¿Qué piensan...?

Miniyo

Discípulo de Cristo
20 Abril 2006
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¿De dónde viene el mal? ¿El mal existe?

¿Qué piensan, y cómo entienden sobre este asunto?


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¿De dónde viene el mal? ¿El mal existe?

¿Qué piensan, y cómo entienden sobre este asunto?


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
El mal no proviene de una sustancia ni de una fuerza creadora.
No es una entidad autónoma que compite con el bien, sino una distorsión, una fractura en el orden del bien.

San Agustín decía que el mal es la ausencia del bien

Yo digo que es una manifestación que ocurre cuando el ser humano, dotado de libertad, elige actuar contra el bien establecido.

El mal, entonces, viene de la decisión humana: de la voluntad que, pudiendo elegir el bien, opta por destruir, dañar o transgredir.

Esta elección no surge en el vacío, sino en un contexto donde intervienen múltiples factores: deseo, ignorancia, presión social, ideología, resentimiento.

Pero ninguno de estos factores elimina la responsabilidad del sujeto. El mal se consuma cuando hay consentimiento.

Satanás no es el creador del mal, sino el tentador, el acusador, el que incita a la caída. No tiene poder absoluto, ni puede obligar: sugiere, seduce, distorsiona.
 
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El mal no solo es la ausencia del bien, es su contraparte porque sin este El bien no existe.
 
¿De dónde viene el mal? ¿El mal existe?
¿Qué piensan, y cómo entienden sobre este asunto?
FORISTA MINIYO

La Escritura enseña que la obra de la Redención fue concebida antes de la fundación del mundo (1P.1:18–20; 2Tim.1:9), lo que implica que la existencia del pecado no sorprendió a Dios, sino que fue permitida dentro de un plan mayor.

En este marco:


El pecado no es creado por Dios, pero es permitido para que se manifieste Su amor redentor (Jn.3:16).

El Cordero de Dios (Jn.1:29) fue preparado para quitar el pecado, no como reacción, sino como propósito eterno.


La sangre de Cristo purifica (1Jn.1:7), y la santificación por el Espíritu (1P.1:2) es parte del proceso restaurador.

La rebelión de la criatura (Is.14:14) surge del deseo de ser semejante al Altísimo, no en comunión, sino en independencia.

Así:


El libre albedrío, cuando se desvincula de la voluntad divina, se convierte en rebeldía.

La voluntad independiente del Creador no es libertad verdadera, sino autonomía destructiva.


El pecado es la expresión de esa autonomía: querer definir el bien y el mal sin RECONOCER al Creador (Gn.3:5).

Podemos entonces concluir que Dios no necesita la existencia del mal, pero lo ha permitido para el despliegue de su gloria de su amor devolviendo bien por mal a un costo imposible de explicar (Jn.3:16) el cual no admite controversia, para que toda boca se cierre y confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre.

Veamos:


Amor sacrificial: “Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero” (1Jn.4:19).

Justicia y misericordia: El juicio al pecado y la gracia al arrepentido revelan atributos divinos.

Santificación progresiva: El Espíritu Santo obra en medio de un mundo caído para formar el carácter de Cristo en los redimidos.


En este contexto la posesión de una voluntad independiente es la vanagloria orgullosa, pero peligrosa, de la criatura, sea ángel o sea hombre.

Su deber, seguridad y felicidad demandan por igual que su voluntad quede subordinada a la voluntad de Dios, y toda revuelta contra la voluntad divina es pecado.

Su esencia es la rebeldía.
 
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El mal no proviene de una sustancia ni de una fuerza creadora.
No es una entidad autónoma que compite con el bien, sino una distorsión, una fractura en el orden del bien.

San Agustín decía que el mal es la ausencia del bien

Yo digo que es una manifestación que ocurre cuando el ser humano, dotado de libertad, elige actuar contra el bien establecido.

El mal, entonces, viene de la decisión humana: de la voluntad que, pudiendo elegir el bien, opta por destruir, dañar o transgredir.

Esta elección no surge en el vacío, sino en un contexto donde intervienen múltiples factores: deseo, ignorancia, presión social, ideología, resentimiento.

Pero ninguno de estos factores elimina la responsabilidad del sujeto. El mal se consuma cuando hay consentimiento.

Satanás no es el creador del mal, sino el tentador, el acusador, el que incita a la caída. No tiene poder absoluto, ni puede obligar: sugiere, seduce, distorsiona.
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Gracias por participar. Podemos decir que lo que nos dices coincide con la siguiente enseñanza bíblica.

