Todo esto está muy bien, pero usted lo ha dicho, Pedro, presente, ante los hombres y mujeres, vivo, colenado... y ahora recordemos lo que nos dice Pablo: YA NO SOY YO, SINO QUE CRISTO VIVE EN MI...
Gál. 2:20 yya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí
Bien, no le de vueltas, si Cristo vive en usted, lo siento, en cada ocasión que acuda a un tercero, cada vez, ESTARÁ NEGANDO AL HIJO DIOS ETERNO, y como no, al PADRE MISMO.
Y recuerde que, lo que usted ha citado, nomás es el cumplimiento de LA PALABRA DE SEÑOR, cuando bien dijo:
Jn. 14:12 Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre. [/B]
Así pues, usted, sigue sin entender que cada vez que acude a un tercero, cada vez que va más allá de Cristo mismo, morando en usted, simplemente: LE ESTÁ NEGANDO, y no solo a Él, sino al mismísimo Padre, y como no, al Espíritu Santo que mora (debería morar) en usted.
No, no se engañe a usted mismo, no era ni Pedro, ni Pablo, ni discípulo alguno quien obrase milagros, no, ERA Y ES CRISTO MISMO QUIEN OBRA, MEDIANTE EL ESPÍRITU, LOS MILAGROS, y ello, MEDIANTE SUS PROPIOS DISCÍPULOS, IGLESIA Y CUERPO DE CRISTO, hoy, ahora mismo, y en todas las partes del mundo, entre los vivos. Y ello es Promesa de Dios, y ello es Promesa del Hijo, y si usted no quiere creer en su Palabra, pues a la verdad, NO SERÁ NUNCA HIJO.
Medite, pues anda muy lejos del Camino, la Verdad, y la Vida, la cual es Cristo, y sin olvidar que:
Rom. 8:14 Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. 15 Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: “¡Abbá! ¡Padre!”
¡Abba!, ¡Padre!, ni santos, ni virgenes, ni madres, ni... NO, QUIEN NO TIENE EL ESPÍRITU DE CRISTO, NO ES DE CRISTO, Y EL ESPÍRITU CLAMA, CLAMA, CLAMA... ¡ABBA!, ¡PADRE!
Un saludo, y que Dios le bendiga.