Hola, mi nombre es Valeria y tengo 17 soy venezolana.
En mi infancia crecí en un ambiente católico, estudié en colegios católicos hasta que me gradué de bachiller. A mitad de mis 16 años mi hermana llegó a los pies de Cristo, luego mi mamá y luego empecé a asistir también a la iglesia.
Durante toda mi vida estuve consciente de que Dios existía, pero no fue si no hasta que cumplí 16 que empecé a cuestionar a Dios gracias a qué la mayoría de mis amigos son ateos, empecé a ser hipócrita con él pues en las noches le rezaba y otras veces me burlaba de él y empecé a sentir que fuera agnóstica. Hasta que llegué a una iglesia cristiana y me enamoré de Dios, me libro de las cadenas de la homosexualidad (era bisexual) cosa que pensé que no pasaría y hasta llegué a resistirme pero finalmente entendí que Dios es perfecto y sus planes no se equivocan y el modelo de su creación es perfecto.
El Señor me empezó a hablar por revelaciones a través de una hermana de la iglesia, me decía que Él tenía cosas grandes para mí, y una vez me dijo que Él era quién me conocía, que él me iba a cambiar, tomé eso en mi corazón y así fue casi que rápidamente me enamoré de Él y de su palabra, entendí que todo lo que había pasado en mi vida tenía un propósito, así que dejé de hacer las cosas que hacía, los pensamientos homosexuales desaparecieron, dejé de escuchar música que no edificaba, eché a la basura los discos y libros que no edificaba y un montón de cosas que idolatraba. Comencé a sentirme feliz y comencé a leer la biblia, a asistir a vigilias y a los cultos también, y un deseo se insertó en mi corazón de hablar sobre Él a las personas incrédulas y que todos se enamoren también de Él
El primer día de este año me encontraba sola en mi casa mientras veía una predicación y mencionaron sobre el pecado imperdonable la blasfemia contra el espíritu Santo, en ese momento se me vino un pensamiento horrible y me paré de un salto y me alteré horrible, me puse a orar y pedirle perdón a Dios por ese pensamiento. Al día siguiente tenía un compartir con los hermanos, todos estaban felices y yo aún con la terrible inquietud además de que sentía que los pensamientos no se iban. Al llegar a la casa mi mamá sintió mi inquietud y rompí a llorar y con mi hermana me oraron.
Pasaron semanas, el señor seguía hablándome por revelaciones y se me pasó y volví a estar feliz, luego empezó otra vez los pensamientos y volví a sentirme mal, no quería comer, sentía ansiedad y mucho miedo. El Señor volvió a hablarme por revelaciones y me dijo que este año me bautizaria y se me pasó nuevamente.
En las últimas tres semanas estuve en una campaña de 21 días de ayuno, comenzó los pensamientos nuevamente en un ensayo de la iglesia mientras tocaba el piano. Al día siguiente el domingo el señor me confirmo el don de alabanza y me sentí muy feliz y agradecida con Dios, pues una de mis peticiones en los días de ayuno fue que sacará mis dones.
Pasaron los días, los pensamientos venían pero está vez fue más fuerte, me sentía mareada, con una opresión en el pecho, quería leer la biblia y me sentía sin gozo, en los cultos me sentía mareada y muy mal. Le pedí al pastor que me orara y me recomendó leer el salmo 91 y oré y oré como nunca , me desahogué con Dios hasta ahogarme en lágrimas.
El señor volvió a hablarme y me quebrante en el momento, me dijo que estaba agradado con lo que estaba en mi corazón, me dijo que yo era su niña y que le agradaba como le oraba y le alababa, además de que no temiera que él se encargaría de todo, me habló muy lindo. Pero al llegar a la casa me sentía como si eso no fuera pasado, como si no fuera conmigo en realidad y que no era Él quién me había hablado, como si él no existiera y me sentí mal otra vez y con mucha culpabilidad y el gozo se me fue.
