Refutación bíblica de la predestinación calvinista desde una perspectiva cristocéntrica.

Salmos 1

Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio...
4 Julio 2012
77.999
4.201
La doctrina calvinista de la predestinación personal incondicional sostiene que desde la eternidad Dios escogió a ciertos individuos para ser salvos, independientemente de cualquier respuesta de fe por parte de ellos.
Esta creencia suele llevar a debates con el arminianismo clásico, que enfatiza el libre albedrío y la presciencia divina de la fe.
Sin embargo, más allá de los argumentos tradicionales, es fundamental examinar lo que enseñan las Escrituras al respecto centrándonos en la obra objetiva y llevada a cabo por Jesucristo.
A continuación voy a presentar una refutación bíblica, apologética y cristocéntrica, de la predestinación calvinista entendida como elección incondicional de individuos, mostrando que tal idea contradice el énfasis bíblico en el sacrificio sustitutivo de Cristo, la elección “en Cristo” de un pueblo creyente, la necesidad de fe y perseverancia, el amor universal de Dios, y la importancia de la venida al mundo de Cristo para una redención real y una nueva creación en Cristo.
 
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La doctrina calvinista de la predestinación personal incondicional sostiene que desde la eternidad Dios escogió a ciertos individuos para ser salvos, independientemente de cualquier respuesta de fe por parte de ellos.
Esta creencia suele llevar a debates con el arminianismo clásico, que enfatiza el libre albedrío y la presciencia divina de la fe.
Sin embargo, más allá de los argumentos tradicionales, es fundamental examinar lo que enseñan las Escrituras al respecto centrándonos en la obra objetiva y llevada a cabo por Jesucristo.
A continuación voy a presentar una refutación bíblica, apologética y cristocéntrica, de la predestinación calvinista entendida como elección incondicional de individuos, mostrando que tal idea contradice el énfasis bíblico en el sacrificio sustitutivo de Cristo, la elección “en Cristo” de un pueblo creyente, la necesidad de fe y perseverancia, el amor universal de Dios, y la importancia de la venida al mundo de Cristo para una redención real y una nueva creación en Cristo.
La doctrina de eleccion y predestinacion no las "invento" Calvino. Son doctrinas claras y explicitas en la biblia y sobre la cual comentaron los Apostoles de Jesuscristo y los patriarcas de la iglesia primitiva subsequentemente.

Clemente 0.0, “La Iglesia de Dios que reside en Roma a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que son llamados y santificados por la voluntad de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo
...”

27.4-5: «Con su palabra majestuosa estableció el universo, y con una sola palabra puede destruirlo. ¿Quién le dirá: “¿Qué has hecho?”? ¿O quién resistirá al poder de su fuerza? Él hará todo cuando quiera y como quiera, y nada de lo que ha decretado fallará».


Ignacio a los Efesios

0.0, “Ignacio... a la iglesia de Éfeso en Asia, bendecida con grandeza por la plenitud de Dios Padre, predestinada antes de los siglos para una gloria eterna e inmutable, unida y elegida mediante un sufrimiento genuino por la voluntad del Padre y de Jesucristo nuestro Dios...”

A los Esmirneanos: 4.1b, “Pero os prevengo de antemano contra las fieras con forma humana, hombres a quienes no solo no debéis acoger, sino, si es posible, ni siquiera conocer. No obstante, orad por ellos, para que de alguna manera se arrepientan, por difícil que sea. Pero Jesucristo, nuestra verdadera vida, tiene poder sobre esto.”


La Didajé 3.10, “Aceptad como buenas las cosas que os suceden, sabiendo que nada sucede sin Dios.”

Bernabé: 19.6b: “Acepten como buenas las cosas que les suceden, sabiendo que nada sucede sin Dios”. La Epístola a Diogneto: 5.4, [hablando de los cristianos] “Pero mientras viven tanto en ciudades griegas como bárbaras, según la suerte de cada uno, y siguen las costumbres locales en cuanto a vestimenta y alimentación...”

9.1, “Así pues, habiendo planeado ya todo en su mente junto con su Hijo, nos permitió en el tiempo pasado dejarnos llevar por impulsos indisciplinados a nuestro antojo, extraviados por placeres y lujurias, no porque se deleitara con nuestros pecados, sino porque fue paciente; no porque aprobara aquel tiempo anterior de injusticia, sino porque estaba creando el tiempo presente de justicia, para que nosotros, que en el tiempo pasado fuimos convencidos de indignidad por nuestras propias obras y, habiendo demostrado claramente nuestra incapacidad para entrar en el reino de Dios por nuestros propios medios, pudiéramos ser capacitados para hacerlo por el poder de Dios.”

Calvino solo presento de manera sistematica lo que Dios con anticipacion habia revelado a traves de Cristo y luego sus Apostoles. Nada mas.

Ciertamente, dado que Dios lo sabe todo, habría sido posible que basara su predestinación y elección de individuos en su presciencia del futuro. De hecho, esa es exactamente la postura que muchos cristianos creen, ya que es la perspectiva arminiana de la predestinación. El problema radica en que esto no es lo que la Biblia enseña sobre la predestinación, la elección y la presciencia. Para entender por qué la idea de que «Dios tomó su decisión basándose simplemente en conocer el futuro» no es lo que enseña la Biblia, consideremos primero los pasajes que hablan de la tensión (aunque no una tensión irreconciliable) entre la predestinación, la elección y la presciencia.Efesios 1:5 nos dice que Dios «nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a su beneplácito». Según este versículo, la base de nuestra predestinación no es algo que hagamos o haremos, sino algo que se basa únicamente en Dios, conforme a su beneplácito.En Efesios 1:11 vemos que las personas son “escogidas, habiendo sido predestinadas conforme al plan de aquel que obra todas las cosas conforme al designio de su voluntad”. En estos y muchos otros pasajes, vemos que la Escritura enseña consistentemente que la predestinación o elección no se basa en algo que hagamos o haremos.