«Santiago 1:13-15

Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios;
porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.»

Concupiscencia

¿Se puede decir, entonces, que la concupiscencia es la causa del pecado, y que hay un proceso en que interviene la persona, con su libre albedrío, para aceptar o rechazar la tentación, y qué por eso es responsable de lo que decida personalmente, ante Dios y los hombres, de las consecuencias que tenga su decisión?

Ahora es tarde, ya mañana seguiré atendiendo el tema.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
Encuentro esta ley, que el mal está en mí Romanos 7:21, aunque en mi carne no mora el bien, no puedo hacer el bien, en mí mora el hombre viejo, esa inclinación a pecar a desobedecer a realizar lo malo o cualquier cosa que es contraria a lo que agrada a Dios, es decir su voluntad.

Toda cosa que es contraria a su voluntad es pecado.

La buena noticia es que Cristo, el hombre nuevo mora en mí, todo lo que haga conforme a su deseo es el bien. Y el remedio para matar la naturaleza de pecado es tomar mi cruz, negarme a mí mismo, dejar que Él haga su obra y la termine.

Hacemos pecado y...somos pecado.

¿Somos pecado? Si, así es, cada segundo que no estemos reflejando la vida de Cristo, la vida que ama Dios y al prójimo, esa vida que no piensa mal de otros, que no tiene envidia ni hace nada indebido, que no busca lo suyo propio, que no se jacta, que si perdona, la vida que se entrega por otros, etc, lejos estamos de vivir esa vida disponible, somos pura carne y normalmente asi vivimos, egoístamente.
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¿De dónde viene el mal? ¿El mal existe?

¿Qué piensan, y cómo entienden sobre este asunto?


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad

Los dos caminos

(Epístola de Bernabé, 1-20)

Dos caminos hay de doctrina y de poder: el de la luz y el de las tinieblas. Pero grande es la diferencia entre los dos caminos, pues sobre uno están establecidos los ángeles de Dios, portadores de luz, y sobre el otro, los ángeles de Satanás. Uno es Señor desde siempre y por siempre, y el otro es el príncipe del tiempo presente de la iniquidad.

El camino de la luz es éste. Si alguno quiere seguir su camino hacia el lugar fijado, apresúrese por medio de sus obras. Ahora bien, el conocimiento que nos ha sido dado para caminar en él es el siguiente:

Amarás al que te creó, temerás al que te formo, glorificarás al que te redimió de la muerte. Serás sencillo de corazón y rico de espíritu. No te juntarás con los que andan por el camino de la muerte, aborrecerás todo lo que no es agradable a Dios, odiarás toda hipocresía, no abandonarás los mandamientos del Señor.

No te exaltarás a ti mismo, sino que serás humilde en todo. No te arrogarás gloria para ti mismo. No tomarás determinaciones malas contra tu prójimo, ni infundirás a tu alma temeridad.

No fornicarás, no cometerás adulterio, no corromperás a los jóvenes. Cuando hables la palabra de Dios, que no salga de tu boca tergiversada, como hacen algunos. No harás acepción de personas para reprender a cualquiera de su pecado. Serás manso, serás tranquilo, serás temeroso de las palabras de Dios que has oído. No guardarás rencor a tu hermano.

No vacilarás sobre las verdades de la fe. No tomes en vano el nombre de Dios (Ex 20, 7). Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a tu hijo en el seno de la madre, ni una vez nacido le quitarás la vida. No dejes sueltos a tu hijo o a tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor.

No serás codicioso de los bienes de tu prójimo, no serás avaro. No desearás juntarte con los altivos; por el contrario, tratarás con los humildes y los justos. Los acontecimientos que te sobrevengan los aceptarás como bienes, sabiendo que sin la disposición de Dios nada sucede.

No serás doble ni de intención ni de lengua. Te someterás a tus amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor. No mandes con dureza a tu esclavo o a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que dejen de temer al que es Dios de unos y otros; porque no vino Él a llamar con acepción de personas, sino a los que preparó el Espíritu.

Compartirás todas las cosas con tu prójimo, y no dirás que son de tu propiedad; pues si en lo imperecedero sois partícipes en común, ¡cuánto más en lo perecedero! No serás precipitado en el hablar, pues red de muerte es la boca. Guardarás la castidad de tu alma.

No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. Amarás como a la niña de tus ojos (Dt 32, 10) a todo el que te habla del Señor.

