Me gusto esta lectura, quien lo escribe es Rebecca Brown, la direccion web original es:
http://www.guerrerosdelacosecha.com/newsletter=0106.htm
Pruebas de un Guerrero
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:10-12
”Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. . .” 2 Corintios 10:3-4
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” 2 Timoteo 2:3-4
¡La palabra de Dios hace muy claro que todos nosotros estamos envueltos en una guerra! Ya sea que quiera o no, tan pronto tomó la decisión de servir a Jesucristo como su Dios, se ve envuelto inmediatamente en una guerra. Yo, Rebecca, he estado envuelta en una guerra espiritual intensa por más de 30 años ya. No sé por qué, pero de algún modo las personas tienen la idea de que si usted es un guerrero experimentado, y si ha estado envuelto en guerra espiritual por algún tiempo, y si es un Cristiano experimentado y maduro, las pruebas envueltas en la guerra de algún modo dejan de doler. ¡Ese simplemente no es el caso! ¡Nada en esta guerra en contra de Satanás y su reino es fácil o sin dolor! También, un gran problema es que muchas veces las pruebas que experimentamos, como resultado de esta guerra, son de tal naturaleza que no parecen pruebas ni siquiera. Estas pruebas no vienen con una etiqueta que dice “Este es sufrimiento por Jesús.” Serían mucho más fáciles de soportar si la tuvieran.
La clave en esta batalla es obediencia. Sobre todo lo demás, es nuestro deber obedecer a Jesús, nuestro oficial al mando, y luego Él pelea las batallas por nosotros.
“Entonces siguió diciéndome:
«Esta es palabra de Jehová para Zorobabel, y dice:
"No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi espíritu,
ha dicho Jehová de los ejércitos” Zacarías 4:6.
Siempre y cuado caminemos en obediencia a Dios, el Espíritu del Señor peleará y ganará todas nuestras batallas. Así que, es la intención de Satanás hacer todo lo que él pueda para hacernos desobedecer al Señor. Tan pronto y lo hacemos, somos derrotados. Recuerde, Satanás siempre trabaja a través del engaño, y Dios nos está probando siempre para ver si obedeceremos. Nunca llegaremos a un lugar en nuestro caminar con el Señor donde Él dejará de probarnos en el área de la obediencia. Será algo continuo. Es nuestra oración que al leer este boletín, el Espíritu Santo traerá a su mente sus propias experiencias que envolvieron pruebas en el área de la obediencia. Tal vez se encuentra ahora en una situación donde Dios lo esta probando. Tenga ánimo, si permanece firme y obedece, Dios GANARÁ la batalla por usted.
Daniel y yo hemos estado casados por 16 años ya. El día de nuestra boda, y en varias ocasiones justo después de casarnos, el Señor me habló y dijo, “Usaré a este hombre para salvar tu vida muchas veces.” Y, así ha sucedido. No puedo contar las veces que el Señor le ha hablado a Daniel, advirtiéndole que yo estaba en peligro, o diciéndole de antemano de alguna dificultad venidera. Ninguna vez se ha equivocado Daniel en estos años. Estos hechos jugaron un gran rol en mi mente en esta batalla y prueba reciente.
Teníamos planeado ir a Cameroon, África, la última semana de Noviembre y las primeras dos semanas de Diciembre. Inicialmente, estaba programada para ir sola. Iría a África a través del ministerio de Joseph y Elizabeth Olyange. Ellos son sólidos siervos de Jesucristo, y muy experimentados en guerra espiritual. Ellos y su pueblo trabajaron muy duro para realizar las dos reuniones en dos ciudades diferentes en Cameroon. Yo tenía que volar primero a Douala, que es la ciudad más grande de la nación, luego a Yaounde, que es la capital del país. ¡Estaba muy ocupada con las preparaciones del viaje! ¡Parecía que todo lo que podía ocurrir mal, iba mal tanto en mi lado, como en las preparaciones de los Olyange! Finalmente había empacado y estaba lista para ir. Luego, de repente, justo dos noches antes de mi partida, Daniel tuvo una visión terrible y muy vívida. ¡Se despertó completamente molesto, y más tarde ese día me anunció que yo no podía ir a África! Sin necesidad de decirlo ahora, yo estaba molesta y me negaba a simplemente aceptar su resolución. “¡¿No ir a África?! ¡Estás loco! Ellos han trabajado tan duro y por tanto tiempo para arreglar estas reuniones, ¡y esperan a 30,000 personas! Me he comprometido a ir y les he dado mi palabra. ¿Cómo puedo volverme atrás ahora?” Fue mi respueta. Durante todo el día, ambos estuvimos molestos. Daniel no me había dicho de la visión, estaba tan transtornado que parecía no poder expresarla. Yo estaba tan molesta que me enfermé, literalmente y físicamente, me enfermé. ¿Cómo podría volverme atrás después de haber dado mi palabra de ir? ¿Cómo podría romper tal compromiso? Sin embargo, Daniel es mi esposo. Todo el día oré y oré y le pedí al Señor una respuesta. Lo único que el Señor me dijo fue, “No te vayas sin arreglar cuentas con tu esposo.”
Finalmente, ya tarde por la noche del día antes en que me tenía que ir, me senté, oré y mandé a todos los demonios que fueran atados, y le pedí a Daniel que me dijera exactamente qué le había sucedido que lo llevó al punto en que sentía muy fuertemente que no debía ir a África. Dios se movió en la situación y Daniel pudo calmarse lo suficiente para hablarme. Me dijo que la noche anterior había tenido una visión terrible. Me vio aterrizando en Douala. Luego vio a un grupo de hombres que se encontraron conmigo en el avión, diciendo ser del ministerio. Estos hombres me secuestraron, y me mataron un par de días más tarde. Al final de la visión, el Señor le dijo a Daniel firmemente, “¡Dile al viajero que no vaya!”
¡Guau! ¿Y ahora qué? La preguntas volaban en mi cabeza, “¿Por qué había esperado el Señor tanto tiempo para decirme que no fuera? ¿Era esta en verdad una visión o simplemente un sueño como resultado de las preocupaciones de Daniel por el viaje? ¿Cómo podría cancelar el viaje? Estaría rompiendo mi palabra, mi compromiso, arruinaría mi reputación. ¿Cómo le podría ocasionar este problema a los Olyanges?”
