¿Cuál es el día del reposo?
Por F.G.
Con respecto al sábado y al culto de adoración el domingo", por ejemplo, Richard W. de Haan analiza ese tema solamente desde una perspectiva, según lo define su escrito: "En todos los países en que se predica el evangelio, los creyentes se reúnen en el nombre de Cristo para la adoración y la comunión. La mayoría de ellos lo hacen el domingo, el primer día de la semana".
La primera parte de ese comentario es correcta: “En todos los países en que se predica el evangelio, los creyentes se reúnen en el nombre de Cristo para la adoración y la comunión”, pero con relación a la segunda parte: "La mayoría de ellos lo hacen el domingo, el primer día de la semana”, el ‘domingo’ no es el "primer día de la semana" de ese calendario, es el lunes.
En alguna ocasión alguien escribió: LA LEY FUE DADA AL PUEBLO DE ISRAEL Y NUNCA A LOS GENTILES.
La primera parte del intitulado es verdad, "La Ley fue dada al pueblo de Israel", pero la segunda parte, "y nunca a los gentiles", es una apreciación en extremo errónea.
Ese comunicado dice:
"Apenas será necesario decir que la ley fue dada a Israel en el Sinaí, y a ningún otro pueblo de la tierra. En el libro de Levítico, capítulo 26 y verso 46, dice: “estos son los decretos, derechos y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés”. Y en 27:34 del mismo libro añade: “Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés, para los hijos de Israel”. ¿A qué mandamientos se refiere aquí el escritor? Pues a todo lo que queda escrito atrás de Levítico 27. En Deuteronomio 5:2-3, dice así: “Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres... sino con nosotros, los que estamos aquí hoy”. Pablo afirmó esto mismo cuando hablando de los grandes privilegios de los israelitas como nación, dijo que entre otros privilegios tenían el de que Dios les había dado a éllos la ley. (Romanos 9:4).
Pablo mismo en el año 58 de nuestra era, escribiendo a una iglesia de cristiano, procedentes del judaísmo y del gentilismo, dijo estas palabras: “Porque los gentiles no tienen ley”. Quiere decir, ellos no tienen una ley escrita como la tienen los judíos. (Romanos 2:14). Y escribiendo a los corintios, (1ª Cor. 9:20,21) dijo: “Heme hecho a los judíos como judío...; a los que están sujetos a la ley como sujeto a la ley. A los que son sin ley, como si yo fuera sin ley”. Aquí Pablo de una manera clara y terminante, determina que solamente los judíos estaban sujetos a la ley, pero los gentiles “son sin ley”. Y ahora, ¿cuál era la situación de Pablo como judío convertido al cristianismo? Pues muy claramente, Pablo nos dice que él ya no está sujeto a la ley de los judíos, ó sea a la del Sinaí, sino a “la ley de Cristo”, al Nuevo Testamento.
Así, pues, según las Sagradas Escrituras, la ley fue dada única y exclusivamente a un pueblo, el pueblo hebreo y a ningún otro pueblo de la tierra. Yo reto a los adventistas para que muestren un versículo ó más en donde se ordene predicar la ley a los gentiles. La ley fue para un pueblo. El evangelio es para toda criatura. El Señor envió a sus discípulos a predicar el evangelio y no la ley. Cuando los apóstoles, en cumplimiento del mandato de Cristo, predicaron a los gentiles que no tenían ley, su mensaje fue éste: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. (Hechos 10:43 y 16:31)”.
Vamos por partes con un breve resúmen histórico bíblico: Yacob fue llamado "Yishrael" por el mensajero de lo alto (Gen.31.22-29; 35.10). A partir de ese momento y bajo esa nueva identidad Yacob o "Israel" siguió siendo padre de sus doce hijos varones y de una hija (Dina). Uno de sus hijos varones fue (“Yehudá”) Judá, de donde proceden los "judíos". Entonces, israelita es cualquiera que proceda de alguna de las doce tribus de Israel. Israel como "casa de David" se dividió en dos y como resultado hubo dos naciones: el reino del norte: Israel bajo gobierno de Jeroboam, y el reino del sur: Judá bajo el rey Roboam. (1 Rey.12). Años después, el reino del norte se esparció entre el mundo y el de Judá, junto con la tribu de Benjamin y parte de Leva, floreció.
