Saludos a mis hermanos en Cristo.
Para aquellos que viven fuera de mi país, quizá desconozcan la situación preocupante que tenemos por acá... La sequía es el problema.
Las reservas de agua están en sus niveles más bajos, comparables a cifras de hace más de medio siglo. Esto significa que estamos en una situación de racionamiento de agua, cosa que el gobierno actual trata de atenuar por evitar pánico entre mis compatriotas. La escasez de agua también afecta los actuales cultivos de hortalizas y legumbres, pudiendo perderse sin remedio. Una inminente hambruna se cierne sobre México.
Meditando en ésto, me es imposible evitar pensar en tiempos de la antigua Israel, tiempos en que los corruptos "reyes menores" gobernaban el país.
También, en Israel, durante todos esos años, la nación sufrió sequía severa. Veamos lo que dice la Escritura al respecto.
¿Qué fue lo que sucedió cuando Israel se fue tras los dioses cananeos? Veamos...
El pasado parece repetirse...
Una nación que ignora la voz del Señor, voz oída desde hace bastante tiempo, corre el riesgo de sufrir las consecuencias de su propia maldad.
Nosotros, los mexicanos, no hemos tenido respeto por la maravillosa tierra que el Señor nos ha regalado. Siguiendo la maldad y toda clase de idolatría monetaria, se están arruinando y arruinando los pocos vergeles que todavía nos quedan con vida. Los altos funcionarios han recibido sobornos de los destructores del campo... Han trastornado la tierra, plantando casas en vez de vegetación que pueda atraer la lluvia.
Dios ha sido muy claro al aseverar que la nación que no quiere ser llevada por las buenas, cargará con su maldad, y así se ha cumplido en nuestra nación: la voz de Jesús se dejó oír a los altos funcionarios que se enriquecen a costillas de un pueblo amargado y resignado a la pobreza... Como no quieren hacer justicia al jornalero pobre, y se empeñan en acumular divisas -sin importarles nada más-, la tierra deja de recibir las valiosas lluvias.
Hago un llamado a todos mis hermanos en Cristo: hagamos oración al Señor, a fin de que México pueda volver al Señor de corazón; que los buitres que se engordan valiéndose de la ignorancia de una nación enferma, puedan arrepentirse de la maldad que nos lleva a la ruina... No sea que Dios nos rechace del todo y México se convierta en un desierto.
Para aquellos que viven fuera de mi país, quizá desconozcan la situación preocupante que tenemos por acá... La sequía es el problema.
Las reservas de agua están en sus niveles más bajos, comparables a cifras de hace más de medio siglo. Esto significa que estamos en una situación de racionamiento de agua, cosa que el gobierno actual trata de atenuar por evitar pánico entre mis compatriotas. La escasez de agua también afecta los actuales cultivos de hortalizas y legumbres, pudiendo perderse sin remedio. Una inminente hambruna se cierne sobre México.
Meditando en ésto, me es imposible evitar pensar en tiempos de la antigua Israel, tiempos en que los corruptos "reyes menores" gobernaban el país.
También, en Israel, durante todos esos años, la nación sufrió sequía severa. Veamos lo que dice la Escritura al respecto.
Libro de Deuteronomio, capítulo 11.
13 "Si ustedes cumplen los mandamientos que les he dado en este día, y aman al Señor su Dios, y lo adoran con todo su corazón y con toda su alma, 14 él hará que vengan a su tiempo las lluvias de otoño y las de primavera, para que ustedes cosechen su trigo y tengan vino y aceite. 15 También hará que crezca hierba en el campo para el ganado de ustedes, y que ustedes tengan comida en abundancia. 16 Pero tengan cuidado de no dejarse engañar; no se aparten del Señor por rendir culto a otros dioses; no se inclinen ante ellos, 17 porque el Señor se enojará contra ustedes y no les enviará lluvia; entonces la tierra no dará sus frutos, y muy pronto ustedes morirán en esa buena tierra que el Señor les va a dar.
¿Qué fue lo que sucedió cuando Israel se fue tras los dioses cananeos? Veamos...
Libro del profeta Jeremías, capítulo 3.
1 El Señor dice:
"Si un hombre se divorcia de su mujer
y ella, al separarse de él,
se casa con otro hombre,
el primero no volverá a unirse con ella.
¡Eso sería una grave ofensa al país!
Sin embargo, tú, Israel,
te has prostituido con muchos amantes,
¡y ahora quieres volver a mí!
Yo, el Señor, lo afirmo.
2 "Mira las lomas peladas, fíjate bien:
¿dónde no te has dejado deshonrar?
Sentada como árabe del desierto,
a la orilla del camino esperabas a tus amantes.
Has manchado el país con tu prostitución y tu maldad.
3 Por eso han faltado las lluvias
en invierno y primavera.
Tienes el descaro de una prostituta;
¡debería darte vergüenza!
4 Hace poco me decías:
'Padre mío, amigo de mi juventud,
5 ¿vas a estar siempre enojado?,
¿te va a durar la ira para siempre?'
Y mientras decías esto,
hacías todo el mal que podías."
Libro del profeta Jeremías, capítulo 14.
1 Por causa de la sequía, el Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo:
2 "Judá llora de tristeza,
sus ciudades están afligidas,
la gente está tendida por el suelo.
Jerusalén lanza gritos de dolor.
3 Los ricos mandan a sus criados por agua;
estos van a las cisternas, pero no la encuentran,
y vuelven con sus cántaros vacíos;
defraudados y llenos de vergüenza,
se cubren la cabeza.
4 Los campesinos se sienten defraudados
y se cubren la cabeza,
porque falta la lluvia
y la tierra está reseca.
5 Aun las ciervas, en el campo,
abandonan sus crías recién nacidas,
porque no hay hierba que comer.
6 Los asnos salvajes,
parados en las lomas desiertas,
toman aire como los chacales;
y la vista se les nubla
porque no hay pasto que comer."
El pasado parece repetirse...
Una nación que ignora la voz del Señor, voz oída desde hace bastante tiempo, corre el riesgo de sufrir las consecuencias de su propia maldad.
Nosotros, los mexicanos, no hemos tenido respeto por la maravillosa tierra que el Señor nos ha regalado. Siguiendo la maldad y toda clase de idolatría monetaria, se están arruinando y arruinando los pocos vergeles que todavía nos quedan con vida. Los altos funcionarios han recibido sobornos de los destructores del campo... Han trastornado la tierra, plantando casas en vez de vegetación que pueda atraer la lluvia.
Dios ha sido muy claro al aseverar que la nación que no quiere ser llevada por las buenas, cargará con su maldad, y así se ha cumplido en nuestra nación: la voz de Jesús se dejó oír a los altos funcionarios que se enriquecen a costillas de un pueblo amargado y resignado a la pobreza... Como no quieren hacer justicia al jornalero pobre, y se empeñan en acumular divisas -sin importarles nada más-, la tierra deja de recibir las valiosas lluvias.
Hago un llamado a todos mis hermanos en Cristo: hagamos oración al Señor, a fin de que México pueda volver al Señor de corazón; que los buitres que se engordan valiéndose de la ignorancia de una nación enferma, puedan arrepentirse de la maldad que nos lleva a la ruina... No sea que Dios nos rechace del todo y México se convierta en un desierto.