epístolas paulinas y Hebreos (que sigue a Romanos), y el Apocalipsis (únicamente se conserva, sin embargo la sección correspondiente a 9.10-17.2).<o></o
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Dionisio de AlejandrÍa (c. 200-265) confirma a Hebreos como epístola paulina, al tiempo que afirma que Santiago, 2a y 3' Juan y el Apocalipsis constituyen Escritura inspirada.<o></o
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Atanasio de Alejandría (298-373) aplicó el término de "canónicos" al total de 27 libros que componen nuestro NT canónico.<o></o
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Síntesis sobre la Formación del Canon del Nuevo Testamento<o></o
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El canon del NT se formó espontáneamente, y no por acción de concilios eclesiásticos. La inspiración y la autoridad intrínsica de cada libro individual constituyeron los factores determinantes para su eventual aceptación y canonización. Hacia el 200 D.C. el NT contenía esencialmente los mismos libros que tenemos hoy. A dichos libros se les asignaba entonces el mismo grado de autoridad y el mismo carácter definitivo que les asignan los cristianos en el día de hoy.<o></o
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En el tercer siglo se debatió la cuestión de los antilegomena. En oriente se le hizo oposición al Apocalipsis. Hebreos revestía carácter discutible en occidente. Hacia fines del III siglo prácticamente todos los libros extracanónicos habían sido ya eliminados de las listas autorizadas.<o></o
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Durante el IV siglo el debate sobre cuestiones de la posición canónica de ciertos libros cesó casi totalmente en occidente, debido a la influencia de Jerónimo y Agustín y a las claras distinciones relativas al canon que hizo Atanasio en Egipto. El tercer concilio de Cartago (397) selló la decisión alcanzada, y desde aquel momento no ha habido oposición apreciable hacia ninguno de los libros del NT.<o></o
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En oriente, no obstante, la discusión continuó por cierto tiempo. Pero el ejemplo de occidente, de Atanasio en Alejandría, y la influencia de los padres de Capadocia, anularon toda la oposición que todavía perduraba. Al agregarse 2" y 3' Juan, 2" Pedro, Judas y el Apocalipsis a la Peshito (la Biblia siriaca) , la cuestión del canon quedó resuelta en el este también. De este modo quedó resuelta la canonicidad del NT, en sus aspectos fundamentales, alrededor del año 400 D.C. en occidente, y del 500 D.C. en oriente.<o></o
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Historia del Canon hasta el Presente<o></o
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Salvo algunas diferencias insignificantes, el veredicto de los cuatro primeros siglos sobre el canon del NT ha sido aceptado por la iglesia hasta el día de hoy. En la época de la Reforma los reformadores recalcaron la autoridad de una Biblia infalible en contraposición a la supuesta autoridad de una iglesia infalible.<o></o
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En cambio, en relación con el canon del AT, en el concilio de Trento de 1546, por el Decree Sacrosancta la iglesia romana declaró canónicos a 11 de los 14 libros apócrifos. Ellos son Tobías, Judit, la Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc, la y 2a Macabeos, el Cántico de los Tres Jóvenes, Susana, y Bel y el Dragón. Aceptaron también algunos agregados al libro de Ester.<o></o
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Cómo nos vino la Biblia “Manual bíblico de Unger”, Editorial Portavoz.<o></o
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