El "primer día de la semana", al cual se refiere la Biblia, corresponde al calendario por el cual se regían los israelitas y se rigieron los judíos por orden expresa de Dios. Ese calendario es genésico. Desde los tiempos de Adam, ese calendario no le fue definido a ningún pueblo sobre la Tierra. Ni siquiera a Abraham, ni a Yitzaac ni a Yacob, como tampoco a los israelitas mientras estuvieron en Egipto 430 años. Allí en Egipto, los israelitas se regían por el mismo calendario que regulaba a los egipcios. Solamente a partir de los eventos del Sinaí resplandeció nuevamente el calendario genésico, y con el la "Luz" divina, la "Vida" (Deut. 5:2-3/ Rom. 5.14).
Allí en el monte Sinaí, un hombre de origen hebreo, llamado en idioma egipcio "Moshe", quien fue constituido "dios para el faraón", recibió de Dios, mediante mensajeros de lo alto, "la Gran Luz" (La ‘TORAH’) que dejaría ver las razones por las cuales el hombre estaba destituido de la gloria del Altísimo, y por ende alejado del único Dios verdadero. Diez razones básicas impedían a la humanidad comunicarse con su Creador. Una de ellas, no poder participar con Dios de "su reposo" ( Ex.7.1; 20. 8-11/ Hech.7.53 / Gal.3.19-20/ Heb.2.2).
El "shabbat", "día del reposo de Elohím", fue dado por "causa del hombre" y es un mandato genésico y el cual es "pacto perpetuo" entre Dios y una nación, en este caso la israelita (Ex.31.12-18).
El "día del reposo", el de Dios, no está sujeto a ningún otro calendario ajeno del que ordenó Dios a los israelitas, después que les definió el "día" en que empezó la "semana del Altísimo".
La "semana de Dios", no sujeta a calendario de hombre, empieza el "día UNO" (Yom Ejad)- Génesis 1.5. Después vienen los siguientes "días": "día segundo" (Yom sheni), -Gen.1.8; "Día tercero" (Yom shlishi), -Gen.1.13. "Día cuarto" (Yom revii), -Gen. 1.19. "Día quinto" (Yom hamishi), -Gen. 1.23. "Día el sexto" (Yom ha shishi) -Gen. 1.31 y el "día el séptimo" (Yom ha shevii), Gen. 2. 1-3.
En ninguna parte de las sagradas escrituras está escrito que Dios haya estipulado precisamente el día SABADO o el DOMINGO. Dice la escritura hebrea que es "día de reposo" el "Yom Ha shevi" (el día el séptimo). Ese "día" Elohím reposó de toda su obra. No reposó el "Yom Shishi", día sexto, o el "Yom ejad", "Día UNO" o "primer día de su semana", sino el "Yom Ha Shivii", el día el séptimo" (Gen. 2.1-3). En los textos hebreos, ¿donde dice "sábado" o "domingo" ?
No obstante la palabra “sábato” viene de esa voz hebrea, "shabbat", no significa "sábado" en el sentido del día gregoriano. Significa "reposo". La escritura hebrea consigna que el "día del reposo de Dios" es el "día el séptimo", que inicia - para los hombres - en la tarde, al salir la primera estrella, y termina cuando sale la primera estrella del día siguiente. (Ex.12.6; 16.6;27.21; Lev.23.5; 23.32;24.3; Nm.9.3; 9.5;9.11; 9.21; 28.4).
