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FUE INTERNADA DE URGENCIA EN UNA CLINICA DE MANAGUA
Se deterioró la salud de la nena de 9 años que está embarazada
Había sido violada y tiene un embarazo de 3 meses. Ayer sufrió contracciones y vómitos. Los hospitales públicos de su país le cerraron las puertas, pero otros naciones ofrecieron su ayuda.
El final del escándalo que ha surgido alrededor de Rosa Fletes, la niña nicaragüense de nueve años embarazada tras una violación parece acercarse. Mientras continúan las discusiones entre médicos, las autoridades sanitarias de Nicaragüa y la Iglesia, la nena fue internada ayer de emergencia en una clínica privada de Managua, tras presentar "un preocupante deterioro de su salud", según informó a DPA Sergio García Quintero, el abogado de los padres de Rosa.
Antes de ingresar, la nena había sufrido contracciones y vómitos fuertes que podrían indicar la amenaza de un aborto espontáneo. Quintero informó que en caso de que el estado de salud de Rosa empeore, se la sometería a un aborto terapéutico para interrumpir el embarazo de tres meses y medio que estaría poniendo en peligro su vida. Esta medida provoca el rechazo de la Iglesia Católica de Nicaragüa, que a través del Consejo Presbiterial de Managua emitió un comunicado advirtiendo que los médicos que practiquen un aborto estarían "cometiendo un crimen".
La niña fue violada mientras vivía en Turrialba, Costa Rica, donde sus padres, Francisco, de 28 años, y María, de 23, estaban trabajando como braceros en la cosecha de café. Un joven de 23 años, Alex Barquero, que fue arrestado hace 5 días, fue quien violó a Rosa y le transmitió dos enfermedades venéreas.
Pero ahí no terminó el calvario de la nena. Hace una semana que regresaron a Nicaragüa, donde pidieron permiso para que la niña sea sometida a un aborto. Una junta de tres médicos oficiales, convocados por la Procuraduría de Derechos Humanos de ese país, revisaron el estado de Rosa y encontraron que presenta síntomas de hipertensión estacionaria, que podría provocarle un aborto tarde o temprano.
En la noche del martes emitieron un comunicado que sólo generaba más dudas a los padres de Rosa: "La niña corre el riesgo de sufrir daño severo, incluso la muerte, en cualquiera de las dos alternativas. Esto debe ser dado a conocer a los padres, tutores legales de la menor, para que tomen una decisión", sentenciaron los especialistas.
El diagnóstico fue remitido al Ministerio de Salud de Nicaragüa para que tome una determinación, pero hicieron hincapié en que los padres son los que tienen la última decisión. Sin embargo, a pesar de que los padres reiteraron su voluntad de interrumpir el embarazo de su hija, el Ministerio informó que no se pronunciará sobre el caso hasta que termine de "estudiar el dictamen".
La niña ya había sufrido una recaída el miércoles, a causa de dolores, vómitos y náuseas provocados por el estrés, lo que obligó a trasladarla de emergencia al hospital militar Alejandro Dávila, de Managua, donde rechazaron su ingreso. Prácticamente se le cerraron las puertas, denunció Sergio Quintero. El vocero del Ejército, mayor Alvaro Ibarra, dijo al diario nicaragüense La Prensa que "no existen registros en el hospital que indiquen que la niña fue conducida al centro asistencial en busca de atención médica, por lo tanto no pudo ser rechazada".
Sin embargo, organizaciones no gubernamentales de Nicaragua denunciaron ayer que el Ministerio de Salud ordenó a los hospitales del país prohibir el ingreso y la práctica del aborto a la niña. "Existe un mandato de la ministra de la Salud (Lucía Calvo) que prohíbe que la nena ingrese a cualquier hospital de Nicaragua. Pedimos que se suspenda ese mandato, porque los padres quieren que Rosa sea intervenida en el país", exigió la directora de la Coordinadora de la Niñez y la Adolescencia, Luisa Molina.
La Iglesia Católica emitió también su opinión sobre este caso. El arzobispo de Managua, cardenal Obando y Bravo, rechazó la idea del aborto terapéutico y pidió en forma oficial que el gobierno le permita nombrar tres médicos antiabortistas que revisen a Rosa "para tratar de salvar a la niña y al hijo que lleva en su seno". La Conferencia Episcopal española calificó la interrupción voluntaria del embarazo como "el mal absoluto contra el que hay que luchar" y pidió que las instituciones nicaragüenses, la familia y los vecinos deben prestar ahora el máximo apoyo a la niña.
España es uno de los posibles destinos que barajan los padres de la nena si es que no se les permite realizar la intervención en su país. Es que desde que se conoció el caso, clínicas y organizaciones de Estados Unidos, Cuba, Italia, México y Argentina se ofrecieron para ayudar en la práctica del aborto terapéutico. La asistencia fue ofrecida a través de la organización "Red de Mujeres contra la Violencia", que está ayudando a los padres de Rosa. "Hemos brindado nuestro apoyo para preservar y garantizar la vida de la niña", señalaron.