¿Qué significa la roca? Disputa eclesiológica con un protestante.

athos

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19 Septiembre 2003
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El Ps.-Ireneo repite machaconamente los siguientes pasajes, contrarios, según él, al primado de Pedro:

<< San Cirilo de Alejandría, en su cuarto libro sobre la Trinidad, dice: "Por
la roca debéis entender la fe Invariable de los apóstoles" S. Cirilo de
Alejandría, Dial. IV. Trinitate, núms. 507-8.

San Hilario, obispo de Poitiers, en su 2º libro sobre la Trinidad, dice: "La
roca (piedra) es la bendita y sola roca de la fe confesada por boca de san
Pedro"

San Juan Crisóstomo dice en su homilía 55 comentando S. Mateo: "Sobre esta
roca edificaré mi Iglesia. Es decir, sobre la fe de su confesión. Ahora
bien, ¿cuál fue la confesión del apóstol? Hela aquí: - Tú eres Cristo, el
hijo de Dios vivo -." Hom. 54 in Mat. 2; MG 58, 534.

Orígenes exclama: "Si suponéis que Cristo fundó su Iglesia sólo sobre Pedro,
¿qué papel asignáis a los demás apóstoles? ¿Qué les concedéis a Santiago y a
Juan, que también Cristo les puso el sobrenombre de hijos del trueno, para
indicar su gran significación?"

San Ambrosio escribió: "Petrus primatum confessio acceptit, non honoris"
(Pedro no aceptó los honores de su primera confesión).

Fabián, uno de los primeros obispos de Roma (y por ello para los romanistas,
un "Papa"), escribió al emperador Zenón que Cristo había dicho a Pedro:
"Super ista confessiono, aedificabo Ecclesiam" (Sobre esta confesión
edificaré mi Iglesia) De Incarnat., cap. 4.

San Agustín, en un comentario sobre la primera epístola de S. Juan, dice:
"¿Qué significan las palabras "Edificaré mi Iglesia sobre esta roca? Sobre
esta fe, sobre eso que me dices: Tú eres el Cristo, el hijo del Dios vivo"
El gran obispo creía tan poco que la Iglesia fuese edificada sobre san
Pedro, que predicaba a su grey en su sermón XIII: "Tú eres Pedro, y sobre
esta roca que tú has confesado, sobre esta roca que tú has reconocido
diciendo: "Tú eres Cristo, el hijo del Dios vivo", edificaré mi Iglesia:
Sobre mí mismo, que soy el hijo del Dios vivo, la edificaré, y no yo sobre
ti." Nos permitimos citar, en la propia lengua en que escribió san Agustín,
otra exégesis suya del debatido texto: «Super hanc petram quam confessus es
aedificabo Ecclesiam meam. Pera enim erat Christus super quod fundamentum
etiam ipse a edificatus est Petrus» >>


Pero, como buen protestante, muestra escasa pericia en el manejo de la tradición. Tradición que, faltando a la coherencia de su credo literalista, alega "ad hoc" cuando le interesa, negándole todo valor en el resto de casos.

Ahora bien, mientras que el Ps.-Ireneo se dedica a recopilar lo que él considera duros testimonios contra el romanismo en las webs de su secta (probablemente los encontró en la de D. Sapia, que a su vez los debería hallar en otra parte), un servidor acude directamente a las fuentes que tiene en casa, a fin de calcinar y erradicar tanta desfachatez antipapista. Pues se pretende hacer cómplices a los Padres de un cisma que sólo les concierne a ellos, rebeldes.

En efecto, ¿cabe imaginar a los defensores de la ortodoxia peleando entre sí, como heréticas sabandijas? ¿Diremos acaso que profesaban una fe distinta o que pertenecían a diferentes Iglesias, cuando les recordamos como dignísimos blasones de la Católica, que es una e íntegra? Así, pues, ¿qué valor hay que dar a esa retahíla de parcialidades, tendenciosamente expuestas? Ninguno, en mi opinión, que favorezca a las aspiraciones de los rupturistas.

Por ello aporto un texto de San Jerónimo que estimo lleno de connotaciones preciosas. Podría haber redargüido, simplemente, con la sucesión de los Apóstoles narrada por San Ireneo de Lyon (el auténtico) y repartida por toda la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea. Pero, dadas las características de mi adversario, he preferido utilizar esta vez argumentos con base escriturística, para que aquél, como Augusto, recite el alfabeto griego para sus adentros antes de profanar pasajes que no entiende. Lo que sigue es el Comentario a Mateo de San Jerónimo, Libro III, capítulo primero:

<< "Y preguntaba a sus discípulos diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?" (Mt. 16, 13). No dijo: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?", sino "el Hijo del hombre", no fuera que pareciera preguntar con jactancia sobre sí mismo. Anotarás también que dondequiera que está escrito en el Antiguo Testamento "Hijo del hombre", en hebreo se pone "Hijo de Adán", y que lo que leemos en el salmo (4, 3): "Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo seréis duros de corazón?", en hebreo se dice "Hijos de Adán". Pulcramente pregunta: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?, porque los que hablan del Hijo del hombre son hombres, pero los que entienden su divinidad no son llamados "hombres", sino "dioses".

(...)

"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro responde: Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios vivo" (Mt. 16, 15-16). Presta atención, lector juicioso, a que de lo que sigue y de las palabras textuales los apóstoles no son llamados, en modo alguno, "hombres" sino "dioses". Pues, como hubiese dicho: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?, añadió después: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Si aquellos, porque son hombres, opinan humanamente, vosotros, que sois dioses, quién creéis que soy yo? Pedro, en representación de todos los Apóstoles, confiesa: "Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios vivo". Lo llama "Dios vivo" por comparación con aquellos dioses a los que se creía dioses pero que están muertos: designando a Saturno, Júpiter, Ceres, Líber, Hércules y demás portentos de ídolos.

"Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre, que está en los cielos" (Mt. 16, 17). Corresponde Jesús al testimonio del Apóstol sobre Él. Pedro había dicho "Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios vivo", y la confesión verdadera recibió su recompensa: "Bienaventurado eres, hijo de Jonás". ¿Por qué? Porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino que te lo ha revelado el Padre. Lo que la carne y la sangre no pudieron revelar fue revelado por la gracia del Espíritu Santo. Por tanto, de la confesión se saca, por suerte, la palabra de que la revelación es del Espíritu Santo, de quien ha de ser llamado hijo, ya que "Bar Iona" significa en nuestra lengua "hijo de la paloma". Otros sencillamente piensan que Simón, esto es Pedro, es "hijo de Juan", de acuerdo con la pregunta de otro lugar: "Simón de Juan, ¿me amas?" (Jn 21, 15), quien responde: "Señor, tú lo sabes", y pretenden que por falta reprensible de los copistas, en vez de Bar Iohanna, esto es "hijo de Juan", se escribió "Bar Iona", suprimiendo una sílaba. Pero "Iohanna" se interpreta "gracia del Señor". En efecto, uno y otro nombre pueden entenderse místicamente, con lo que "paloma" simboliza al Espíritu Santo y "gracia de Dios", el don espiritual. También aquello que dice: "Porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre", compáralo con la aseveración del Apóstol: "al instante, sin pedir consejo a la carne ni a la sangre" (Gál. 1, 16), significando ahí con la carne y la sangre a los judíos para que aquí también, con otro sentido, quede demostrado que a él también le fue revelado, no por la doctrina de los fariseos, sino por la gracia de Dios, que Cristo era el Hijo de Dios.

"Y yo te digo a ti". ¿Por qué es por lo que dice: "Y yo te digo a ti"? (Mt. 16, 18). Porque tú me has dicho: "Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios vivo, también yo te digo a ti", no con la palabra vacía y carente de eficacia, sino que digo: "digo a ti" porque mi haber dicho es haber hecho.

"Que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (16, 18). Como Él mismo dio luz a los Apóstoles para que se les llamara "luz del mundo", y los demás nombres que fueron repartidos por el Señor, así también a Simón, que creía en Cristo como roca (2 Re 22, 2), se le da generosamente el nombre de "Piedro", y, según la metáfora de la voz "piedra", se le dice correctamente: Edificaré mi Iglesia sobre ti.

"Y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella" (Mt. 16, 18). Yo creo que las puertas del infierno son los vicios y los pecados o más seguramente las doctrinas de los herejes por las que, encadenados, los hombres son llevados al Tártaro. Así pues, nadie piense que se habla de la muerte, es decir, que los Apóstoles no estuvieran sujetos a la servidumbre de la muerte, ya que se puede ver cómo resplandecen sus martirios.

"Y te daré las llaves del reino de los cielos y todo cuanto ates en la tierra será atado también en los cielos y todo cuanto desates en la tierra será desatado también en los cielos" (Mt. 16, 19). Los obispos y presbíteros que no entienden bien este pasaje echan sobre sí algo del orgullo de los fariseos al creer que pueden condenar a los inocentes o absolver a los culpables, cuando ante el Señor no se busca la sentencia de los sacerdotes, sino la vida de los reos. Leemos en el Levítico (14, 2-32) sobre los leprosos, donde se les ordena que se presenten a los sacerdotes y, si tienen lepra, entonces que los declare leprosos el sacerdote, no para que los sacerdotes los hagan leprosos inmundos, sino para que se tenga conocimiento del leproso y del no leproso y se pueda discernir quién está limpio o quién es inmundo. Por tanto, lo mismo que ahí el sacerdote declara inmundo al leproso, así también aquí ata o desata el obispo y el presbítero no a quienes son inocentes o culpables, sino como deber suyo, cuando ha oído a los diversos pecadores, sabe el que debe ser atado y el que debe ser desatado. >>


De todo lo transcrito, aunque es diáfano, destaco estos siete puntos:

1) Que los Apóstoles no son meros hombres, sino que por su fe son llamados *dioses*.

2) Que Pedro habla en representación de *todos* los Apóstoles, asumiendo el liderazgo.

3) Que la revelación a Pedro procede del Padre y del Espíritu Santo, y es confirmada por el Hijo, es decir, *por la Santísima Trinidad en pleno*. Cosa que no sucede en *ninguna* otra parte del Evangelio.

4) Que la *carnalidad* de fariseos y protestantes es incapaz de dar fe a este designio, pues Dios ha endurecido su corazón y no les concede la gracia necesaria para ello.

5) Que el cambio de nombre de Simón responde, quid pro quo, a su reconocimiento del Mesías. Ni siquiera el Precursor, Juan Bautista, contó con la inspiración suficiente para ver en Él al Hijo del Hombre, ya que tuvo que preguntárselo. Pedro es, entonces, *el primero* en establecer en la tierra esta verdad eterna, y por tanto su recompensa es también eterna y referida al mundo: Se le constituye como roca sobre la cual Cristo funda su Iglesia. A pesar de ser mortal, Pedro da un fruto inmortal mediante su fe y la afirmación de la misma hasta el martirio; fruto que cristaliza en la sucesión histórica de los Papas, auténticos Vice-Cristos.

6) Que la facultad de "atar y desatar" conlleva un ejercicio objetivo, no arbitrario o despótico.

7) Que las herejías y cismas serán derrotadas junto con el Anticristo. También la herejía protestante.


Saludos,

Athos.
 
Re: ¿Qué significa la roca? Disputa eclesiológica con un protestante.

Originalmente enviado por: athos
..mientras que el Ps.-Ireneo se dedica a recopilar lo que él considera duros testimonios contra el romanismo en las webs de su secta (probablemente los encontró en la de D. Sapia, que a su vez los debería hallar en otra parte)...
NO, al menos en esta oportunidad.. :)
(Lo citado -por cierto interesante- no es una información que disponga en mi sitio web)


Originalmente enviado por: athos
..un servidor acude directamente a las fuentes que tiene en casa, a fin de calcinar y erradicar tanta desfachatez antipapista. Pues se pretende hacer cómplices a los Padres de un cisma que sólo les concierne a ellos, rebeldes.
Imaginé que demostraría que ni San Cirilo, ni San Hilario, ni San Juan Crisóstomo, ni Orígenes, ni San Ambrosio,ni Fabián, ni San Agustín habían dicho lo citado. Pero veo que sólo reproduce un comentario de San Jerónimo que, aunque interesante, no veo que necesariamente "calcine y erradique" lo dicho por los otros Padres.


Originalmente enviado por: athos
En efecto, ¿cabe imaginar a los defensores de la ortodoxia peleando entre sí, como heréticas sabandijas? ¿Diremos acaso que profesaban una fe distinta o que pertenecían a diferentes Iglesias, cuando les recordamos como dignísimos blasones de la Católica, que es una e íntegra? Así, pues, ¿qué valor hay que dar a esa retahíla de parcialidades, tendenciosamente expuestas? Ninguno, en mi opinión, que favorezca a las aspiraciones de los rupturistas.
Bueno, cada cual le da el valor que le parezca adecuado.


Originalmente enviado por: athos
Por ello aporto un texto de San Jerónimo que estimo lleno de connotaciones preciosas.
Cuando se cita a San Jerónimo como el PRIMERO que denominó APÓCRIFOS a los libros deuterocanónicos, considerándolos de edificación pero NO INSPIRADOS, no se le otorga a sus dichos ninguna "connotación preciosa". Es curioso, pero en ciertos círculos pareciera que las connotaciones de los dichos de las personas dependen de cuán convenientes son para sustentar particulares ponendas.


Originalmente enviado por: athos
Pulcramente pregunta: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?, porque los que hablan del Hijo del hombre son hombres, pero los que entienden su divinidad no son llamados "hombres", sino "dioses".

(...)

"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro responde: Tú eres el Ungido, el Hijo de Dios vivo" (Mt. 16, 15-16). Presta atención, lector juicioso, a que de lo que sigue y de las palabras textuales los apóstoles no son llamados, en modo alguno, "hombres" sino "dioses". Pues, como hubiese dicho: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?, añadió después: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Si aquellos, porque son hombres, opinan humanamente, vosotros, que sois dioses, quién creéis que soy yo?...

[...]

De todo lo transcrito, aunque es diáfano, destaco estos siete puntos:

1) Que los Apóstoles no son meros hombres, sino que por su fe son llamados *dioses*.
¿Los apóstoles eran considerados "dioses"...?
Esto no lo entendí.


Originalmente enviado por: athos
5) Que el cambio de nombre de Simón responde, quid pro quo, a su reconocimiento del Mesías. Ni siquiera el Precursor, Juan Bautista, contó con la inspiración suficiente para ver en Él al Hijo del Hombre, ya que tuvo que preguntárselo. Pedro es, entonces, *el primero* en establecer en la tierra esta verdad eterna,
En el evangelio según San Marcos la confesión de fe de Pedro se encuentra en el capítulo 8 (Marcos 8:27-30). No obstante Jesús es RECONOCIDO COMO HIJO DE DIOS ya en el capítulo 3 del mismo evangelio, y no precisamente por un apóstol (¿dios?), sino por los "espíritus inmundos":

"Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen..." (Marcos 3:11-12)

Gracias por su aporte. Ha sido interesante.
Bendiciones en Cristo
 
Saludos,

Los espíritus inmundos, así como el ángel de la anunciación, tienen un conocimiento sobrenatural del Mesías. No se trata de seres puramente terrenos, sino de entidades intermedias (de ahí el término griego: daimon) oscilantes entre lo sublunar y lo supralunar.

Athos.
 
Paz de Dios

Originalmente enviado por: athos
Saludos,

Los espíritus inmundos, así como el ángel de la anunciación, tienen un conocimiento sobrenatural del Mesías. No se trata de seres puramente terrenos, sino de entidades intermedias (de ahí el término griego: daimon) oscilantes entre lo sublunar y lo supralunar.

Athos.

En Juan capítulo 1 vemos que Andrés, hermano de Pedro, es quien primeramente reconoce a Jesús como "el Cristo".

"Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)." (Juan 1:40-42)


Cuando Pedro RECIEN era convocado por Jesús al ministerio (como acabamos de ver), es Natanael quien lo reconoce como Hijo de Dios:

"Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel." (Juan 1:47-49)


En Juan capítulo 4 son los samaritanos quienes ahora reconocen a Jesús como "el Cristo".

" muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo." (Juan 4:39-42)


Bendiciones en Cristo
 
Pregunta...

Pregunta...

Perdón, Athos.. ¿es usted el forista recientemente expulsado denominado IRICHC?
 
Mateo 16:18 en los Padres de la Iglesia (1)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN

Según las declaraciones oficiales del Magisterio Católico, el consenso de los Padres es un criterio fundamental en la recta interpretación de las Escrituras. Esto está documentado en muchas declaraciones; me limito a citar dos que son representativas:

quote:


Además, para reprimir los ingenios petulantes, [el Sacrosanto Concilio] decreta que nadie, apoyado en su prudencia, sea osado a interpretar la Escritura Sagrada, en materias de fe y costumbres, que pertenecen a la edificación de la doctrina cristiana, retorciendo la misma Sagrada Escritura conforme al propio sentir, contra aquel sentido que sostuvo y sostiene la santa madre Iglesia, a quien atañe juzgar del verdadero sentido e interpretación de las Escrituras Santas, o también contra el unánime sentir de los Padres, aun cuando tales interpretaciones no hubieren de salir a la luz en tiempo alguno.

Concilio de Trento, Sesión IV del 8 de abril de 1546 (Denzinger # 786; negritas añadidas)

a nadie le es lícito interpretar la misma Escritura contra este sentido ni tampoco contra el sentir unánime de los Padres

Concilio Vaticano I, 1870 (Denzinger # 1788).



Por otra parte, es sabido que Mateo 16,18 es un texto crucial en la justificación bíblica de los dogmas que establecen al obispo de Roma como Cabeza visible de la Iglesia.

Sin embargo, los textos patrísticos que he podido recopilar no muestran un consenso unánime de los Padres en este sentido, ni mucho menos.

He hallado textos de 30 Padres de la Iglesia, que expresan 40 opiniones sobre el texto en cuestión; la diferencia en los números de autores y el de opiniones se debe a que algunos Padres, notablemente Jerónimo y Agustín, expresan más de una interpretación en sus diferentes escritos.

La interpretación más común en los Padres es que la roca sobre la cual se edifica la Iglesia no es Pedro personalmente, sino la fe o confesión que hace Pedro.

Se alinean en esta postura Ambrosiáster, Pablo de Constantinopla, Hilario de Poitiers, Atanasio de Alejandría, Basilio el Grande, Gregorio de Nisa, Ambrosio de Milán, Dídimo el Ciego, Epifanio de Salamis, Juan Crisóstomo, Paladio de Helenópolis, Agustín de Hipona, Cirilo de Alejandría, Isidoro de Pelucio, Teodoreto de Ciro y Basilio de Seleucia, un total de 16 Padres.

A esto pueden añadirse las interpretaciones que consideran “rocas” todos los verdaderos discípulos de Cristo porque ellos confiesan lo mismo que Pedro, y aquí hallamos a Orígenes, Ambrosio de Milán y Agustín de Hipona, lo cual lleva el total a 20.

La segunda interpretación en frecuencia es la que considera a la Roca como Cristo mismo.

Es defendida por Tertuliano de Cartago, Afraates el Sirio, Jacobo de Nisbis, Eusebio de Cesarea, Juan Crisóstomo, Jerónimo, Agustín de Hipona, Casiodoro, Isidoro de Sevilla, Beda el Venerable y Juan de Damasco. Esto hace un total de 11 Padres.

Una opinión minoritaria dice que la Roca son todos los Apóstoles (así Jerónimo e Isidoro de Sevilla) . Otra, elaborada por Cipriano de Cartago, ve en el episcopado universal la roca sobre la que se fundamenta la Iglesia.

En uno de sus polémicos escritos, Tertuliano de Cartago afirmó que Pedro y solamente él, personalmente, es la roca.

No he podido hallar la opinión de que Pedro y sus sucesores en la figura de los obispos de Roma sean la roca en la literatura patrística antes de fines del siglo IV.

Dos Padres de dicha época que pueden invocarse a favor de esta posición son Jerónimo y Agustín. Sin embargo, es interesante que el primero la exprese en una carta dirigida precisamente al obispo de Roma, y el segundo en una carta escrita a propósito de una amenaza de cisma.

Además, en otros de sus escritos, Jerónimo expresa que la Roca es Cristo mismo, o que se trataba de Pedro y los demás los Apóstoles.
Asimismo Agustín, en sus Sermones y Exposiciones dice que:

(1) Pedro era la roca como figura de toda la Iglesia, es decir que, en su fe y también en su debilidad, representaba a todos los que componen el Cuerpo de Cristo (Sermón 26)

(2) Que la roca era Pedro, en cuanto permaneciera en la fe (Exp Salm 45:14)

(3) Que la roca era la confesión de Pedro (Sermón 229P).

(4) Que la Roca era Cristo mismo (Exp Salm 61:3)

De modo que el ilustre obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia no parece haber tenido una interpretación única de este versículo.

En definitiva, el único de los Padres que de manera consistente sostiene que la roca era Pedro personalmente y sus sucesores en la persona de los Obipos de Roma, es precisamente un Obispo de Roma, León Magno, a mediados del siglo V.

Por tanto, parece difícil evitar la conclusión de que en este caso en particular, la interpretación oficial católica no cuenta, ni con mucho, con el consenso unánime de los Padres.

La única razón que puede aducirse es que el Magisterio hoy la cree. Es decir, debe ser cierto, sólo porque Roma lo dice y, como todos saben, ella no puede equivocarse.

Mateo 16:18 en los Padres (2)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres de los siglos II y III
Tertuliano de Cartago (c. 160-220)
Si, porque el Señor le dijo a Pedro, «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia», «a ti te he dado las llaves del reino celestial», o «cualquier cosa que hayas atado o desatado en la tierra, será atada o desatada en los cielos», tú por tanto supones que el poder de atar y desatar se ha derivado hacia ti, es decir, a toda Iglesia similar a Pedro, ¿qué clase de hombre eres, subvirtiendo y cambiando totalmente la intención manifiesta del Señor, confiriendo (como lo hizo aquella intención) esto personalmente a Pedro? «Sobre ti», dice, «edificaré mi Iglesia»; y «Te daré las llaves a ti», no a la Iglesia; y «lo que desatares o atares», no lo que «ellos hayan desatado o atado». Pues así enseña el resultado junto con esto. En (Pedro) mismo la Iglesia fue criada; esto es, a través de (Pedro) mismo; él mismo probó la llave; tú ves cuál: «Hombres de Israel, dejad que lo que digo penetre en vuestros oídos: Jesús Nazareno, hombre destinado por Dios para vosotros», y así. (Pedro) mismo, por tanto, fue el primero en despejar, en el bautismo de Cristo, la entrada al reino celestial, en el cual son desatados los pecados que estaban antes atados; y aquellos que no han sido desatados son atados, según la verdadera salvación...
Sobre la Modestia, 21 (ANF 4:99)
Otra vez, Él cambia el nombre de Simón a Pedro ... Pero, ¿por qué Pedro? Si era por el vigor de su fe, había muchos materiales sólidos los cuales podrían prestar su nombre a causa de su fuerza. ¿Fue porque Cristo era tanto una roca como una piedra? Pues leemos que fue puesto «como piedra de tropiezo y roca de contención».
Contra Marción, IV, 13 (ANF 3:365)

Orígenes de Alejandría (c. 185-c.254)
Y si nosotros también hemos dicho como Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», no como si carne y sangre nos lo hubiese revelado, sino por la luz del Padre en los cielos habiendo resplandecido en nuestro corazón, nos tornamos un Pedro, y a nosotros nos podría decir el Verbo, «Tú eres Pedro», etc. Pues es una roca cada discípulo de Cristo de quien bebieron aquellos que bebieron de la roca espiritual que los seguía, y sobre cada roca así se construye toda palabra de la Iglesia, y la constitución que corresponde a ella; pues en cada uno de los perfectos, quienes poseen la combinación de palabras y actos y pensamientos que llenan la bendición, la Iglesia es construida por Dios.
Comentario sobre Mateo, 10 (ANF 10:456)
La promesa dada a Pedro no es restringida a él, sino aplicable a todos los discípulos como él.
Pero si supones que sobre este Pedro solamente toda la Iglesia es construida por Dios, ¿qué dirías sobre Juan el hijo del trueno o de cada uno de los Apóstoles? ¿Nos atreveremos, de otro modo, a decir que contra Pedro en particular no prevalecerán las puertas del Hades, pero que prevalecerán contra los otros Apóstoles y los perfectos? ¿Acaso el dicho previo, «las puertas del Hades no prevalecerán contra ella», no se sostiene con respecto a todos y en el caso de cada uno de ellos? ¿Y también el dicho, «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia?» ¿Son las llaves del reino de los cielos dadas por el Señor a Pedro solo, y ningún otro de los benditos las recibirá? Pero si esta promesa, «Te daré las llaves del reino de los cielos» es común con los otros, ¿cómo no lo serán también todas las cosas de las que previamente se habló, y las cosas que están subordinadas como habiendo sido dirigidas a Pedro, ser comunes para ellos? Pues en este lugar estas palabras parecen haber sido dirigidas como sólo a Pedro ... Pero en el Evangelio de Juan, el salvador habiendo dado a los discípulos el Espíritu Santo soplando sobre ellos, dijo, «Recibid el Espíritu Santo»...
«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y si alguno le dice esto a Él ... obtendrá las cosas que fueron habladas conforme a la letra del Evangelio a aquel Pedro, pero, como el espíritu del Evangelio enseña, a todo el que se torna tal como era Pedro. Pues llevan el sobrenombre de «roca» todos los que son imitadores de Cristo, esto es, de la roca espiritual que seguía a quienes estaban siendo salvados, para que puedan beber de ella [en] la sequía espiritual. Pero éstos llevan el sobrenombre de la roca tal como lo hace Cristo. Pero también como miembros de Cristo que derivan su sobrenombre de Él ellos son llamados cristianos, y de la roca, Pedros.
Y también en relación con Sus otros nombres, los aplicarás a modo de sobrenombre a los santos; y a todos los tales se les puede decir la declaración de Jesús: «Tú eres Pedro», etc., hasta las palabras [no] «prevalecerán contra ella». Pero ¿qué es el «ella»? ¿Es la roca sobre la cual Cristo construye la Iglesia, o es la propia Iglesia? Pues la frase es ambigua. ¿O es como si la roca y la Iglesia fuesen una misma cosa? Yo creo que esto es lo cierto; pues ni contra la roca sobre la que Cristo construye la Iglesia, ni contra la Iglesia, prevalecerán las puertas del Hades...
Comentario sobre Mateo XII, 11 (ANF 10:456)

Cipriano de Cartago (c. 200- 258)
Nuestro Señor, cuyos preceptos y admoniciones debemos observar, describiendo el honor de un obispo y el orden de Su Iglesia, habla en el Evangelio, y le dice a Pedro: «Te digo a ti, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del cielo, y lo que atases en la tierra, será atado en el cielo, y lo que desatares en la tierra, será desatado en el cielo». De aquí, a través de los cambios de tiempos y sucesiones, el ordenamiento de los obispos y el plan de la Iglesia fluye hacia delante; de modo que la Iglesia está fundada sobre los obispos, y cada acto de la Iglesia está controlado por estos mismos gobernantes.
Epístolas 26:1 (ANF 5:305)
Y el Señor también en el Evangelio, cuando los discípulos lo abandonaron mientras él hablaba, tornándose hacia los doce, dijo «¿también vosotros os iréis?»; entonces Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes la palabra de vida eterna; y creemos, y estamos seguros, de que eres el Hijo del Dios viviente». Aquí habla Pedro, sobre quien la Iglesia había de ser edificada, enseñando y mostrando en el nombre de la Iglesia, que aunque una rebelde y arrogante multitud de aquellos que no oirían ni obedecerían pudiera apartarse, aun así la Iglesia no se apartará de Cristo; y son la Iglesia quienes forman un pueblo unido al sacerdote, y el rebaño que se adhiere a su pastor.
Epístolas 68:8 (ANF 5:374)
El Señor le dijo a Pedro: Te digo (dijo Él) que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del cielo, y lo que atases en la tierra, será atado en el cielo, y lo que desatares en la tierra, será desatado en el cielo (Mateo 16:18-19). A él de nuevo, después de Su resurrección, le dice:, Alimenta mis ovejas. Sobre él siendo uno, edifica Su Iglesia; y aunque Él da a todos los Apóstoles un poder igual, y dice: Como mi Padre me envió, así también yo os envío; recibid el Espíritu Santo; a quienes les remitáis los pecados, les serán remitidos, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos (Juan 20:21); - empero para manifestar unidad, Él por su propia autoridad ha colocado así la fuente de la misma unidad, como para comenzar de uno. Ciertamente los otros Apóstoles también eran lo que era Pedro, dotados de un igual compañerismo de honor y poder; pero se hace un comienzo desde la unidad, para que la Iglesia pueda presentarse como una; la cual una Iglesia, en el Cantar de los Cantares, el Espíritu Santo designa y nombra en la Persona de nuestro Señor: Mi paloma, Mi inmaculada, no es sino una; ella es la única de su madre, elegida de ella que la concibió (Cantares 9:6).
Sobre la unidad de la Iglesia 3-4 (ANF 5:672


Mateo 16:18 en los Padres (3)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo IV
(Parte 1 de 2)

Afraates el Sirio (principios del siglo IV)

La fe ... es como una construcción que se construye de muchas piezas de artesanía y así su edificio se eleva hasta la cima. Y sabed, mis amados, que en los fundamentos del edificio se colocan piedras, y así descansando sobre piedras, todo el edificio se eleva hasta que es perfeccionado. Así también la verdadera Piedra, nuestro Señor Jesucristo, es el fundamento de toda fe. Y en Él, en (esta) Piedra, se basa la fe. Y descansando sobre la fe toda la estructura se eleva hasta ser completada. Pues es el fundamento lo que constituye el principio de todo el edificio. Pues cuando alguien es traído cerca de la fe, es puesto por él sobre la Piedra, es decir nuestro Señor Jesucristo. Y Su edificio no puede ser zarandeado por las olas, ni dañado por los vientos. Por los embates de la tormenta no se cae, porque su estructura está levantada sobre la roca de la verdadera Piedra. Y en que he llamado a Cristo la Piedra, no he hablado mi propio pensamiento, sino que los Profetas le llamaron de antemano la Roca.
Y ahora oíd lo concerniente a la fe que es basada sobre la Piedra, y lo concerniente a la estructura que se levanta sobre la Piedra ... Así también que el hombre quien se torna una casa, sí, una morada para Cristo, preste atención a lo que se necesita para el servicio de Cristo, quien se aloja en él, y con qué cosas puede complacerle. Pues primero él construye su edificio sobre la Piedra, la cual es Cristo. Sobre Él, sobre la piedra, se edifica la fe ... Todas estas cosas demanda la fe que está basad en la roca de la verdadera Piedra, es decir Cristo. Y si por ventura dijeses: «Si Cristo está puesto por fundamento, ¿cómo es que Cristo también mora en el edificio cuando éste se completa?» Pues el bendito Apóstol dijo ambas cosas. Pues dijo: «Yo como perito arquitecto he puesto el fundamento». Y allí él definió el fundamento y lo hizo claro, pues dijo como sigue: «Ningún hombre puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús» ... Y por tanto se cumple aquella palabra, que Cristo mora en los hombres, a saber, en aquellos que creen en Él, y Él es el fundamento sobre el cual se levanta todo el edificio.