Fui al Señor en oración. Mi pregunta era, “Señor, ya que he sido advertida, ¿enviarías Tus ángeles para guardarme?” ¡SILENCIO! No recibí respuesta de Dios. Verá, una vez Dios habla, Él no se repetirá a Si mismo. Daniel me dijo con lágrimas, “No te detendré de ir, pero te digo que una vez camines por esa puerta para irte, ¡no te veré viva otra vez!”
Al sentarme ahí, en mi mente, busqué en las escrituras para ver si había ejemplos de personas recibiendo advertencias de Dios y luego desobedeciendo, o si eran advertidos de ir a algún lugar a ministrar. Dos escrituras vinieron a mi mente:
“Mientras Jeroboam quemaba el incienso junto al altar, un hombre de Dios vino de Judá a Bet-el, enviado por Jehová. Aquél clamó contra el altar por mandato de Jehová y dijo: «Altar, altar, así ha dicho Jehová: "A la casa de David le nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres"». 3 Ese mismo día dio una señal diciendo: «Esta es la señal de que Jehová ha hablado: el altar se quebrará y la ceniza que sobre él está se derramará». 4 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: «¡Prendedle!» Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios se le secó, y no la pudo enderezar.
5 El altar se rompió y se derramó la ceniza que había en él, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por mandato de Jehová. 6 Entonces el rey, dirigiéndose al hombre de Dios, dijo: --Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová, tu Dios, y ores por mí, para que mi mano sea restaurada. El hombre de Dios oró a Jehová y la mano del rey se le restauró; quedó como era antes. 7 El rey dijo al hombre de Dios: --Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. 8 Pero el hombre de Dios respondió al rey: --Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. 9 Porque así me está ordenado por mandato de Jehová, que me ha dicho: "No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el mismo camino". 10 Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había ido a Bet-el. 11 Vivía entonces en Bet-el un viejo profeta. Vino su hijo y le contó todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había dicho al rey. 12 Su padre les dijo: --¿Por qué camino se fue? Sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el hombre de Dios que había venido de Judá. 13 Y él les dijo: --Ensilladme el asno. Ellos le ensillaron el asno y él lo montó. 14 Se fue tras el hombre de Dios y lo halló sentado debajo de una encina. --¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? --le preguntó. --Yo soy --le respondió él. 15 --Ven conmigo a casa y come algo --le dijo entonces. 16 Pero él respondió: --No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. 17 Porque por mandato de Dios me ha sido dicho: "No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el mismo camino". 18 El otro le dijo, mintiéndole: --Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por mandato de Jehová, diciendo: "Tráele contigo a tu casa para que coma pan y beba agua". 19 Entonces regresó con él y comió pan y bebió agua en su casa. 20 Cuando estaban sentados a la mesa, aconteció que Jehová habló al profeta que lo había hecho volver, 21 el cual clamó al hombre de Dios que había venido de Judá diciendo: «Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová, tu Dios, te había prescrito, 22 sino que volviste y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieras pan ni bebieras agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres». 23 Después de haber comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. 24 Al partir, lo encontró un león en el camino y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, y el asno y el león permanecieron junto al cuerpo.” 1 Reyes 13:1-24
“Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Entonces, pasando junto a Misia, descendieron a Troas.” Hechos 16:6-7
Aquí hay dos ejemplos claros. El primero es un alarmante ejemplo de un siervo de Dios que desobedeció al mandato de Dios, y como resultado fue muerto. Interesantemente, este hombre de Dios fue capaz de resistir la tentación de ir al palacio del rey, pero cayó a la tentación de desobedecer, cuando otro siervo del Señor le dijo que había oído algo diferente del Señor. Cuando este profeta vino a él, el hombre de Dios estaba cansado, probablemente hambriento, sediento, y muy incómodo. Que alguien le dijera que Dios había aprobado un cambio de planes era justo lo que él quería oír. Sin embargo, Dios no le dijo a este hombre que los planes habían cambiado. Este es un gran peligro para nosotros los Cristianos. Cuando el Señor nos manda a hacer algo que en verdad no queremos hacer, todos -demasiado a menudo- buscamos una palabra del Señor de alguien más, esperando que Dios cambiará de opinión. Este siervo del Señor perdió su vida como resultado de su desobediencia. El león fue enviado por Dios. La prueba de ello es el hecho que a pesar de que el león mató al hombre, no tocó ni le hizo daño al burro, ni intentó comerse el burro o el hombre.
No se nos dice lo que hubiera pasado si el apóstol Pablo hubiera desobedecido al Señor si se hubiera ido a Asia a ministrar. Pablo obedeció al Señor, y como resultado Dios abrió una puerta maravillosa para el ministerio en Macedonia.
La segunda cosa que queremos hacer en situaciones así es discutir con el Señor. No queremos aceptar que Su palabra es final. Queremos presentar nuestro lado esperando que Dios cambie de opinión. Pero, escuche esto: ¡Dios NUNCA discutirá con nosotros! Tenemos un ejemplo de esto en la escritura también.
Había un profeta de Dios en el Antiguo Testamento llamado Balaam. Debió de haber sido un profeta notable porque su fama se extendió ampliamente. Tanto, de hecho, que aún el Rey de Moab oyó de él. Su reputación era que lo él hablaba del Señor siempre sucedía. El Señor iba delante de la nación de Israel y ganaba todas sus batallas por ellos. El rey de Moab, el rey Balak tenía miedo de que Israel destruyera su reino. Así que sus ancianos le aconsejaron que llamara a Balaam e hiciera que Balaam maldijera a los Hijos de Israel para que no pudieran dañar a Moab. Así que el rey Balak envió a sus representantes, hombres importantes y ricos a Balaam. El mensaje del rey Balak era:
“Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra, pues yo sé que el que tú bendigas bendito quedará, y el que tú maldigas maldito.” Números 22:6
¡Balaam debió haber sabido mejor! Él era un profeta de Dios y SABÍA que Israel estaba siendo bendecido por el Señor y estaba bajo Su mano de protección. ¡No tenía necesidad de preguntarle al Señor qué hacer! Pero, Balaam quería el dinero que le ofrecían. Quería una vida cómoda. Quería tomar el camino fácil. ¡Así como lo queremos nosotros tantas veces!