Día y noche te acordarás del día del juicio, y buscarás cada día la presencia de los santos [los demás cristianos], bien trabajando y caminando para consolar por medio de la palabra, bien meditando para salvar un alma con la palabra, bien trabajando con tus manos para rescate de tus pecados.

No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quién es el justo remunerador del salario. Guardarás lo que recibiste, sin añadir ni quitar nada (Dt 12, 32). Aborrecerás totalmente el mal. Juzgarás con justicia.

No serás causa de cisma, sino que pondrás paz y reconciliarás a los que contienden. Confesarás tus pecados. No te acercarás a la oración con conciencia mala. Éste es el camino de la luz.

El camino del «Negro» [el demonio] es tortuoso y está repleto de maldición, pues es un camino de muerte eterna en medio de tormentos, en el que se halla todo lo que arruina al alma: idolatría, temeridad, arrogancia de poder, hipocresía, doblez de corazón, adulterio, asesinato, robo, soberbia, transgresión, engaño, maldad, vanidad, hechicería, magia, avaricia, falta de temor de Dios.

Perseguidores de los buenos, aborrecedores de la verdad, amantes de la mentira, desconocedores del salario de la justicia, no concordes con el bien ni con el juicio justo, despreocupados de la viuda y del huérfano, no vigilantes para el temor de Dios, sino para el mal, alejadísimos de la mansedumbre y de la paciencia, amantes de la vaciedad, perseguidores de la recompensa, despiadados con el pobre, indolentes ante el abatido, inclinados a la calumnia, desconocedores del que los ha creado, asesinos de niños, destructores de la obra de Dios, que vuelven la espalda al necesitado, que abaten al oprimido, defensores de los ricos, jueces injustos de los pobres, pecadores en todo.

* * * * *

 
(Epístola de Bernabé, 1-20)

Ya van dos libros extrabíblicos que este forista presenta al mismo nivel de la Biblia.

¿Cómo lo podemos ayudar?

¿Haciendo una colecta para que se compre una Biblia?

Porque por lo visto, ignora la Palabra de Dios y está bebiendo de otras fuentes cuyas aguas lo han envenenado espiritualmente.
 
Encuentro esta ley, que el mal está en mí Romanos 7:21, aunque en mi carne no mora el bien, no puedo hacer el bien, en mí mora el hombre viejo, esa inclinación a pecar a desobedecer a realizar lo malo o cualquier cosa que es contraria a lo que agrada a Dios, es decir su voluntad.

Toda cosa que es contraria a su voluntad es pecado.

La buena noticia es que Cristo, el hombre nuevo mora en mí, todo lo que haga conforme a su deseo es el bien. Y el remedio para matar la naturaleza de pecado es tomar mi cruz, negarme a mí mismo, dejar que Él haga su obra y la termine.

Hacemos pecado y...somos pecado.

¿Somos pecado? Si, así es, cada segundo que no estemos reflejando la vida de Cristo, la vida que ama Dios y al prójimo, esa vida que no piensa mal de otros, que no tiene envidia ni hace nada indebido, que no busca lo suyo propio, que no se jacta, que si perdona, la vida que se entrega por otros, etc, lejos estamos de vivir esa vida disponible, somos pura carne y normalmente asi vivimos, egoístamente.
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¿Y si nosotros somos portadores del mal, qué podemos o debemos hacer, para solucionar esa situación?

Pues tener esto claro es muy importante para la clase de vida espiritual que experimentarás como cristiano.

En el Nuevo Testamento queda claro que los hombres pretenden seguir a Dios de dos maneras diferentes. La religiosa (seguidores de hombres), y por el Espíritu Santo (seguidores de Dios en Cristo Jesús), pero solamente una es la que acepta, y agrada a Dios.


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
El mal no solo es la ausencia del bien, es su contraparte porque sin este El bien no existe.
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¿Esto que dices, quiere decir que sin el mal, Dios no existiría?

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
Los dos caminos

(Epístola de Bernabé, 1-20)

Dos caminos hay de doctrina y de poder: el de la luz y el de las tinieblas. Pero grande es la diferencia entre los dos caminos, pues sobre uno están establecidos los ángeles de Dios, portadores de luz, y sobre el otro, los ángeles de Satanás. Uno es Señor desde siempre y por siempre, y el otro es el príncipe del tiempo presente de la iniquidad.

