Prevé Premio Nobel de Economía fin de pobreza mundial a fin de siglo

Por Horacio Chávez. Corresponsal
Notimex
Phoenix, 12 Oct (Notimex).- El premio Nobel de Economía 2004, Edward Prescott, estimó que todos los países del mundo serán ricos al término del siglo XXI, y previó que México podría llegar a ser el próximo "milagro económico" si adopta medidas apropiadas.
En entrevista con Notimex, el presidente y catedrático de la Escuela de Economía, W.P. Carey, de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), señaló que el ingrediente principal que impulsará el crecimiento global será la "integración económica".
Asimismo, consideró acertada la implementación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) en 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá, e indicó que prevé "grandes cosas" en el desarrollo económico de la región latinoamericana.
Prescott hizo sus comentarios tras ser seleccionado junto con el noruego Finn E. Kydland por la Real Academia Sueca de las Ciencias para ser reconocido por su aportación a la teoría del comportamiento cíclico aplicado a la macroeconomía y las políticas fiscales.
"Los países latinoamericanos parecen estar mejorando (económicamente)", aseguró.
"Pienso, espero, que México comenzará a experimentar más rápido crecimiento y empezará a alcanzar a los países industrializados más avanzados", indicó el doctor en Economía por la Universidad Carnegie Mellon, de 63 años de edad.
Añadió que a su parecer el proceso para que países de América Latina recorten significativamente la brecha del nivel de vida con países industrializados "es sólo cuestión de tiempo, pero tomará algún tiempo".
Con respecto a la implementación del TLCAN, Prescott opinó que dicha integración económica trilateral "fue buena para México (Canadá y Estados Unidos y los beneficios se obtendrán en el futuro".
Estimó, asimismo, que "México podría tener un milagro económico en su crecimiento, pues los mexicanos son suficientemente talentosos sólo es un asunto de implementar las instituciones adecuadas y observarlas", destacó sin precisar.
Dijo que a pesar de que no estudió a fondo el caso mexicano, utilizó un modelo de teoría económica que desarrolló junto con su colega Timothy Kehoe para realizar un revelador estudio comparativo de las grandes crisis económicas del siglo XX, incluida la que afectó a México.
"México experimentó un mal impacto en su economía con el aumento en las tasas de interés reales y la caída de los precios del petróleo en los años 80 y esto llevó a un colapso del sistema bancario", señaló.
Reconoció que, a diferencia del caso mexicano, otros países que tuvieron problemas financieros "pudieron hacer reformas rápidas. México no pudo".
"Suecia tuvo sus problemas en los 90, pero hubo reformas y cuando a Chile le pasó algo similar, logr%ó reformas rápidas y se recuperó", aseguró.
"Cuando estalló la crisis, el gobierno (mexicano) optó por ayudar a empresas improductivas para tratar de conservar empleos, pero ésto sólo resulta en una mayor ineficiencia y se tiende a hacer una situación mala en una peor."
"Es algo similar a lo que pasó en Japón, pero en menor grado", señaló.
Con respecto a la deuda que absorbió el gobierno mexicano para evitar el colapso del sistema bancario en ese país, indicó que lo más conveniente es que los ahorros sean canalizados a los usos productivos.
Sin embargo, indicó que "cuando la política se involucra y se consideran éstos, no siempre se canalizan al sector más productivo".
Recordó que "países como Irlanda y Grecia que se unieron a la Comunidad Europea tuvieron que ver pasar 10 años con un crecimiento modesto" y sólo después despegaron y crearon instituciones estables económicas "y cosas buenas pasaron ahí".
"No veo ninguna razón por la que los mexicanos no puedan hacer eso (también), no sé los detalles, pero creo que podrían mejorar su sistema de bancarrota para facilitar una mejor operación de los mercados financieros, como en el caso de Chile", apuntó.
Estimó que esto podría traer eventualmente grandes consecuencias positivas para la economía mexicana e impulsar significativamente esfuerzos para lograr el objetivo de alcanzar en términos económicos a los líderes industriales.
Según el investigador de la Reserva Federal de Minneapolis y licenciado en matemáticas por la Universidad de Swathmore, el ingrediente más importante para mantener el crecimiento global es la integración económica.
