Los posibles errores no están en los contenidos de la Biblia sino en sus copias, traducciones e interpretaciones. Yo hablo más de aparentes contradicciones que de errores. Dios no se equivoca nunca. Pueden equivocarse los que copian, traducen e interpretan la Biblia. Y esto me resulta muy inquietante y perturbador.
Ya he citado algún ejemplo. Como la aparente contradicción entre Efesios 2:8-9 y Santiago 2:17-22. Si coges una Biblia y miras cualquier versículo de los cuatro Evangelios Canónicos y los comparas entre ellos seguro que puedes encontrar explicaciones diferentes; e incluso posibles contradicciones aparentes. En los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas también. Y si coges diferentes copias, ediciones, traducciones e interpretaciones de la Biblia; hay diferencias en sus contenidos y la manera de expresarlos.
Tu respuesta evidencia que no has navegado en aguas profundas cuando de la biblia se trata. Esa aparente "contradiccion" entre la carta de Pablo y la de Santiago no es mas que la yuxtaposicion de ambos componentes de la salvacion.
El debate sobre la fe versus las obras surge a menudo en las discusiones sobre la salvación. Hay muchos que dicen que una persona se salva en base a una mezcla de fe y obras. El cristianismo bíblico enseña que la salvación se logra por la fe en Jesucristo, independientemente de las obras que hagamos. Tal vez el mejor lugar para comenzar sea definir claramente la fe y las obras:
¿Qué es la fe? Hebreos 11:1 establece la definición: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. La fe es aquello que nos asegura que nuestra esperanza es una realidad, aunque todavía no la podamos ver. Si tenemos fe, estamos convencidos de que lo que creemos es real, verdadero y confiable. El objeto bíblico de la fe es la persona y la obra de Jesucristo. La fe verdadera siempre ha sido la marca distintiva del pueblo de Dios.
¿Qué son las obras? Las obras son las acciones o hechos de una persona. El trabajo es aquello que realizamos por algún tipo de recompensa. Trabajamos en nuestros empleos y esperamos recibir un salario por ello. Incluso el trabajo voluntario tiene su propia recompensa: el elogio de los demás, un sentimiento de buena voluntad, etc. En el contexto de la salvación, las obras se refieren a las buenas acciones que realizamos, especialmente los actos religiosos o de caridad o la observancia de la ley del Antiguo Testamento.
En el debate fe vs. obras, las dos partes sostienen que o somos salvos por la fe (y solo por la fe), o somos salvos por las obras (o, más comúnmente, obras añadidas a la fe). ¿Cuál de las partes tiene razón? ¿Cuál es la relación bíblica entre la fe y las obras?
Las obras son necesarias para la salvación, pero la Escritura es clara en que esas obras son de Cristo, no nuestras. Jesús cumplió la ley (Mateo 5:17). De hecho,
“la ley fue nuestro ayo hasta que Cristo viniera, para que fuésemos justificados por la fe” (Gálatas 3:24). El sacrificio de Jesús en la cruz nos reconcilió con Dios (Romanos 5:10), y cuando murió, Jesús proclamó que la obra estaba terminada (Juan 19:30). Ahora estamos invitados a entrar en el reposo de Dios por la fe:
“El que entra en el reposo de Dios, también descansa de sus obras” (Hebreos 4:10).
Nuestras obras no hacen nada para ganar o mantener la salvación. Fue el sacrificio de Cristo hecho una vez por todas lo que justifica a los pecadores (Romanos 3:24).
“Sabed que el hombre no es justificado por las obras de la ley, . . . porque por las obras de la ley nadie será justificado (salvo)” (Gálatas 2:16). Comenzamos por la fe, y continuamos en la fe:
“¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios son? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿ahora van a terminar por la carne?” (Gálatas 3:2-3).
La salvación es por gracia, lo cual excluye las obras. La gracia es, por definición, inmerecida, y la Escritura deja en claro que la gracia de Dios en la salvación destruye el argumento a favor del esfuerzo humano:
“Si por gracia, no puede ser por obras; si fuera por gracia, la gracia ya no sería gracia” (Romanos 11:6).
“Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
El requisito de Dios para la salvación es la fe en su Hijo. Uno de los grandes temas de la Biblia es que somos justificados, o declarados justos, por la fe (Génesis 15:6). La fe es el único medio para que los seres humanos pecadores puedan presentarse ante un Dios santo. Ninguna cantidad de cumplimiento de la ley o buenas obras puede lograrlo (Tito 3:5). Si nuestras obras pudieran salvarnos, entonces Cristo murió en vano (Gálatas 2:21).
Las obras son el producto de la fe. Los que tienen verdadera fe en Jesucristo estarán “prontos a hacer lo bueno” (Tito 2:14). Juan el Bautista pidió
“frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8). El libro de Santiago enfatiza la naturaleza de la verdadera fe salvadora como aquella que resulta en buenas obras:
“La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma” y “Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:17, 26). La gracia por medio de la fe salva, y esa fe se manifiesta en obras. Si alguien afirma tener fe pero no muestra buenas obras, su fe está “muerta” o no existe.
El debate fe versus obras, entonces, en realidad no es un debate en absoluto. Tanto la fe como las obras son partes integrales de la vida cristiana. Bíblicamente, la fe es la causa de la salvación, mientras que las obras son la evidencia de ella.
Saludos