A la verdad, nadie con dos dedos de frente cree que 1 Tesalonicenses 4:4 se refiere a un vaso como mi propio vaso de mí. Evidentemente, el Apóstol Pablo está recurriendo al lenguaje figurado, porque generalmente este tipo de lenguaje es más rico en significado y en significación, como lo vamos a demostrar en adelante. También la palabra “copa” es a menudo usada en nuestras iglesias evangélicas en sentido figurado, como cuando cantamos el corito que dice: “¡Rebosando, rebosando, rebosando está mi copa!” Pero la verdad es que en la vida real ni siquiera nos atrevemos a mirar una copa, a causa de nuestros prejuicios e hipersensibilidad evangélica.
De ninguna manera torceríamos pues nuestro enfoque hermenéutico por un rumbo alcholólico, porque todos los evangélicos, incluidos los agentes de la Sociedad Bíblica Trinitaria, entendemos que 1 Tesalonicenses 4:4 se refiere, no a un vaso cualquiera, sino a una hermosa mujer, y no de una manera vulgar e irrespetuosa, sino de una manera muy significativa, como veremos a continuación. Y como en el versículo precedente, 1 Tesalonicenses 4:3, dice, “porque la voluntad de Dios es vuestra santificación, que os apartéis de fornicación”, la interpretación evangélica quasi oficial es que la palabra “vaso” en el versículo 4 se refiere a la esposa, porque dice en griego, “su propio vaso” (griego: heaftú), aunque la Revisión de 1909 es deficiente por no haber traducido esta palabra enfática griega, el pronombre posesivo-distributivo, y sólo dice: “cada uno de vosotros sepa tener su vaso”.
Se dirá que traducir “su” es suficiente, pero desde el punto de vista del énfasis expresado en el texto original, no lo es; por eso mismo se ha requerido de una revisión de la traducción. ¿Ya atracas? Así, pu, a esta altura del escrutinio, la Revisión de 1909 se gana un poroto por su literalidad al traducir “vaso”, pero se lo pierde de nuevo cuando no traduce adecuadamente el pronombre posesivo-distributivo enfático “su propio”.
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¿Qué hicieron los siervos de Dios que produjeron la Revisión de 1960 con respecto a la palabra “vaso” en 1 Tesalonicences 4:4?
Pues lo mismo que haría el Pastor Nadir Carreño cuando predica sobre este texto en su iglesia: Lo interpretaron como una referencia figurada a una mujer casada.
¡Qué vulgaridad esa de referirse a una mujer como un vaso!
Espérate que te diga que en Proverbios 5:15 se la compara con una cisterna, con un pozo, y se subraya el hecho de que tu esposa no es un pozo cualquiera, ¡sino tu propio pozo!
¡Qué vulgaridad!
Eso es lo que parece a simple vista, estimado huayna, pero pronto verás que son figuras literarias limpias y de buen gusto. De todas maneras, en 1 Tesalonicenses 4:4, hablar de “vaso” hubiera requerido de una nota de pie de página que dijese “figura literaria que se refiere a la esposa” —cosa que no hicieron en 1909. Por eso es digno de alabanza lo que hicieron en 1960: Pusieron la palabra “esposa” en el texto, y en una nota indicaron que literalmente dice “vaso”.
¿Y por hacer eso merecen tan cruel condenación de parte del Pastor Carreño y de la C.I.E.F. de Chile?
¡Por supuesto que no, mi estimado huayna! Lo que hicieron es algo lícito en la traducción de la Biblia: Juzgaron conveniente para la comprensión adecuada del pasaje remplazar el lenguaje figurado por el lenguaje parafrástico. Yo podría dar numerosos ejemplos en que los revisores de 1909 también hicieron uso de este recurso en su traducción, y el mismo Casiodoro de Reina ha hecho lo mismo en más de una ocasión.
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¿Acaso los revisores de 1960 se basaron solamente en la deducción a partir del contexto inmediato, el versículo 3, para optar por su paráfrasis “esposa”?
No, mi querido huayna. También en otra parte la Escritura se refiere a la esposa con la palabra “vaso”. En 1 Pedro 3:7 la Revisión de 1909 dice: “Vosotros, maridos, semejantemente, habitad con ellas según ciencia (es decir, científicamente, nota de vuestro servidor), dando honor a la mujer como a vaso más frágil.”