Dios predestinó a las personas basándose en su propia voluntad soberana de redimir para sí a personas de toda tribu, lengua y nación. Dios predestinó esto desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), basándose únicamente en su voluntad soberana y no por algo que él supiera que harían.Pero ¿qué hay de Romanos 8:29, donde dice que a los que “antes conoció, también los predestinó”? ¿No parece eso decir que la predestinación se basa en la presciencia de Dios? Por supuesto, la respuesta es sí, enseña que la predestinación se basa en la presciencia de Dios. Pero la presciencia de Dios, o el conocimiento de las cosas o eventos antes de que existan o sucedan, no es la única base para la predestinación. Sabemos que su voluntad y su beneplácito también están involucrados. La presciencia y la predestinación de Dios revelan su soberanía, pero también aprendemos en la Biblia que las personas son responsables de sus decisiones (Josué 24:14-15; Lucas 10:42; Hebreos 11:24-25).

La cuestión realmente no es si Dios sabe quién creerá, sino por qué algunos creen y otros no. El deseo de Dios es que todos sean salvos y procedan al arrepentimiento (1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). Él ofrece salvación a todos (Tito 2:11), pero sabemos que no todos serán salvos. La siguiente cita de John Murray es excelente para abordar este tema: «Aunque se admitiera que «conoció de antemano» significa la previsión de la fe, la doctrina bíblica de la elección soberana no queda eliminada ni refutada por ello. Pues es cierto que Dios prevé la fe; Él prevé todo lo que sucede. La pregunta entonces sería simplemente: ¿de dónde proviene esta fe, que Dios prevé? Y la única respuesta bíblica es que la fe que Dios prevé es la fe que Él mismo crea (cf. Juan 3:3-8; 6:44, 45, 65; Efesios 2:8; Filipenses 1:29; 2 Pedro 1:2). Por lo tanto, su eterna previsión de la fe está condicionada por su decreto a generar esta fe en aquellos a quienes Él prevé como creyentes».

Saludos.
 
En términos simples si unos están predestinados para salvarse y otros para condenarse donde está la justicia de Dios ?

Luego haría ver son condenados por culpa de Dios por que así lo quiso o pre destino .
Luego todavía es contrario a lo que Jesús dijo : El que viene a mi yo no lo hechare fuera “. Dios quiere que todos se salven ese deseo sería contra que ya se está predestinado para la condenación. Una cosa es que Dios lo sepa desde la eternidad y otra que sea su fin .
 
En términos simples si unos están predestinados para salvarse y otros para condenarse donde está la justicia de Dios ?
El fundamento de la predestinación tiene que ser, necesariamente, el atributo de la Omnisciencia Divina, de lo contrario, cualquier interpretación fuera de esta esfera cognitiva, acusa a Dios de injusto.

Esto precisamente es lo que hace el sistema religioso del catolicismo romano, presenta un dios injusto, entonces el diablo apela al catolicismo romano para que enseñe esto:

"Iglesia católica apostólica y romana, fuera de la cual no hay salvación"

Y los ingenuos católicos se tragan esta carnada con todo y anzuelo.

Luego haría ver son condenados por culpa de Dios porque así lo quiso o predestino .

Según el razonamiento católico, fuera de su iglesia romana no hay salvación, como respuesta a la culpa de Dios y su predestinación.
 

1. La predestinación calvinista no debe anular la obra sustitutiva de Cristo​

La primera y mayor objeción bíblica contra una predestinación entendida como elección eterna que salva por sí misma es que minimiza o anula la necesidad de la cruz de Cristo.

Si fuésemos salvos únicamente por un decreto de elección divina hecho antes de los siglos, entonces ¿qué necesidad había de que el Hijo de Dios muriera en la cruz?.

La Escritura enseña claramente que nuestra salvación fue obtenida mediante la muerte real de Jesucristo, quien actuó como cordero de Dios sustituto por los pecadores.

Por ejemplo, “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos… Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”

Jesús no vino a morir por “justos predestinados”, sino precisamente por los injustos, por los perdidos y pecadores que necesitaban rescate (cf. Lc 19:10).

La implicación es evidente: ningún ser humano era justo o salvo desde la eternidad en sí mismo, pues “no hay justo, ni aun uno” (Rom. 3:10).

Si Dios “escogió” a algunos, no fue porque ya fuesen justos, sino que tuvo que enviar a su Hijo para justificar a impíos (Rom. 4:5).
La Biblia afirma que somos justificados por la sangre de Cristo (Rom. 5:9) y mediante la fe (Rom. 5:1), no por haber sido seleccionados de antemano aparte de Cristo.

Si la elección eterna por sí sola pudiera salvarnos o justificarnos, la muerte de Jesús sería superflua, contradiciendo totalmente el Evangelio.

Pablo incluso advierte que “si por la ley (o por cualquier otro medio) viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo (Gál. 2:21).

