-Ciertamente que lo peor puede sobrevenirme al tiempo de rendir cuentas, pero el quedar mal en una mesa redonda puede despertarme a la realidad que no las tengo todas conmigo y que los que difieren tienen muy buenas razones y argumentos.
-Que los discípulos del Señor lo tengamos como único Maestro (Mt 23:10), (2Tim 2:2) y que a nosotros mismo Dios nos use para enseñar a otros. Es posible adoptar a Jesucristo como Maestro único -desechando a otros- y acabar siendo un exclusivista autodidacta que mal aprendió por sí mismo. Por eso leemos de "maestros" entre los diversos dones y ministerios distribuidos en la iglesia para edificación de todos (1Co 12:28,29; Ef 4:11).
¡Sí quita!
Esos fieles maestros están todos testificados en las Escritura por nombre, (Bernabé, Tito, Silas, etc) y aunque hay muchos que sí están sin ser nombrados (como el caso de los setenta que Jesús envió) es porque el Señor así quiso que permanecieran en el anonimato. Todos ellos (incluidos los ministerios de 1Co 12:28,29; Ef 4:11) fueron instituidos durante y para 'el Ministerio de La Palabra'. Ésta (La Palabra, El Evangelio de Cristo, Nuevo Testamento) finiquita en Ap. 22:21. Desde el momento en que el Apocalipsis de Juan fue escrito por allá por los años 90 del primer siglo, todo lo demás que se dijo, diga, escribieron, escriben, profetizaron, profetizan, predicaron, predican, y así sustantivamente, de suyo lo hicieron y de suyo lo hacen. Dios no los envió, ellos solitos se invitaron, de suyo predicaron, de suyo predican.
Jeremías 23:18-40
[18]Porque ¿
quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿
Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? [19]
He aquí que la tempestad de Jehová saldrá con furor; y la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos. [20]
No se apartará el furor de Jehová hasta que lo haya hecho,
y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón; en los postreros días lo entenderéis cumplidamente. [21]
No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. [22]Pero
si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo,
y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras. [23]¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? [24]¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra? [25]
Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. [26]¿
Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? [27]¿
No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal? [28]
El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿
Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. [29]
¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? [30]Por tanto, he aquí que
yo estoy contra los profetas, dice Jehová,
que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. [31]Dice Jehová:
He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. [32]He aquí, dice Jehová,
yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová. [33]Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la profecía de Jehová? les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho Jehová. [34]Y
al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Profecía de Jehová, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa. [35]Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha respondido Jehová, y qué habló Jehová? [36]
Y nunca más os vendrá a la memoria decir: Profecía de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por profecía; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, Dios nuestro. [37]Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió Jehová, y qué habló Jehová? [38]Mas si dijereis: Profecía de Jehová; por eso Jehová dice así: Porque dijisteis esta palabra, Profecía de Jehová, habiendo yo enviado a deciros: No digáis: Profecía de Jehová, [39]
por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres; [40]
y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna confusión que nunca borrará el ol'vido.
Quien se crea profeta, predicador, evangelista, maestro, etc etc etc, párese frente a la congregación, abra su 'Biblia', comience a leer desde Mt.1:1 hasta Ap. 22:21 (como lo hizo el profeta docto, escriba diligente y sacerdote de Dios Esdras (Neh. Cap. 8) y que la congregación ponga atención y estén con los oídos atentos como lo estuvo el pueblo de Dios mientra Esdras leía.
Hoy nos toca leer pues que El Evangelio ya fue predicado. Leer parece ser un trabajo demasiado duro y los ociosos no toman en cuenta que el Apostol Pablo escribió:
2 Tesalonicenses 3:10
[10]Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto:
Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
Fue este mismo Apóstol quien también escribió:
Efesios 3:1-4
[1]Por esta causa
yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; [2]
si es que
habéis oído de
la administración de la gracia de Dios
que me fue dada para con vosotros; [3]
que por revelación me fue declarado el misterio,
como antes lo
he escrito brevemente, [4]
leyendo* lo cual podéis entender cuál sea
mi conocimiento en el misterio de Cristo,
Colosenses 4:16
[16]
Cuando esta carta haya sido leída* entre vosotros, haced que también se lea* en la iglesia de los laodicenses,
y que la de Laodicea la leáis* también vosotros.
1 Tesalonicenses 5:27
[27]
Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea* a todos los santos hermanos.
Uno de los Mensajes finales del Señor fue:
Apocalipsis 1:3
[3]
Bienaventurado el que lee,
y los que oyen las palabras de esta profecía,
y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.
Un cordial saludo mi estimado amigo y hermano.