En la parábola de la oveja perdida, Jesús hace inacapié en la importancia que para el Padre representa cada una de las ovejas que le da por rebaño a cada pastor, tanto así, que espera que estos pastores, tengan tal responsabilidad por sus ovejas, que no importando abandonar por un momento a las 99 ovejas de un redil de 100, se devuelva a buscar a la que no aparece o se ha perdido.
Esto parece una utopía, a la forma en que actualmente se pastorean algunas congregaciones, donde la cantidad de miembros, no solo determinan la sanidad económica de la congregación, sino, que además determina según sus líderes, la sanidad doctrinal de la misma, por lo que su crecimiento se debe a ello.
Pero sucede algo curioso en el comportamiento pastoral de estas congregaciones, y es que las ovejas descarriadas o perdidas, no solo no tienen ninguna impoortancia, sino que es la descarga de una oveja obstáculo, para el crecimiento, principal meta de la congregación y sus líderes.
Es tanto así el sentir al respecto, que algunos líderes simplemente expresan: "Si se va uno o no vuelve, ya vendrán dos por cada uno de ellos".
El porqué se fue, las circunstancias de su alejamiento, la causa de su apatía, y hasta la razón por la que ha dejado de congregarse, son irrelevantes. Y cuando por motivos meramente convenientes para la congregación, se le busca, se envía al lider de menor rango, a averiguar las razones, ya que los líderes superiores, están sumidos en la tarea de cuidar a las 99 y multiplicarlas a las potencias que sean, para que si algunas más se descarrían o se pierden, la ausencia de éstas, no creen un desvalance ni financiero ni de imagen.
Hasta donde soportará más el Señor esta actitud, por parte de los pastores, cunado entrará en rigor la profecía de Ezequiel:
"...He aquí yo mismo buscaré mis ovejas y cuidaré de ellas. Como el pastor cuida de su rebaño cuando está entre las ovejas dispersas, así cuidaré de mis ovejas y las libraré en todos los lugares a donde han sido dispersadas..."
Ese día el Señor se hará esta pregunta, hecha también hace muchos siglos en Ezequiel:
"...¿Acaso los pastores no deben apacentar a las ovejas? Pero vosotros os comeis a las mejores de ellas y os vestis con la lana. Degollais a la oveja engordada, y no apacentais el rebaño. No fortaleceis a las ovejas débiles ni curais a las enfermas. No habeis vendado a la perniquebrada, ni habeis hecho volver a la descarriada, ni habeis buscado a la perdida. Ma´s bien las abeis dominado con dureza y con violencia. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y están expuestas a ser deboradas por las fieras...Y no ha habido quién se preocupe por ellas ni quien las busque"
Si esta profecía no define algunas o la gran mayoría de las grandes congregaciones, y sus pastores, es simplemente porque no queremos aceptar una realidad latente en nuestra Iglesia.
Dios les bendice!
Greivin.
Esto parece una utopía, a la forma en que actualmente se pastorean algunas congregaciones, donde la cantidad de miembros, no solo determinan la sanidad económica de la congregación, sino, que además determina según sus líderes, la sanidad doctrinal de la misma, por lo que su crecimiento se debe a ello.
Pero sucede algo curioso en el comportamiento pastoral de estas congregaciones, y es que las ovejas descarriadas o perdidas, no solo no tienen ninguna impoortancia, sino que es la descarga de una oveja obstáculo, para el crecimiento, principal meta de la congregación y sus líderes.
Es tanto así el sentir al respecto, que algunos líderes simplemente expresan: "Si se va uno o no vuelve, ya vendrán dos por cada uno de ellos".
El porqué se fue, las circunstancias de su alejamiento, la causa de su apatía, y hasta la razón por la que ha dejado de congregarse, son irrelevantes. Y cuando por motivos meramente convenientes para la congregación, se le busca, se envía al lider de menor rango, a averiguar las razones, ya que los líderes superiores, están sumidos en la tarea de cuidar a las 99 y multiplicarlas a las potencias que sean, para que si algunas más se descarrían o se pierden, la ausencia de éstas, no creen un desvalance ni financiero ni de imagen.
Hasta donde soportará más el Señor esta actitud, por parte de los pastores, cunado entrará en rigor la profecía de Ezequiel:
"...He aquí yo mismo buscaré mis ovejas y cuidaré de ellas. Como el pastor cuida de su rebaño cuando está entre las ovejas dispersas, así cuidaré de mis ovejas y las libraré en todos los lugares a donde han sido dispersadas..."
Ese día el Señor se hará esta pregunta, hecha también hace muchos siglos en Ezequiel:
"...¿Acaso los pastores no deben apacentar a las ovejas? Pero vosotros os comeis a las mejores de ellas y os vestis con la lana. Degollais a la oveja engordada, y no apacentais el rebaño. No fortaleceis a las ovejas débiles ni curais a las enfermas. No habeis vendado a la perniquebrada, ni habeis hecho volver a la descarriada, ni habeis buscado a la perdida. Ma´s bien las abeis dominado con dureza y con violencia. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y están expuestas a ser deboradas por las fieras...Y no ha habido quién se preocupe por ellas ni quien las busque"
Si esta profecía no define algunas o la gran mayoría de las grandes congregaciones, y sus pastores, es simplemente porque no queremos aceptar una realidad latente en nuestra Iglesia.
Dios les bendice!
Greivin.