“--Reposad aquí esta noche, y yo os responderé según Jehová me hable…’” Números 22:8
Sorprendentemente, el Señor sí le habló a Balaam esa noche:
“Entonces dijo Dios a Balaam:
--No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque bendito es.’” Números 22:12
¡A Balaam NO le gusto la respuesta de Dios! Pero en este punto obedeció, aunque no salía de su corazón. Envió a los hombres de regreso al rey Balak diciendo no a su solicitud. Eso no detuvo a Balak. Estaba acostumbrado a comprar lo que quería, y razonó que si el precio era lo suficientemente alto, podría comprar a Balaam también. El rey Balak envió a más hombres a Balaam con más dinero. ¿Permaneció Balaam en el mandato claro de Dios para él? ¡No! El quería el dinero, así que intento hacer que Dios cambiara de opinión. ¡Estamos en territorio muy peligroso cuando intentamos hacer que Dios cambie Su opinión! Verá, a veces Dios nos da lo que demandamos continuamente, aunque no este dentro de Su voluntad, o sea lo mejor para nosotros. Así, esa noche Balaam buscó a Dios otra vez:
“Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová. 20 Y se le apareció Dios a Balaam de noche, y le dijo:
«Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga». 21 Balaam se levantó por la mañana, ensilló su asna y se fue con los príncipes de Moab. 22 Pero la ira de Dios se encendió porque él iba,. . .” Números 22:19-22
¡Es algo muy serio ser siervo de Dios y hacer que la ira de Dios se levante en contra suya! ¿Por qué se enojó Dios con Balaam? Porque Balaam sabía muy bien que no debía ir a maldecir a los hijos de Israel. Pero Balaam discutió con Dios, y Dios finalmente dijo, O.K. ve si eso es lo que quieres hacer, pero Balaam pagaría muy pesadamente por su decisión. Santiago lo pone de este modo:
“sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. 15 Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Santiago 1:14-15
Balaam fue atraído y seducido por su propio deseo de fama y fortuna. ¡Quería dinero! Es así de simple. Quería el camino fácil. ¡Por favor escúcheme! ¡NO se entregue a sus deseos carnales y caiga en la trampa de discutir con Dios! Yo podía haber hecho eso muy fácilmente. Tenía temor de que si cancelaba esas reuniones mi reputación estaría arruinada y nadie querría que viniera a ministrar para ellos. Luego nuestro ingreso cesaría. Pero, ¡mi reputación está en las manos de Dios!
¿QUÉ podia hacer? ¿POR QUÉ no me dio Dios a mi la advertencia en lugar de a Daniel?
Bien, probablemente porque no hubiera sido capaz de oírlo. Estaba completamente decidida a ir a África. Además, Daniel es mi protector y cobertura espiritual. Es razonable que Dios le diera la advertencia a él. Ya que tengo una historia de 16 años con Daniel, no podía ignorar la visión o el mandato de no ir. La palabra de Dios es clara:
“Mejor es obedecer que sacrificar;
prestar atención mejor es que la grasa de los carneros. Como pecado de adivinación s la rebelión,
como ídolos e idolatría la obstinación. ” 1 Samuel 15:22-23
¿Quién era yo para ignorar tal advertencia y mandato del Señor? Simplemente no me atreví a desobedecer, sin importar las consecuencias. Siempre, ¡la prueba de un guerrero viene en el área de obediencia! Dios nunca lo hace fácil. No hice ningún intento de discutir con Dios. Sólo había una decisión que podía hacer – ¡obedecer el mandato de mi Señor!
Así, el día siguiente, hice la terriblemente difícil llamada telefónica a África. Desafortunadamente, tenía que hablar a través de un interprete que no era muy bueno interpretando, y que simplemente no podía aceptar lo que yo estaba diciendo. Fue una conversación muy difícil. Sin embargo, conozco a los Olyanges, y sé que son siervos maduros del Señor que entienden la necesidad de obedecer. ¡Estaban simplemente sorprendidos! ¡No podían creer lo que oían! ¿Cómo podía ser? Me dijeron que tenían a un gran grupo de intercesores orando por las reuniones, y quienes habían estado orando regularmente por los últimos dos meses. Dijeron, “Dios nunca nos ha dado una indicación de peligro o dificultad a ninguno de nuestros intercesores. ¿Por qué no les advirtió Dios también? ¿Está SEGURA que esto es del Señor?” Una pregunta razonable.
Sin embargo, seguía pensando acerca de la escritura que cité en 1 Reyes. Estoy segura que estos intercesores NO estaban mintiendo, pero no creo que ellos hubieran podido oir del Señor que no se suponía que yo viniera. Estaban anticipando las reuniones tanto, y estaban tan emocionados de que yo vendría que no podían pensar en algo más. Yo no podía tomar el hecho de que ellos no recibieron una advertencia de Dios como evidencia de que Dios había cambiado de opinión, o de que la advertencia no era de Dios. Fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer, pero tuve que permanecer firme y decirles que simplemente no iría. Para darles crédito, los Olyanges fueron verdaderos siervos del Señor a través de todo ello. No se enojaron conmigo, o se volvieron en mi contra. Estuvieron de acuerdo de que sin importar lo difícil que fuera para ellos, yo tenía que obedecer al Señor primero.
No puedo decirle la presión y el estrés que sentí por todo esto. No dormí y estuve físicamente enferma por ello por más de tres días. Pero una vez hice la primera llamada para cancelar las reuniones, sentí una paz extraña de que había hecho lo correcto. Llevé el asunto completo al trono de justicia de Dios, pidiéndole que juzgara si Satanás tenía el derecho de detenerme de ir a Cameroon, Africa. Si Él juzgaba que Satanás no tenía este derecho, entonces le pedí a Dis que de alguna manera lo arreglara.
La siguiente semana, que hubiera sido la segunda semana de las reuniones, recibí una llamada de los con este pOlyanges. Dijeron que habían recibido una llamada del Presidente de Cameroon queriendo saber porqué yo no vendría. (Él había planeado asistir a las reuniones en Yaounde.) Cuando le dijeron acerca de la visión, y la advertencia, el se ofreció a proveerme con sus propios guardaespaldas y seguridad. También, preguntaron si Daniel podía venir conmigo, y volariamos a Yaounde en lugar de a Douala. Daniel y yo teníamos paz con este plan, aunque tomaría un par de milagros hacerlo funcionar, y el menor de ellos era obtener boletos de avión con solo dos días de anticipación durante la época navideña. Dios obró de manera maravillosa, removiendo superanaturalmente cada dificultad, y antes de que la segunda semana terminara; Daniel y yo llegamos a Yaounde.