"Todos los países ricos están económicamente integrados entre sí, y los que están comenzando a hacerse ricos se están integrando. Esta situación lleva a efectividad en la productividad y con mayor productividad sabemos que los salarios incrementan".
Consideró, asimismo, que en gran medida la distribución inequitativa de la riqueza en América Latina y otras regiones del mundo "es el resultado de políticas económicas que protegen sus intereses y no dan oportunidad a foráneos".
"Tan pronto se deja al sistema (económico de libre mercado) operar y se da oportunidad (de competir) a todos la inequidad económica disminuye rápidamente", aseguró.
Indicó que "cuando una gran empresa multinacional contrata gente local que no son ricos, de las masas, aumenta su nivel de vidas y reduce la inequidad en el país", donde opera.
"Siento que diferentes países empezaron su transición a un crecimiento económico moderno en diferentes momentos, algunos que empezaron en los pasados 35 años han tenido que hacer un enorme esfuerzo para tratar de alcanzar" a los más desarrollados.
Explicó que antes de 1950 "cuando las naciones líderes (en el desarrollo económico) estaban en crecimiento y otros no habían iniciado ese proceso de crecimiento económico se alejaron aún más".
"Ahora avizoro que para el final del siglo XXI todas las naciones del mundo serán ricas", añadió Prescott.
Dijo que le parece "un poco un enigma, porque América Latina no lo ha logrado (convertirse en una región de naciones ricas) pero en la medida que se integran más al resto del mundo lo harán".
Aseguró que México ya se integró al proceso de globalización, así como Chile y Colombia, mientras que Brasil no tardará. "Algunos países sudamericanos no están todavía muy integrados entre sí y se necesita esa competencia", para progresar más.
Reconoció que en algunos casos, como el modelo chileno, fue necesaria la adopción de ciertas medidas a manera de candados de seguridad que benefician a los locales.
"Los chilenos invierten fuertemente en Chile. En el pasado, vendedores estadunidenses dominaban el menudeo en esa nacion pero los chilenos los desplazaron y ahora ellos controlan ese negocio y tienen sus ahorros de pensiones invertidos en su propio país", dijo.
En ese sentido, consideró que autoridades chilenas "no quieren (lógicamente) expropiar esa inversión, porque sale de su propio bolsillo" y confió que medidas como esa aseguran que el crecimiento de ese país sea sostenible.
Consideró inevitable que todos los países del mundo se conviertan en naciones ricas, porque "nación tras nación están adoptando una tras otra el sistema que permitió a los países líderes volverse ricos. Es un proceso irreversible", sostuvo.
Asimismo, indicó que en la medida que las naciones están alcanzando mayor desarrollo económico, se reducirá la brecha entre países ricos y pobres.
Puso como ejemplo el caso de países de Europa Oriental, donde cada vez más el nivel de vida se está acercando al de las economías líderes.
Estimó que mientras en los países ricos el nivel de calidad de vida aumentará por un factor de siete, "en los países pobres podría aumentar hasta en 20", con crecimientos moderados viables de su Producto Interno Bruto (PIB) de manera respectiva.
"Muchos países han logrado ese tipo de crecimiento, sólo hay que ver a Asia. Corea del Sur logró un crecimiento del 10 por ciento anual (de su PIB) por casi un par de décadas", recordó.
Apuntó que Asia ya ha logrado alcanzar y rebasar a Latinoamérica en crecimiento económico, pero indicó que espera también que pasarán "grandes cosas" para América Latina, donde habitan cerca de 600 millones de personas.
Dijo que en teoría si México lograra mantener un crecimiento anual de cuatro por ciento durante los próximos 18 años, lograría alcanzar niveles de bienestar económico para su población, similares a los que gozan los países más industrializados del planeta.
En caso de que la nación de América del Norte mantuviera un crecimiento del PIB del orden del dos por ciento anual, le tomaría 35 años lograr ese objetivo.
Afirmó que el panorama económico que vislumbra a futuro para la humanidad es positivo con regiones como China e India, las más pobladas del mundo, que alcanzarían un desarrollo significativo.
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