Del mismo modo podemos decir: si por una elección soberana anterior viniera la salvación, en vano murió Cristo.
La predestinación calvinista, tal como la proclaman algunos, hace innecesaria la cruz, vaciando de sentido la obra objetiva del Hijo de Dios.

La Biblia presenta a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1:29), el “Justo que muere por los injustos para llevarnos a Dios” (1 P 3:18).

Él es nuestro sustituto real, cargando nuestros pecados (Is 53:5-6). No somos salvos por un decreto secreto, sino por un sacrificio público y eficaz.

Romanos 5:6-8 resalta que Cristo murió por personas que en ese momento eran impías y pecadoras, subrayando que la salvación nos llega por ese acto redentor histórico y no porque ya estuviéramos "salvos" de antemano.

En otras palabras, la elección de Dios nunca pretende anular la cruz, sino que la cruz es el fundamento sobre el cual Dios puede elegir salvarnos con justicia.

Dios “se propuso, antes de la creación... formar un pueblo a través de la muerte redentora de Cristo en la cruz”, es decir, su plan eterno estaba centrado en el sacrificio de su Hijo.

Por lo tanto, cualquier entendimiento de la predestinación que eclipse o haga opcional la obra sustitutiva de Jesús es ajeno al mensaje bíblico.

Jesús vino a “buscar y salvar lo que se había perdido” (Lc 19:10), no a confirmar a unos pocos elegidos que realmente no tendrían nada que perder.
 
La doctrina de eleccion y predestinacion no las "invento" Calvino. Son doctrinas claras y explicitas en la biblia y sobre la cual comentaron los Apostoles de Jesuscristo y los patriarcas de la iglesia primitiva subsequentemente.

Clemente 0.0, “La Iglesia de Dios que reside en Roma a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que son llamados y santificados por la voluntad de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo...”

27.4-5: «Con su palabra majestuosa estableció el universo, y con una sola palabra puede destruirlo. ¿Quién le dirá: “¿Qué has hecho?”? ¿O quién resistirá al poder de su fuerza? Él hará todo cuando quiera y como quiera, y nada de lo que ha decretado fallará».


Ignacio a los Efesios

0.0, “Ignacio... a la iglesia de Éfeso en Asia, bendecida con grandeza por la plenitud de Dios Padre, predestinada antes de los siglos para una gloria eterna e inmutable, unida y elegida mediante un sufrimiento genuino por la voluntad del Padre y de Jesucristo nuestro Dios...”

A los Esmirneanos: 4.1b, “Pero os prevengo de antemano contra las fieras con forma humana, hombres a quienes no solo no debéis acoger, sino, si es posible, ni siquiera conocer. No obstante, orad por ellos, para que de alguna manera se arrepientan, por difícil que sea. Pero Jesucristo, nuestra verdadera vida, tiene poder sobre esto.”


La Didajé 3.10, “Aceptad como buenas las cosas que os suceden, sabiendo que nada sucede sin Dios.”

Bernabé: 19.6b: “Acepten como buenas las cosas que les suceden, sabiendo que nada sucede sin Dios”. La Epístola a Diogneto: 5.4, [hablando de los cristianos] “Pero mientras viven tanto en ciudades griegas como bárbaras, según la suerte de cada uno, y siguen las costumbres locales en cuanto a vestimenta y alimentación...”

9.1, “Así pues, habiendo planeado ya todo en su mente junto con su Hijo, nos permitió en el tiempo pasado dejarnos llevar por impulsos indisciplinados a nuestro antojo, extraviados por placeres y lujurias, no porque se deleitara con nuestros pecados, sino porque fue paciente; no porque aprobara aquel tiempo anterior de injusticia, sino porque estaba creando el tiempo presente de justicia, para que nosotros, que en el tiempo pasado fuimos convencidos de indignidad por nuestras propias obras y, habiendo demostrado claramente nuestra incapacidad para entrar en el reino de Dios por nuestros propios medios, pudiéramos ser capacitados para hacerlo por el poder de Dios.”

Calvino solo presento de manera sistematica lo que Dios con anticipacion habia revelado a traves de Cristo y luego sus Apostoles. Nada mas.

Ciertamente, dado que Dios lo sabe todo, habría sido posible que basara su predestinación y elección de individuos en su presciencia del futuro. De hecho, esa es exactamente la postura que muchos cristianos creen, ya que es la perspectiva arminiana de la predestinación. El problema radica en que esto no es lo que la Biblia enseña sobre la predestinación, la elección y la presciencia. Para entender por qué la idea de que «Dios tomó su decisión basándose simplemente en conocer el futuro» no es lo que enseña la Biblia, consideremos primero los pasajes que hablan de la tensión (aunque no una tensión irreconciliable) entre la predestinación, la elección y la presciencia.Efesios 1:5 nos dice que Dios «nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a su beneplácito». Según este versículo, la base de nuestra predestinación no es algo que hagamos o haremos, sino algo que se basa únicamente en Dios, conforme a su beneplácito.En Efesios 1:11 vemos que las personas son “escogidas, habiendo sido predestinadas conforme al plan de aquel que obra todas las cosas conforme al designio de su voluntad”. En estos y muchos otros pasajes, vemos que la Escritura enseña consistentemente que la predestinación o elección no se basa en algo que hagamos o haremos.

