¿Puede una virgen ser madre y seguir siendo virgen si aporta un óvulo?

Salmos 1

Crea en mi, oh Dios, un corazón limpio...
4 Julio 2012
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El hecho de que María fuera virgen cuando concibió a Jesús no se refiere a su pureza moral, sino a la naturaleza milagrosa del nacimiento de Cristo.

La profecía de Isaías 7:14 y su cumplimiento en Mateo 1:23 nos hablan de una señal de Dios, no de un embarazo místico con intervención humana.

Pero si aceptamos que Dios tomó el óvulo de María y lo fecundó, ¿podemos seguir diciendo que ella fue virgen en el sentido literal y profético?

👉 El óvulo no es un símbolo.
Es una célula reproductiva activa.
Involucrarla significa que hubo una participación corporal de María en la formación genética de Jesús.
Esto anula su virginidad, aunque no haya habido una relación sexual.

👉 El énfasis bíblico no es sobre castidad, sino sobre el origen celestial de Jesús: “El Verbo se hizo carne” (Juan 1:14).
No dice que se hizo cigoto ni espermatozoide. Dios preparó un cuerpo para su Hijo (Hebreos 10:5), no lo gestó biológicamente con María.

👉 Si Jesús es el Verbo hecho carne, y no una mezcla de Dios con genética humana, entonces su carne descendió del cielo (Juan 6:51) como una nueva creación, no como producto de la carne caída (Juan 3:6).

👉 María fue madre portadora, no madre genética.
Por eso su virginidad se mantiene intacta: porque ninguna parte de su cuerpo fue usada para concebir al Hijo de Dios.

💡 Pensar que su óvulo fue usado, aunque sin varón, trivializa la señal divina y reduce el milagro a una especie de fecundación asistida.
Y eso no es lo que enseñan las Escrituras.
 
Uno de los puntos más delicados y menos discutidos en la teología de la concepción de Cristo es el verdadero alcance de la virginidad de María.

Todos aceptan que ella era virgen en el momento de la concepción de Jesús, pero pocos comprenden lo que eso implica desde el punto de vista bíblico, teológico y biológico.

La virginidad y la concepción


En el sentido común y médico, una mujer virgen es aquella cuyo cuerpo no ha sido tocado con fines reproductivos: no ha tenido relaciones sexuales, ni ha sido fecundada.

Por tanto, cualquier participación en la generación de un nuevo ser, sea natural o artificial, implica la pérdida de la virginidad, porque deja de ser un “cuerpo no usado”.

Ahora bien, si se afirma que Jesús fue concebido tomando el óvulo de María, estamos afirmando que María aportó genéticamente a la formación del cuerpo de Jesús.

Y si aportó genéticamente, ya no es virgen en el sentido más estricto, porque la fecundación, aunque divina, habría involucrado una parte íntima, reproductiva y activa de su cuerpo.

Esto crea una contradicción grave:

  • Si María aportó un óvulo, entonces dejó de ser virgen en el sentido biológico.
  • Si se mantiene que era virgen en todo sentido, entonces no pudo haber aportado ningún componente de su cuerpo, ni siquiera un óvulo.

¿Qué implicaba entonces su virginidad?


El término virgen en el contexto de la profecía (Isaías 7:14) y su cumplimiento en Mateo 1:23 no tiene como centro a María ni a su pureza personal, sino a la naturaleza milagrosa del nacimiento de Jesús.

Es un signo profético: una madre sin participación carnal.

El énfasis está en que la concepción de Jesús no fue producto de voluntad humana ni de carne y sangre (Juan 1:13), sino de un acto soberano y directo de Dios.

Esto implica la creación directa de su humanidad a partir del Verbo divino, introducido en el mundo por el poder del Espíritu Santo (Lucas 1:35), sin colaboración biológica humana.

Como dice Hebreos 10:5: “Me preparaste cuerpo”, no “nos preparamos cuerpo”.

¿Puede un óvulo ser una participación neutra?


Algunos intentan suavizar el problema diciendo que el uso de un óvulo no implica pérdida la de virginidad si este no fue fecundado por un esperma humano.
Pero esta es una evasiva.
Porque el óvulo no es un elemento pasivo o simbólico, sino una célula viva, activa, parte integral del sistema reproductivo femenino, y diseñada para engendrar.

Que Dios tome ese óvulo y lo fecunde, aunque sin acto sexual, implica que hubo concepción natural asistida, y no un milagro creador.

Ya no podría profetizarse que una virgen concebiría, porque ya no sería virgen de cuerpo.

Conclusión


La verdadera señal está en que Dios obró directamente, sin la intervención de varón, ni de óvulo, ni de nada humano.

María fue virgen antes, durante y después de la concepción porque nunca fue usada como madre genética, sino como madre portadora.

Su virginidad no fue preservada a pesar del milagro, sino precisamente por el milagro.

Jesús no fue generado a partir de María, sino que el mismo Verbo hecho carne en su vientre, por lo cual él puede decir: “Yo soy el pan que descendió del cielo... y este pan es mi carne” (Juan 6:51).