Una hermana voló con nosotros desde Paría a Yaounde. No tomó mucho tiempo para que ella me retara con la pregunta que yo sabía estaría en la mente de muchos. Preguntó, “Rebecca, no entiendo. Usted es La Rebecca Brown, LA guerrera experimentada en el reino de Dios. ¿Por qué no podía vencer tal ataque de Satanás al ser amenazada en la visión de Daniel? ¿Por qué no podía pararse firme y confiar que el Señor la mantendría segura? ¿Por qué ocasionar tantos problemas a tantas personas?”
Quizás algunos de ustedes se han preguntado lo mismo. La respuesta es simple. Yo NO tengo ninguna fuerza en mi misma. Yo NO hago la pelea en esta guerra. Es MI responsabilidad ser obediente. Por razones que tal vez nunca sepa, mi Capitán, Jesús, me mandó a no ir. ¿Podía Dios haver enviado ángeles y guardarme segura sin importar cuales eran los planes del enemigo? ¡Claro que podía! Pero el punto es, ¡Él decidió no hacerlo así! Él demandó mi obediencia y me puso a través de una de las mayores pruebas de mi vida. Si hubiera desobedecido y volado a Douala como se planeaba originalmente, no tengo duda de que estaría muerta ahora.
Hay muchas lecciones que muchas personas pueden aprenderse a través de todo esto. Pero las más grandes son estas: Primero, Dios demanda absoluta, sin preguntas, obediencia de Sus guerreros, y en segundo lugar, no peleamos esta guerra espiritual en nuestra propia inteligencia o fuerza. Jesús pelea por nosotros. Nosotros simplemente obedecemos las cosas que nuestro Capitán nos manda a hacer – Jesús hace el resto.
Como un guerrero del Señor, no sólo está siendo probado continuamente en el área de obediencia, sino que tiene que ser flexible. No puede esperar tener un horario fijo, ni mucho que sea de su propia conveniencia. Tuvimos que volar por París donde pasamos la noche. Nos dijeron que nos podíamos dormir porque nuestro vuelo a Yaounde no saldría hasta las 6:00 p.m. de la próxima noche. ¡Estábamos agradecidos porque nos encontrábamos muy exhaustos! Luego, muy temprano – a las 7:30 de la mañana siguiente- fuertes golpes en la puerta nos despertaron. “Rápido, rápido” dijeron “Tienen que venir, ¡su vuelo sale ahora mismo!” Tuvimos que volar de la cama, vestirnos apresuradamente y correr al aeropuerto, ¡solo para que nuestro vuelo estuviera demorado por seis horas! Después de un largo día, finalmente llegamos a Yaounde a las 11:00 p.m. Nos apresuraron al hotel para que nos cambiáramos de ropa, y llegamos al centro de convenciones un poco después de la media noche. ¡Miles de personas estaban aún esperando para que les ministrara! Nos encontrábamos más que exhaustos entonces, pero cuando la carne es débil, el Espíritu Santo provee lo necesario.
Ministramos tanto en Yaounde y Douala. Dios bendijo grandemente ambos lugares. Había estado orando mucho por las reuniones, pidiéndole al Señor por las almas. Quería que las almas fueran salvas y traídas al reino de Dios. Muchos de ustedes se unieron conmigo a orar por ello, yo lo sé. Dios contestó maravillosamente. En la mayoría de las reuniones, di un llamado al altar pidiendo que cualquiera que nunca hubiera tomado la decisión de servir a Jesucristo se acercara a hacer esa decisión. No tuve tiempo de contar exactamente, pero más de 500 personas vinieron al altar cada vez. Lo más maravilloso era que por lo menos 150 a 200 de ellos eran niños entre las edades de 6 y 10 años. Verá, en África no existen algo así como una iglesia infantil. Los niños se sientan quietamente con sus padres y escuchan lo que se enseña. ¡Su respuesta a los mensajes fue increíble! Oraban con tanto entusiasmo para aceptar a Jesús como su Señor y Salvador, era un gozo completo el poder verlo. Muchas personas fueron liberadas y vidas fueron cambiadas.
Viajamos a Douala en bus, un viaje de cerca de 6 horas. Nuestros guardaespaldas nos dijeron que Douala es una ciudad rebelde, y el gobierno de Cameroon se ha retirado esencialmente de ella y se niega a hacer algo por ella. No reparan las calles ni mantienen los servicios públicos (electricidad, agua, etc.) No hay refuerzo legal en Douala excepto el que las personas contratan por si mismas. Puedo ver que tan fácilmente Satanás hubiera podido usar personas en la ciudad para matarme- simplemente no hay ningún control o refuerzo de la ley. Sin embargo, Dios se está moviendo en ese lugar y miles vinieron a las reuniones. Una vez más, la respuesta de las personas para aceptar a Jesús fue grande, y nuevamente cientos de niños vinieron al frente.
Nuestro viaje de regreso fue una prueba completa. Para cuando salimos, tenía una neumonía completa y estaba muy enferma. Satanás estaba tan enojado por las reuniones que intento mantenernos en Douala, sin duda para intentar arreglar que su gente nos secuestrara y nos mataran como lo había planeado originalmente. La hermana delegada a comprar nuestros boletos de Douala a Paris fue estorbada tanto por Satanás que no pudo hacer nada de lo estaba encargada de hacer. Como resultado, no obtuvimos un vuelo el día que se suponía que saldríamos y tuvimos que esperar un día más. Satanás también trajo tanta confusión en la situación que nuestros boletos de París a casa fueron cancelados y cuando llegamos a París, ¡nos encontramos en apuros sin boletos para regresar a casa! Después de horas de lucha, finalmente tuvimos que comprar de nuevo nuestros boletos de París a casa, ¡y pasar otra noche en un hotel en París!
¡Una vez más, las inconveniencias SON una prueba frecuente del guerrero! Satanás hará todo que el puede para hacer nuestras vidas difíciles. Dios permite esto porque la paciencia es algo que Él valora grandemente en nuestras vidas. Al llegar a ser más flexibles y pacientes, nos parecemos más y más a Cristo.