Demostraciones Selectas, 1:2-6,13, 19


Jacobo de Nisbis (principios del siglo IV)

La fe está compuesta y compactada de muchas cosas. Es como un edificio, porque se construye y completa con mucha esperanza. No ignoras que se ponen grandes piedras en los fundamentos de un edificio, y entonces todo lo que es edificado encima tiene sus piedras unidas entre sí, y así se eleva hasta que se completa la obra. Así, de toda nuestra fe, nuestro Señor Jesucristo es el firme y verdadero fundamento; y sobre esta roca se establece nuestra fe. Por tanto, cuando alguno ha venido a la fe, es puesto sobre una roca firme, la cual es nuestro Señor Jesucristo. Y, a llamar a Cristo una roca, no digo nada por mí mismo, pues los profetas lo han llamado antes una roca.
Sermón 1, Sobre la Fe 1,13

Ambrosiaster (siglo IV)

Pablo escribe sobre las órdenes eclesiásticas; aquí se ocupa de los fundamentos de la Iglesia. Los profetas prepararon, los apóstoles establecieron los fundamentos. Por lo cual el Señor le dice a Pedro: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia», esto es, sobre la confesión de fe católica estableceré en vida a los fieles.

Comentario sobre Efesios (PL 17:380)

Eusebio de Cesarea (c. 260-340)

Empero, no errarás en absoluto del ámbito de la verdad si supones que «el mundo» es en realidad la Iglesia de Dios, y que su «fundamento» es en el primer lugar, aquella inefablemente sólida roca sobre la cual está fundada, como dice la Escritura: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»; y en otra parte: «La roca, además, era Cristo». Pues, como el Apóstol indica con estas palabras: «Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús». Entonces, también, luego del Salvador mismo, puedes rectamente juzgar que los fundamentos de la Iglesia son las palabras de los profetas y los apóstoles, de acuerdo con la afirmación del Apóstol: «Edificada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular».
Comentario sobre los Salmos (PG 23:173, 176)

Pablo de Constantinopla (= Pablo de Emesa, m. 350)

Sobre esta fe la Iglesia de Dios ha sido fundada. Con esta expectativa, sobre esta roca el Señor Dios colocó los fundamentos de la Iglesia. Cuando, entonces, el Señor estaba yendo a Jerusalén, les preguntó a los discípulos, diciendo: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Los apóstoles dicen: «Algunos que Elías, otros que Jeremías, o uno de los profetas». Y Él dice, pero vosotros, esto es, mis elegidos, vosotros que me habéis seguido por tres años, y han visto mi poder, y milagros, y presenciaron caminando sobre el mar, quienes han compartido mi mesa, «¿Quién decís que soy?» Instantáneamente, el Corifeo de los apóstoles, la boca de los discípulos, Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente».
Homilía sobre la Natividad

9. Hilario de Poitiers (c. 315-367)

Una creencia de que el Hijo de Dios es Hijo sólo de nombre, y no en naturaleza, no es la fe de los Evangelios y de los Apóstoles ... por lo cual pregunto, ¿fue que el bendito Simón bar-Jonás le confesó, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente? ... Si Él era Hijo por adopción, ¿en dónde descansa la bendición de la confesión de Pedro, la cual ofreció un tributo al Hijo para el cual, en este caso, no hubiese tenido más derecho que cualquier miembro de la comunidad de los santos? La fe del Apóstol penetró en una región cerrada al razonamiento humano... Y esta es la roca de confesión sobre la cual la Iglesia se edifica ... que Cristo no debe ser solamente nombrado, sino creído, como Hijo de Dios.
Sobre la Trinidad, VI,36 (NPNF2 9:111)

Esta fe es aquella que es el fundamento de la Iglesia; a través de esta fe las puertas del infierno no pueden prevalecer contra ella. Esta es la fe que tiene las lla ves del reino de los cielos. Cualquier cosa que esta fe haya desatado o ligado en la tierra será desatada o ligada en el cielo ... La razón misma por la cual él es bendecido es que confesó al Hijo de Dios. Esta es la revelación del Padre, este es el fundamento de la Iglesia, esta es la seguridad de la permanencia de ella. De aquí que ella tiene las llaves del reino de los cielos, de aquí el juicio en el cielo y el juicio en la tierra ...
Sobre la Trinidad, VI,37 (NPNF2 9:112)

Así nuestro único inconmovible fundamento, nuestra única bendita roca de fe, es la confesión de la boca de Pedro, Tú eres el Hijo del Dios viviente. Sobre ella podemos basar una respuesta a toda objeción con la cual el ingenio pervertido o la amarga traición puedan atacar la verdad.
Sobre la Trinidad, II,23 (NPNF2 9: 58)


Mateo 16:18 en los Padres (4)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo IV

(Parte 2 de 2)

Atanasio de Alejandría (c. 297- 373)


Por esto debemos buscar antes que todas las cosas, si Él es Hijo, y sobre este punto escudriñar especialmente las Escrituras: «pues esto fue, cuando los apóstoles fueron preguntados, que Pedro respondió, diciendo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente” ... esta es la verdad y el principio soberano de nuestra fe ... Y como Él es un fundamento, y nosotros piedras construidas sobre él ... La Iglesia está firmemente establecida; está fundada sobre la roca, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella ... Y porque esta es la fe de la Iglesia, que ellos de alguna manera entiendan que el Señor envió a los Apóstoles y les mandó hacer de esto el fundamento de la Iglesia.

Cuatro Cartas a Serapión 1:28.


Basilio el Grande (330-379)

Y la casa de Dios, ubicada en los picos de las montañas, es la Iglesia según la opinión del Apóstol. Pues él dice que uno debe saber «cómo comportarse en la casa de Dios». Ahora, los fundamentos de esta Iglesia están sobre las montañas sagradas, ya que está construida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Una de estas montañas era ciertamente Pedro, sobre la cual roca el Señor prometió construir su Iglesia. Verdaderamente por cierto y por el mayor derecho son las almas sublimes y elevadas, almas que se elevan sobre las cosas terrenales, llamadas «montañas». El alma del bendito Pedro fue llamada una alta roca porque él tenía un fuerte asidero en la fe y soportó constante y valientemente los golpes inflingidos por las tentaciones. Todos, por tanto, quienes han adquirido un entendimiento de la divinidad – por causa de la amplitud de la mente y de aquellas acciones que proceden de ella- son los picos de las montañas, y sobre ellos se edifica la casa de Dios.

Comentario sobre el Profeta Isaías, 2:66 (PG 30:233)


Gregorio de Nisa (c. 330-c. 395)

La calidez de nuestras alabanzas no se extienden a Simón [Pedro] en cuanto él era un pescador; más bien se extiende a su firme fe, la cual es al mismo tiempo el fundamento de toda la Iglesia.

Panegírico sobre San Esteban (PG 46:733)


Ambrosio de Milán (c. 337-397)

La fe, pues, es el fundamento de la Iglesia, pues no fue dicho de la carne de Pedro (su persona), sino de su fe, que «las puertas del Hades no prevalecerían contra ella» ... ¡Haz un esfuerzo, por tanto, en ser una roca! ¡No busques la roca fuera de ti, sino dentro de ti! Tu roca es tu obra, tu roca es tu mente. Sobre esta roca se construye tu casa. Tu roca es tu fe, y la fe es el fundamento de la Iglesia. Si eres una roca, estarás en la Iglesia, porque la Iglesia está sobre una roca. Si estás en la Iglesia las puertas del infierno no prevalecerán contra ti.

Comentario sobre Lucas VI,98 (CSEL 32:4)


Dídimo el Ciego (c. 318-398)

Cuán poderosa es la fe de Pedro y su confesión de que Cristo es el Dios unigénito, el Verbo, el verdadero Hijo de Dios, y no meramente una criatura. Aunque él vio a Dios sobre la tierra vestido de carne y sangre, Pedro no dudó, pues estaba dispuesto a recibir lo que «carne y sangre no te han revelado». Más aún, reconoció al consubstancial y coeterno retoño de Dios, glorificando de este modo aquella raíz increada, aquella raíz sin comienzo, la cual le había revelado la verdad. Pedro creyó que Cristo era una misma deidad con el Padre; y así fue llamado bendito por aquel quien solo es el bendito Señor. Sobre esta roca la Iglesia fue construida, la Iglesia a la cual las puertas del infierno –esto es, los argumentos de los herejes- no vencerán.

Sobre la Trinidad, I, I,30 (PG 39:416)


Epifanio de Salamis (c. 315-403)

Esto es, ante todo, porque él confesó que «Cristo» es «el Hijo del Dios viviente», y se le dijo, «Sobre esta roca de fe segura edificaré mi Iglesia» -pues él claramente confesó que Cristo es el verdadero Hijo.

Panarion, II-III



Juan Crisóstomo (c. 347-407)

Por tanto Él añadió esto, «Y te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; esto es, sobre la fe de su confesión ... Pues Cristo no le añadió nada más a Pedro, sino que como si su fe fuera perfecta, dijo, que sobre esta confesión Él edificaría la Iglesia, pero en el otro caso [Juan 1:49-50] no hizo nada parecido, sino lo contrario ...

Homilías sobre el Evangelio de Juan XXI,1 (NPNF 14:73)

Su significado [1 Cor 3:11] es este: He predicado a Cristo, os he entregado el fundamento. «Pues ningún otro fundamento puede un hombre poner, que aquel que está puesto». Sobre éste entonces edifiquemos, y como un fundamento adhirámonos a él, como una rama a una viña; y que no haya distancia entre nosotros y Cristo.

Homilías sobre 1 Corintios VIII, ver. 11 (NPNF 12:47


Mateo 16:18 en los Padres (5)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo V

Parte 1 de 2

Jerónimo (342-420)

Empero, aunque tu grandeza me aterra, tu amabilidad me atrae. Del sacerdote demando el cuidado de la víctima, del pastor la protección debida a las ovejas ... Mis palabras son dirigidas al sucesor del pescador, al discípulo de la cruz. Así como no sigo a otro líder que a Cristo, no comulgo con otro que con vuestra bendición, esto es, con la cátedra de Pedro. ¡Pues esta, yo sé, es la roca sobre la cual se edifica la Iglesia! Esta es la sola casa donde el cordero pascual puede justamente ser comido. Esta es el arca de Noé, y quien no se encuentre en ella perecerá cuando prevalece el diluvio.

Carta al papa Dámaso, XV, 2 (NPNF2 6:18)

Si, entonces, el Apóstol Pedro, sobre quien el Señor ha fundado la Iglesia, ha dicho expresamente que la profecía y la promesa del Señor fueron entonces y allí cumplidas, ¿cómo podemos afirmar otro cumplimiento por nuestra cuenta?

Epístola a Marcela XLI, 2 (NPNF2 6:55)

Pero, dices, la Iglesia fue fundada sobre Pedro: aunque en otra parte lo mismo se atribuye a todos los Apóstoles, y ellos reciben todos las llaves del reino del cielo, y la fuerza de la Iglesia depende de todos ellos por igual, empero uno de entre los doce es escogido de modo que cuando una cabeza hubo sido dispuesta, no hubiese ocasión para cisma. ¿Pero por qué no fue elegido Juan, que era virgen? Se le prestó deferencia a la edad, porque Pedro era el mayor: uno que era joven, casi diría un muchacho, no podía ser puesto por sobre hombres de edad avanzada; y un buen maestro que estaba dispuesto a quitar toda ocasión de contienda entre sus discípulos ... no ha de pensarse que daría causa de envidia contra el joven que había amado... Pedro es un Apóstol, y Juan es un Apóstol; pero Pedro es solamente un Apóstol, mientras que Juan es un Apóstol, y un Evangelista, y un profeta. Un Apóstol, porque escribió a las Iglesias como maestro; un Evangelista, porque compuso un Evangelio, cosa que ningún otro de los Apóstoles, excepto Mateo, hizo; un profeta, porque vio en la isla de Patmos, donde había sido exiliado por el emperador Domiciano como un testigo del Señor, un Apocalipsis conteniendo los ilimitados misterios del futuro... El escritor virgen expuso misterios que no pudo exponer el casado, y para resumir brevemente todo y mostrar cuán grande fue el privilegio de Juan, la Madre virgen fue confiada por el Señor virgen al discípulo virgen.

Contra Joviniano I, 26 (NPNF2 6:366)

El fundamento singular que el arquitecto apostólico puso es nuestro Señor Jesucristo. Sobre este estable y firme fundamento, el cual ha sido depositado sobre terreno sólido, se edifica la Iglesia de Cristo ... Pues la Iglesia fue fundada sobre una roca ... sobre esta roca el Señor estableció su Iglesia; y el Apóstol Pedro recibió su nombre de esta roca (Mt 16,18) ... Ella, que con una firme raíz está fundada sobre la roca, Cristo, la Iglesia católica, es la única paloma; ella se yergue como la perfecta, y cercana a Su diestra, y nada siniestro tiene en ella ... La roca es Cristo, quien concedió a sus discípulos que ellos también fuesen llamados rocas, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia».

Comentario sobre Mateo 7:25; Epístola 65:15; Sobre Amós VI,12-13


Paladio de Helenópolis (c. 365-425)

«¿Vosotros, empero, quién decís que soy?» No todos respondieron, sino solamente Pedro, interpretando la mente de todos: «Tú eres el Cristo, Hijo del Dios viviente». El Salvador, aprobando la corrección de esta respuesta, habló, diciendo: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca» -esto es, sobre esta confesión- «edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».

Diálogo sobre la vida de Juan Crisóstomo (PG 47:48)


Nilo de Ancira (m. hacia 430)

Si, más aún, se significa un hombre del Señor, el primero en ser comparado con el oro sería Cefas, cuyo nombre es, interpretado, «roca». Este es el más alto de los Apóstoles, también llamado Cefas, quien proveyó en su confesión de fe el fundamento para la edificación de la Iglesia.

Comentario sobre el Cantar de los Cantares (PG 87 [ii]: 1693)


Agustín de Hipona (354-430)

Pues si la sucesión lineal de obispos ha de ser tomada en cuenta, ¡con cuántos más certeza y beneficio para la Iglesia reconocemos hacia atrás hasta que llegamos a Pedro mismo, a quien, como llevando en una figura a toda la Iglesia, el Señor dijo: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»! El sucesor de Pedro fue Lino, y sus sucesores en una continuidad inquebrantada fueron estos...

Epístola a Generoso , LIII,2 (NPNF2 12:298)


El Evangelio que ha sido leído recién ... nos da a entender que el mar es el mundo presente, y el Apóstol Pedro el tipo de la única Iglesia. Pues Pedro, primero en el orden de los Apóstoles, y en el amor de Cristo, adelantadísimo, responde a menudo solo por todo el resto. De nuevo, cuando el Señor Jesucristo preguntó, “Pero ¿quién decis vosotros que soy?” Pedro respondió “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Uno dio la respuesta por muchos, Unidad en la multiplicidad. Entonces le dijo el Señor, “Bendito eres tú, Simón bar Jonás, porque carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo”. Entonces agregó “Y te digo a ti” . Como si Él hubiera dicho, “Porque tú me lo dijiste a mí, « eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», yo también te digo «Tú eres Pedro»”. Pues antes él era llamado Simón. Ahora, este nombre de Pedro le fue dado por el Señor, y esto en una figura, que él significaba la Iglesia. Pues viendo que Cristo es la Roca (Petra), Pedro es el pueblo cristiano. Pues la roca (Petra) es el nombre original. Por tanto, Pedro es así llamado por la roca, no la roca por Pedro; al igual que Cristo no es llamado Cristo por los cristianos, sino los cristianos por Cristo. “Por tanto”, dijo, “tú eres Pedro; y sobre esta Roca” que tú has confesado, sobre esta Roca que has reconocido, diciendo “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, edificaré mi Iglesia”. Te construiré a ti sobre mí, no a mí sobre ti.