Dios predestinó a las personas basándose en su propia voluntad soberana de redimir para sí a personas de toda tribu, lengua y nación. Dios predestinó esto desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), basándose únicamente en su voluntad soberana y no por algo que él supiera que harían.Pero ¿qué hay de Romanos 8:29, donde dice que a los que “antes conoció, también los predestinó”? ¿No parece eso decir que la predestinación se basa en la presciencia de Dios? Por supuesto, la respuesta es sí, enseña que la predestinación se basa en la presciencia de Dios. Pero la presciencia de Dios, o el conocimiento de las cosas o eventos antes de que existan o sucedan, no es la única base para la predestinación. Sabemos que su voluntad y su beneplácito también están involucrados. La presciencia y la predestinación de Dios revelan su soberanía, pero también aprendemos en la Biblia que las personas son responsables de sus decisiones (Josué 24:14-15; Lucas 10:42; Hebreos 11:24-25).

La cuestión realmente no es si Dios sabe quién creerá, sino por qué algunos creen y otros no. El deseo de Dios es que todos sean salvos y procedan al arrepentimiento (1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). Él ofrece salvación a todos (Tito 2:11), pero sabemos que no todos serán salvos. La siguiente cita de John Murray es excelente para abordar este tema: «Aunque se admitiera que «conoció de antemano» significa la previsión de la fe, la doctrina bíblica de la elección soberana no queda eliminada ni refutada por ello. Pues es cierto que Dios prevé la fe; Él prevé todo lo que sucede. La pregunta entonces sería simplemente: ¿de dónde proviene esta fe, que Dios prevé? Y la única respuesta bíblica es que la fe que Dios prevé es la fe que Él mismo crea (cf. Juan 3:3-8; 6:44, 45, 65; Efesios 2:8; Filipenses 1:29; 2 Pedro 1:2). Por lo tanto, su eterna previsión de la fe está condicionada por su decreto a generar esta fe en aquellos a quienes Él prevé como creyentes».

Saludos.
Este trabajo no es para vos.
 

LA PREDESTINACIÓN CALVINISTA
DESDE UNA PERSPECTIVA CRISTOCÉNTRICA


¿Está el calvinismo en armonía
con la doctrina de Cristo?​


A ver qué dice la Biblia.

Este estudio tendrá cinco puntos:
corrupción radical,
elección incondicional,
redención particular,
gracia eficaz
y la seguridad de la salvación.

Todas las citas son palabras textuales de Cristo.

PUNTO 1: CORRUPCIÓN RADICAL

“Porque del corazón
salen los malos pensamientos,
los homicidas, los adulterios,
las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios,
las blasfemias.
Estas cosas son las que contaminan al hombre”
(Mateo 15:19-20).

“Si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
(Lucas 11:13).

“De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios”
(Juan 3:3).

“Lo que es nacido de la carne, carne es;
y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”
(Juan 3:6).

“Esta es la condenación:
que la luz vino al mundo
y los hombres amaron más
las tinieblas que la luz,
porque sus obras eran malas”
(Juan 3:19).

“Porque como el Padre
levanta a los muertos y les da vida,
así también el Hijo a los que quiere da vida”
(Juan 5:21).

“De cierto, de cierto os digo:
Viene la hora y ahora es cuando
los muertos oirán la voz del Hijo de Dios;
y los que la oyeren vivirán”
(Juan 5:25).

“No queréis venir a mí
para que tengáis vida”
(Juan 5:40).

“Ninguno puede venir a mí,
si el Padre que me envió no lo trajere”
(Juan 6:44).

“Si no coméis la carne del Hijo del hombre
y bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros”
(Juan 6:53).

“El Espíritu es el que da vida;
la carne para nada aprovecha”
(Juan 6:63).

“Por eso os he dicho que ninguno
puede venir a mí,
si no le fuere dado del Padre”
(Juan 6:65).

“El que de vosotros esté sin pecado
sea el primero en arrojar
la piedra contra ella”
(Juan 8:7).

“Ni a mí me conocéis ni a mi Padre:
si a mí me conocieseis,
también a mi Padre conoceríais”
(Juan 8:19).

“Por eso os dije que moriréis
en vuestros pecados;
porque si no creéis que yo soy,
en vuestros pecados moriréis”
(Juan 8:24).

“De cierto de cierto os digo
que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado”
(Juan 8:34).

“Vosotros sois de vuestro padre el diablo
y los deseos de vuestro padre queréis hacer”
(Juan 8:44).

“Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador,
para que esté con vosotros siempre:
el Espíritu de verdad,
al cual el mundo no puede recibir
porque no le ve ni le conoce”
(Juan 14:17).

“El que no me ama,
no guarda mis palabras”
(Juan 14.24).

PUNTO 2: ELECCIÓN INCONDICIONAL

“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra
porque escondiste estas cosas
de los sabios y de los entendidos,
y las revelaste a los niños”
(Mateo 11:25).

“Porque a vosotros os es dado saber
los misterios del reino de los cielos;
mas a ellos no les es dado”
(Mateo 13:11).

“Toda planta que no plantó mi Padre celestial
será desarraigada”
(Mateo 15:13).

“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre,
sino mi Padre que está en los cielos”
(Mateo 16:17).

“Muchos son llamados, mas pocos escogidos”
(Mateo 20:16).

“Porque muchos son llamados y pocos escogidos”
(Mateo 22:14).

“Porque se levantarán falsos Cristos
y falsos profetas
y harán grandes señales,
de tal manera que engañarán,
si fuese posible, aun a los escogidos”
(Mateo 24:24).