De la misma manera han traducido la Revisión de 1960 y la Biblia Científica RVA, pero cualquier científico que examina este texto en su idioma original te dirá que las tres son incorrectas porque han traducido “frágil”, dando a entender que la mujer es rompible, o como dice Cantinflas, una “mírame y no me toques”.
¿Y cuál sería la traducción correcta, pu?
La traducción correcta sería “un vaso más delicado”, porque, mis amados huaynas, la mujer no es un vaso frágil, pero sí es un vaso delicado y costoso, ¡más delicado y costoso que un vaso de porcelana fina, blanca y reluciente de la Dinastía Ming Yin!
Quizás un poco de arqueología bíblica te puede aclarar mejor el pensamiento apostólico. Existen dos tipos de cerámica:
Por un lado tenemos la cerámica “utilitaria”, que es tosca y de bajo contenido caolinítico. Se la usa para hacer ollas, tiestos, cántaros, vasijas de almacenamiento de granos y de líquidos, y su lugar es en la cocina o en las bodegas de las residencias y de los barcos de transporte. Esta cerámica no tiene ningún tipo de decoración y su paradero final, al ser descartada por cualquier agrietamiento, es el basural o el sitio donde se caen rotas, pues no vale la pena recogerlas para poderlas reparar.
Por otro lado tenemos la cerámica fina, que es fina no solamente por su alto concentrado caolinítico y su consecuente plasticidad, sino también por la fineza de sus paredes y por su acabado decorado. El lugar de este tipo de cerámica, amados huaynas, no es la cocina, sino el salón, el dormitorio y la tumba, pues la gente era enterrada con sus cosas más valiosas para usarlas en el más allá.
Efectivamente, querido huayna, la Biblia dice que la mujer es como un vaso de cerámica fina. Fíjate que no dice que el hombre sea como la cerámica utilitaria, porque también dice que es cerámica fina; pero dice que la mujer es aun más fina y costosa, porque está decorada. Esa es la enseñanza de las Escrituras con respecto a la mujer. ¡Chúpatesa!
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Algo más derivamos de las lecciones elementales de la arqueología; algo que bien podría ocasionarle al Pastor Carreño un ataque surtido.
¿Qué podrá ser, pu?
La palabra “vaso” en 1 Tesalonicenses 4:4 en la Reina-Valera de 1909 es una traducción incorrecta del texto original griego y arameo, donde no dice “vaso”.
¡No le quite su “vaso” al Pastor Carreño, pu!
Efectivamente, mi querido huayna, es incorrecto hablar de “vaso”, no sólo porque al lector chileno o peruano o boliviano de hecho le trae asociaciones con un vaso de chicha, o de vino o de cerveza bien heladita, sino porque la traducción exacta del hebreo kelí o del griego skévos, es simplemente “objeto”. ¡Pero no nos obligue por esto el Pastor Carreño a traducir “cada uno de vosotros sepa tener su objeto”, porque no faltaría por allí algún pastor de la C.I.E.F. que le condene al lago de fuego y a la eterna perdición por pretender referirse a la mujer como un sex object u “objeto sexual”, ahora que están de moda los derechos humanos, y en especial los derechos de la mujer.
Efectivamente, la palabra hebrea kelí, es a menudo usada en la literatura de modo “elíptico”, es decir, incompleto o no específico, para referirse a un objeto de cerámica y a veces a un barco remero. Fíjese que los arqueólogos israelíes prefieren decir de manera completa kelí jéres, “objeto de cerámica”, y no kelí a secas. Además, existen nombres técnicos para los diversos objetos de cerámica, según sea su tamaño, su forma, su función, su procedencia, etc. Un vaso sería nada más que un tipo de objeto de cerámica; otro tipo sería una vasija; otro, una olla; otro, un porongo; otro, un frasco; otro, un plato, y así sucesivamente.
Pero no me haga caso, Pastor Carreño, y siga traduciendo “vaso” nomás, porque aunque no es una traducción exacta es mejor que “vasija”, se entiende bien. Y prefiero no sugerirle remplazarlo por “recipiente”, porque tengo entendido que en Chile, “recipiente” se usa para referirse de manera exclusiva a una “bacinica”. ¿Es cierto?