El camino de la luz es éste. Si alguno quiere seguir su camino hacia el lugar fijado, apresúrese por medio de sus obras. Ahora bien, el conocimiento que nos ha sido dado para caminar en él es el siguiente:

Amarás al que te creó, temerás al que te formo, glorificarás al que te redimió de la muerte. Serás sencillo de corazón y rico de espíritu. No te juntarás con los que andan por el camino de la muerte, aborrecerás todo lo que no es agradable a Dios, odiarás toda hipocresía, no abandonarás los mandamientos del Señor.

No te exaltarás a ti mismo, sino que serás humilde en todo. No te arrogarás gloria para ti mismo. No tomarás determinaciones malas contra tu prójimo, ni infundirás a tu alma temeridad.

No fornicarás, no cometerás adulterio, no corromperás a los jóvenes. Cuando hables la palabra de Dios, que no salga de tu boca tergiversada, como hacen algunos. No harás acepción de personas para reprender a cualquiera de su pecado. Serás manso, serás tranquilo, serás temeroso de las palabras de Dios que has oído. No guardarás rencor a tu hermano.

No vacilarás sobre las verdades de la fe. No tomes en vano el nombre de Dios (Ex 20, 7). Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a tu hijo en el seno de la madre, ni una vez nacido le quitarás la vida. No dejes sueltos a tu hijo o a tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor.

No serás codicioso de los bienes de tu prójimo, no serás avaro. No desearás juntarte con los altivos; por el contrario, tratarás con los humildes y los justos. Los acontecimientos que te sobrevengan los aceptarás como bienes, sabiendo que sin la disposición de Dios nada sucede.

No serás doble ni de intención ni de lengua. Te someterás a tus amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor. No mandes con dureza a tu esclavo o a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que dejen de temer al que es Dios de unos y otros; porque no vino Él a llamar con acepción de personas, sino a los que preparó el Espíritu.

Compartirás todas las cosas con tu prójimo, y no dirás que son de tu propiedad; pues si en lo imperecedero sois partícipes en común, ¡cuánto más en lo perecedero! No serás precipitado en el hablar, pues red de muerte es la boca. Guardarás la castidad de tu alma.

No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. Amarás como a la niña de tus ojos (Dt 32, 10) a todo el que te habla del Señor.

Día y noche te acordarás del día del juicio, y buscarás cada día la presencia de los santos [los demás cristianos], bien trabajando y caminando para consolar por medio de la palabra, bien meditando para salvar un alma con la palabra, bien trabajando con tus manos para rescate de tus pecados.

No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quién es el justo remunerador del salario. Guardarás lo que recibiste, sin añadir ni quitar nada (Dt 12, 32). Aborrecerás totalmente el mal. Juzgarás con justicia.

No serás causa de cisma, sino que pondrás paz y reconciliarás a los que contienden. Confesarás tus pecados. No te acercarás a la oración con conciencia mala. Éste es el camino de la luz.

El camino del «Negro» [el demonio] es tortuoso y está repleto de maldición, pues es un camino de muerte eterna en medio de tormentos, en el que se halla todo lo que arruina al alma: idolatría, temeridad, arrogancia de poder, hipocresía, doblez de corazón, adulterio, asesinato, robo, soberbia, transgresión, engaño, maldad, vanidad, hechicería, magia, avaricia, falta de temor de Dios.

Perseguidores de los buenos, aborrecedores de la verdad, amantes de la mentira, desconocedores del salario de la justicia, no concordes con el bien ni con el juicio justo, despreocupados de la viuda y del huérfano, no vigilantes para el temor de Dios, sino para el mal, alejadísimos de la mansedumbre y de la paciencia, amantes de la vaciedad, perseguidores de la recompensa, despiadados con el pobre, indolentes ante el abatido, inclinados a la calumnia, desconocedores del que los ha creado, asesinos de niños, destructores de la obra de Dios, que vuelven la espalda al necesitado, que abaten al oprimido, defensores de los ricos, jueces injustos de los pobres, pecadores en todo.

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Salud y bendición en la paz de Cristo.

No me sirven los textos apócrifos, aunque no soy enemigo de leerlos para poder juzgarlos, y este texto me parece más producto de alguien religioso, que de una persona inspirada por el Espíritu Santo. Es decir, entre el camino del bien y el del mal, es obligación del ser humano, escoger el camino del bien, que es el Camino de Dios y de Su Palabra, qué es Jesucristo mismo, a Quien nadie puede sustituir.