“Y enviará a sus ángeles
con gran voz de trompeta
y juntarán a sus escogidos
de los cuatro vientos,
desde un extremo del cielo hasta el otro”
(Mateo 24:31).

“Entonces el Rey dirá
a los de su derecha:
Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo”
(Mateo 25:34).

“Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días,
nadie será salvo;
mas por causa de los escogidos
que Él escogió,
acortó aquellos días”
(Marcos 13:20).

“No temáis manada pequeña,
porque a vuestro Padre
le ha placido daros el reino”
(Lucas 12:32).

“¿Y acaso no hará Dios justicia a sus escogidos,
que claman a Él día y noche?
¿Se tardará en responderles?”
(Lucas 18:7).

“Porque como el Padre
levanta a los muertos y les da vida,
así también el Hijo a los que quiere da vida”
(Juan 5:21).

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí;
y al que a mí viene, no le echo fuera”
(Juan 6:37).

“Esta es la voluntad del Padre,
el que me envió:
que de todo lo que me diere,
no pierda yo nada,
sino que lo resucite en el día postrero”
(Juan 6:39).

“Por eso os he dicho
que ninguno puede venir a mí,
si no le fuere dado del Padre”
(Juan 6:65).

“No hablo de todos vosotros;
yo sé a quiénes he elegido”
(Juan 13:18).

“No me elegisteis vosotros a mí,
sino que yo os elegí a vosotros
y os he puesto para que vayáis
y llevéis fruto y vuestro fruto permanezca”
(Juan 15:16).

“Padre, la hora ha llegado;
glorifica a tu Hijo,
para que también tu Hijo te glorifique a ti;
como le has dado potestad sobre toda carne,
para que dé vida eterna
a todos los que le diste”
(Juan 17:2).

“He manifestado tu nombre
a los hombres que del mundo me diste;
tuyos eran y me los diste”
(Juan 17:6).

“Yo ruego por ellos;
no ruego por el mundo,
sino por los que me diste;
porque tuyos son”
(Juan 17:9).

“Padre santo, a los que me has dado,
guárdalos en tu nombre,
para que sean uno,
así como nosotros”
(Juan 17:11).

“Padre, aquellos que me has dado,
quiero que donde yo estoy,
también ellos estén conmigo
para que vean mi gloria
que me has dado”
(Juan 17:24).

“De los que me diste,
no perdí ninguno”
(Juan 18:9).


El Salvador entregó su vida por aquellos que el Padre le había dado.
PUNTO 3: REDENCIÓN PARTICULAR

“Nadie conoce al Hijo,
sino el Padre ni al Padre conoce alguno,
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”
(Mateo 11:25).

“Por eso les hablo por parábolas:
porque viendo no ven y oyendo
no oyen ni entienden”
(Mateo 13:13).

“El Hijo del hombre
no vino para ser servido,
sino para servir y para dar su vida
en rescate por muchos”
(Mateo 20:28).

“Y enviará a sus ángeles
con gran voz de trompeta
y juntarán a sus escogidos
de los cuatro vientos,
desde un extremo del cielo hasta el otro”
(Mateo 24:31).

“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto
que por muchos es derramada
para remisión de los pecados”
(Mateo 26:28).

“Esto es mi cuerpo,
que por vosotros es dado”
(Lucas 22:19).

“Esta copa es el nuevo pacto
en mi sangre que por vosotros se derrama”
(Lucas 22:20).

“Yo, pues, os consigno un reino,
como mi Padre me lo asignó a mí”
(Lucas 22:29).

“Simón, Simón, he aquí Satanás
os ha pedido para zarandearos como a trigo;
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”
(Lucas 22:31-32).

“Porque así como el Padre
levanta a los muertos y les da vida,
así también el Hijo, a los que quiere, da vida
(Juan 5:21).

“Esta es la voluntad del Padre,
el que me envió:
que de todo lo que me diere,
no pierda yo nada,
sino que lo resucite en el día postrero”
(Juan 6:39).

“¿No os he escogido yo a vosotros los doce
y uno de vosotros es diablo?”
(Juan 6:70).

“Para juicio he venido yo a este mundo;
para que los que no ven, vean;
y los que ven, sean cegados”
(Juan 9:39).

“Yo soy el buen pastor;
el buen pastor su vida da por las ovejas”
(Juan 10:11).

“Pongo mi vida por las ovejas”
(Juan 10:15).

“Pero vosotros no creéis
porque no sois de mis ovejas,
como os he dicho”
(Juan 10:26).

“Mis ovejas oyen mi voz
y yo las conozco y me siguen,
y yo les doy vida eterna;
y no perecerán jamás ni nadie
las arrebatará de mi mano”
(Juan 10:27-28).

“Si no te lavare,
no tendrás parte conmigo”
(Juan 13:8).

“No hablo de todos vosotros;
yo sé a quienes he elegido”
(Juan 13:18).

“Si fuerais del mundo,
el mundo amaría lo suyo;
pero porque no sois del mundo,
antes yo os elegí del mundo,
por eso el mundo os aborrece”
(Juan 15:19).

“Padre, la hora ha llegado;
glorifica a tu Hijo,
para que también tu Hijo te glorifique a ti;
como le has dado potestad sobre toda carne,
para que dé vida eterna
a todos los que le diste”
(Juan 17:2).

“Yo ruego por ellos;
no ruego por el mundo,
sino por los que me diste;
porque tuyos son”
(Juan 17:9).