El calendario genésico aplicado a los israelitas en el desierto, decretado a perpetuidad, no se regía por ningún otro calendario de alguna otra nación existente en la tierra de esos días, y tampoco se rige por la "luna" (lunes), ni por los planetas "Marte" (martes), "Mercurio (miércoles), "Júpiter (jueves), "Venus" (viernes), "Saturno (sábado) o por el día del sol (el domingo).
Los "días" del Altísimo, enmarcados en "fue la tarde y fue la mañana", aparte de que carecen del período "noche", no varían según los tiempos de los hombres y nada tienen que ver con los "días" de la humanidad.
Los "días" de Dios inician en la "tarde", según el significado divino que encierra ese término, y cubren las horas de la "mañana" de un tiempo o "amanecer" no sujeto a calendario humano (Lev.23.32). Los tiempos calendarios humanos han variado según los tiempos, los imperios y los lugares.
El "día del reposo de Dios", solamente coincide con la tarde del "viernes" del hombre que se riga por ese calendario. Dios dijo: "seis días trabajarás y uno reposarás", pero no dijo que fuera bajo el calendario gregoriano o el de los mayas, incas o chinos o el de una religión o imperio específico.
Los israelitas y/o judíos suelen respetar el "día del reposo de Dios" -hecho por causa del hombre-, que coincide con el "viernes" en la tarde del calendario GREGORIANO, "sistema vigente de computar el tiempo en la mayoría de los países, según la reforma que el Papa Gregorio XIII hizo al antiguo calendario juliano. En Octubre de 1582, para corregir tal irregularidad, el Papa anuló diez días y decretó que el siguiente el 4 de ese mes fuera el 15; dispuso, además, que de los años que terminan un siglo sólo serían bisiestos los divisibles por 400. El Calendario gregoriano representa la Era Cristiana, es decir, cuenta los años a partir del nacimiento de Cristo".
El calendario Gregoriano no deja de ser un calendario de hombre y no es el de Dios, según el propósito del Altísimo para con los hombres. El día del "reposo de Dios", calendario genésico, dado por Dios a los israelitas como punto de referencia, cae "viernes" en la tarde y termina el "sábado" en la tarde, seis horas antes -aproximadamente- de terminar ese día "sábado". A la vez empieza el "día del sol", el "domingo", pero solamente para quienes se rigan por el calendario Gregoriano.
El "día uno" o "primer día de la semana" del calendario por el cual se rigen los israelitas y/o judíos en obediencia a ese Dios que se les manifestó, mediante sus "padres" Abraham, Yitzaac y Yacob, e igualmente a través de portentos y de otras expresiones que consignan las escrituras hebreas, coincide evidentemente con el domingo o "día del sol", estrella eje del calendario regido por los astros vecinos, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, y por el satélite lunar.
El primer libro de las escrituras hebreas relata lo hecho por Elohím (así está escrito) en "siete días genésicos", no "gregorianos". Esos "siete días" conforman la "semana" del Altísimo, por lo tanto no es "semana de hombre". No es entonces un calendario impuesto por humanos, ni por la nación israelita o la judía. Para esos tiempos genésicos no existía la nación israelita y mucho menos la tribu de Juda.
Ese calendario, el genésico, el de Dios, regiría a la Tierra a partir de la pareja adámica, pero perdió su vigencia divina por los sucesos bien conocidos, protagonizados por el trío que menciona el relato hebreo: la "serpiente", (Satán), Hevaj (Eva) y Adam. //Desde el "día" en que fue expulsada la pareja del "Edén" hasta los días del monte Sinaí, la Tierra quedó sin referencia calendaria relacionada con el programa divino, programa conformado por la salvación, la resurrección, la redención y la restauración de la humanidad.