No fue si no hasta está última semana , fui a una vigilia y el Señor se manifestó grandemente, pero sentía como si estuviera desconectada sentía que estaba en una crisis de fe, o una especial de crisis existencial pues Dios es mi vida entera. Le pedí nuevamente al pastor que me orara y me dijo que tenía que confiar realmente en el señor, que no le diera cabida a esos pensamientos y que yo era hija del Señor y que nada malo me pasaría.
En el día del culto, mientras el señor volvía a mostrar su gloria y las personas hablaban el lenguas, sentí una aflicción pues no sentía la presencia de Dios, hasta llegué a pensar que en realidad no fuera Dios quién se estaba manifestando, y ahí fue donde me sentí terriblemente mal, pues yo he sentido la presencia de Dios, sus cambios en mi vida y el gozarme en él, además de un miedo de no sentir otra vez la presencia de Dios, de que el se alejara de mí, de no tener amor hacia Él en mi corazón y me sentí mareada, con la opresión en el pecho otra vez y sin ganas de respirar, incluso con ganas de morirme. En todos estos días no he comido, sólo quiero estar acostada y dormir y siento algo horrible en mi pecho.
Me sentía como desconectada de Dios, comencé a leer nuevamente sobre él, a leer salmos, a volver a encontrarme con él y su presencia, busqué también sobre la blasfemia sobre el espíritu Santo y me dio algo de alivio saber que una persona que verdaderamente lo ha hecho no buscaría y no sentiría la necesidad de buscar más de Dios, también me puse escuchar mis canciones favoritas que hablan sobre Él para volver a reencontrarme con él y su esencia, desahogarme con él y leer algunos escritos que hice inspirados en él.
Me gustaría que me dieran consejos sobre como luchar en lo espiritual y a perseveran en la fe, el pastor me dijo que como en mi casa soy la que aún no está bautizada, además de que los planes de que el tiene sobre mi vida, el enemigo buscará alejarme de Dios.
Estoy 100% convencida que nada en este mundo nos dará la paz y felicidad como Dios lo hace, sólo en Él encontramos todo, además también tengo la convicción de que no puedo y no quiero vivir sin él. Pero siento que las dudas, el miedo de no sentir su presencia más y enfriarme, de que pierda mi amor hacia él, perder su amistad, de no sentir al espíritu Santo, los pensamientos blasfemos sobre Dios, su palabra y el espíritu Santo me invaden y es horrible, agobiante.
Pues aún tengo la inquietud de no sentir su amor como en un principio, de no sentir su gozo, su paz y su alegría en mi vida para alabarle de corazón. Eso es lo que inquieta grandemente.
Si pudieran aconsejarme más sobre esto lo agradecería muchísimo.
En mi infancia crecí en un ambiente católico, estudié en colegios católicos hasta que me gradué de bachiller. A mitad de mis 16 años mi hermana llegó a los pies de Cristo, luego mi mamá y luego empecé a asistir también a la iglesia.
Durante toda mi vida estuve consciente de que Dios existía, pero no fue si no hasta que cumplí 16 que empecé a cuestionar a Dios gracias a qué la mayoría de mis amigos son ateos, empecé a ser hipócrita con él pues en las noches le rezaba y otras veces me burlaba de él y empecé a sentir que fuera agnóstica. Hasta que llegué a una iglesia cristiana y me enamoré de Dios, me libro de las cadenas de la homosexualidad (era bisexual) cosa que pensé que no pasaría y hasta llegué a resistirme pero finalmente entendí que Dios es perfecto y sus planes no se equivocan y el modelo de su creación es perfecto.
El Señor me empezó a hablar por revelaciones a través de una hermana de la iglesia, me decía que Él tenía cosas grandes para mí, y una vez me dijo que Él era quién me conocía, que él me iba a cambiar, tomé eso en mi corazón y así fue casi que rápidamente me enamoré de Él y de su palabra, entendí que todo lo que había pasado en mi vida tenía un propósito, así que dejé de hacer las cosas que hacía, los pensamientos homosexuales desaparecieron, dejé de escuchar música que no edificaba, eché a la basura los discos y libros que no edificaba y un montón de cosas que idolatraba. Comencé a sentirme feliz y comencé a leer la biblia, a asistir a vigilias y a los cultos también, y un deseo se insertó en mi corazón de hablar sobre Él a las personas incrédulas y que todos se enamoren también de Él
El primer día de este año me encontraba sola en mi casa mientras veía una predicación y mencionaron sobre el pecado imperdonable la blasfemia contra el espíritu Santo, en ese momento se me vino un pensamiento horrible y me paré de un salto y me alteré horrible, me puse a orar y pedirle perdón a Dios por ese pensamiento. Al día siguiente tenía un compartir con los hermanos, todos estaban felices y yo aún con la terrible inquietud además de que sentía que los pensamientos no se iban. Al llegar a la casa mi mamá sintió mi inquietud y rompí a llorar y con mi hermana me oraron.