“Padre, aquellos que me has dado,
quiero que donde yo estoy,
también ellos estén conmigo
para que vean mi gloria
que me has dado”
(Juan 17:24).

“Ve, porque instrumento escogido me es éste,
para llevar mi nombre
en presencia de los gentiles y de reyes
y de los hijos de Israel”
(Hechos 9:15).

“Porque yo estoy contigo
y ninguno pondrá sobre ti
la mano para hacerte mal,
porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”
(Hechos 18:10).

PUNTO 4: GRACIA EFICAZ

“Lo que es nacido de la carne, carne es;
y lo que es nacido de Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije:
Os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere
y oyes su sonido;
mas ni sabes de dónde viene
ni a dónde va;
así es todo aquel que es nacido del Espíritu”
(Juan 3:6-8).

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí;
y al que a mí viene, no le echo fuera”
(Juan 6:37).

“Ninguno puede venir a mí,
si el Padre que me envió no lo trajere”
(Juan 6:44).

“Así que, todo aquel que oyó al Padre
y aprendió de él, viene a mí”
(Juan 6:45).

“Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo:
Recibid el Espíritu Santo”
(Juan 20:22).


Dios es quien sostiene a su pueblo hasta el fin. Si no fuera por Él, nadie sería salvo.
PUNTO 5: LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN

“Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”
(Lucas 22:31-32).

“El que bebiere del agua que yo le daré,
no tendrá sed jamás;
sino que el agua que yo le daré
será en él una fuente de agua
que salte para vida eterna”
(Juan 4:14).

“Yo soy el pan de vida;
el que a mí viene,
nunca tendrá hambre;
y el que en mí cree,
no tendrá sed jamás”
(Juan 6:35).

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí;
y al que a mí viene, no le echo fuera”
(Juan 6:37).

“Esta es la voluntad del Padre,
el que me envió:
que de todo lo que me diere,
no pierda yo nada,
sino que lo resucite en el día postrero”
(Juan 6:39).

“Ninguno puede venir a mí,
si el Padre que me envió no lo trajere;
y yo le resucitaré en el día postrero”
(Juan 6:44).

“El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna;
y yo le resucitaré en el día postrero”
(Juan 6:54).

“Mis ovejas oyen mi voz
y yo las conozco y me siguen,
y yo les doy vida eterna;
y no perecerán jamás
ni nadie las arrebatará de mi mano”
(Juan 10:27-28).

“Mi Padre que me las dio
es mayor que todos,
y nadie las puede arrebatar
de la mano de mi Padre”
(Juan 10:29).

“Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí,
no morirá eternamente.
¿Crees esto?”
(Juan 11:25-26).

“Y si me fuere y os preparare lugar,
vendré otra vez y os tomaré a mí mismo,
para que donde yo estoy,
vosotros también estéis”
(Juan 14:3).

“No os dejaré huérfanos;
vendré a vosotros”
(Juan 14:18).

“A los que me diste, yo los guardé
y ninguno de ellos se perdió,
sino el hijo de perdición,
para que la Escritura se cumpliese”
(Juan 17:12).

“De los que me diste, no perdí ninguno”
(Juan 18:9).

“El que venciere será
vestido de vestiduras blancas;
y no borraré su nombre del libro de la vida,
y confesaré su nombre delante de mi Padre
y delante de sus ángeles”
(Apocalipsis 3:5).

FUENTE :

Pastor Will Graham – Almería


 
Última edición:
No hace falta ir a otro texto
Ahi está muy claro, si no te gusta lo que ahi dice, es tu problema
Tu reduccionismo bíblico ante los ojos de Cristo posee el mismo valor que una moneda de cuero.

Toda la Palabra es inspirada por Dios.

Mat 13:52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
 
Pienso que hay un error de construcción gramatical, pues lo entendible sería: "Hola, hijo de las mil..."

Y lo demás nosotros lo sabemos.
Era hijo de mil... Perdón
 
Horacio Damian Moran-Pereira

Si sos un hijo de re 1000, junto con el otro, gracias por aclararlo
Ah... Yo pense que era Héctor Darío Manuel Pontevequia.
Perdón.
¿Sos calvinista?
 
Efesios, pablo dice: Nos predestinó desde antes de la fundación del mundo
Apocalipsis dice: libro de la vida del cordero, desde antes de la fundación del mundo

Ya está todo decidido, te guste o no
Como le dije a Leall, te digo a vos y le digo a Bart: Este tema no es para ustedes.
No es para calvinistas.
 
Sigamos...

2. La Biblia enseña una predestinación en Cristo, no una elección personal incondicional antes de creer

Un examen cuidadoso de las Escrituras revela que la elección divina para salvación está inseparablemente unida a Jesucristo y a la respuesta de fe, no a una selección arbitraria de individuos considerada al margen de Cristo.

Efesios 1 es el pasaje clásico sobre predestinación, y allí Pablo deja claro el contexto de dicha predestinación: “Dios... nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha... habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo... en el Amado... en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados”.

Noten cómo repetidamente afirma que la elección y las bendiciones ocurren “en Cristo”, “por medio de Cristo” y “en el Amado”.
Esto implica que Cristo es el verdadero elegido de Dios (cf. Mt 12:18, 1 P 2:4) y que nosotros somos elegidos por estar unidos a Él.
Como bien resume un estudioso: “Nadie es escogido aparte de una unión con Cristo a través de la fe”.