A partir de la entrega de las "Tablas de la Ley", inició Dios su programa de salvación, resurrección, redención y restauración, ubicando como referencia para los tiempos divinos el calendario genésico que incluye su "semana", conformada por sus siete días.//Para llevar a cabo esa programación divina, Dios "creó" a su “hijo primogénito", Israel, (Ex.4.22-23) a quien con el correr de los tiempos debía formarlo, ("hacerlo" y "crearlo") conforme a su imagen espiritual, para que las naciones sin Dios conocieran de la existencia del único Dios verdadero, y de la verdad que atañe al hombre (Ex.19.3-6).
La "creación" y "hechura" o formación integral de su "hijo unigénito", Israel, sería llevada a cabo al amparo de un decálogo que sería la "luz" magna, la fuente de decretos y normas concisas. Esos decretos y esas normas serían implacables, inapelables, con el fin de evitar -entre otros aspectos- que su "hijo primogénito", Israel, se dejara confundir espiritualmente por esa "serpiente antigua", o sistema satánico, establecido en la Tierra mediante esos tan advertidos ‘elohím ajerím’ ("dioses diferentes") (Ex.23.13; 24; 32; -33/ 34.14).
Su "hijo primogénito" -Israel- debía aprender a vivir según los lineamientos de ese único y verdadero Dios, aunque para ello sufriera la dureza de esos decretos y normas. Su nación, hechura suya, debía caminar según esa magna "Luz", de la cual emanarían los decretos y normas, dadas a Moisés, vigentes hasta que llegara el "Enviado del Altísimo", "Shiloaj" (Gen.49.10/Gal. 3.19).
Una vez el "Enviado de Dios", la "Simiente", "El Ungido" ("Ha Meshiaj") cumpliera con la primera parte de su misión salvifica (Juan 17.4), entonces todas las naciones, con el correr de los tiempos siguientes, serían preparadas para aprender a vivir LA VIDA, acorde a las normas celestiales, bajo la autoridad del "Enviado" (Mat.28.18) y guianza del "ruaj ha kodesh" (Espíritu Santo).
Después de la partida a los cielos del ‘Mesías de Israel’, "rey de los judíos", la "buena nueva" (el "evangelio"), mediante la vida de los israelitas y judíos discípulos del Mesías, también llegó a pueblos y naciones no regidas por un calendario eminentemente divino.
Esa "buena nueva" llegó a gentes que se regían por otros calendarios, todos humanos, siendo -siglos después de la partida del Mesías de Israel a los cielos- el más sobresaliente ese calendario que incluye esos días llamados el "sábado" y domingo".
Nace la inquietud, para celebrar el "culto de adoración", ¿qué día le correspondió a los cristianos que habitaban esos lugares que no estaban sujetos al calendario que está conformado por el "sábado" y el "domingo?” Esa inquietud es vigente para los días actuales. ¿Cuántas naciones no se rigen por el calendario que incluye esos días? ¿Está un calendario humano por encima del calendario de Dios?
El cristianismo no es una nueva religión sujeta al calendario de los astros. El cristianismo no es una nueva vertiente espiritual instaurada por Yeshúah en su calidad de "Cristo" (Mat.5.17-19). La BIBLIA en su contexto aclara que "Shiloaj", "El Enviado" (Gen.49.10), tomaría a su cargo la LEY.
En su calidad de Hijo de Dios e Hijo del Hombre, Yeshúah (Jesús) se consagraría como "El Ungido de Dios". Entonces, el Hijo Unigénito de Dios, sería a su vez el "Mesías" del "hijo unigénito" del Padre: Israel.//Yeshúah, para salvar a sus hermanos y a su nación, se daría como "cordero" en la pascua determinada, y se dejaría inmolar en la cruz para darle vida a su pueblo: Israel. Es aconsejable, entonces, recordar que la llamada "santa cena" la celebró Yeshúah conmemorando la ‘pascua’, es decir, la salida de Israel de la esclavitud egipcia, cena ordenada por Dios mediante Moisés, cena tradicional desde entonces en la nación israelita y siguió siéndolo en la nación judía hasta los días actuales.