A continuación Agustín trata del incidente registrado unos pocos versículos más adelante, en Mateo 16:22ss, donde cuando el Señor anuncia su pasión, Pedro trata de persuadirlo, y Jesús le dice “Apártate de mí, Satanás, porque me eres tropiezo”. El obispo de Hipona prosigue:


Distingamos, mirándonos a nosotros mismos en este miembro de la Iglesia, lo que es de Dios y lo que es nuestro. Pues entonces no vacilaremos, entonces estaremos fundados sobre la Roca, entonces estaremos fijos y firmes contra los vientos, y tormentas, y corrientes, las tentaciones, quiero decir, de este mundo presente. Empero ved a este Pedro, quien era entonces nuestra figura; ahora confía, ahora vacila; ahora confiesa al Inmortal, y ahora tema que Él muera. ¿Por qué? Porque la Iglesia de Cristo tenía tanto débiles como fuertes ... En que Pedro dijo “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”representa a los fuertes”; pero en que vacila, y no admite que Cristo pueda sufrir, en temer la muerte de Él, y no reconocer la vida, él representa a los débiles de la Iglesia. En aquel un Apóstol, entonces, esto es Pedro, en el orden de los Apóstoles primero y principal, en quien la Iglesia estaba figurada, ambas clases estaban representadas, esto es, tanto los fuertes como los débiles; porque la Iglesia no existe sin ambos.

Sermón 26.


Cristo, como ves, edificó su Iglesia no sobre un hombre sino sobre la confesión de Pedro. ¿Cuál es la confesión de Pedro? «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Aquí está la roca para vosotros, aquí el fundamento, aquí es donde la Iglesia ha sido construida, la cual las puertas del inframundo no pueden conquistar.

Sermón 229P.1

De aquí que Él amoneste así a Pedro cuando éste le dio mal consejo. Pues el Señor, cuando estaba a punto de sufrir por nuestra salvación, también anunció lo que habría de ocurrir concerniente a aquella misma Pasión; y Pedro dice, «¡Lejos esté esto de Ti!, ¡Dios no lo permita!, ¡Esto no será!» ... Pero el Señor, para hacerlo que no fuera delante de Él, sino siguiéndole, dices, «¡Apártate de mí, Satanás!» Es por esta razón que dijo «Satanás», porque estás pretendiendo ir delante de Él, a quien debes seguir; pero si estás detrás, si lo sigues a Él, no serás de aquí en adelante «Satanás». ¿Qué entonces? «Sobre esta Roca edificaré mi Iglesia».

Exposiciones sobre Salmos 40:24 (NPNF 8:127)

Pero inmediatamente cuando el Señor comenzó a hablar de Su Pasión, él temió que pereciese por muerte, en tanto que nosotros mismos habríamos de perecer a menos que Él muriese; y dijo: «Lejos de ti, oh Señor, está no será hecho». Y el Señor, a aquel a quien poco antes le había dicho, «Benditos eres, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia», le dijo, «Apártate de mí, Satanás, porque eres una ofensa para mí». ¿Por qué entonces es «Satán» aquel que poco antes era «bendito» y una «Roca»? «Porque no saboreas las cosas que son de Dios», dijo Él, «sino aquellas que son del hombre». Un poco antes él saboreaba las cosas que son de Dios: porque «no te lo ha revelado carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos». Cuando [Pedro estaba] en Dios, alabó su discurso, no Satán sino Pedro, de petra; pero cuando [estaba] en sí mismo y desde la enfermedad humana, el amor carnal del hombre, el cuál sería un impedimento para su propia salvación, y la del resto, es llamado Satán. ¿Por qué? Porque pretendía ir delante del Señor, y darle consejo terrenal al Líder celestial... Tú dices, «Lejos esté» y tú dices, «Oh, Señor»; ciertamente si Señor es Él, sabe lo que hace, sabe lo que dice. Pero tú deseas guiar a tu Líder, enseñar a tu maestro, mandar a tu Amo, escoger por Dios: has ido demasiado lejos, retrocede...

Exposiciones sobre Salmos 45:14 (NPNF 8:222-223)

Si en Él hemos sido tentados, en Él vencemos al diablo ... «Sobre la Roca me has exaltado Tú». Ahora por tanto percibimos aquí quién está clamando desde los confines de la tierra. Traigamos a la mente el Evangelio: «Sobre esta Roca edificaré mi Iglesia». Por tanto clama desde los confines de la tierra Ella, quien Él había querido que fuese construida sobre una Roca. Pero para que la Iglesia pudiese ser edificada sobre la Roca, ¿quién fue hecho tal Roca? Escucha a Pablo diciendo: «Pero la Roca era Cristo». En Él entonces hemos sido edificados. Por esta razón aquella Roca sobre la cual hemos sido edificados, primero había sido azotada con vientos, inundación, lluvia, cuando Cristo estaba siendo tentado por el diablo. Ved sobre qué firmeza Él ha querido establecerte. Con razón nuestra voz no es en vano, sino que es escuchada con atención: pues en grande esperanza hemos sido dispuestos: «Sobre la Roca me has exaltado».

Exposiciones sobre Salmos 61:3 (NPNF 8:249)


Mateo 16:18 en los Padres (6)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los Padres del siglo V

Parte 2 de 2


Cirilo de Alejandría (m. 444)

Pero ¿por qué decimos que ellos son «fundamentos de la tierra»? Pues Cristo es el fundamento y la base inconmovible de todas las cosas ... Pero los siguientes fundamentos, aquéllos más cercanos a nosotros, puede entenderse que son los apóstoles y evangelistas, aquellos testigos oculares y ministros de la Palabra quienes se han levantado para el fortalecimiento de la fe. Pues cuando reconocemos que sus propias tradiciones deben ser seguidas, servimos a una fe que es verdadera y no se desvía de Cristo. Pues cuando [Pedro] sabia y osadamente confesó su fe a Jesús diciendo, «Tú eres Cristo, Hijo del Dios viviente», Jesús le dijo al divino Pedro, «Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia». Ahora, por la palabra «roca» Jesús indicó, creo, la inamovible fe del discípulo...


Comentario sobre Isaías IV,2 (PG 70:940)

«Y te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». El apodo, creo, llama a ninguna otra que a la inconmovible y muy firme fe del discípulo «una roca», sobre la cual la Iglesia fue fundada y hecha firme y permanece continuamente inexpugnable aun con respecto a las mismas puertas del infierno.

Diálogo sobre la Trinidad IV (PG 75:866)


Isidoro de Pelusio (m. hacia 450)

Cristo, quien escudriña los corazones, no preguntó a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que yo, el Hijo del Hombre, soy?». No porque no supiera las diversas opiniones de los hombres concernientes a Él mismo, sino que estaba deseoso de enseñar a todos la misma confesión la cual Pedro, inspirado por Él, puso como la base y fundamento, sobre los cuales el Señor edificó su Iglesia.

Epístola 253


Teodoreto de Ciro (c. 393- c. 458)

Que nadie neciamente suponga que el Cristo es cualquier otro que el Hijo unigénito. No nos imaginemos más sabios que el don del Espíritu. Escuchemos las palabras del gran Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Escuchemos al Señor Cristo confirmando esta confesión, pues «Sobre esta roca», dice, «edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Por tanto también el sabio Pablo, excelentísimo arquitecto de las iglesias, no fijó otro fundamento que éste. «Yo», dice, «como perito arquitecto he puesto el fundamento, y otro construye encima. Pero que cada quien vea cómo edifica. Pues ningún hombre puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo». ... Por tanto nuestro Señor Jesucristo permitió al primero de los apóstoles, cuya confesión Él había fijado como una suerte de cimiento y fundamento de la Iglesia, que vacilase, y que lo negase, y entonces lo levantó de nuevo... Ciertamente él está llamando a la fe piadosa y a la confesión verdadera una «roca». Pues cuando el Señor preguntó a sus discípulos quién decía el pueblo que era él, el bendito Pedro habló, diciendo «Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». A lo cual el Señor respondió: «De cierto, de cierto te digo que eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».

Epístola 146; 77; Comentario al Cantar de los Cantares, II,14. (NPNF2 3)


Basilio de Seleucia (m. cerca de 459)

En obediencia la lengua de Pedro se puso en movimiento y aunque ignorante de la doctrina, aportó una respuesta: «Tú eres Cristo, Hijo del Dios viviente»... Ahora Cristo llamó a esta confesión una roca, y nombró a quien la confesó «Pedro», percibiendo la apelación como apropiada para el autor de esta confesión. Pues esta es la solemne roca de la religión , esta es el muro de la fe y el fundamento de la verdad: «Pues nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús».

Oración XXV,4 (PG 85:297-298)


León I Magno (papa 440-461)

Nuestro Señor Jesucristo, Salvador de la humanidad, instituyó la observancia de la religión divina, la cual Él quiso que por la gracia de Dios derramase su brillo sobre todas las naciones y todos los pueblos de tal forma que la Verdad, que antes estaba confinada al anuncio de la Ley y los Profetas, pudiese a través del sonido de trompeta de los Apóstoles salir para la salvación de todos los hombres, como está escrito: «Su sonido ha salido a cada tierra, y sus palabras hasta los confines del mundo». Mas este sacramento misterioso el Señor deseó que fuese la ocupación de todos los Apóstoles, pero de tal forma que Él ha puesto el cargo principal en el bendito Pedro, jefe de todos los Apóstoles; y de él como de la Cabeza desea que sus dones fluyan a todo el cuerpo; de modo que cualquiera que se atreve a separarse de la sólida roca de Pedro pueda entender que no tiene parte ni porción en el misterio divino. Pues Él deseó que aquel que había sido recibido al compañerismo en Su unidad indivisa que fuese nombrado como Él mismo lo fue, cuando dijo: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia»; para que la edificación del templo divino por el maravilloso don de Dios pudiese descansar el la sólida roca de Pedro: fortaleciendo a Su Iglesia tan ciertamente que ni la precipitación humana pudiera asaltarla, ni las puertas del infierno pudieran prevalecer contra ella. Pero a esta santísima firmeza de la roca, levantada, como hemos dicho, por la mano edificadora de Dios, un hombre debe desear destruirla en extrema impiedad cuando trata de quebrantar el poder de ella, favoreciendo sus propios deseos, y no siguiendo lo que él recibió de los antiguos...

Epístola a los Obispos de la Provincia de Viena, X (NPNF2 12:8-9)

Y cuando ellos hubieron registrado las varias opiniones de otras gentes, Él dijo, «Pero vosotros, ¿quién decís que soy?» ... Ante lo cual el bendito Pedro, cuya confesión divinamente inspirada estaba destinada a beneficiar a todas las naciones, dijo, «Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y no inmerecidamente fue declarado él bendito por el Señor, tomando de la piedra angular principal la solidez del poder cuyo nombre también expresa, él, quien, a través de la revelación del Padre, le confesó ser a la vez Cristo e Hijo de Dios...

Carta a Flaviano, XXVIII, 5 (NPNF2 12:41-42)

Y si Eutiques hubiese creído esto inteligente y totalmente, nunca se hubiera retirado del camino de esta Fe. Pues Pedro recibió esta respuesta del Señor por su confesión: «Bendito eres tú, Simón bar Jonás; pues carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo. Y te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Pero el que tanto rechaza la confesión del bendito Pedro como contradice el Evangelio de Cristo, está muy lejos de la unión con este edificio; pues se muestra a sí mismo como no habiendo nunca tenido ningún celo por entender la Verdad, y tener solamente la vacía apariencia de alta estima, quien no adornó las canas de la ancianidad con ningún juicio maduro del corazón.

Carta al Sínodo de Éfeso XXXIII, 1 (NPNF2 12: 47)

Ya que, por tanto, la Iglesia universal ha devenido una roca (petra) a través de la edificación de la Piedra original, y el primero de los Apóstoles, el beatísimo Pedro, oyó la voz del Señor diciendo, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca )petra) edificaré mi Iglesia», quién hay allí que se atreva a asaltar tal fuerza inexpugnable, a menos que sea el anticristo o el diablo, quien, permaneciendo inconverso en su impiedad, está ansioso por sembrar mentira mediante los vasos de ira que son apropiados para su perfidia, mientras bajo el falso nombre de la diligencia pretende estar en busca de la Verdad.

Carta a León César CLVI, 2 (NPNF2 12:100)

Y de Su gobierno y protección eterna hemos recibido también el apoyo de la ayuda de los Apóstoles, la cual ciertamente no cesa en su operación; y la fuerza del fundamento, sobre la cual se levanta toda la superestructura de la Iglesia, no se debilita por el peso del templo que descansa sobre él. Pues la solidez de aquella fe que fue alabada en el jefe de los Apóstoles es perpetua; y como permanece aquello que Pedro creyó en Cristo, así permanece lo que Cristo instituyó en Pedro. Pues cuando, como se ha leído en la lección del Evangelio, el Señor hubo preguntado a los discípulos quién creían ellos que era Él, en medio de las variadas opiniones sostenidas, y el bendito Pedro hubo replicado, diciendo, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», el Señor dice, «Bendito eres tú, Simón bar Jonás, porque carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo. Y te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino de los cielos. Y lo que atares en la tierra, será atado en el cielo; y lo que desatares en la tierra, será desatado también en el cielo».

La dispensación de la Verdad por tanto permanece, y el bendito Pedro perseverando en la fuerza de la Roca, que él ha recibido, no ha abandonado el timón de la Iglesia, que él tomó. Pues él fue ordenado antes que el resto en tal forma que de ser llamado la Roca, de ser pronunciado el Fundamento, de ser constituido el Portero del reino de los cielos, de ser colocado como Árbitro para atar y desatar, cuyos juicios retendrían su validez en el cielo, de todos estos títulos místicos podemos conocer la naturaleza de su asociación con Cristo. Y aún hoy él más plena y efectivamente desempeña lo que le está confiado, y realiza cada parte de su obligación y encargo en Él y con Él, a través de Quien ha sido glorificado. Y así, si cualquier cosa es rectamente hecha y rectamente decretada por nosotros, si cualquier cosa se gana de la misericordia de Dios por nuestras cotidianas súplicas, es por su obra y méritos cuyo poder vive y cuya autoridad prevalece en su Sede. Pues esto, amadísimos, fue ganado por aquella confesión, la cual, inspirada en el corazón del Apóstol por Dios el Padre, trascendió toda la incertidumbre de las opiniones humanas, y fue dotada con la firmeza de una roca, la cual ningún asalto podría conmover. Pues en toda la Iglesia Pedro diariamente dice: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», y toda lengua que confiesa al Señor acepta la instrucción que su voz trae. Esta Fe conquista al diablo, y quebranta las ataduras de sus prisioneros. Nos arranca de esta tierra y nos planta en el cielo, y las puertas del Hades no pueden prevalecer contra ella. Pues con tal solidez está dotada por Dios que la depravación de los heréticos no pueden dañarla ni la incredulidad de los gentiles vencerla.

Sermón III , 2-3 (NPNF2 12:117)

Y rectamente fue el bendito Apóstol Pedro alabado por confesar esta unión, quien cuando el Señor estaba averiguando qué conocían de Él los discípulos, rápidamente se anticipó al resto y dijo, «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y esto ciertamente vio, no por la revelación de carne o sangre, que podrían haber retardado su visión interior, sino por el mismo Espíritu del Padre obrando en su corazón creyente, para que en preparación para gobernar toda la Iglesia él pudiera primero aprender lo que habría de enseñar, y para la solidificación de la Fe, la cual estaba destinado a predicar, pudiese recibir este reaseguro, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». Esta fuerza, por tanto, de la Fe cristiana, la cual, construida sobre una roca inexpugnable no teme a las puertas de la muerte, reconoce al único Señor Jesucristo como tanto verdadero Dios y verdadero Hombre, creyéndolo asimismo el Hijo de la Virgen, quien es el Creador de su Madre; nacido también al final de los tiempos, aunque es el Creador del tiempo; Señor de todo poder, y aún así mortal; ignorante del pecado, y aun así sacrificado por los pecadores según la semejanza de carne pecaminosa.