Dios predestinó un pueblo en su Hijo; en términos prácticos, los que están “en Cristo” (es decir, los creyentes) son los predestinados a ser salvos y santos. La elección no se concibe jamás al margen de la relación con Jesús.

Esto refuta la idea de una elección personal e incondicional previa a la fe.
En el plan eterno, Dios determinó que todo el que esté en Cristo, por la fe, tendría vida eterna y adopción como hijo.

Pero no dice la Biblia que Dios haya “colocado” a personas en Cristo sin considerar si creerían o no.
Al contrario, Efesios 1:13 (continuando el pasaje) dice que los efesios “después que oyeron el evangelio... y creyeron en Él, fueron sellados con el Espíritu Santo”, lo cual muestra el orden: escuchar el evangelio, creer en Cristo, y así entrar a formar parte de los escogidos en Él.

La predestinación bíblica, entonces, se entiende corporativa y condicional: Dios eligió a un pueblo redimido en su Hijo no a individuos aislados para luego traerlos a Cristo.
Cualquier individuo pasa a ser “elegido” en el momento en que, por la fe, se une a Cristo y por tanto comparte las bendiciones predestinadas para el cuerpo de Cristo (la Iglesia).

El capítulo 8 de Romanos confirma esta perspectiva.

Romanos 8:28-30 declara que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Fíjese que se refiere a personas que aman a Dios (es decir, creyentes). Sigue diciendo: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo... y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, justificó; y... glorificó”.

Vemos aquí que la predestinación tiene como objetivo claro la santificación y glorificación (ser conformados a la imagen de Cristo). Además, Dios “antes conoció” a esos que predestinó. ¿Qué significa “conocer de antemano”? En la Biblia conocer a alguien a menudo implica una relación íntima (Amós 3:2, Mt 7:23). Podemos entender que Dios “conoció de antemano” a su pueblo (1 P 1:2 habla de “elegidos según la presciencia –conocimiento previo– de Dios Padre”).
Esto no significa simplemente prever acciones, sino que Dios puso su amor anticipado en quienes estarían en Cristo. En todo caso, el énfasis de Romanos 8 es que los que ahora aman a Dios (los creyentes) pueden tener seguridad porque Dios ha determinado llevarlos a la gloria.
No está enseñando que Dios predestinó a algunos a creer y otros a no creer, sino que aquellos que responden al llamado de Dios y aman a Cristo están en un proceso asegurado por Dios que culmina en la glorificación.
La predestinación bíblica es a la gloria en Cristo (“predestinados para ser hechos conformes a la imagen de su Hijo”) más que una predestinación arbitraria de quién podrá o no creer.

En resumen, Dios escogió salvarnos “en Cristo”. Esto preserva tanto la iniciativa soberana de Dios (pues fue su plan regalar la salvación por medio de Su Hijo) como la responsabilidad humana de creer en el Evangelio para ser unidos a Cristo. Efesios 1 y Romanos 8, leídos en contexto, no enseñan una elección incondicional de individuos al margen de la fe, sino la predestinación de un pueblo santo unido al Mesías. Dios nos eligió en unión con Jesús para hacernos santos, adoptarnos y redimirnos por Su sangre.

Toda la gloria final es de Dios y de Su gracia, pero el camino trazado incluye la respuesta del hombre al llamado de Cristo.
 
si ahi dice:

16 Y los diez cuernos que viste en la bestia, estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego;
17 porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.

Te está diciendo que TODO ES PLAN DE DIOS, no es plan de los hombres

Los hombres solo ejecutan el plen que Dios tiene

Si habría libre albedrío, el pasaje diría asi:

"Porque Dios conoce el plan que harán los 10 reyes y dejará que este se plan se cumpla"

No hace falta leer a Calvino, para razonar una ecuación de cuarto grado de primaria

El plan es de Dios, no de los 10 cuernos, eso anula el libre albedrio y muestra que hay alguien que controla sus mentes
Te repito. Este tema no es para vos.
Vos sos un elegido.
Un hijo de Abraham.
 
Ya está todo decidido, te guste o no
No se trata de gustos, pues también soy del mismo parecer, pero lo soy basado en la Escritura no porque cualquiera venga a inventar una soberanía que pase por encima de la muerte de su Hijo, como lo insinúa usted con su planteamiento incompleto:
No hay justicia en Dios, solo hay soberania de su voluntad
Ni pablo puede decirles a sus alumnos, de que hay justicia
Sino que les dice: la olla no puede discutir con el alfarero

Allí en la Eternidad, mediante 2Tim.1:9-10 visualizamos la Obra futura de Redención antes de la fundación del mundo (1P.1:18-20).
Un llamamiento por la sola gracia en Cristo Jesús, la cual se establece en el Calvario para satisfacer la justicia de Dios (2Cor.5:21).

Así que no venga a enseñar aquí al foro que no hay Justicia de Dios, sin entender que la base de esa Justicia es Cristo.

Usted solo puede ser justificado por Cristo, olvídese de la Soberanía del Padre por cuanto el Padre es Espíritu, y el mismo eligió la sangre para el perdón de sus pecados (Lev.17:11).

Rom 3:21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
Rom 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
Rom 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Rom 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
Rom 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

La palabra "propiciación" significa satisfacer la Justicia de Dios, lo que significa que, con su sangre derramada, su Hijo satisfizo plenamente las demandas de la Justicia Divina para que pudiésemos ser perdonados.