Los israelitas fueron liberados por Dios de la esclavitud egipcia mediante Moisés, y ello comprendía libertarlos de todo lo que rigiera a los egipcios, incluso su calendario. Yeshúah, por su parte, libertó a su nación israelita de la esclavitud del pecado y lo hizo bajo el calendario genésico, no bajo el calendario romano o griego o de otra nación.//Para esa fecha pascual, Yeshúah tomó el lugar del cordero y en obediencia al Padre, permitió ser inmolado en la cruz romana, para liberar a su nación de la esclavitud satánica (Mateo 26.17-32).
Para darle VIDA a su nación, pagó por las transgresiones de su pueblo. Con su sangre, Yeshúah remitió los pecados de sus hermanos a quien correspondía, al ‘dios de este siglo’, Satán.
Pero en las leyes de Satán no era suficiente el derramamiento de la sangre del "Ungido del Altísimo", sino el cuerpo del Hijo de Dios, al cual retendría en su reino: la Muerte física. En el "Sheol", en hebreo, el "basurero", en griego el "Hades", Satán podría apresar al "Hijo del Hombre" para siempre. De esa manera, el espíritu de Yeshúah nada haría sin su cuerpo físico.
Pero aunque era una noticia divina previamente advertida, profetizada, predecible y esperada, sucedió lo no creíble en el reino satánico: ¡que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos! Evidentemente, Yeshúah regresó cuan Hijo del Hombre a la dimensión que lo vio nacer(!). Resucitó como Hijo de Dios y dio potestad a sus hermanos para ser también ‘engendrados’ como Hijos del mismo Dios, tal como estaba programado allá arriba (Sal.82.1).
Yeshúah, el "Enviado", "El Ungido" en favor de sus hermanos los israelitas, no solamente resucitó de entre los muertos, sino que fue alzado a los cielos y su Padre, su Dios (Juan 14.28/20.17), lo "glorificó", es decir, lo resaltó, le dio nombre sobre todo nombre, le entregó el "Libro" y con el toda la potestad divina para que la ejerciera tanto en los cielos, allá arriba, como en la Tierra (Apo. 5 ).
Muchos hermanos israelitas y judíos no lo recibieron en su calidad de ‘Ungido de Dios’, lo rechazaron; muchos otros no comprendieron lo sucedido, muchísimos no se enteraron del suceso tan esperado por generaciones, y jamás se habrían enterado si no hubiera habido quien les llevara esa "buena nueva".
Esa "buena nueva", ese "evangelio" (término griego), lo conocieron en Jerusalem, en Judea, en Samaria y afuera de esas fronteras, gracias a aquellos israelitas y judíos que aceptaron y recibieron a Yeshúah en su calidad de "Shiloaj", del Mesías de su nación.
Ellos recibieron el título divino, la potestad que les otorgaba el derecho de "nacer de nuevo", de ser "hijos de Dios", (Juan 1.12-13) formados, capacitados, orientados y respaldados por el "otro consolador" (Juan 14.16) para llevar esa "buena nueva" primeramente a la "casa perdida de Israel", a aquellos que no aún no se habían enterado de la llegada del Mesías prometido por generaciones.
La "buena nueva" incluía la plena comprensión de que el Mesías de Israel era ahora, allá arriba, el Sumo Sacerdote del Templo de Dios, y bajo la GRACIA que emanaba del sacrificio pascual, muchos obtendrían la salvación, tal como lo explicó el Mesías a sus discípulos mediante la parábola del "gran banquete" (Lc. 14. 15-24).
Pero cual sería la sorpresa de todos los israelitas y de los judíos, al enterarse por Pedro que esa "buena nueva" estaba destinada también para los gentiles, quienes llenarían las vacantes dejadas por los hermanos que no habían aceptado a Yeshúah.
"Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios". "Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en Yeshúah el Mesías, ¿quién era yo que pudieses estorbar a Dios? Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! (Hech.11.1-18).