Les agradecemos por sus oraciones por nuestro viaje a África. Como resultado de ello, Dios venció las dificultades, y una rica cosecha fue segada para Su reino.
http://www.guerrerosdelacosecha.com/newsletter=0106.htm
Pruebas de un Guerrero
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:10-12
”Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. . .” 2 Corintios 10:3-4
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” 2 Timoteo 2:3-4
¡La palabra de Dios hace muy claro que todos nosotros estamos envueltos en una guerra! Ya sea que quiera o no, tan pronto tomó la decisión de servir a Jesucristo como su Dios, se ve envuelto inmediatamente en una guerra. Yo, Rebecca, he estado envuelta en una guerra espiritual intensa por más de 30 años ya. No sé por qué, pero de algún modo las personas tienen la idea de que si usted es un guerrero experimentado, y si ha estado envuelto en guerra espiritual por algún tiempo, y si es un Cristiano experimentado y maduro, las pruebas envueltas en la guerra de algún modo dejan de doler. ¡Ese simplemente no es el caso! ¡Nada en esta guerra en contra de Satanás y su reino es fácil o sin dolor! También, un gran problema es que muchas veces las pruebas que experimentamos, como resultado de esta guerra, son de tal naturaleza que no parecen pruebas ni siquiera. Estas pruebas no vienen con una etiqueta que dice “Este es sufrimiento por Jesús.” Serían mucho más fáciles de soportar si la tuvieran.
La clave en esta batalla es obediencia. Sobre todo lo demás, es nuestro deber obedecer a Jesús, nuestro oficial al mando, y luego Él pelea las batallas por nosotros.
“Entonces siguió diciéndome:
«Esta es palabra de Jehová para Zorobabel, y dice:
"No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi espíritu,
ha dicho Jehová de los ejércitos” Zacarías 4:6.
Siempre y cuado caminemos en obediencia a Dios, el Espíritu del Señor peleará y ganará todas nuestras batallas. Así que, es la intención de Satanás hacer todo lo que él pueda para hacernos desobedecer al Señor. Tan pronto y lo hacemos, somos derrotados. Recuerde, Satanás siempre trabaja a través del engaño, y Dios nos está probando siempre para ver si obedeceremos. Nunca llegaremos a un lugar en nuestro caminar con el Señor donde Él dejará de probarnos en el área de la obediencia. Será algo continuo. Es nuestra oración que al leer este boletín, el Espíritu Santo traerá a su mente sus propias experiencias que envolvieron pruebas en el área de la obediencia. Tal vez se encuentra ahora en una situación donde Dios lo esta probando. Tenga ánimo, si permanece firme y obedece, Dios GANARÁ la batalla por usted.
Daniel y yo hemos estado casados por 16 años ya. El día de nuestra boda, y en varias ocasiones justo después de casarnos, el Señor me habló y dijo, “Usaré a este hombre para salvar tu vida muchas veces.” Y, así ha sucedido. No puedo contar las veces que el Señor le ha hablado a Daniel, advirtiéndole que yo estaba en peligro, o diciéndole de antemano de alguna dificultad venidera. Ninguna vez se ha equivocado Daniel en estos años. Estos hechos jugaron un gran rol en mi mente en esta batalla y prueba reciente.
Teníamos planeado ir a Cameroon, África, la última semana de Noviembre y las primeras dos semanas de Diciembre. Inicialmente, estaba programada para ir sola. Iría a África a través del ministerio de Joseph y Elizabeth Olyange. Ellos son sólidos siervos de Jesucristo, y muy experimentados en guerra espiritual. Ellos y su pueblo trabajaron muy duro para realizar las dos reuniones en dos ciudades diferentes en Cameroon. Yo tenía que volar primero a Douala, que es la ciudad más grande de la nación, luego a Yaounde, que es la capital del país. ¡Estaba muy ocupada con las preparaciones del viaje! ¡Parecía que todo lo que podía ocurrir mal, iba mal tanto en mi lado, como en las preparaciones de los Olyange! Finalmente había empacado y estaba lista para ir. Luego, de repente, justo dos noches antes de mi partida, Daniel tuvo una visión terrible y muy vívida. ¡Se despertó completamente molesto, y más tarde ese día me anunció que yo no podía ir a África! Sin necesidad de decirlo ahora, yo estaba molesta y me negaba a simplemente aceptar su resolución. “¡¿No ir a África?! ¡Estás loco! Ellos han trabajado tan duro y por tanto tiempo para arreglar estas reuniones, ¡y esperan a 30,000 personas! Me he comprometido a ir y les he dado mi palabra. ¿Cómo puedo volverme atrás ahora?” Fue mi respueta. Durante todo el día, ambos estuvimos molestos. Daniel no me había dicho de la visión, estaba tan transtornado que parecía no poder expresarla. Yo estaba tan molesta que me enfermé, literalmente y físicamente, me enfermé. ¿Cómo podría volverme atrás después de haber dado mi palabra de ir? ¿Cómo podría romper tal compromiso? Sin embargo, Daniel es mi esposo. Todo el día oré y oré y le pedí al Señor una respuesta. Lo único que el Señor me dijo fue, “No te vayas sin arreglar cuentas con tu esposo.”
Finalmente, ya tarde por la noche del día antes en que me tenía que ir, me senté, oré y mandé a todos los demonios que fueran atados, y le pedí a Daniel que me dijera exactamente qué le había sucedido que lo llevó al punto en que sentía muy fuertemente que no debía ir a África. Dios se movió en la situación y Daniel pudo calmarse lo suficiente para hablarme. Me dijo que la noche anterior había tenido una visión terrible. Me vio aterrizando en Douala. Luego vio a un grupo de hombres que se encontraron conmigo en el avión, diciendo ser del ministerio. Estos hombres me secuestraron, y me mataron un par de días más tarde. Al final de la visión, el Señor le dijo a Daniel firmemente, “¡Dile al viajero que no vaya!”
¡Guau! ¿Y ahora qué? La preguntas volaban en mi cabeza, “¿Por qué había esperado el Señor tanto tiempo para decirme que no fuera? ¿Era esta en verdad una visión o simplemente un sueño como resultado de las preocupaciones de Daniel por el viaje? ¿Cómo podría cancelar el viaje? Estaría rompiendo mi palabra, mi compromiso, arruinaría mi reputación. ¿Cómo le podría ocasionar este problema a los Olyanges?”