Sermón sobre la Pasión, XI Sermón LXII, 2 (NPNF2 12:174)


Mateo 16:18 en los Padres (7)
MATEO 16:18 EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Mateo 16,18 en los siglos VI a IX


Casiodoro (c. 485- c. 580)

«No será conmovida» se dice acerca de la Iglesia a la cual sola aquella promesa le ha sido dada: «Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella». Pues la Iglesia no puede ser conmovida porque se sabe que ha sido fundada sobre la roca más sólida, a saber, Cristo el Señor ... De este «fundamento», es inferido rectamente Cristo, quien es una roca inconmovible y una roca inexpugnable. Concerniente a esto dice el Apóstol: «Pues ningún otro fundamento puede ningún hombre poner que aquel que está ya puesto, el cual es Cristo Jesús».

Exposiciones sobre los Salmos 45:5 (PL 70:330)

Gregorio I Magno (nacido c. 540; papa 590-604)

Pero ya que no es mi causa, sino la de Dios, ya que las leyes piadosas, ya que los santos sínodos, ya que los mismos mandamientos de nuestro Señor Jesucristo son trastornados por la invención de una cierta orgullosa y pomposa frase, que sea el piadosísimo Señor que corte el lugar de la llaga, y ate al paciente remiso en las cadenas de la augusta autoridad. Pues al ligar estas cosas ajustadamente alivias a la república; y, mientras cortas estas cosas, provees el alargamiento de tu reinado.
Pues a todos los que conocen el Evangelio les es evidente que por la voz del Señor el cuidado de toda la Iglesia le fue confiado al santo Apóstol y Príncipe de todos los Apóstoles, Pedro. Pues a él se le dice, «Pedro, ¿me amas? Apacienta a mis ovejas». A él le es dicho, «He aquí, Satanás ha deseado zarandearos como trigo; y yo he orado por ti, Pedro, para que tu fe no falle. Y tú, cuando te hayas convertido, fortalece a tus hermanos». A él se le dice, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del cielo; y lo que atares en la tierra será también atado en el cielo; y lo que desatares en la tierra, será desatado también en el cielo».
Ved, él recibió las llaves del reino celestial, y le es dado poder para atar y desatar, le es confiado el cuidado y la principalidad de toda la Iglesia, y aún así él no es llamado el Apóstol universal; mientras que el santísimo hombre, mi compañero sacerdote Juan, intenta ser llamado obispo universal. Estoy forzado a gritar y decir ¡Oh tiempos, oh costumbres!
Ved, todas las cosas en las regiones de Europa son entregadas al poder de los bárbaros, las ciudades son destruidas, los campos arrasados, las provincias despobladas, ningún labriego habita la tierra, los adoradores de ídolos prevalecen y dominan para la matanza de los fieles, y aun sí sacerdotes, quienes deberían ellos mismos yacer llorando sobre el piso y en cenizas, buscan para sí nombres de vanagloria, y se glorían en en nombres nuevos y profanos.
¿Defiendo yo mi propia causa en este asunto, piadosísimo Señor? ¿Resiento que se me haya hecho mal a mí especialmente? No, la causa de Dios Omnipotente, la causa de la Iglesia universal.
¿Quién es éste que, contra las ordenanzas evangélicas, contra los decretos de los cánones, presume para usurpar para sí un nuevo nombre? Lo haría aquél si por él mismo fuese, si pudiera ser sin ninguna mengua de los demás – codicia ser universal.
Y ciertamente sabemos que muchos sacerdotes de la Iglesia de Constantinopla han caído a la vorágine de la herejía ... Si entonces cualquiera de esa Iglesia toma para sí aquel nombre, por el cual se hace la cabeza de todos los buenos, se sigue que la Iglesia universal cae de su pedestal (lo cual no permita Dios) cuando aquel que es llamado universal cae. Pero lejos de los corazones cristianos esté aquel nombre de blasfemia, en el cual es quitado el honor de todos los sacerdotes, mientras se lo arroga locamente para sí uno (solo).
Ciertamente, en honor de Pedro, Príncipe de los Apóstoles, le fue ofrecido por el venerable sínodo de Calcedonia al romano pontífice. Pero ninguno de ellos ha jamás consentido usar tal nombre de singularidad, no sea que, por algo que se le da peculiarmente a uno, los sacerdotes en general sean deprivados del honor que se les debe. ¿Cómo es que nosotros no buscamos la gloria de este título aun cuando es ofrecida, y otro pretende arrebatarlo para sí mismo aunque no se le ofrece?

Epístola XX a Mauricio César (NPNF 2 12:170-171)


Isidoro de Sevilla (c. 560-636)

Pedro lleva el carácter de la Iglesia, el cual tiene el poder de perdonar pecados y de llevar a los hombres desde el Hades hasta el reino celestial ... Todos los Apóstoles también llevan el tipo de la Iglesia entera, ya que ellos también han recibido un poder igual de perdonar pecados. Ellos llevan también el carácter de los patriarcas, quienes por la palabra de la predicación espiritualmente engendraron al pueblo de Dios en todo el mundo ...

Alegorías en el Nuevo Testamento (PL 83:117-118)

El hombre sabio que edificó su casa sobre la roca significa el maestro fiel, quien ha establecido los fundamentos de su doctrina y vida sobre Cristo ... Más aún, Cristo es llamado un «fundamento» porque la fe se establece en él, y porque la Iglesia católica está construida sobre él.

Etimologías VII,2 (PL 82:267)


Beda el Venerable (c. 673-735)

Tú eres Pedro y sobre esta roca de la cual has tomado tu nombre, esto es, sobre mí mismo, edificaré mi Iglesia, sobre aquella perfección de la fe que tú confesaste edificaré mi Iglesia por cuya unanimidad de confesión si alguno se desviase aunque en sí mismo pareciera hacer grandes cosas, él no pertenence al edificio de mis Iglesia. ... Metafóricamente se le dice a él que la Iglesia ha de ser construida sobre esta roca, es decir, el Salvador que tú confesaste, quien ha concedido participación al fiel confesor de su nombre.

Homilías 23 (PL 94:260)


Juan de Damasco (c. 675-c. 749)

Y Pedro, encendido por un ardiente celo y preparado por el Espíritu Santo, replicó: «Tu eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». ¡Oh, bendita boca! ¡Perfectos, benditos labios! ¡Oh, alma teológica! ¡Mente llenada por Dios y hecha digna por la instrucción divina! ¡Oh, divino órgano por el cual Pedro habló! Rectamente eres bendito, Simón hijo de Jonás ... porque ni carne ni sangre ni la mente humana, sino mi Padre en el cielo te ha revelado esta divina y misteriosa verdad a ti. Pues nadie conoce al Hijo, salvo aquél que es conocido por él ... Esta es la firme e inamovible fe sobre la cual, como sobre la roca cuyo sobrenombre llevas, la Iglesia está fundada. Contra ésta las puertas del infierno, las bocas de los herejes, las máquinas de los demonios –pues ellos habrán de atacar- no prevalecerán. Ellos tomarán las armas pero no vencerán.

Homilía sobre la Transfiguración (PG 96:554-555)


Pascasio Radberto (c. 785-860)

Hay una respuesta de todos sobre los cuales la Iglesia es fundada y contra los cuales las puertas del infierno no prevalecerán ... Tan grande fe no surge excepto de la revelación de Dios el Padre y la inspiración del Espíritu Santo de modo que cualquiera que tenga fe, como una piedra firme, es llamado Pedro ... Debiera notarse que cualquiera de los fieles es una roca en la medida en que es un imitador de Cristo y es luz en la medida en que es iluminado por la luz y por esto la Iglesia de Cristo está fundada sobre aquéllos en cuanto son fortalecidos por Cristo. De modo que no en Pedro solo sino sobre todos los Apóstoles y los sucesores de los Apóstoles se edifica la Iglesia de Dios. Pero estas montañas son primero edificadas en la montaña, Cristo, elevada sobre todas las montañas y cerros.... Esta es ciertamente la vera e inviolable fe dada a Pedro por Dios el Padre, según la cual si no hubiese habido siempre un Hijo no hubiera habido siempre un Padre, sobre la cual fe la Iglesia toda está fundada y permanece firme, creyendo que Dios es el Hijo de Dios.

Comentario sobre Mateo (PL 120:561, 555-556)




Jetonius
http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?s=&threadid=10994&perpage=15&pagenumber=13




Venga Athos, demuestre que no ha venido solo a pegar mamotretos de otros foros, y responda con coherencia a cada uno de estos padres...:D
 
Respuesta

Respuesta

Saludos Daniel,

Respecto a los testimonios de Juan 1:40-42, 1:47-49 y 4:39-42 que aduces en otra parte, comento que es obvio que todos aquellos que siguieron a Jesús le consideraban el Mesías, pues, si no, ¿para qué le seguían? Pero para ellos este término cobraba una dimensión política, más terrena que celestial, basándose su revelación "en la carne y en la sangre". Así, pues, "Hemos hallado al Mesías" en boca de Andrés, "tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel" en boca de Natanael y "Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo" en boca de los samaritanos serían confesiones mesiánicas, sin duda, pero *no* inspiradas por el Espíritu Santo.

Sólo de este modo podemos entender la escenificación posterior entre Jesús y sus discípulos, cuando se da la confesión de Pedro y se constituye su primado. Para mostrar lo dicho, y dada la insistencia de Jesús en el título "Hijo del Hombre", apreciable en el mencionado pasaje, he aquí otras referencias al mismo:

En el Antiguo Testamento:

"Yo seguía contemplando en las visiones de la noche: Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de Hombre. Se dirigió hacia el anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás" (Dn. 7, 13).

En el Nuevo Testamento, en un sentido totalmente análogo:

Mc. 14, 62
Hch. 7, 56
Ap. 14, 14-16.

¿Por qué los protestantes seguís mitigando las palabras de Pedro, yendo así en detrimento del propio Cristo?

Athos.
 
Marisa:

Como tú misma te encargas de demostrar, la interpretación que relaciona a la roca con la fe de Pedro es la mayoritaria, y yo no digo otra cosa. Pues, ¿acaso Pedro sería Pedro sin su fe? Hablar de "la fe de Pedro" es una metonimia consistente en tomar la parte por el todo.

Discrepo, en cambio, con la minoritaria, esto es, la que identifica a la roca de Mt. 16, 17 y ss. con la piedra angular que es Cristo. Tal cosa no cuadra en absoluto con los términos "tú eres Pedro" y "a ti te daré", por lo que debe desestimarse.

Athos.
 
Athos, no queda claro lo que usted defiende:


1- La roca es la fe de Pedro

2- La roca es Pedro, y él es el primer papa

3- La roca es Cristo, como Pedro nos dice en sus epístolas
 
Originalmente enviado por: athos
Queda claro para cualquiera que entienda qué es una *metonimia^.

Athos.


metonimia (gr. metonymía ;<- meta- + -onimia)

1 f. RET. Tropo que consiste en designar una cosa con el nombre de otra tomando el efecto por la causa o viceversa, el signo por la cosa significada, etc.: las canas por la vejez.



¿Cuál es su postura athos?


1- La roca es la fe de Pedro

2- La roca es Pedro, y él es el primer papa

3- La roca es Cristo, como Pedro nos dice en sus epístolas



¿Cuál es su postura athos? ¿ 1, 2 o 3 ?



¿O quizá es otra?....tan solo es para que aclaremos y sepamos donde estamos cada uno
 
Re: Respuesta

Re: Respuesta

Originalmente enviado por: athos
Saludos Daniel,

Respecto a los testimonios de Juan 1:40-42, 1:47-49 y 4:39-42 que aduces en otra parte, comento que es obvio que todos aquellos que siguieron a Jesús le consideraban el Mesías, pues, si no, ¿para qué le seguían? Pero para ellos este término cobraba una dimensión política, más terrena que celestial, basándose su revelación "en la carne y en la sangre".
Paz de Dios,

Está claro que, para sostener sus argumentos, usted tiene libertad de suponer lo que le parezca más útil respecto al basamento de las personas que reconocían a Jesús como EL CRISTO (Ungido de Dios), ya sea a) una revelación de Dios, b) un impulso carnal, c) una moda, d) una suposición antojadiza, etc.


Originalmente enviado por: athos
¿Por qué los protestantes seguís mitigando las palabras de Pedro, yendo así en detrimento del propio Cristo?
Que usted acepte algo, repito, para sostener sus argumentos no significa que quien no lo acepte esté mitigando nada. La Escritura es UNA, Revelación en conjunto. No una serie de texto que lo manejamos a nuestro antojo. Justamente, porque NO vamos en detrimento de Cristo es que tampoco nos olvidamos de 1 Corintios 3:11.

Bendiciones en Cristo.
 
Insisto

Insisto

INSISTO

Athos: ¿Es usted un forista YA EXPULSADO? :bicho:

Le agradeceré una respuesta.
 
Originalmente enviado por: athos
Marisa:

Como tú misma te encargas de demostrar, la interpretación que relaciona a la roca con la fe de Pedro es la mayoritaria, y yo no digo otra cosa. Pues, ¿acaso Pedro sería Pedro sin su fe? Hablar de "la fe de Pedro" es una metonimia consistente en tomar la parte por el todo.

Discrepo, en cambio, con la minoritaria, esto es, la que identifica a la roca de Mt. 16, 17 y ss. con la piedra angular que es Cristo. Tal cosa no cuadra en absoluto con los términos "tú eres Pedro" y "a ti te daré", por lo que debe desestimarse.

Athos.

Athos, este tema te viene grande. Para llegar a conclusiones te faltan dos cosas: La primera estudiar más (lo que hay en la historia y no en las webs tipo corazoncito) La segunda condición es la de ser lo suficiente honesto para admitir aquello que la historia muestra.
Esta última frase que aportas en que afirmas que es una opinión minoritaria, copn estas palabras:
esto es, la que identifica a la roca de Mt. 16, 17 y ss. con la piedra angular que es Cristo.
No, amigo mio la opinión no es minoritaria sino absolutamente mayoritaria:
El católico Launoy compuso una lista con las opiniones de los Pdres sobre el particular y encontró que hay:
17 padres en favor de la interpretación de que Pedro es la "Roca"
44 padres creen que es la fe que Pedro confesó.
16 afirman que es Cristo mismo
y 8 creen que se trata del conjunto de los apóstoles.
En conjunto y con algunas matizaciones 68 están favor de la tesis protestante y solo 17 de la romanista. ¿Así, pues cual es la mayoritaria y cual la minoritaria?

Maldonado, eminente erudido jesuita del siglo XVI, cuya honestidad y conocimientos difieren de la de Athos, escribió:
Hay entre los antiguos autores algunos que interpretan "sobre esta Roca", como aludiendo a "esta fe", o "a esta confesión de fe en la cual me has llamado Hijo del Dios vivo"; entre estos autores cita a Hilario, Gregorio de Nisa, Crisostomo y Cirilo de Alejandría
A esto le añade:
San Agustín, apartándose todavía más (lo de apartarse en su erronea opinión) del verdadero significado, interpreta "sobre esta Roca" en el sentido de, "sobre mi mismo, Cristo, porque Cristo es la Roca". Para Orígenes es "sobre esta Roca (de la fe), es decir; sobre todos los hombres que tienen la misma fe"

Athos, se lo repito:
Estudie más y pontifique menos.
 
Una cosa más, Athos.

Se trata de la opinión del primer interesado, es decir Pedro.
La encontrarán en su misma Carta:
1ª. Ped. 2:4-8.

Si por una rara casualidad dispone de una Biblia o de un Nuevo Testamento sirvase leer la opinión de Pedro al respecto.