En Antioquía, Siria, los discípulos de Yeshúah, entre ellos Bernabé y Pablo, fueron llamados en griego "cristianós" por primera vez (Hech. 11.25-26).
Simón contó como Dios "visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre" (Hech. 15.1-21). Por su parte, Pablo, israelita de la tribu de Benjamin, en su carta a los Efesios, es claro al enfatizar que los gentiles, discípulos del Mesías de Israel, habían recibido la "ciudadanía de Israel" (no dice nada sobre "ciudadanía de Juda"). Explicó el apóstol, que los gentiles "por la sangre de Yeshúah habían sido hecho cercanos". Que los gentiles discípulos del Mesías de Israel eran "coherederos y miembros del mismo cuerpo, copartícipes de la promesa en Yeshúah Ha Meshiaj (Cristo Jesús) -Efesios 2.11-22; 3. 1-21.
Los gentiles, entonces, fueron hechos "participantes de la raíz y de la rica savia del olivo" (Ro.11.17).
Con el tiempo, aproximadamente 23 años más tarde, Pablo por las razones que lo motivaron, tuvo que aclararle a los gentiles cristianos lo consignado en Romanos 11. En especial aquello escrito: "Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará".
Los creyentes en el Mesías, entonces, no son tenidos en cuenta, en el reino celestial, ni como judíos ni como gentiles, sino como israelitas según el orden de la futura nación de Israel bajo la autoridad de Yeshúah.
No deja de causar extrañeza, que a estos tiempos los análisis bíblicos por parte de muchos eruditos se hagan sin tener en cuenta aspectos importantisimos que suelen brillar por su ausencia en muchas de sus apreciaciones, entre ellas resaltan estas tres: (1) "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba donde esta Cristo sentado a la diestra de Dios. (2) "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la Tierra". (3) Porque habéis muerto, y vuestra vida esta escondida con Cristo en Dios". (Col.3.1-4).
En cuanto al verdadero culto de adoración al Padre, la mujer samaritana le dijo a Yeshúah: "Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros [los judíos] decís que en Jerusalem es el lugar donde se debe adorar. Yeshúah le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalem adorareis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis, nosotros [los judíos] adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren" (Juan 4.20-26)"
Usualmente en el medio cristiano gentil se confunde lo judío con lo israelita y suele ser tildado de judaizante todo cuanto tenga que ver con la perspectiva hebrea, sin tener en cuenta que la promesa dada por el Padre Dios al padre Abraham incluía a los gentiles (Gen. 17. 5-8).
En ninguna parte de las sagradas escrituras antiguo o neotestamentarias está escrito que los gentiles serían "participantes de la raíz y de la rica savia de la higuera", dice que son "participantes de la raíz y de la rica savia del olivo". Una cosa es la higuera (Juda) y otra el Olivo (Israel).
Con respecto de los gentiles cristianos, en la Biblia no dice: "en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía judía". Bien claro lo escribió el apóstol: "En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros [los gentiles creyentes] que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo" (Ef.2,11-22).
Los gentiles son, entonces, "coherederos y miembros del mismo cuerpo y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio" (Ef.3. 1-8). Resalta el énfasis que hacen muchos para alterar la "raíz y la rica savia del olivo", argumentando y justificando con la Biblia lo que no pueden alterar (Ro.11; Ef.2.11-22. Ef.3). Es como si se permitiera que los inmigrantes de cualquier país cambiaran las normas de la nación que los legaliza al otorgarles una ciudadanía diferente de la que los identifica de origen.
Los gentiles cristianos suelen discutir sobre la invalidez de la ley y la vigencia de la gracia, pero a la vez legalizan el "domingo" como el día del reposo. El "primer día de la semana" del calendario de Dios, no es de reposo, es de trabajo. ¡Yeshúah resucito para trabajar y no para reposar! (Apo.6).
