Cuándo se ven desafiados a hablar a otros de Cristo, algunos creyentes excusán su silencio diciendo: <<Bueno, yo no soy Predicador.>(Pero todo seguidor de Cristo, es, o al menos deberia ser predicador. No necesitamos un púlpito. Se puede hacer en una conversación amistosa, hablandole de una porción de las Escrituras.