Estudie más y pontifique menos.
 
Re: Re: Respuesta

Re: Re: Respuesta

A Maripaz:

Sostengo que las posturas 1) y 2) son en realidad la misma postura, falsamente disociada por los protestantes. Y que la roca del punto 3) no debe relacionarse con Mateo 16:17 y ss.

A Tobi:

Te pido las correspondientes citas de todos los Padres que afirman que la roca de Mateo 16:17 y ss. es Cristo y no Pedro.



Originalmente enviado por: Juan 8:32
Paz de Dios,

Está claro que, para sostener sus argumentos, usted tiene libertad de suponer lo que le parezca más útil respecto al basamento de las personas que reconocían a Jesús como EL CRISTO (Ungido de Dios), ya sea a) una revelación de Dios, b) un impulso carnal, c) una moda, d) una suposición antojadiza, etc.

Bendiciones en Cristo.

Es Jesús mismo quien lo dice: "Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque NO TE LO HA REVELADO LA CARNE NI LA SANGRE, sino mi Padre, que está en los cielos".

¿Por qué no dijo lo mismo a los demás? ¿A qué ese énfasis y esa retribución por su fe, si se trataba de algo tan común entre sus seguidores? ¿Tuvo Jesús un antojo? ¿Hacía acepción de personas?

Athos.
 
Y que entendió Pedro y los otros discípulos

Y que entendió Pedro y los otros discípulos

Todos los comentarios traídos, ciertamente interesantes, nos revelan que en los primeros siglos después de Cristo, no había ningún rastro de papado en Roma, lo cual ya se sabe por otras muchas fuentes. La pretendida lista de sucesión de obispos de Roma, es una artimaña destinada a despistar, porque existen crónicas semejantes de los sucesivos obispos en las iglesias de otras ciudades importantes del Imperio Romano, como se ve en Eusebio.

Está claro por lo que estos relevantes escritores y exegetas del cristianismo de aquella época dejaron escrito que no aceptaban ninguna figura de Papado universal, ni aceptaban el argumento de que Jesús estableciese a Pedro como base de su Iglesia.

Pero aunque lo hubiese establecido, como los romanistas pretenden, tampoco hay forma de interpretar ni en esta frase, ni en el resto de las Escrituras, ni por la historia de la iglesia primitiva, que tal posición fuese hereditaria y transmisible a otros. Tal pretensión de heredar a Pedro en esa supuesta supremacía, situaría a los sucesores por encima de los otros apóstoles, lo cual es una aberración, y en contradicción con las Escrituras, pues Pablo escribe en 1Cor. 12:28, que lo primero que Dios puso en la Iglesia, es decir el fundamento de ella, fueron Apóstoles -no primero un super-apóstol y luego el resto de ellos-, luego profetas y maestros, etc. Este es el desarrollo del fundamento. A partir de la piedra angular, que es Cristo mismo, no Pedro, los dos niveles de la Iglesia son por este orden: apóstoles y profetas (Ef. 2:20; 3:5; 4:11; Ap. 21:14).

Para mí, como para todos los cristianos, la Palabra de verdad, a la que tenemos que estar atentos (que además es consejo de Pedro, 2Pe. 1:19), nos revela claramente que ahí es donde están las bases de lo que tenemos que creer, dijesen lo que dijesen más tarde los hombres. Así, yo no lo aceptaría como fiel a la verdad aunque todos, los que se han mencionado hubiesen dicho que era Pedro el fundamento de la Iglesia de Cristo, (que dijeron lo contrario como ya ha quedado claramente expuesto), si las Escrituras no lo mencionan expresamente, y como sabemos todos, no por un versículo aislado, sino en todos sus contextos (los Evangelios, los Hechos y las Epístolas). Porque aun asumiendo con todos ellos un acuerdo en ese punto, no podemos dejar de reconocer que en otros campos las teologías de algunos de estos están también en contradicción con otros aspectos, algunos clave, de las enseñanzas de Cristo y de los Apóstoles. Y no debemos hacer como hacen los romanistas aceptarlos para unas cosas y no para otras. Valgan para poner de relieve que ellos mienten porque no siguen lo que dicen seguir: es decir el pensamiento de aquellos a los que llaman la base de su tradición, pero para el cristiano, solo las Escrituras tienen la autoridad final de nuestra fe y doctrina.

Sobre la cuestión de Pedro, y con las Escrituras solo, si las pretensiones romanistas fuesen ciertas, a partir del momento en que Cristo pronunció esas palabras, todos los discípulos, testigos presenciales de la escena, que oyeron personalmente a Jesús en aquel día, lo habrían entendido. Entonces, ¿le consideraron los demás como el fundamento de la Iglesia de Cristo? ¿Tomó a partir de aquí autoridad sobre los demás?

Que no fue eso lo que entendieron lo podemos afirmar porque después de aquella escena, nos encontramos a los doce discutiendo entre sí, quien sería el mayor. La última vez, mientras estaban cenando en la última pascua, y Jesús les dijo que uno de ellos le iba a entregar. Entonces los discípulos empezaron a discutir entre si por dos asuntos: El primero, quien sería el que le entregase y, el segundo, la consecuencia: si Jesús era entregado, ¿quien sería el sucesor? Luc. 22:30. La respuesta de Jesús, presente en el debate, no fue: Ya os dije que es Pedro. Su respuesta fue igualitaria para todos ellos -los que habían permanecido con él en sus pruebas-: Un reino, comer y beber a su mesa y sentarlos en tronos para juzgar a Israel. Pero, sin embargo Jesús nos legó con motivo de ello, una de las frases más importantes que definen los valores de su Iglesia (25, 26), conforme al ejemplo de todo su ministerio. La Iglesia de Cristo no es una estructura piramidal de poder vertical. Es eso lo que los romanistas entendieron y construyeron, o solo toman aquellas frases que les convienen y desprecian las otras? Corresponde esa definición clara de Jesús con el diseño de la estructura de su secta? No es el Vaticano, la representación de un reino más de este mundo? Pues entonces esa realidad incuestionable ya es suficiente para descartarlo como una institución sujeta al modelo de Cristo.

No hace falta entrar en más asuntos, como ¿Estuvo Pedro alguna en vez en Roma? ¿Se puede probar? ¿Por qué Roma es la sede, y no Jerusalén ó Antioquía? ¿Que es eso de la sucesión de Pedro? ¿Se puede demostrar? ¿Que es eso de la infalibilidad? ¿Presenta el libro de los Hechos a Pedro como primus entre pares? ¿Lo aceptaron como tal Pablo, Jacobo, etc.?

Las pretensiones romanistas son todas falsas, por la historia, pero lo peor es por la teología, que relativiza el sacrificio de Cristo y su eficacia, por su ataque al único evangelio, el de la gracia sin las obras de la ley. Luego por sus frutos: Ahí están sus crímenes terribles contra los verdaderos hijos de Dios en toda su sangrienta historia. Pero desde que Dios concedió que mediante la Reforma, y la liberación que aquella trajo al mundo, permitiendo que les alumbrase la luz del evangelio de la gracia a los que estaban sujetos, ciegos y amenazados por su sistema tiránico y corrompido, y que desde entonces las Sagradas Escrituras alcanzasen a todo el mundo que quiera encontrar en ellas el verdadero evangelio, y que este se proclame por todo el mundo, entrar a discutir una por una sus múltiples falsedades puntuales, con los ciegos voluntarios defensores del sistema Vaticano, a la postre siempre parece una pérdida de tiempo. Cuando no tienen argumentos desaparecen ó callan por un tiempo, y luego vuelven otra vez con sus mismas frases a ver si encuentran a un distraído a quien trastornar en su fe.

Pero no prevalecerán, mientras los cristianos conozcamos las Escrituras. A su luz se puede ver como en su seno no está Cristo, ni la Palabra de Dios ocupa el lugar que le corresponde, porque la apagaron con un entramado llamado tradición, que no es más que la suma de sus desvaríos acumulados en el tiempo, y lo pusieron encima de las Escrituras como los fariseos para invalidar la Palabra de Dios. Por eso, la doctrina de los llamados Padres, solo vale si les conviene y como viven en el reino de la mentira, ocultan deliberadamente los escritos de los mismos, cuando no convienen a sus intereses.

Pero el que busca, halla. Y Dios está cerca de los que le buscan. De los que le buscan de corazón. Si alguno se encuentra sometido por tradición ó cultura a la secta Vaticana, pero buscan co sinceridad la Verdad, que es Cristo, amando más la gloria de Dios que la de los hombres (Jn. 12:42,43), y no dejándose engañar ni intimidar, le llegará ciertamente la luz de su Evangelio, porque Dios no solo no quiere que ninguno se pierda, sino que vino para liberar a los que estaban cautivos bajo la esclavitud del Diablo y de las falsas religiones y sectas a su servicio. Por eso lo importante es proclamar al Único Camino, Verdad y Vida, que es Jesucristo, para ser salvos por PURA GRACIA, no por obras buenas ó justas, que son como trapos sucios ante la vista de Dios, si con ellas se pretende completar LA EFICACIA ó el valor del UNICO Y SUFICIENTE SACRIFICIO EXPIATORIO DEL CORDERO DE DIOS, para obtener la vida eterna por medio de la fe.. Que por medio de El TENEMOS ACCESO LIBRE AL TRONO DE LA GRACIA, sin necesidad de intermediarios. Pero si no aceptan el Evangelio de la Gracia, ¿que más da que tengan ó no Papa?


pabloblanco
 
A Maripaz:

Sostengo que las posturas 1) y 2) son en realidad la misma postura, falsamente disociada por los protestantes. Y que la roca del punto 3) no debe relacionarse con Mateo 16:17 y ss.


O sea, la roca es Pedro, y es la fe de Pedro.


Claro está, usted pasa totalmente de la opinión de los padres que anteriormente cité, de la ausencia total del reconomiento de otros apóstoles del primado de Pedro sobre ellos, y del propio Pedro que jamás dijo nada similar, ni asumió ningun tipo de primacía.


Y teniendo en cuenta además que la primacía que Roma se arroga, está basada en los documentos falsificados de la Donación Constantiniana y las Falsas Decretales.



La Donación de Constantino:

Documento fraudulento redactado durante el Imperio franco, en torno a los siglos VIII-IX, destinado fortalecer el poder papal. En el mismo se señalaba que el emperador Constantino había concedido al papa SILVESTRE I (314-35) la primacía sobre Antioquía, Constantinopla, Alejandría, Jerusalén , toda Italia, incluyendo Roma , las ciudades de Occidente. Asimismo se afirmaba que el papa había quedado constituido como juez supremo del clero. El documento fue utilizado por el papado, entre otras cosas, para defender sus pretensiones de primacía frente a Bizancio. En el siglo xv su falsedad fue demostrada por Nicolás de Cusa y Lorenzo Valla

