Mi apreciado Dagoberto Juan
Mi apreciado Dagoberto Juan
Respuesta a Mensaje # 472:
1 – Por el contexto mayor de estos capítulos 10 al 14 entendemos que estas instrucciones son dadas en el marco de la iglesia local reunida. Que las hermanas deban cubrirse al tiempo de la oración y el profetizar nos da la pauta que no sería necesario que permanecieran cubiertas todo el día. Este liviano ejercicio de quitarse y ponerse la cobertura nunca podría ser el arrancarse la cabellera al mejor estilo mohicano, para volvérsela a colocar con la ayuda del Dr. Frankenstein.
2 – La primera cobertura, que es la natural, siempre se ha llamado “cabello”, sin importar su textura, color o largo. Sobre ella es que se coloca la segunda, sin importar su tamaño, peso, forma, color, diseño, etc.
3 – No tenías necesidad de hacerme esta pregunta si hubieras recordado el segundo versículo con que comienza esta epístola: “…con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo…”.
Obviamente, la universalidad de la epístola sólo incluye convertidos.
4 – Me retrucas con altanería pero sin desarmar la lógica de mi argumento.
5 – Tú te sientes ofendido, pero no porque mis palabras lleven esa intención, sino porque ya no tienes cómo responder a ellas. Es muy penoso que le sigas dando a otros foristas los mismos argumentos tuyos que ya fueron rebatidos sin levante.
Mi apreciado Dagoberto Juan
Respuesta a Mensaje # 472:
1 – Por el contexto mayor de estos capítulos 10 al 14 entendemos que estas instrucciones son dadas en el marco de la iglesia local reunida. Que las hermanas deban cubrirse al tiempo de la oración y el profetizar nos da la pauta que no sería necesario que permanecieran cubiertas todo el día. Este liviano ejercicio de quitarse y ponerse la cobertura nunca podría ser el arrancarse la cabellera al mejor estilo mohicano, para volvérsela a colocar con la ayuda del Dr. Frankenstein.
2 – La primera cobertura, que es la natural, siempre se ha llamado “cabello”, sin importar su textura, color o largo. Sobre ella es que se coloca la segunda, sin importar su tamaño, peso, forma, color, diseño, etc.
3 – No tenías necesidad de hacerme esta pregunta si hubieras recordado el segundo versículo con que comienza esta epístola: “…con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo…”.
Obviamente, la universalidad de la epístola sólo incluye convertidos.
4 – Me retrucas con altanería pero sin desarmar la lógica de mi argumento.
5 – Tú te sientes ofendido, pero no porque mis palabras lleven esa intención, sino porque ya no tienes cómo responder a ellas. Es muy penoso que le sigas dando a otros foristas los mismos argumentos tuyos que ya fueron rebatidos sin levante.