Los fariseos y escribas eran gente (y representan aquellos) que peiensan que fueron justificados por su obediencia a la palabra de Dios en vez de por la gracia de Dios. Dios explica esta diferencia en esta cuenta. Lucas 18:10–14 (RV1909)
Dos hombres subieron al templo a orar: el uno Fariseo, el otro publicano. 11 El Fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones (mi obra de justicia es que no robo), injustos (mi obra de justicia es que no soy injusto), adúlteros (mi obra de justicia es que no cometo adulterio), ni aun como este publicano; 12 Ayuno dos veces a la semana (esto es mí obra), doy diezmos de todo lo que poseo (esto es mí obra). 13 Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, sé propició a mí pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado. Dios nos está enseñando que las obras de obediencia a la palabra de Dios no justifican a nadie delante de Dios. El publicano (quien tipifica los hijos verdaderos de Dios) mostró que lo unico que podríamos hacer para ser justificados era esperar que Dios nos tenga misericordia. Estos son los unicos que entran al reino de los cielos, los elegidos de Dios a quienes les fue concedida la misericordia y la gracia de Dios aparte de cualquier obra que hayamos hecho.
La BIblia afirma que hay miuchos que ponen confiansa en las obras que han hecho en el nombre de Dios, pero ninguna cantidad de buenas obras de nuestra parte podría resultar en salvación. Mateo 7:21–23 (RV1909)
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos:mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamosen tu nombre, yen tu nombrelanzamos demonios, yen tu nombrehicimos mucho milagros? 23 Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
La diferencia entre los que entran al reino de los cielos y que hacen la voluntad de Dios, con aquellos que hacen la voluntad de Dios y NÓ entran al reino de los cielos, es que los primeros no confían en sus obras para salvarlos. Ellos obran porque ya fueron salvos y para mostrar su amor por el Dios quien los salvó. Y los otros sí confian en sus obras para salvarlos y por eso nunca fueron salvos.