Diccionario de los papas. César Vidal. Ed Peninsula
 
http://www.enciclopediacatolica.com/d/donacionconstan.htm

Donación de Constantino

(Lat., Donatio Constantini).
Por este nombre se conoce, desde el fin de la Edad Media, un documento falsificado del Emperador Constantino el Grande por el cual, grandes privilegios y ricas posesiones eran conferidas al Papa y a la Iglesia Romana. En el manuscrito más antiguo conocido (noveno siglo) (Bibliothèque Nationale, París, MS. Latin 2777) y en muchos otros manuscritos, el documento lleva el título: "Constitutum domni Constantini imperatoris". Está dirigido por Constantino, al Papa Silvestre I (314-35) y consiste de dos partes. En la primera (titulada "Confessio") el emperador relata cómo fue instruído en la Fe Cristiana por Silvestre, hace una profesión llena de fe, y cuenta su bautismo por ese Papa en Roma, y cómo de este modo se curó de lepra. En la segunda parte, (la "Donatio") Constantino dispone conferir a Silvestre y a sus sucesores los siguientes privilegios y posesiones: el Papa, como sucesor de San Pedro, tiene la primacía sobre los cuatro Patriarcas de Antioquía, Alejandría, Constantinopla, y Jerusalén, también sobre todos los Obispos en el mundo. La basílica de Lateran en Roma, construida por Constantino, mandará sobre todas las iglesias como cabecera, igualmente las iglesias de San Pedro y San Pablo serán dotadas de ricas posesiones. Los principales eclesiásticos romanos (clerici cardinales) quienes también pueden recibirse como senadores, obtendrán los mismos honores y distinciones que éstos. Como el emperador, la Iglesia Romana tendrá funcionarios cubicularii, ostiarii, y excubitores. El Papa disfrutará los mismos derechos honorarios que el emperador, entre ellos, el de llevar una corona imperial, una capa purpúrea y túnica, y en general toda insignia imperial o señales de distinción; pero, como Silvestre se negó a poner en su cabeza una corona de oro, el emperador lo invistió con el superior casquete blanco (frigio).
Constantino, el documento continúa, pone al servicio del Papa, un strator, es decir quien llevará el caballo en que montará el Papa. Es más, el emperador obsequia al Papa y a sus sucesores el palacio de Lateran de Roma y las provincias, distritos, y pueblos de Italia y todas las regiones occidentales (tam palatium nostrum, ut prelatum est, quamque Romæ urbis et omnes Italiæ seu occidentalium regionum provinicas loca et civitates) El documento continúa diciendo, que el emperador ha establecido para sí, en el Este, una nueva capital que lleva su nombre, y allá él quita su gobierno, porque es inoportuno que un emperador secular tenga poder donde Dios ha establecido la residencia de la cabeza de la religión cristiana. El documento, concluye con maldiciones contra todos los que se atrevan a violar estas dádivas y con la certidumbre que el emperador las ha firmado con su propia mano y las ha puesto en la tumba de San Pedro. Este documento es sin la duda una falsificación, inventada en algún momento, entre los años 750 y 850. Ya en el decimoquinto siglo su falsedad fue conocida y demostrada. Nicolás Cardenal de Cusa (De Concordantiâ Catholicâ, III, ii, en ediciones Basilea de su obra , 1565, I) lo definió como un dictamen apócrifo. Algunos años después (1440) Lorenzo Valla (Del falso credita et ementita el Constantini donatione declamatio, Mainz, 1518) demostró la falsificación con certeza. Independientemente de sus dos predecesores. Reginald Pecocke, Obispo de Chichester (1450-57), sacó una conclusión similar en su trabajo, "The represor of over much Blaming of the Clergy", Rolls Series, II, 351-366.
Su autenticidad fue defendida aún de vez en cuando, y el documento todavía llega más allá, siendo usado como auténtico, hasta Baronio en su "Annales Ecclesiastici" (ad.an 324) admitió que la "Donatio" era una falsificación, después, pronto fue admitido universalmente como tal. Es una mentira tan clara que no hay razón para ninguna sorpresa que, con el reavivamiento de la crítica histórica en el decimoquinto siglo, el verdadero carácter del documento, se reconociera rápidamente. El falsificador hizo uso de varias licencias que Grauert y otros (ver abajo) han investigado completamente. Se imitan la introducción y la conclusión del documento de las escrituras auténticas del periodo imperial, pero también se utilizan "formulæ" de otros períodos. En la "Confesión" de fe en la doctrina del Espíritu Santo, se explica en extensión, la Caída del hombre y la Encarnación de Cristo.
Hay también reminiscencias de los decretos del Sínodo Iconoclasta de Constantinopla (754) contra la veneración de imágenes. La narrativa de la conversión y curación del emperador esta basada en los Actos apócrifos de Silvestre (Acta o Gesta Sylvestri), aún todas las particularidades de la "Donatio" no aparecen en el relato de los, hasta ahora, textos conocidos de esa leyenda. Las distinciones otorgadas al papa y a los cardenales de la Iglesia romana, probablemente, el falsificador las inventó y las describió según ciertos ritos contemporáneos del ceremonial de la corte romana y de los emperadores bizantinos. El autor también usó las biografías de los papas del Liber Pontificalis (q.v.), asimismo las cartas del octavo siglo de los papas, sobre todo en su informe de las donaciones imperiales. La paternidad literaria de este documento todavía está envuelto en oscuridad. Ocasionalmente, pero sin razón suficiente, los críticos lo han atribuido al autor de las Falsas Decretales (q.v.) o a algún eclesiástico romano del octavo siglo. Por otro lado, el tiempo y lugar de su composición han sido estudiados, completa y últimamente, por numerosos investigadores (sobre todo alemanes), aunque ninguna conclusión firme y universalmente aceptada, se ha sacado todavía. Acerca del lugar de la falsificación, Baronius (Annales, ad.an 1081) sostuvo que fue en Oriente y por un griego cismático; de hecho, se encuentra en colecciones canónicas griegas. Natalis Alejandro se opuso a esta interpretación, y ya no es sostenida por ningún historiador reciente. Muchos de los estudiosos críticos recientes del documento, localizan su composición en Roma y atribuyen la falsificación a un eclesiástico, su argumento principal es intrínseco: este falso documento se redactó en favor de los papas y por consiguiente de la Iglesia romana, la propia Roma debe de haber tenido principal interés en esta falsificación, ejecutada para un propósito tan claramente expresado. Es más, las fuentes del documento son principalmente romanas. No obstante, la interpretación más antigua de Zacarias y otros, de que la falsificación se originó en el Imperio Francogermano, ha sido bastante defendida recientemente y con habilidad por Hergenröther y Grauert (ver abajo). Ellos llaman la atención sobre el hecho que la "Donatio" aparece primero en las colecciones Francogermanas, es decir en las Falsas Decretales y en el manuscrito de St.Denis antedicho; además la cita segura más primitiva fue hecha por autores del Imperio Francogermano, en la segunda mitad del noveno siglo.
Finalmente, este documento nunca se usó en la cancillería papal hasta mediados del undécimo siglo, ni en general fue referido en fuentes romanas hasta los tiempos de Otto III (983-1002, en el caso que el famoso "Diploma" de este emperador, sea auténtico). El primer uso cierto en Roma fue hecho por León IX en 1054, y nótese que este Papa fue por nacimiento y educación, alemán, no italiano. Los escritores mencionados han evidenciado que el objetivo principal de la falsificación era demostrar la justicia de la "translatio imperii" a los francogermanos, es decir el traslado del título imperial a la coronación de Carlomagno en 800; por consiguiente, la falsificación era principalmente importante para el Imperio Francogermano. Esta visión, debidamente sostiene, contra la opinión de la mayoría, que la falsificación se originó en Roma. Un divergencia de opinión, todavía mayor, reina, acerca del momento de su redacción. Algunos han afirmado (más recientemente Martens, Friedrich, y Bayet) que cada una de sus dos partes se inventó en momentos diferentes. Martens sostiene que el autor ejecutó su falsificación entre intervalos breves; que la "Constitutum" se originó después del 800 en relación con una carta de Adriano II (778) en qué el Papa reconoció a Carlomagno la posición imperial al rey de Fracogermania , que por sus propios esfuerzos y fortuna, había logrado. Friedrich (ver abajo), al contrario, intenta demostrar que la "Constitutum" estaba compuesta de dos partes muy distintas. La esencia de la primera parte, llamada "Confessio", apareció entre los años 638 y 653, probablemente 638-641, mientras la segunda, o "Donatio" propiamente, fue escrita durante el reinado de Esteban II, entre los años 752 y 757, por Paulo, hermano y sucesor del Papa Esteban. Según Bayet la primera parte del documento se redactó en tiempos de Paulo I (757-767); la última parte apareció en, o aproximadamente, el año 774.
En oposición a estas opiniones la mayoría de los historiadores mantiene que el documento fue escrito totalmente y al mismo tiempo, por un autor. ¿Pero cuándo fue escrito? Colombier se decide por el reino del Papa Conon (686-687), Genelin, por principios del octavo siglo (antes del 728). Pero ninguna de estas opiniones se apoya en razones suficientes, y las dos son, ciertamente, insostenibles. La mayoría de los investigadores acepta como posible fecha más antigua, el pontificado de Esteban II (752-757), estableciendo, así, una conexión entre la falsificación y los eventos históricos que llevaron al origen de los Estados de la Iglesia y al Imperio Occidental de los reyes Francogermanos. ¿Pero en qué año del período, desde el pontificado antedicho de Esteban II hasta la recepción de la "Constitutum" en la colección de las Falsas Decretales (c. 840-50) fue llevada a cabo, la falsificación? Casi todos los estudiosos de esta intrincada cuestión, guardan sus propias y diferentes opiniones. Primero es necesario contestar una pregunta preliminar: ¿ Exhibió el Papa Adrian II en su carta a Carlomagno del año 778 (Códice Carolinus, ed. Jaffé Ep. lxi) algún conocimiento de la "Constitutum"? De un pasaje de esta carta:
Sicut temporibus beati Silvestri Romani pontificis a sanctæ recordationis piisimo Constantino magno imperatore per eius largitatem sancta Dei Catholica et Apostolica Romana ecclesia elevata et exaltata est et potestatem in his Hesperiæ partibus largiri dignatus, ita et in his vestris felicissimis temporibus atque nostris sancta Dei ecclesia, id est beati Petri apostoli, germinet atque exultet...
Varios escritores, ej. Döllinger, Langen, Meyer, y otros han concluido que Adriano I era consciente, entonces, de esta falsificación, por lo que debe haber aparecido antes del 778. Friedrich asume en Adriano I, un conocimiento de la "Constitutum" de su carta al Emperador Constantine VI escrita en 785 (Mansi, Concil. Coll., XII, 1056). La mayoría de los historiadores, sin embargo, se abstienen debidamente de afirmar que Adriano I hizo uso de este documento en sus cartas, por consiguiente, el momento de su origen no puede deducirse. La mayoría de los recientes escritores sobre el tema acepta el origen de la "Donatio" entre 752 y 795. Entre ellos, algunos se deciden por el pontificado de Esteban II (752-757) sobre la hipótesis, que el autor de la falsificación quiso justificar los derechos de este papa, en sus negociaciones con Pipino (Döllinger, Hauck, Friedrich, Böhmer). Otros bajan la fecha de la falsificación al tiempo de Paulo I (757-767), y basan su opinión en los eventos políticos en Italia bajo este Papa, o en el hecho que él sentía una veneración especial por San Silvestre, y que la "Donatio" tenía, especialmente en vista, el honor de este santo (Scheffer-Boichorst, Mayer). Otros sitúan su origen de nuevo en el pontificado de Adriano I (772-795), en la hipótesis que este Papa confió en extender la autoridad secular de la Iglesia romana sobre una gran parte de Italia y crear de esta manera un Estado eclesiástico poderoso bajo el gobierno papal. Así (Langen, Loening). Un grupo más pequeño de escritores, sin embargo, mueve la falsificación a alguna fecha después de 800, es decir después de la coronación de Carlomagno como emperador. Entre éstos, Martens y Weiland asignan el documento a los últimos años del reino de Carlomagno, o a los primeros de Luis el Pío, es decir en algún momento entre 800 y 840. Ellos argumentan que el propósito principal de la falsificación era otorgar al gobernante occidental el poder imperial, o que la "Constitutum" significaba que el nuevo emperador, como sucesor de Constantino el Grande, confería poder a la Iglesia romana. Esos escritores son, además, quiénes investigan al falsificador en el Imperio Francogermano, sostienen que el documento se escribió en el noveno siglo, sobre todo Hergenröther y Grauert. El último opina que la "Constitutum" se originó en el monasterio de St.Denis, en París, brevemente antes de, o aproximadamente al mismo tiempo, que las Falsas Decretales, es decir entre 840 y 850. Estrechamente con la fecha de la falsificación, está conectada la otra pregunta acerca del principal propósito del falsificador de la "Donatio". Aquí, también, existe una gran variedad de opiniones.
La mayoría de los escritores, que sitúan en la propia Roma el origen de la falsificación, sostienen que su intención, es principalmente, apoyar las demandas de los Papas hacia el poder secular en Italia; difieren, sin embargo, acerca de la magnitud de las demandas. Según Döllinger la "Constitutum" tenía como destino ayudar en la creación de una Italia unida bajo el gobierno papal. Otros limitarían las demandas papales a esos distritos que Esteban II quiso obtener de Pipino, o a territorios aislados que, antes o después, las papas desearon adquirir. En general, esta clase de historiadores busca conectar la falsificación con los eventos históricos y los movimientos políticos de ese tiempo en Italia (Mayer, Langen, Friedrich, Loening, y otros). Algunos, ponen más énfasis en la elevación del papado que en la donación de territorios. Ocasionalmente se sostiene, que el falsificador buscó afianzar para el Papa una categoría de autoridad secular superior, una supremacía imperial en contra del Gobierno Francogermano, sólidamente establecido, entonces, en Italia. Otras veces, algunos de este grupo, limitan para Italia la expresión "occidentalium regionum provincias", pero la mayoría interpreta que representa a todo el Imperio Occidental anterior. Ésta es la actitud de Weiland para quien el objeto principal de la falsificación, es incrementar el poder papal sobre el imperial, y el establecimiento de la supremacía imperial del Papa sobre todo Occidente. También por esta razón él baja la fecha de la "Constitutum" nunca más lejos que el fin del reinado de Carlomagno (814). Sin embargo, con este documento Silvestre obtiene de hecho, la jerarquía imperial de Constantino y los emblemas de dignidad imperial, aunque no la verdadera supremacía imperial. Martens observa, por consiguiente, en la falsificación, un esfuerzo para elevar al papado en general; todos alegaron prerrogativas para el papa y eclesiásticos romanos, todos regalos de posesiones otorgadas, se quieren derechos de gobierno secular, ascensos y confirmaciones de esta elevación, y de todo eso el nuevo Emperador Carlomagno delineó conclusiones prácticas en su proceder, respecto al Papa. Scheffer-Boichorst sostiene una opinión singular, a saber, que el falsificador tuvo la intención de la glorificación de Silvestre y Constantino, principalmente, y sólo de manera secundaria, una defensa de las demandas papales a las posesiones territoriales. Grauert para quien la falsificación es un asunto francogermano, comparte la visión de Hergenröther, es decir el falsificador tenía en mente la defensa del nuevo Imperio Occidental, de los ataques bizantinos. Por consiguiente fue muy importante, para él, establecer la legitimidad del imperio recientemente fundado, y este propósito, fue especialmente auxiliado por todos aquellos documentos que sostuvieran la elevación del Papa. De lo anterior, se puede observar que la última palabra sobre investigación histórica en esta materia, todavía está por verse. Preguntas importantes acerca de las fuentes de la falsificación, el lugar y momento de su origen, la tendencia del falsificador, aún esperan solución.
Las nuevas investigaciones probablemente prestarán todavía mayor atención a la crítica textual, sobre todo de la primera parte o "Confesión" de fe. Hasta donde las evidencias a mano nos permiten juzgar, la falsificación de la "Constitutum" se conoció primero, en el Imperio Francogermano. El manuscrito en existencia más antiguo, ciertamente del siglo noveno, se escribió durante el Imperio Francogermano. En la segunda mitad de ese siglo, el documento es mencionado expresamente por tres escritores francogermanos. Ado, Obispo de Viena, habla de él en su Crónica (De sex ætatibus mundi, ad an. 306, in P.L., CXXIII, 92); Æneas, Obispo de París, se refiere a él en defensa de la primacía romana (Adversus Græcos, c. el ccix, op. cit., CXXI, 758); Hincmar, Arzobispo de Reims, menciona la donación de Roma al papa, por Constantino el Grande según la "Constitutum" (De ordine palatii, c. el xiii, op. cit., CXXV, 998). El documento logró más amplia circulación por su incorporación en las Falsas Decretales (840-850, o más específicamente entre 847 y 852; Hinschius, Decretales Pseudo-Isidorianæ, Leipzig, 1863, pág. 249). En Roma, el documento no fue usado durante el noveno y décimo siglos, tampoco en medio de los conflictos y dificultades de Nicolas I con Constantinopla, cuando podría haber servido como un bienvenido argumento para los derechos del Papa. El primer Papa que lo usó en un acto oficial, fue León IX; en una carta de 1054 a Miguel Cærulario, Patriarca de Constantinopla, él cita la "Donatio" para demostrar que la Santa Sede tuvo ambos poderes, uno temporal y otro celestial, el sacerdocio real. De allí en adelante la "Donatio" adquiere más importancia y se usa más frecuentemente como evidencia en los conflictos eclesiásticos y políticos entre el papado y el poder secular. Anselmo de Lucca y el Cardenal Deusdedit lo insertaron en sus colecciones de canones. Gracián, es verdad, lo excluyó de su "Decretum", pero lo agregó pronto como "Palea". Los escritores eclesiásticos en la defensa del papado durante los conflictos de principios del duodécimo siglo, lo citaron como documento autorizado. (Hugo de Fleury, De regiâ potestate et ecclesiasticâ dignitate, II; Placidus de Nonantula, De honore ecclesiæ, c.c.p.. lvii, xci, cli,; Disputatio vel defensio Paschalis papæ, Honorius Augustodunensis, De summâ gloriæ, c. xvii; cf. Mon. Germen. Hist., Libelli de lite, II, 456, 591, 614, 635; III, 71). San Pedro Damiano también confió en el, en sus escrituras contra el antipapista Cadalous de Parma (synodalis de Disceptatio synodalis, in Libelli de lite, I, 88). Gregorio VII nunca citó este documento en su larga lucha por la libertad eclesiástica contra el poder secular. Pero Urbano II lo usó en 1091 para apoyar sus demandas sobre la isla de Córcega. Después, los Papas Inocencio III, Gregorio IX, Inocencio IV, tomó su autoridad para conceder a Inocencio III, el Sermo de sancto Silvestro, (en P.L., CCXVII, 481 sqq.; Raynaldus, Annales, ad an. 1236, n. 24; Potthast, Regesta, no. 11,848), y los escritores eclesiásticos adujeron muchas veces su evidencia en favor del papado.
Los adversarios medievales de los papas, por otro lado, nunca negaron la validez de esta apelación a la pretendida donación de Constantino, pero trataron de demostrar que el fundamento de las deducciones legales se basaba en interpretaciones falsas. La autenticidad del documento, como ya se declaró, no fue dudado por nadie antes del decimoquinto siglo. Fue conocido por los griegos en la segunda mitad del duodécimo siglo, cuando aparece en la colección de Teodoro Balsamon (1169 sqq.); luego, otro canonista griego, Matthæus Blastares (aproximadamente 1335), lo admitió en su colección. También aparece en otras obras griegas. Es más, fue muy estimado en la Grecia Oriental. Es bien conocido que los griegos, exigieron, para el Obispo de Nueva Roma (Constantinopla) los mismos derechos honoríficos que aquéllos gozados por el Obispo de Roma Antigua. Ahora, en virtud de este documento, reclamaban también para el clero bizantino, los privilegios y prerrogativas dispensadas al papa y a los eclesiásticos romanos. En Occidente, mucho tiempo después que su autenticidad fue disputada, en el decimoquinto siglo, su validez fue aún levantada por la mayoría de canonistas y juristas que continuaron a lo largo del decimosexto siglo, citándolo como auténtico. Y aunque Baronio e historiadores antiguos, lo reconocieron como falsificación, ellos trataron de ordenar otras autoridades, en defensa de su contenido, especialmente como memorias de las donaciones imperiales. En tiempos posteriores, esto fue abandonado, por lo que ahora , toda la "Constitutum", en forma y contenido, es considerada debidamente, y en todo sentido: una falsificación.