Fui al Señor en oración. Mi pregunta era, “Señor, ya que he sido advertida, ¿enviarías Tus ángeles para guardarme?” ¡SILENCIO! No recibí respuesta de Dios. Verá, una vez Dios habla, Él no se repetirá a Si mismo. Daniel me dijo con lágrimas, “No te detendré de ir, pero te digo que una vez camines por esa puerta para irte, ¡no te veré viva otra vez!”
Al sentarme ahí, en mi mente, busqué en las escrituras para ver si había ejemplos de personas recibiendo advertencias de Dios y luego desobedeciendo, o si eran advertidos de ir a algún lugar a ministrar. Dos escrituras vinieron a mi mente:
“Mientras Jeroboam quemaba el incienso junto al altar, un hombre de Dios vino de Judá a Bet-el, enviado por Jehová. Aquél clamó contra el altar por mandato de Jehová y dijo: «Altar, altar, así ha dicho Jehová: "A la casa de David le nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres"». 3 Ese mismo día dio una señal diciendo: «Esta es la señal de que Jehová ha hablado: el altar se quebrará y la ceniza que sobre él está se derramará». 4 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: «¡Prendedle!» Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios se le secó, y no la pudo enderezar.
5 El altar se rompió y se derramó la ceniza que había en él, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por mandato de Jehová. 6 Entonces el rey, dirigiéndose al hombre de Dios, dijo: --Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová, tu Dios, y ores por mí, para que mi mano sea restaurada. El hombre de Dios oró a Jehová y la mano del rey se le restauró; quedó como era antes. 7 El rey dijo al hombre de Dios: --Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente. 8 Pero el hombre de Dios respondió al rey: --Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar. 9 Porque así me está ordenado por mandato de Jehová, que me ha dicho: "No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el mismo camino". 10 Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había ido a Bet-el. 11 Vivía entonces en Bet-el un viejo profeta. Vino su hijo y le contó todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había dicho al rey. 12 Su padre les dijo: --¿Por qué camino se fue? Sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el hombre de Dios que había venido de Judá. 13 Y él les dijo: --Ensilladme el asno. Ellos le ensillaron el asno y él lo montó. 14 Se fue tras el hombre de Dios y lo halló sentado debajo de una encina. --¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? --le preguntó. --Yo soy --le respondió él. 15 --Ven conmigo a casa y come algo --le dijo entonces. 16 Pero él respondió: --No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar. 17 Porque por mandato de Dios me ha sido dicho: "No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el mismo camino". 18 El otro le dijo, mintiéndole: --Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por mandato de Jehová, diciendo: "Tráele contigo a tu casa para que coma pan y beba agua". 19 Entonces regresó con él y comió pan y bebió agua en su casa. 20 Cuando estaban sentados a la mesa, aconteció que Jehová habló al profeta que lo había hecho volver, 21 el cual clamó al hombre de Dios que había venido de Judá diciendo: «Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová, tu Dios, te había prescrito, 22 sino que volviste y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieras pan ni bebieras agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres». 23 Después de haber comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno. 24 Al partir, lo encontró un león en el camino y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, y el asno y el león permanecieron junto al cuerpo.” 1 Reyes 13:1-24
“Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Entonces, pasando junto a Misia, descendieron a Troas.” Hechos 16:6-7
Aquí hay dos ejemplos claros. El primero es un alarmante ejemplo de un siervo de Dios que desobedeció al mandato de Dios, y como resultado fue muerto. Interesantemente, este hombre de Dios fue capaz de resistir la tentación de ir al palacio del rey, pero cayó a la tentación de desobedecer, cuando otro siervo del Señor le dijo que había oído algo diferente del Señor. Cuando este profeta vino a él, el hombre de Dios estaba cansado, probablemente hambriento, sediento, y muy incómodo. Que alguien le dijera que Dios había aprobado un cambio de planes era justo lo que él quería oír. Sin embargo, Dios no le dijo a este hombre que los planes habían cambiado. Este es un gran peligro para nosotros los Cristianos. Cuando el Señor nos manda a hacer algo que en verdad no queremos hacer, todos -demasiado a menudo- buscamos una palabra del Señor de alguien más, esperando que Dios cambiará de opinión. Este siervo del Señor perdió su vida como resultado de su desobediencia. El león fue enviado por Dios. La prueba de ello es el hecho que a pesar de que el león mató al hombre, no tocó ni le hizo daño al burro, ni intentó comerse el burro o el hombre.
No se nos dice lo que hubiera pasado si el apóstol Pablo hubiera desobedecido al Señor si se hubiera ido a Asia a ministrar. Pablo obedeció al Señor, y como resultado Dios abrió una puerta maravillosa para el ministerio en Macedonia.
La segunda cosa que queremos hacer en situaciones así es discutir con el Señor. No queremos aceptar que Su palabra es final. Queremos presentar nuestro lado esperando que Dios cambie de opinión. Pero, escuche esto: ¡Dios NUNCA discutirá con nosotros! Tenemos un ejemplo de esto en la escritura también.
Había un profeta de Dios en el Antiguo Testamento llamado Balaam. Debió de haber sido un profeta notable porque su fama se extendió ampliamente. Tanto, de hecho, que aún el Rey de Moab oyó de él. Su reputación era que lo él hablaba del Señor siempre sucedía. El Señor iba delante de la nación de Israel y ganaba todas sus batallas por ellos. El rey de Moab, el rey Balak tenía miedo de que Israel destruyera su reino. Así que sus ancianos le aconsejaron que llamara a Balaam e hiciera que Balaam maldijera a los Hijos de Israel para que no pudieran dañar a Moab. Así que el rey Balak envió a sus representantes, hombres importantes y ricos a Balaam. El mensaje del rey Balak era:
“Ven pues, ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra, pues yo sé que el que tú bendigas bendito quedará, y el que tú maldigas maldito.” Números 22:6
¡Balaam debió haber sabido mejor! Él era un profeta de Dios y SABÍA que Israel estaba siendo bendecido por el Señor y estaba bajo Su mano de protección. ¡No tenía necesidad de preguntarle al Señor qué hacer! Pero, Balaam quería el dinero que le ofrecían. Quería una vida cómoda. Quería tomar el camino fácil. ¡Así como lo queremos nosotros tantas veces!