Pero, volviendo al tema de la traducción de este texto en la Reina-Valera de 1960, no obstante su noble esfuerzo por dar al lector una traducción más clara y basada en evidencia contextual, honestamente hablando su hermenéutica de fondo resultó ser un poquito deficiente. No mala, ni mal intencionada, ni maligna, ni demoníaca, sino solamente deficiente. Sigue leyendo y verás por qué.
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Para poder traducir una simple palabrita como el hebreo kelí o el griego skévos en 1 Tesalonicenses 4:4, hubiera sido necesario también examinar el uso figurado de estas palabritas en el Antiguo Testamento, cosa que los que produjeron la Revisión de 1960, y también la de 1995, no hicieron en este caso particular.
En el Antiguo Testamento la palabra kelí se usa para referirse, no exclusivamente a una mujer, casada o soltera, sino también al hombre. Los profetas de Israel se refieren figuradamente al ser humano como un objeto de cerámica, por varias razones:
La primera es porque a la manera de la cerámica, que tiene una fase de gran plasticidad debido a su contenido caolinítico, el hombre puede ser modelado en su carácter y en sus valores en la etapa inicial de su vida. Por eso dicen los sabios de Israel: “Instruye al niño en su camino y aun cuando sea viejo no se apartará de él.” Y se encomia al hombre que deja que sea el Creador mismo, a la manera del alfarero, quien modele su vida de acuerdo a su santa voluntad. Inclusive se recurre al humor al decir: “¿Acaso le dirá el vaso de barro al Alfarero, ‘por qué me haces panzón y con púlpito incorporado’?”
La segunda razón es porque se destaca en la analogía de la cerámica el hecho de su fragilidad. Como la cerámica, tanto el hombre como la mujer, se llegan a romper, es decir mueren en cualquier etapa de su existencia. Sólo Dios es eterno e inmutable, ¡qué bueno es tomar esto en consideración!
Pero también es posible derivar de la analogía de la cerámica el hecho de que cada uno de sus fragmentos, aun al ser pulverizados, acusan su origen, su antigüedad, su cultura, y sus componentes químicos que tantos secretos revelan en el análisis multi-químico. Dicho en las palabras de Ernest Hemingway, “al hombre se lo puede romper, pero nunca destruir.” Por eso al hombre no se lo puede hacer desaparecer como por arte de magia de en medio del universo. Y por eso no puede existir jamás un crimen perfecto.
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Como verás, mi querido huayna, la enseñanza del Antiguo Testamento complementa a la del Nuevo Testamento y nos conduce a la conclusión de que el ser humano, desde el punto de vista físico, es semejante a un objeto de cerámica, y en el caso de quienes hemos recibido la Palabra de Dios, seamos escritores, copistas, revisores, lectores o memorizadores, se nos dice que hemos llegado a contener un eterno tesoro en vasos de barro. Eso es lo que dice 2 Corintios 4:7: “Con todo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
Ahora bien, el Apóstol Pablo no inventó esta analogía de la cerámica, sino que echó mano de la modalidad judía de guardar los rollos de los libros sagrados en objetos de cerámica para que se conserven por mucho tiempo. Justamente los tesoros descubiertos en Qumrán, los Rollos del Mar Muerto, han sido conservados hasta nuestro tiempo porque fueron guardados y sellados dentro de objetos de cerámica, según una práctica milenaria consignada en el libro del profeta Jeremías que dice: “Luego mandé a Baruc, en presencia de ellos, diciendo que así ha dicho el Señor de los Ejércitos, Dios de Israel: ‘Toma estos documentos (el documento de compra sellado y la copia abierta) y ponlos en una vasija de cerámica para que se conserven por mucho tiempo. Porque así ha dicho el Señor de los Ejércitos: Todavía se comprarán casas, campos y viñas en esta tierra’ ” (Jeremías 32:13-15, RVA). —Y no me sorprendería que dentro de poco se descubriese en alguna cueva del desierto de Judá, en las inmediaciones del Mar Muerto, un rollo completo del libro del Profeta Jeremías escrito por el mismo escriba que copió el rollo de Isaías de Qumrán.