La sangre de los animales sacrificados en la antigüedad no pudo quitar el pecado, solo lo cubrían (Heb.10:4) pero estando ya presente Cristo, ocurre esto:

Heb 9:11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
Heb 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

Jesús es el verdadero propiciatorio al unir la Justicia de Dios con su misericordia.

Estoy de acuerdo con el determinismo, pero el tal está fundamentado en la OMNISCIENCIA de Dios, pues por los pasillos del tiempo, ya de antemano conoce quienes van aceptar o a rechazar a su amado Hijo.

No es un determinismo ciego, basado solo en su soberanía, sino la expresión infinita del amor de ambos (Jn.3:16; 1Juan.4:19).
 
Sigamos...

3. La salvación no ocurre sin fe y arrepentimiento: no somos salvos desde la eternidad, sino al creer...​

Otra línea de refutación se basa en preguntarnos cuándo y cómo somos salvos según la Biblia.
El calvinismo piensa que, puesto que el decreto de Dios acerca de los que se salvan es desde antes de la fundación del mundo, los elegidos “son salvos por disposición y decreto divino” antes de creer, porque aparte los muertos nunca podrían hacerlo, y que su futura fe será una consecuencia directa de ser elegidos.
Pero la Escritura insiste en que la salvación se recibe en el tiempo, mediante la fe personal en Cristo y el arrepentimiento, no antes. Ningún pasaje bíblico dice que “ya hemos sido salvos desde la eternidad”. Al contrario, se nos presenta una oferta genuina y condicional: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna... El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, por cuanto no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.
Aquí Jesús deja claro que la diferencia entre estar condenado o no es creer o no creer en Él, no si uno fue elegido o no.
Si ya estuviéramos salvos por una elección hecha antes de la fundación del mundo, estos llamados a creer y las advertencias de condenación por incredulidad no tendrían sentido.

La necesidad de fe, arrepentimiento y perseverancia es real y urgente en el Nuevo Testamento.
A todos se nos manda “arrepentíos y creed en el evangelio” (Mr 1:15). “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” dijo Jesús (Lc 13:3). “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hch 16:31) fue la respuesta a quien preguntó cómo salvarse.
Pablo afirma: “el evangelio... es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Rom. 1:16).
Y Juan 3:36 resume: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”
Así, la salvación está condicionada a la fe del individuo; no poseemos la vida eterna sino hasta que confiamos en Cristo según la oferta divina.
Asimismo, se exige perseverar: “El que persevere hasta el fin, ése será salvo” (Mt 24:13).
¿Por qué tantas exhortaciones a mantenerse en la fe, a no apartarse, a producir frutos dignos de arrepentimiento, si al fin y al cabo la elección personal inmutable garantizaría la salvación?
La Biblia contiene serias advertencias incluso a creyentes bautizados en la iglesia.
Por ejemplo, Hebreos 10:26-29 advierte: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio… ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios y tenga por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e insultare al Espíritu de gracia?”.
Aquí el autor habla de alguien que había sido santificado por la sangre de Cristo (es decir, formó parte del pueblo de Dios) pero luego la menosprecia volviendo atrás. Esto contradice la noción de que un “elegido” no puede caer; muestra más bien que si una persona, tras conocer a Cristo, lo abandona, enfrenta condenación, porque haber sido partícipe de la salvación no le exime de la responsabilidad de perseverar. En otras palabras, la elección no anula la seria advertencia: “ya no queda sacrificio” para quien rechaza a propósito a Cristo.

Si en la teología calvinista se dijera que la fe y el arrepentimiento son efectos garantizados de ser elegido, podríamos replicar: entonces ¿por qué presenta la Biblia estas decisiones como mandatos y condiciones verdaderas?.
La oferta de salvación es universal (como veremos en el siguiente punto) y la respuesta del hombre es verdaderamente significativa.
Dios no nos considera “salvos” sin nuestra participación consciente, aunque por supuesto Él toma la iniciativa y provee la gracia.
Efesios 2:8-9 equilibra esto: “por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. La salvación es un don de gracia, sí, pero se hace efectivo “por medio de la fe”, lo cual indica que la fe es el medio instrumental indispensable. Nadie está salvo antes de creer, aunque Dios en su presciencia sepa quién creerá. En la experiencia humana real, pasamos de estar perdidos a estar salvos en el momento en que ponemos fe en Cristo. Jesús ilustró esto cuando le dijo a la mujer pecadora: “Tu fe te ha salvado” (Lc 7:50). Mientras no creyó, seguía en sus pecados, mas al creer en Jesús fue salva.
No le dijo “eras salva desde antes de la fundación del mundo por decreto”.
Por tanto, insistimos: la salvación personal ocurre en la historia, no en la eternidad.
El plan de Dios es eterno, sí, pero la ejecución de ese plan involucra la venida de Cristo al mundo en el tiempo y la respuesta de fe del pecador en un momento dado.
“Hoy es el día de salvación” (2 Co 6:2), declara la Escritura, no “la salvación ocurrió en el pasadao.
Y “sin fe es imposible agradar a Dios” (Heb 11:6). Así que cualquier doctrina que sugiera que en última instancia la fe es opcional o mera formalidad porque Dios ya había decidido tu destino choca frontalmente con la enseñanza bíblica que demanda fe, arrepentimiento y perseverancia reales.
Si ya fuéramos salvos por elección antes de creer, todas las amonestaciones bíblicas a creer y permanecer fieles perderían su sentido.
 
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