Si se trata de llevar la "buena nueva", Yeshúah la llevó de maneras muy sobresalientes en el "día del reposo" (Mat.12.2; Lc.6.2; Mat.12.10; Mr. 3.4; Lc. 4.16; 6.5-7; 14.1; Jn.5.18). Los judíos discípulos de Yeshúah, dieron ejemplo "trabajando" tanto el "día del reposo de Dios" (Hech.9.20; 13.5; 17.17; 18.4; 19.8), como el "primer día de le semana" y todos los días, porque llevar la "buena nueva", el "evangelio", no es un trabajo, es un mandato y es un motivo de alegría. De todas maneras, Dios dijo a los israelitas: "seis días trabajarás y uno reposarás".
La doctrina de la salvación incluye el regreso de Yeshúah a la tierra. ¿Cómo y a dónde retornará? ¿Quiénes están involucrados en ese regreso? Yeshúah retornará de manera física tal como lo advirtió y demostró que no es un espíritu etéreo (Lc. 24.36-43; Juan 20. 19-29). Al estilo de Enoch y Elías fue alzado a los cielos (Hech.1.9) y retornará tal como lo vieron ir al cielo (Hech.1.6-11).
No regresará a Roma, tampoco a New York, ni a la Argentina. Mucho menos lo hará en Tailandia. El profeta Zacarías resume el contexto bíblico al explicar que Yeshúah regresará a Jerusalem (Zac.14.4), pero tal como el apóstol Juan lo visualizó: en la "nueva Jerusalem" (Apo.21.2-8).
Su regreso involucra a su congregación, a su única "eklessia", arrebatada años antes a los cielos para ser partícipe de las "bodas del cordero" en calidad de "esposa". Su "esposa", cuyo nombre es "Tzion", será esa congregación conformada por judíos y por gentiles, muchos de ellos resucitados de entre los muertos, y otros arrebatados de la tierra como lo fueron Elías, Enoch y el mismo Yeshúah (1 Tes.13-18).
Entonces, al regresar Yeshúah con "Tzion", su esposa, y con las "primicias", (Apo.7.4-8; 14.1-5) ¡todo Israel será salvo!. Por lo menos eso dice la "Biblia": "Porque no quiero hermanos que ignoréis este secreto, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos; que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; luego todo Israel será salvo, como está escrito" (Ro.11; Amos 9.14-15).
"Luego todo Israel será salvo, como está escrito".
Desde esa ciudad celestial, Yeshúah impondrá "con vara de hierro" su reino mesiánico que durará un milenio, para luego entregarle al Padre la Tierra sanada (1Cor.15. 24-28). Entonces y solo entonces, como lo profetizó Oseas (6.2-3), la Tierra formará parte del concierto celestial, debidamente estructurada con su también profetizado organigrama: Yeshúah, Rey de reyes y Sumo Sacerdote (según el ordenamiento al que pertenece “Melejtzedek” [Melquizedek], el cual no es del orden levítico) a lo ancho, largo, profundo y alto del universo. David en la Tierra reinará la parte administrativa y Abraham en su calidad de ‘padre’ administrará lo espiritual (1 Cr. 28.4-8; Jer.30.9; Oseas 3.5; Isa.9.7; Ez. 34.23-24; 37.24-28; Amos 9.11; Hech. 15.15-18).
¿Será que Yeshúah impondrá el calendario genésico o se sujetará al gregoriano, el cual fue establecido en Octubre de 1582, es decir, 1549 años después de la partida de Yeshúah a los cielos? Las fiestas de Israel, ¿serán vigentes para esos días? (Zac.14.16-21).
"Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará".
"No se calmará el ardor de la ira de Yehovah, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón; en el fin de los días entenderéis esto" (Jer. 30.24).
Ahora, si hablamos de reposo, "aún queda un reposo para el pueblo de Dios" (Heb.4.1-13).