Así que preferiría mejor, tu opinión, con tus propias palabras, y si has de respaldarlas con algún texto, es preferible que utilices la Biblia de modo conciso, para que se sepa en qué te fundamentas de lo que Dios dice y enseña. Un texto ajeno a ti, y muy extenso, dispersa el pensamiento sobre lo que realmente quieres resaltar y comunicar.


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Bien, hemos abordado el tema con precauciones, ajustándonos a las declaraciones de la Escritura. Y la Biblia declara que el mal está en nosotros mismos, lo que es verdad, pero «alguien» ha debido dar lugar al mal en un principio, para que existiera, y la Biblia nos habla de que ese ser y persona fue Satanás o el diablo, que antes de pecar fue un arcángel perfecto. Y ese ser y persona ya existía antes de que el ser humano fuese creado con la materia de la tierra.

Entonces, ¿Qué piensan que era plan de Dios, al permitir todo esto, y por qué era necesario que así fuese?


Me intriga este asunto, y por qué el mal tiene que existir, siendo Dios Soberano y que hace las cosas perfectas. Seguro que en la Palabra de Dios escrita, hay respuestas para mis inquietudes. Así que si alguno cree que tiene respuestas a esto, le agradecería que lo compartiese en este tema.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¿Esto que dices, quiere decir que sin el mal, Dios no existiría?

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad

Depende de tu definición de dios, si tu crees que dios es el bien, intrínsecamente, hablando, y solamente eso, pues no podría existir sin el mal, o al menos seria una existencia irrelevante porque no tendría sentido y no podr;ia ser apreciada sin su contraparte, sin embargo no creo que creas tal cosa porque es contrario a las escrituras.
 
Depende de tu definición de dios, si tu crees que dios es el bien, intrínsecamente, hablando, y solamente eso, pues no podría existir sin el mal, o al menos seria una existencia irrelevante porque no tendría sentido y no podr;ia ser apreciada sin su contraparte, sin embargo no creo que creas tal cosa porque es contrario a las escrituras.
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Que Dios haya permitido el mal y el pecado, incluso que haya permitido que el Hijo como hombre haya sido tentado, es toda una declaración de intenciones. Es decir, si Dios quería hacer al ser humano, participante de la Plenitud divina en Jesucristo, como miembros de su Cuerpo, entonces teníamos que tener libre elección (como Dios tiene), para escoger entre el Bien (que es Dios) y el Mal (que es el diablo).

Dios es responsable de Sí mismo, pero al dar libertad a los seres humanos para escoger entre el Bien y el Mal, esa responsabilidad de escoger, hace responsables a los seres humanos de lo que escojan, o elijan, para ellos mismos.

Aunque Dios se hace responsable, Él mismo, de salvar a quienes crean en Él del modo que Dios aprueba. Pues al ser Señor Soberano, en definitiva es responsable de todo lo que ocurre, y nada ocurre sin su permiso, y por eso dispuso un Camino en donde el ser humano no pueda culpar a Dios de su condición pecadora. Y ese Camino es Jesucristo mismo, la imagen visible, del Dios invisible.


Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

No me sirven los textos apócrifos, aunque no soy enemigo de leerlos para poder juzgarlos,

- Le llamas 'apócrifos' porque así te lo enseñó alguien, te gustó y te lo quedaste...

- Ignoras que los cristianos de los primeros cuatro siglos utilizaban éstos Libros en sus enseñanzas y jamás le llamaron 'apócrifos' sino que los tenían en alta estima, tanto así que los intercambian unos con otros. (Col. 4:16) ¿ Leíste la Carta a los Laodicenses...?

¡ÉSA NO ESTÁ EN TU BIBLIA!

Pero ahí La Escritura ORDENA* que esa Carta a los Laodicenses sea leída.

¿Nunca te preguntaste por qué los concilios del cuarto siglo la hicieron DESAPARECER...?

- No fue hasta el año 325 dc. que Constantino convocó el concilio de Nicea (¡ya habían pasado 300 años de uso continuo de estos Libros por parte de la cristiandad!) y desde entonces comenzó EL DESMEMBRAMIENTO DE LAS ESCRITURAS y de manera gradual, mas tarde los concilios de Hipona en el año 393 dc. y el de Cartago en el 397 dc. se encargaron de SENTENCIAR, CENSURAR, EXCOMULGAR, INCINERAR, EXTERMINAR Y EXTIRPAR de Las Escrituras estos Libros que habían sido tenidos por SANTOS la iniciante comunidad cristiana de los primeros cuatro siglos y a un emperador rodeado de un grupo de ADEPTOS A SUS INTERESES DECIDIÓ HACERLOS DESAPARECER porque les eran incómodos a SUS BENEFICIOS.