“--Reposad aquí esta noche, y yo os responderé según Jehová me hable…’” Números 22:8
Sorprendentemente, el Señor sí le habló a Balaam esa noche:
“Entonces dijo Dios a Balaam:
--No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque bendito es.’” Números 22:12
¡A Balaam NO le gusto la respuesta de Dios! Pero en este punto obedeció, aunque no salía de su corazón. Envió a los hombres de regreso al rey Balak diciendo no a su solicitud. Eso no detuvo a Balak. Estaba acostumbrado a comprar lo que quería, y razonó que si el precio era lo suficientemente alto, podría comprar a Balaam también. El rey Balak envió a más hombres a Balaam con más dinero. ¿Permaneció Balaam en el mandato claro de Dios para él? ¡No! El quería el dinero, así que intento hacer que Dios cambiara de opinión. ¡Estamos en territorio muy peligroso cuando intentamos hacer que Dios cambie Su opinión! Verá, a veces Dios nos da lo que demandamos continuamente, aunque no este dentro de Su voluntad, o sea lo mejor para nosotros. Así, esa noche Balaam buscó a Dios otra vez:
“Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová. 20 Y se le apareció Dios a Balaam de noche, y le dijo:
«Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga». 21 Balaam se levantó por la mañana, ensilló su asna y se fue con los príncipes de Moab. 22 Pero la ira de Dios se encendió porque él iba,. . .” Números 22:19-22
¡Es algo muy serio ser siervo de Dios y hacer que la ira de Dios se levante en contra suya! ¿Por qué se enojó Dios con Balaam? Porque Balaam sabía muy bien que no debía ir a maldecir a los hijos de Israel. Pero Balaam discutió con Dios, y Dios finalmente dijo, O.K. ve si eso es lo que quieres hacer, pero Balaam pagaría muy pesadamente por su decisión. Santiago lo pone de este modo:
“sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. 15 Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.” Santiago 1:14-15
Balaam fue atraído y seducido por su propio deseo de fama y fortuna. ¡Quería dinero! Es así de simple. Quería el camino fácil. ¡Por favor escúcheme! ¡NO se entregue a sus deseos carnales y caiga en la trampa de discutir con Dios! Yo podía haber hecho eso muy fácilmente. Tenía temor de que si cancelaba esas reuniones mi reputación estaría arruinada y nadie querría que viniera a ministrar para ellos. Luego nuestro ingreso cesaría. Pero, ¡mi reputación está en las manos de Dios!
¿QUÉ podia hacer? ¿POR QUÉ no me dio Dios a mi la advertencia en lugar de a Daniel?
Bien, probablemente porque no hubiera sido capaz de oírlo. Estaba completamente decidida a ir a África. Además, Daniel es mi protector y cobertura espiritual. Es razonable que Dios le diera la advertencia a él. Ya que tengo una historia de 16 años con Daniel, no podía ignorar la visión o el mandato de no ir. La palabra de Dios es clara:
“Mejor es obedecer que sacrificar;
prestar atención mejor es que la grasa de los carneros. Como pecado de adivinación s la rebelión,
como ídolos e idolatría la obstinación. ” 1 Samuel 15:22-23
¿Quién era yo para ignorar tal advertencia y mandato del Señor? Simplemente no me atreví a desobedecer, sin importar las consecuencias. Siempre, ¡la prueba de un guerrero viene en el área de obediencia! Dios nunca lo hace fácil. No hice ningún intento de discutir con Dios. Sólo había una decisión que podía hacer – ¡obedecer el mandato de mi Señor!
Así, el día siguiente, hice la terriblemente difícil llamada telefónica a África. Desafortunadamente, tenía que hablar a través de un interprete que no era muy bueno interpretando, y que simplemente no podía aceptar lo que yo estaba diciendo. Fue una conversación muy difícil. Sin embargo, conozco a los Olyanges, y sé que son siervos maduros del Señor que entienden la necesidad de obedecer. ¡Estaban simplemente sorprendidos! ¡No podían creer lo que oían! ¿Cómo podía ser? Me dijeron que tenían a un gran grupo de intercesores orando por las reuniones, y quienes habían estado orando regularmente por los últimos dos meses. Dijeron, “Dios nunca nos ha dado una indicación de peligro o dificultad a ninguno de nuestros intercesores. ¿Por qué no les advirtió Dios también? ¿Está SEGURA que esto es del Señor?” Una pregunta razonable.
Sin embargo, seguía pensando acerca de la escritura que cité en 1 Reyes. Estoy segura que estos intercesores NO estaban mintiendo, pero no creo que ellos hubieran podido oir del Señor que no se suponía que yo viniera. Estaban anticipando las reuniones tanto, y estaban tan emocionados de que yo vendría que no podían pensar en algo más. Yo no podía tomar el hecho de que ellos no recibieron una advertencia de Dios como evidencia de que Dios había cambiado de opinión, o de que la advertencia no era de Dios. Fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer, pero tuve que permanecer firme y decirles que simplemente no iría. Para darles crédito, los Olyanges fueron verdaderos siervos del Señor a través de todo ello. No se enojaron conmigo, o se volvieron en mi contra. Estuvieron de acuerdo de que sin importar lo difícil que fuera para ellos, yo tenía que obedecer al Señor primero.
No puedo decirle la presión y el estrés que sentí por todo esto. No dormí y estuve físicamente enferma por ello por más de tres días. Pero una vez hice la primera llamada para cancelar las reuniones, sentí una paz extraña de que había hecho lo correcto. Llevé el asunto completo al trono de justicia de Dios, pidiéndole que juzgara si Satanás tenía el derecho de detenerme de ir a Cameroon, Africa. Si Él juzgaba que Satanás no tenía este derecho, entonces le pedí a Dis que de alguna manera lo arreglara.
La siguiente semana, que hubiera sido la segunda semana de las reuniones, recibí una llamada de los con este pOlyanges. Dijeron que habían recibido una llamada del Presidente de Cameroon queriendo saber porqué yo no vendría. (Él había planeado asistir a las reuniones en Yaounde.) Cuando le dijeron acerca de la visión, y la advertencia, el se ofreció a proveerme con sus propios guardaespaldas y seguridad. También, preguntaron si Daniel podía venir conmigo, y volariamos a Yaounde en lugar de a Douala. Daniel y yo teníamos paz con este plan, aunque tomaría un par de milagros hacerlo funcionar, y el menor de ellos era obtener boletos de avión con solo dos días de anticipación durante la época navideña. Dios obró de manera maravillosa, removiendo superanaturalmente cada dificultad, y antes de que la segunda semana terminara; Daniel y yo llegamos a Yaounde.
