QUE ME QUITEN LO BAILADO

16 Junio 2001
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Resulta muy común oír esta frase a los ateos cuando quieren justificar sus conductas pecaminosas. Al advertirles sobre la existencia de un Supremo Juez que algún día les pedirá cuentas, suelen contestar despectivos: "que me quiten lo bailado", parodiando el estribillo de cierta canción con la que pretenden justificar sus excesos. Piensan que nadie podrá ya quitarles la diversión que hayan podido disfrutar en esta vida. Pero esto está muy alejado de la realidad. A poco que investiguemos sobre el futuro de los pecadores, nos damos cuenta de que ES POSIBLE quitarle a alguien lo bailado. Y no sólo es posible, sino que lo harán. Le quitarán lo bailado e incluso maldecirán el día en que aprendieron a bailar. Maldecirán no sólo sus bailes, sino cada uno de los pasos que dieron en cada uno de ellos. Y esto será así porque el pecador en ningún caso podrá zafarse de su castigo. La Biblia afirma que los condenados padecerán "el fuego que nunca se apaga y el gusano que corroe y no muere". El gusano en cuestión es la propia conciencia, que los atormentará una, mil y mil millones de veces durante toda la eternidad cada vez que recuerden los pecados que los condujeron a tan miserable situación. En el infierno tendrán muchísimo tiempo para arrepentirse. Recordarán cada baile, cada zapateado, incluso cada paso dado en sus libertinos días de vida en la Tierra, pero sólo podrán maldecirlos por haber antepuesto unos miserables bailes a lo que realmente más les interesaba: su propia salvación. Por si alguien tiene alguna duda sobre lo que digo, simplemente le añado la descripción del infierno que vieron los tres niños en Fátima:




"Ella abrió Sus manos una vez más, como lo había hecho los dos meses anteriores. Los rayos [de luz] parecían penetrar la tierra y vimos, por decirlo así, un vasto mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas con forma humana. Llevados por las llamas que de ellos mismos salían, juntamente con horribles nubes de humo, flotaban en aquel fuego y caían para todos los lados igual que las pavesas en los grandes incendios sin peso y sin equilibrio, entre gritos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de espanto. ( debió haber sido este espectáculo lo que me hizo gritar, como dice la gente que así me escuchó). Los demonios se distinguían por formas horribles y repugnantes de animales espantosos y desconocidos pero transparentes igual que carbones encendidos. Esa visión duró sólo un momento, gracias a nuestra bondadosa Madre Celestial, Quien en la primera aparición había prometido llevarnos al Cielo. Sin esto, creo que hubiéramos muerto de terror y miedo."




¿Ante semejante panorama, alguien piensa aún que no podrán quitarle lo bailado?




pax







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Bueno, mil veces más fiable que lo que se dijo en Fátima, están las palabras de Jesús en el relato del rico y Lázaro o las descripciones del Apocalipsis:


19Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 29Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 30Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 31Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.
(Lucas 16:19-31)


Recordemos que la idolatría y la consulta a los muertos está prohibida en la Ley de Dios y es abominación al Señor.