-Eso es HISTORIA, no pasó en oculto. Investiga.

- Por supuesto que no puedes juzgarlos si no los lees, pero debes saber si no te habías enterado que es Mandamiento de Dios que los leas:

20. No menospreciéis las profecías. 21. Examinadlo todo; retened lo bueno.
(1 Tesalonicenses, 5)

y este texto me parece más producto de alguien religioso, que de una persona inspirada por el Espíritu Santo. Es decir, entre el camino del bien y el del mal, es obligación del ser humano, escoger el camino del bien, que es el Camino de Dios y de Su Palabra, qué es Jesucristo mismo, a Quien nadie puede sustituir.

- Tienes absoluta facultad de pensar lo que te parezca el Libro, pero ninguna* en determinar* su Divina procedencia o inspiración. Lo que a tí te parece 'producto de alguien religioso' porque así lo determine tu intelecto no necesariamente tiene que ser lo que determine el mío o el de cualquier otro que lea este Libro y tampoco éso implica que tú o yo tengamos la razón sino que SOLAMENTE QUIENES LOGREN ENTENDERLO (a éste y cualquier otro Libro PRESUMIBLEMENTE de Divina Inspiración) serán quienes RESPLANDECERÁN como las estrellas del firmamento perpetuamente. (Dn. 12:3,10)

- El pasaje del Libro citado (Epístola de Bernabé) es más que explícito pero todo depende del cristal conque se mira...

Hay dos caminos uno del del bien y otro del mal. Uno lleva a la Vida y otro a la muerte. El que lleva a la Vida Jesús lo trazó y Sus hijos lo caminan. El que lleva a la muerte lo trazan los hijos del diablo inducidos por éste por su dureza de corazón y oídos.

35. El hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas: y el hombre malo del mal tesoro saca malas cosas.
(Mateo, 12)


Así que preferiría mejor, tu opinión, con tus propias palabras, y si has de respaldarlas con algún texto, es preferible que utilices la Biblia de modo conciso, para que se sepa en qué te fundamentas de lo que Dios dice y enseña. Un texto ajeno a ti, y muy extenso, dispersa el pensamiento sobre lo que realmente quieres resaltar y comunicar.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad

Quieres mi opinión pero en realidad ni mi opinión ni la tuya o la de nadie importa a cada quién porque cada quién tiene una diferente. Lo que verdaderamente importa es lo que dicen Las Escrituras.

La Justicia (La Ley de Dios) es El Bien y La Vida:

15. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal:
(Deuteronomio, 30)

La obediencia a esa Justicia es La Vida.

La desobediencia a esa Justicia (La Ley) es el mal y la muerte.

33. Y Jehová respondió á Moisés: Al que pecare contra mí, á éste raeré yo de mi libro.
(Éxodo, 32)

¿De dónde viene el mal?

Todo, absolutamente todo proviene de Dios.

37. ¿Quién será pues aquel que diga, que vino algo que el Señor no mandó?
(Lamentaciones, 3)

Dios creó el árbol de la ciencia del bien y del mal.

9. Y había Jehová Dios hecho nacer de la tierra todo árbol delicioso á la vista, y bueno para comer: también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de ciencia del bien y del mal.
(Génesis, 2)

Pero Dios dijo al hombre luego de ponerlo* en el Edén:

17. Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.
(Génesis, 2)

El hombre desobedeció el Mandamiento y fué así introducida la muerte. Pero el árbol de la ciencia del bien y el mal ya estaba ahí en a Edén antes que el hombre y antes que éste comiera de él.

Ya Dios había creado ese árbol poseedor del bien y el mal.

También Job dijo:

10. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
(Job, 2)

Dijo también El Predicador:

14. En el día del bien goza del bien; y en el día del mal considera. Dios también hizo esto delante de lo otro, porque el hombre no halle nada tras de él.
(Eclesiastés, 7)

Dice Jehová:

6. Para que se sepa desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo:
7. Que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo el mal. Yo Jehová que hago todo esto.
(Isaías, 45)

¿El mal existe?

¡Por supuesto!

Dios creó tanto lo uno como lo otro.

4. Todas las cosas ha hecho Jehová por sí mismo, Y aun al impío para el día malo.
(Proverbios, 16)