Una hermana voló con nosotros desde Paría a Yaounde. No tomó mucho tiempo para que ella me retara con la pregunta que yo sabía estaría en la mente de muchos. Preguntó, “Rebecca, no entiendo. Usted es La Rebecca Brown, LA guerrera experimentada en el reino de Dios. ¿Por qué no podía vencer tal ataque de Satanás al ser amenazada en la visión de Daniel? ¿Por qué no podía pararse firme y confiar que el Señor la mantendría segura? ¿Por qué ocasionar tantos problemas a tantas personas?”
Quizás algunos de ustedes se han preguntado lo mismo. La respuesta es simple. Yo NO tengo ninguna fuerza en mi misma. Yo NO hago la pelea en esta guerra. Es MI responsabilidad ser obediente. Por razones que tal vez nunca sepa, mi Capitán, Jesús, me mandó a no ir. ¿Podía Dios haver enviado ángeles y guardarme segura sin importar cuales eran los planes del enemigo? ¡Claro que podía! Pero el punto es, ¡Él decidió no hacerlo así! Él demandó mi obediencia y me puso a través de una de las mayores pruebas de mi vida. Si hubiera desobedecido y volado a Douala como se planeaba originalmente, no tengo duda de que estaría muerta ahora.
Hay muchas lecciones que muchas personas pueden aprenderse a través de todo esto. Pero las más grandes son estas: Primero, Dios demanda absoluta, sin preguntas, obediencia de Sus guerreros, y en segundo lugar, no peleamos esta guerra espiritual en nuestra propia inteligencia o fuerza. Jesús pelea por nosotros. Nosotros simplemente obedecemos las cosas que nuestro Capitán nos manda a hacer – Jesús hace el resto.
Como un guerrero del Señor, no sólo está siendo probado continuamente en el área de obediencia, sino que tiene que ser flexible. No puede esperar tener un horario fijo, ni mucho que sea de su propia conveniencia. Tuvimos que volar por París donde pasamos la noche. Nos dijeron que nos podíamos dormir porque nuestro vuelo a Yaounde no saldría hasta las 6:00 p.m. de la próxima noche. ¡Estábamos agradecidos porque nos encontrábamos muy exhaustos! Luego, muy temprano – a las 7:30 de la mañana siguiente- fuertes golpes en la puerta nos despertaron. “Rápido, rápido” dijeron “Tienen que venir, ¡su vuelo sale ahora mismo!” Tuvimos que volar de la cama, vestirnos apresuradamente y correr al aeropuerto, ¡solo para que nuestro vuelo estuviera demorado por seis horas! Después de un largo día, finalmente llegamos a Yaounde a las 11:00 p.m. Nos apresuraron al hotel para que nos cambiáramos de ropa, y llegamos al centro de convenciones un poco después de la media noche. ¡Miles de personas estaban aún esperando para que les ministrara! Nos encontrábamos más que exhaustos entonces, pero cuando la carne es débil, el Espíritu Santo provee lo necesario.
Ministramos tanto en Yaounde y Douala. Dios bendijo grandemente ambos lugares. Había estado orando mucho por las reuniones, pidiéndole al Señor por las almas. Quería que las almas fueran salvas y traídas al reino de Dios. Muchos de ustedes se unieron conmigo a orar por ello, yo lo sé. Dios contestó maravillosamente. En la mayoría de las reuniones, di un llamado al altar pidiendo que cualquiera que nunca hubiera tomado la decisión de servir a Jesucristo se acercara a hacer esa decisión. No tuve tiempo de contar exactamente, pero más de 500 personas vinieron al altar cada vez. Lo más maravilloso era que por lo menos 150 a 200 de ellos eran niños entre las edades de 6 y 10 años. Verá, en África no existen algo así como una iglesia infantil. Los niños se sientan quietamente con sus padres y escuchan lo que se enseña. ¡Su respuesta a los mensajes fue increíble! Oraban con tanto entusiasmo para aceptar a Jesús como su Señor y Salvador, era un gozo completo el poder verlo. Muchas personas fueron liberadas y vidas fueron cambiadas.
Viajamos a Douala en bus, un viaje de cerca de 6 horas. Nuestros guardaespaldas nos dijeron que Douala es una ciudad rebelde, y el gobierno de Cameroon se ha retirado esencialmente de ella y se niega a hacer algo por ella. No reparan las calles ni mantienen los servicios públicos (electricidad, agua, etc.) No hay refuerzo legal en Douala excepto el que las personas contratan por si mismas. Puedo ver que tan fácilmente Satanás hubiera podido usar personas en la ciudad para matarme- simplemente no hay ningún control o refuerzo de la ley. Sin embargo, Dios se está moviendo en ese lugar y miles vinieron a las reuniones. Una vez más, la respuesta de las personas para aceptar a Jesús fue grande, y nuevamente cientos de niños vinieron al frente.
Nuestro viaje de regreso fue una prueba completa. Para cuando salimos, tenía una neumonía completa y estaba muy enferma. Satanás estaba tan enojado por las reuniones que intento mantenernos en Douala, sin duda para intentar arreglar que su gente nos secuestrara y nos mataran como lo había planeado originalmente. La hermana delegada a comprar nuestros boletos de Douala a Paris fue estorbada tanto por Satanás que no pudo hacer nada de lo estaba encargada de hacer. Como resultado, no obtuvimos un vuelo el día que se suponía que saldríamos y tuvimos que esperar un día más. Satanás también trajo tanta confusión en la situación que nuestros boletos de París a casa fueron cancelados y cuando llegamos a París, ¡nos encontramos en apuros sin boletos para regresar a casa! Después de horas de lucha, finalmente tuvimos que comprar de nuevo nuestros boletos de París a casa, ¡y pasar otra noche en un hotel en París!
¡Una vez más, las inconveniencias SON una prueba frecuente del guerrero! Satanás hará todo que el puede para hacer nuestras vidas difíciles. Dios permite esto porque la paciencia es algo que Él valora grandemente en nuestras vidas. Al llegar a ser más flexibles y pacientes, nos parecemos más y más a Cristo.
Les agradecemos por sus oraciones por nuestro viaje a África. Como resultado de ello, Dios venció las dificultades, y una rica cosecha fue segada para Su reino.