Ver FALSAS DECRETALES; SILVESTRE I; ESTADOS DE LA IGLESIA; PODER TEMPORAL.
El texto de la "Donatio" ha sido frecuentemente impreso, e.g. in LABBE, Concil., I, 1530; MANSI, Concil. col., II, 603; finally by GRAUERT (see below) and ZEUMER in Festgabe für Rudolf von Gneist (Berlin, 1888), 39 sqq. See HALLER, Die Quellen zur Geschichte der Entstehung des Kirchenstaats (Leipzig and Berlin, 1907) 241-250; CENNI, Monumenta dominationis Pontificiæ (Rome, 1760), I, 306 sqq.; cf. Origine della Donazione di Costantino in Civilta Cattolica, ser. V, X, 1864, 303 sqq. The following are non-Catholic: ZINKEISEN, The Donation of Constantine as applied by the Roman Church in Eng. Hist. Review (1894), IX, 625-32; SCHAFF, Hist. of the Christ. Church (New York, 1905), IV, 270-72; HODGKIN, Italy and Her Invaders (Oxford, 1899), VII, 135 sqq. See also COLOMBIER, La Donation de Constantin in Etudes Religieuses (1877), XI, 800 sqq.; BONNEAU, La Donation de Constantin (Lisieux, 1891); BAYET, La fausse Donation de Constantin in Annuaire de la Faculté des lettres de Lyon (Paris, 1884), II, 12 sq.; DÖLLINGER, Papstfabeln des Mittelalters (Munich, 1863), Stuttgart, 1890), 72 sqq.; HERGENRÖTHER, Katholische Kirche und christlicher Staat (Freiburg im Br., 1872), I, 360 sqq.; GENELIN, Das Schenkungsversprechen und die Schenkung Pippins (Leipzig, 1880), 36 sqq.; MARTENS, Die römische Frage unter Pippin und Karl dem Grossen (Stuttgart, 1881), 327 sqq.; IDEM, Die falsche Generalkonzession Konstantins des Grossen (Munich, 1889); IDEM, Beleuchtung der neuesten Kontroversen über die römische Frage unter Pippin und Karl dem Grossen (Munich, 1898), 151 sqq.; GRAUERT Die konstantinische Schenkung in Historisches Jahrbuch (1882), 3 sqq. (1883), 45 sqq., 674 sqq. (1884), 117 sqq.; LANGEN, Entstehung und Tendenz der konstantinischen Schenkungsurkunde in Historische Zeitschrift für Kirchenrecht (1889), 137 sqq., 185 sqq.; BRUNNER, Das Constitutum Constantini in Festgabe für R. von Gneist (Berlin, 1888), 3 sqq.; FRIEDRICH, Die konstantinische Schenkung (Nördlingen, 1889); SCHEFFER-BOICHORST, Neuere Forschungen über die konstantinische Schenkung in Mitteilungen des Instituts fürösterr. Geschichtsforsch. (1889), 302 sqq. (1890), 128 sqq.; LAMPRECHT, Die römische Frage von Konig Pippin bis auf Kaiser Ludwig den Frommen (Leipzig, 1889), 117 sqq.; LOENING, Die Entstehung der konstantinischen Schenkungsurkunde in Histor. Zeitschrift (1890), 193 sqq.; BÖHMER, Konstantinische Schenkung in Realencyclopadie für prot. Theol. (Leipzig, 1902), XI, 1 sqq.
J.P. KIRSCH
Transcrito por Steven Fanning
Traducido por José Luis Anastasio


The Catholic Encyclopedia, Volume I
Copyright © 1907 by Robert Appleton Company
Online Edition Copyright © 1999 by Kevin Knight
La Enciclopedia Católica Copyright © ACI-PRENSA
Nihil Obstat, March 1, 1907. Remy Lafort, S.T.D., Censor Imprimatur +John Cardinal Farley, Archbishop of New York
 
Re: Y que entendió Pedro y los otros discípulos

Re: Y que entendió Pedro y los otros discípulos

Originalmente enviado por: Pabloblanco
Todos los comentarios traídos, ciertamente interesantes, nos revelan que en los primeros siglos después de Cristo, no había ningún rastro de papado en Roma, lo cual ya se sabe por otras muchas fuentes. La pretendida lista de sucesión de obispos de Roma, es una artimaña destinada a despistar, porque existen crónicas semejantes de los sucesivos obispos en las iglesias de otras ciudades importantes del Imperio Romano, como se ve en Eusebio.
pabloblanco

¿Cómo quieres que en los primeros siglos del cristianismo hubiera un papado claramente establecido en Roma, si no cesaban las persecuciones paganas contra los cristianos? ¿Pretendes engañar a algún incauto?


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Está claro por lo que estos relevantes escritores y exegetas del cristianismo de aquella época dejaron escrito que no aceptaban ninguna figura de Papado universal, ni aceptaban el argumento de que Jesús estableciese a Pedro como base de su Iglesia.
pabloblanco

Estará claro para ti, para mí no lo está en absoluto. Es irónico, por cierto, que los protestantes, tengáis que asiros a la tabla de salvación de la autoridad de los Padres (torcidamente interpretada para vuestros propósitos) cuando veis que las Escrituras dan la razón a los católicos.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Pero aunque lo hubiese establecido, como los romanistas pretenden, tampoco hay forma de interpretar ni en esta frase, ni en el resto de las Escrituras, ni por la historia de la iglesia primitiva, que tal posición fuese hereditaria y transmisible a otros. Tal pretensión de heredar a Pedro en esa supuesta supremacía, situaría a los sucesores por encima de los otros apóstoles, lo cual es una aberración, y en contradicción con las Escrituras, pues Pablo escribe en 1Cor. 12:28, que lo primero que Dios puso en la Iglesia, es decir el fundamento de ella, fueron Apóstoles -no primero un super-apóstol y luego el resto de ellos-, luego profetas y maestros, etc. Este es el desarrollo del fundamento. A partir de la piedra angular, que es Cristo mismo, no Pedro, los dos niveles de la Iglesia son por este orden: apóstoles y profetas (Ef. 2:20; 3:5; 4:11; Ap. 21:14).
pabloblanco

Pedro no está por encima de los demás Apóstoles, sino que habla en nombre de ellos y los representa. El clero debe obedecer al Papa porque éste *no puede equivocarse*. De modo que, obedeciéndole, mantiene la pureza de la fe y la unidad de la Iglesia. Algo que los protestantes, mediante vuestra insensata noción de libertad de conciencia, habéis intentado destruir.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Para mí, como para todos los cristianos, la Palabra de verdad, a la que tenemos que estar atentos (que además es consejo de Pedro, 2Pe. 1:19), nos revela claramente que ahí es donde están las bases de lo que tenemos que creer, dijesen lo que dijesen más tarde los hombres.
pabloblanco

No hables en nombre de todos los cristianos, sino de los tuyos, que son heréticos e imperfectos. Confiesa que muchos desearíais que el pasaje de Mt. 16:17 y ss., verdadera pesadilla de todos los que negáis la primacía de Roma, no hubiera sido transcrito nunca. O, como mal menor, que permaneciera entre los evangelios apócrifos.

Originalmente enviado por: Pabloblanco
Así, yo no lo aceptaría como fiel a la verdad aunque todos, los que se han mencionado hubiesen dicho que era Pedro el fundamento de la Iglesia de Cristo, (que dijeron lo contrario como ya ha quedado claramente expuesto), si las Escrituras no lo mencionan expresamente, y como sabemos todos, no por un versículo aislado, sino en todos sus contextos (los Evangelios, los Hechos y las Epístolas).
pabloblanco

No he leído una sola refutación concluyente que proviniera de la Biblia. ¿Nos la vas a ofrecer tú?


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Porque aun asumiendo con todos ellos un acuerdo en ese punto, no podemos dejar de reconocer que en otros campos las teologías de algunos de estos están también en contradicción con otros aspectos, algunos clave, de las enseñanzas de Cristo y de los Apóstoles. Y no debemos hacer como hacen los romanistas aceptarlos para unas cosas y no para otras.
pabloblanco

¿¿¿Cómo dices???


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Valgan para poner de relieve que ellos mienten porque no siguen lo que dicen seguir: es decir el pensamiento de aquellos a los que llaman la base de su tradición, pero para el cristiano, solo las Escrituras tienen la autoridad final de nuestra fe y doctrina.
pabloblanco

Si el que no se consuela...


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Sobre la cuestión de Pedro, y con las Escrituras solo, si las pretensiones romanistas fuesen ciertas, a partir del momento en que Cristo pronunció esas palabras, todos los discípulos, testigos presenciales de la escena, que oyeron personalmente a Jesús en aquel día, lo habrían entendido. Entonces, ¿le consideraron los demás como el fundamento de la Iglesia de Cristo? ¿Tomó a partir de aquí autoridad sobre los demás?
pabloblanco

***SÍ***:

Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»

Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»

Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»

-Juan 21:15-18

¿También negáis este pasaje? ¿Lo negaron los Padres con vosotros?


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Que no fue eso lo que entendieron lo podemos afirmar porque después de aquella escena, nos encontramos a los doce discutiendo entre sí, quien sería el mayor.
pabloblanco

Que no les quedó claro es evidente, ya que discutían. Pero ¿por qué discutían? ¡Porque no dudaban de que la declaración de Cristo podía interpretarse como una gran prerrogativa concedida a uno de ellos! Cristo, sin embargo, aclara que esa prerrogativa debe ser entendida en términos de humildad y de servicio.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
La última vez, mientras estaban cenando en la última pascua, y Jesús les dijo que uno de ellos le iba a entregar. Entonces los discípulos empezaron a discutir entre si por dos asuntos: El primero, quien sería el que le entregase y, el segundo, la consecuencia: si Jesús era entregado, ¿quien sería el sucesor? Luc. 22:30. La respuesta de Jesús, presente en el debate, no fue: Ya os dije que es Pedro. Su respuesta fue igualitaria para todos ellos -los que habían permanecido con él en sus pruebas-: Un reino, comer y beber a su mesa y sentarlos en tronos para juzgar a Israel.
pabloblanco

Jesús no quiso en aquel momento aclarar el malentendido de los Apóstoles, pues no había llegado aún el momento de que pudieran entender.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Pero, sin embargo Jesús nos legó con motivo de ello, una de las frases más importantes que definen los valores de su Iglesia (25, 26), conforme al ejemplo de todo su ministerio. La Iglesia de Cristo no es una estructura piramidal de poder vertical. Es eso lo que los romanistas entendieron y construyeron, o solo toman aquellas frases que les convienen y desprecian las otras? Corresponde esa definición clara de Jesús con el diseño de la estructura de su secta? No es el Vaticano, la representación de un reino más de este mundo? Pues entonces esa realidad incuestionable ya es suficiente para descartarlo como una institución sujeta al modelo de Cristo.
pabloblanco

Lo que Jesús en realidad dijo fue: "Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores". Sólo un protestante o un estúpido podría ver ahí la representación del papado.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
No hace falta entrar en más asuntos, como ¿Estuvo Pedro alguna en vez en Roma? ¿Se puede probar?
pabloblanco

SÍ.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
¿Por qué Roma es la sede, y no Jerusalén ó Antioquía?
pabloblanco

Por la anterior.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
¿Que es eso de la sucesión de Pedro? ¿Se puede demostrar?
pabloblanco

SÍ.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
¿Que es eso de la infalibilidad? ¿Presenta el libro de los Hechos a Pedro como primus entre pares? ¿Lo aceptaron como tal Pablo, Jacobo, etc.?
pabloblanco

Los protestantes entendéis cosas muy absurdas y monolíticas cuando se trata de la infalibilidad. Te invito a que te documentes.

Sobre el "primus inter pares", leo en la red:

"Los evangelistas citan el nombre de Pedro exactamente 195 veces. LA SUMA TOTAL de ocasiones en que aparecen los nombres de los demás apóstoles no sube de 130. El que sigue inmediatamente después de Pedro en número de citas es Juan, que tan sólo aparece nombrado 29 veces. ¿No es esto más significativo que una declaración de principios?"

Toma nota, pues.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Las pretensiones romanistas son todas falsas, por la historia, pero lo peor es por la teología, que relativiza el sacrificio de Cristo y su eficacia, por su ataque al único evangelio, el de la gracia sin las obras de la ley. Luego por sus frutos: Ahí están sus crímenes terribles contra los verdaderos hijos de Dios en toda su sangrienta historia.
pabloblanco

Hubo crímenes muy penosos, no lo niego. Pero ¿son los herejes los verdaderos hijos de Dios?


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Pero desde que Dios concedió que mediante la Reforma, y la liberación que aquella trajo al mundo, permitiendo que les alumbrase la luz del evangelio de la gracia a los que estaban sujetos, ciegos y amenazados por su sistema tiránico y corrompido, y que desde entonces las Sagradas Escrituras alcanzasen a todo el mundo que quiera encontrar en ellas el verdadero evangelio, y que este se proclame por todo el mundo, entrar a discutir una por una sus múltiples falsedades puntuales, con los ciegos voluntarios defensores del sistema Vaticano, a la postre siempre parece una pérdida de tiempo. Cuando no tienen argumentos desaparecen ó callan por un tiempo, y luego vuelven otra vez con sus mismas frases a ver si encuentran a un distraído a quien trastornar en su fe.
pabloblanco

Está claro: no hubo verdadero cristianismo hasta la Reforma, sólo corruptela.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Pero no prevalecerán, mientras los cristianos conozcamos las Escrituras.
pabloblanco

Los protestantes NO las conocéis, las repetís como el musulmán repite pasajes coránicos. Creéis que Cristo vino a traer un libro al mundo.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
A su luz se puede ver como en su seno no está Cristo, ni la Palabra de Dios ocupa el lugar que le corresponde, porque la apagaron con un entramado llamado tradición, que no es más que la suma de sus desvaríos acumulados en el tiempo, y lo pusieron encima de las Escrituras como los fariseos para invalidar la Palabra de Dios.
pabloblanco

Fariseo es el que desvincula razón y revelación, retornando a la vetustez y a la carnalidad de la letra, en lugar de adorar a Dios en espíritu. Es lo que hacéis los protestantes.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Por eso, la doctrina de los llamados Padres, solo vale si les conviene y como viven en el reino de la mentira, ocultan deliberadamente los escritos de los mismos, cuando no convienen a sus intereses.
pabloblanco

Ahora vilipendias a los "llamados" Padres. ¿Te crees mejor que ellos? ¿Pretendes que alguien te tome en serio?


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Pero el que busca, halla. Y Dios está cerca de los que le buscan. De los que le buscan de corazón. Si alguno se encuentra sometido por tradición ó cultura a la secta Vaticana, pero buscan con sinceridad la Verdad, que es Cristo, amando más la gloria de Dios que la de los hombres (Jn. 12:42,43), y no dejándose engañar ni intimidar, le llegará ciertamente la luz de su Evangelio, porque Dios no solo no quiere que ninguno se pierda, sino que vino para liberar a los que estaban cautivos bajo la esclavitud del Diablo y de las falsas religiones y sectas a su servicio.
pabloblanco

Con lo cual el protestantismo tiene los días contados. Puedes dar fe de ello.


Originalmente enviado por: Pabloblanco
Por eso lo importante es proclamar al Único Camino, Verdad y Vida, que es Jesucristo, para ser salvos por PURA GRACIA, no por obras buenas ó justas, que son como trapos sucios ante la vista de Dios, si con ellas se pretende completar LA EFICACIA ó el valor del UNICO Y SUFICIENTE SACRIFICIO EXPIATORIO DEL CORDERO DE DIOS, para obtener la vida eterna por medio de la fe.. Que por medio de El TENEMOS ACCESO LIBRE AL TRONO DE LA GRACIA, sin necesidad de intermediarios. Pero si no aceptan el Evangelio de la Gracia, ¿que más da que tengan ó no Papa?
pabloblanco

No eres más que un GNÓSTICO disfrazado de cristiano.


Athos.