A fines del siglo I y durante el el siglo II, por los escritos de Clemente Romano, Justino, Ignacio, Policarpo… , consta que existieron prácticamente todos los escritos del Nuevo Testamento, y que fueron tenidos en gran reverencia. Incluso, antes del 180 DC, tenemos el canon del fragmento Muratoniano que cita los Evangelios, los Hechos de los apóstoles, las Cartas de Pablo (no se cita la Carta a los Hebreos), el Apocalipsis, la 1 y 2 de San Juan, la Epístola de San Judas entre los libros sagrados que deben ser leídos públicamente en la Iglesia.
Por lo que se refiere a los libros apócrifos, algunos (como el Pastor de Hermas) fueron considerados inspirados por algunos escritores y también en alguna iglesia particular durante algún espacio de tiempo, sin embargo nunca en la Iglesia universal. Comprende que La Iglesia tuvo los Libros inspirados y muchos escritos auxiliares que ya guiaban la Iglesia (¿Que es la didaje?), mucho antes de su definición dogmática cuando ya estaba asentada la línea ortodoxa que cristalizó en la ICAR. La formulación de la lista no les da autoridad frente a la palabra de Dios, es al revés, debían formularla para señalar los límites donde se encierra la única tradición apostólica autorizada.. Una tradición paralela no tiene sentido alguno.
Bendiciones,
GCR.
PD: en otra ocasión hablaremos del AT y los apócrifos, para ordenar los argumentos que empiezan a extenderse.