Dicho sea de paso, no se debe traducir “vaso o vasija de barro” sino “de cerámica”, porque el barro no tiene el componente caolinítico que da plasticidad, y en lugar de convertirse en piedra artificial por efecto del fuego en el componente caolinítico, se deshace en las manos y no adquiere impermeabilidad.
gracias al portentoso descrubrimiento arqueológico de los Rollos del Mar Muerto. Y a propósito, me parece tan ilustrativo y significativo el hecho de que la enorme bóveda arquitectónica que cubre el Santuario del Libro que atesora a los Rollos del Mar Muerto en los jardines que conducen al Museo de Israel en Jerusalem, tiene la forma de la tapa de aquellos recipientes de cerámica dentro de los cuales fueron descubiertos estos tesoros documentales.
Es evidente, pues, que la palabra “vaso” en 1 Tesalonicenses 4:4 se refiere, no sólo a la esposa, como interpretaron los revisores de la Reina-Valera de 1960, sino también al esposo y a los solteros en general, porque se refiere al cuerpo, al cual el pensamiento bíblico, que para nada es dualista ni morboso, tiene en muy alta estima y considera templo de Dios.
Todas todas estas enseñanzas que derivan de la analogía de los objetos de cerámica y del portentoso descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto que se conservaron dentro de objetos de cerámica, nos llevaron a los revisores que participamos en la publicación de la Biblia Científica Reina-Valera Actualizada, a traducir 1 Tesalonicenses 4:4 un poquito mejor de lo que se ha hecho en la Revisión de 1909, 1960 y 1995. Esta es nuestra formulación: “Que cada uno de vosotros sepa controlar su propio cuerpo en santificación y honor.” —Y de la palabra “cuerpo” hemos colgado una notita de pie de página que dice: “Literalmente, vaso; otra traducción, tener su propia esposa.”
De esta manera hemos atendido, por un lado, a la sensibilidad del Pastor Carreño, que prefiere su “vaso”; y por otro, la postura hermenéutica expuesta por los traductores de la Revisión de 1960, de que la referencia es a la esposa, como parece sugerir el contexto en el versículo 3.
¿O sea que la traducción de la Revisión de 1960 no está tan mal que digamos?
Sin duda, mi querido huayna, es mejor que la de 1909. Pero, ¡ojo! ¡Cuidau!
Cuidado con que algún pastor derive de la formulación de la Revisión de 1960 y de la Revisión de 1995, que cada hombre debe casarse irremisiblemente. Porque el matrimonio es un sacramento; no un dogma. No casarse no es ningún pecado, y hay muchos hombres y muchas mujeres que no se casan, ya sea simplemente porque están de vacaciones en la cárcel, o son feos, o son demasiado lindos como para mezclarse con la chuzma, o son célibes, o están gravemente enfermos, o no tienen genitales a causa de algún accidente, o simplemente porque no se les da la gana casarse. Y eso no les hace menos seres humanos, ni por ello son más o menos inmundos que los que sí se casan.
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En otra cosita revelan ser deficientes, tanto la Revisión de 1909, de 1960 y la de 1995. . .
¿Es que todavía hay algo más que decir de 1 Tesalonicenses 4:4?
Sí, querido huayna, aunque no exactamente del versículo 4, sino del versículo 3, pero el pensamiento está intercomunicado con el versículo 4. La deficiencia se origina en la ética protestante y evangélica, de que fornican los que no están casados, y adulteran los que ya están casados. Este parámetro ético es completamente descabellado a la luz de las enseñanzas de la Biblia. En el texto en griego del versículo 3, la palabra pornía se refiere, no a la fornicación de los solteros, que se solucionaría casándose, sino a la inmoralidad sexual, no importa cuál sea el estado civil de los involucrados. Y puesto que la palabra “fornicación”, no obstante que etimológicamente deriva también del griego pornía, no se adecúa a la hermenéutica correcta, los revisores que hemos producido la Biblia Científica RVA hemos traducido así: “Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: Que os aparteis de la inmoralidad sexual” —en lugar de “que os apartéis de fornicación”.
Además, ¿quién ha dicho que el casarse evita necesariamente la inmoralidad sexual?
Lo que evita la inmoralidad sexual es que cada hombre y cada mujer tenga entre los valores que modelan su vida el dominio propio, la pureza mental y motivacional que deriva de un constante asemejarse a Yeshúa el Mesías, y que cuide a su cuerpo como que es templo del Espíritu de Dios. Wow!