El terrible drama al que se enfrenta cualquiera, sea carne o espíritu, que se atreva a ir contra el Evangelio de Jesucristo, modificándolo, restándole o sumándole, en lo cual nadie tiene autoridad, el Apóstol Pablo lo resume en:
"Mas si aun NOSOTROS, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema." (Gál. 1)
Si se observa y cree esta enseñanza que El Señor Jesucristo le dio al Apóstol, para que la dejara por escrito a los cristianos, se verificará que El Apóstol Pablo se involucra él mismo y a todos los Apóstoles en el anatema, mostrando con total claridad, que absolutamente nadie tiene autoridad para modificar, sumar o restar al Evangelio de Jesucristo, sin sufrir las consecuencias de ello.
Considere y entienda el lector, que al incluir el Apóstol Pablo, por Orden del Señor, a todos los Apóstoles, está involucrando a toda la Iglesia cristiana de la época, en particular y de forma explícita a todos sus dirigentes, de manera que si alguno se cree que es sucesor de los apóstoles, indefectiblemente permanece bajo el Poder de la Santa Maldición del Dios Vivo, cuando incurre e insiste sistemáticamente en predicar lo que no se enseña en el Evangelio del Señor Jesucristo y que abiertamente le contradice.
Así también, el alcance y profundidad de la declaración, es tan poderoso que alcanza hasta los seres espirituales que pudieran aventurase a predicar un Evangelio diferente, porque la sentencia está dirigida tanto a hombres como a ángeles, de los cuales sabemos no es ninguna maravilla que algunos se disfracen como seres de luz, con la finalidad de engañar, precisamente a los que no se sujetan a La Palabra de Dios.
La magnificencia y perfección de esta sentencia eterna, que muestra la Gracia y Misericordia del Señor para con los que se le sujetan, sean hombres o sean ángeles, se refleja en que mediante ella y en ella, la Iglesia Cristiana y el hombre cristiano, es perfectamente librado de proferir maldición en contra de sus semejantes, simplemente porque el que ha ser verdadera y eficientemente maldito, tiene maldición del Dios Vivo y Todopoderoso, la cual pesa sobre él mientras more en la carne y permanecerá cuando sea llamado a abandonarla.
¡El Señor en Su Gracia nos libre de predicar un Evangelio diferente al revelado¡
En Cristo
Rogelio
"Mas si aun NOSOTROS, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema." (Gál. 1)
Si se observa y cree esta enseñanza que El Señor Jesucristo le dio al Apóstol, para que la dejara por escrito a los cristianos, se verificará que El Apóstol Pablo se involucra él mismo y a todos los Apóstoles en el anatema, mostrando con total claridad, que absolutamente nadie tiene autoridad para modificar, sumar o restar al Evangelio de Jesucristo, sin sufrir las consecuencias de ello.
Considere y entienda el lector, que al incluir el Apóstol Pablo, por Orden del Señor, a todos los Apóstoles, está involucrando a toda la Iglesia cristiana de la época, en particular y de forma explícita a todos sus dirigentes, de manera que si alguno se cree que es sucesor de los apóstoles, indefectiblemente permanece bajo el Poder de la Santa Maldición del Dios Vivo, cuando incurre e insiste sistemáticamente en predicar lo que no se enseña en el Evangelio del Señor Jesucristo y que abiertamente le contradice.
Así también, el alcance y profundidad de la declaración, es tan poderoso que alcanza hasta los seres espirituales que pudieran aventurase a predicar un Evangelio diferente, porque la sentencia está dirigida tanto a hombres como a ángeles, de los cuales sabemos no es ninguna maravilla que algunos se disfracen como seres de luz, con la finalidad de engañar, precisamente a los que no se sujetan a La Palabra de Dios.
La magnificencia y perfección de esta sentencia eterna, que muestra la Gracia y Misericordia del Señor para con los que se le sujetan, sean hombres o sean ángeles, se refleja en que mediante ella y en ella, la Iglesia Cristiana y el hombre cristiano, es perfectamente librado de proferir maldición en contra de sus semejantes, simplemente porque el que ha ser verdadera y eficientemente maldito, tiene maldición del Dios Vivo y Todopoderoso, la cual pesa sobre él mientras more en la carne y permanecerá cuando sea llamado a abandonarla.
¡El Señor en Su Gracia nos libre de predicar un Evangelio diferente al revelado¡
En Cristo
Rogelio