Pasaron semanas, el señor seguía hablándome por revelaciones y se me pasó y volví a estar feliz, luego empezó otra vez los pensamientos y volví a sentirme mal, no quería comer, sentía ansiedad y mucho miedo. El Señor volvió a hablarme por revelaciones y me dijo que este año me bautizaria y se me pasó nuevamente.
En las últimas tres semanas estuve en una campaña de 21 días de ayuno, comenzó los pensamientos nuevamente en un ensayo de la iglesia mientras tocaba el piano. Al día siguiente el domingo el señor me confirmo el don de alabanza y me sentí muy feliz y agradecida con Dios, pues una de mis peticiones en los días de ayuno fue que sacará mis dones.
Pasaron los días, los pensamientos venían pero está vez fue más fuerte, me sentía mareada, con una opresión en el pecho, quería leer la biblia y me sentía sin gozo, en los cultos me sentía mareada y muy mal. Le pedí al pastor que me orara y me recomendó leer el salmo 91 y oré y oré como nunca , me desahogué con Dios hasta ahogarme en lágrimas.
El señor volvió a hablarme y me quebrante en el momento, me dijo que estaba agradado con lo que estaba en mi corazón, me dijo que yo era su niña y que le agradaba como le oraba y le alababa, además de que no temiera que él se encargaría de todo, me habló muy lindo. Pero al llegar a la casa me sentía como si eso no fuera pasado, como si no fuera conmigo en realidad y que no era Él quién me había hablado, como si él no existiera y me sentí mal otra vez y con mucha culpabilidad y el gozo se me fue.
No fue si no hasta está última semana , fui a una vigilia y el Señor se manifestó grandemente, pero sentía como si estuviera desconectada sentía que estaba en una crisis de fe, o una especial de crisis existencial pues Dios es mi vida entera. Le pedí nuevamente al pastor que me orara y me dijo que tenía que confiar realmente en el señor, que no le diera cabida a esos pensamientos y que yo era hija del Señor y que nada malo me pasaría.
En el día del culto, mientras el señor volvía a mostrar su gloria y las personas hablaban el lenguas, sentí una aflicción pues no sentía la presencia de Dios, hasta llegué a pensar que en realidad no fuera Dios quién se estaba manifestando, y ahí fue donde me sentí terriblemente mal, pues yo he sentido la presencia de Dios, sus cambios en mi vida y el gozarme en él, además de un miedo de no sentir otra vez la presencia de Dios, de que el se alejara de mí, de no tener amor hacia Él en mi corazón y me sentí mareada, con la opresión en el pecho otra vez y sin ganas de respirar, incluso con ganas de morirme. En todos estos días no he comido, sólo quiero estar acostada y dormir y siento algo horrible en mi pecho.
Me sentía como desconectada de Dios, comencé a leer nuevamente sobre él, a leer salmos, a volver a encontrarme con él y su presencia, busqué también sobre la blasfemia sobre el espíritu Santo y me dio algo de alivio saber que una persona que verdaderamente lo ha hecho no buscaría y no sentiría la necesidad de buscar más de Dios, también me puse escuchar mis canciones favoritas que hablan sobre Él para volver a reencontrarme con él y su esencia, desahogarme con él y leer algunos escritos que hice inspirados en él.
Me gustaría que me dieran consejos sobre como luchar en lo espiritual y a perseveran en la fe, el pastor me dijo que como en mi casa soy la que aún no está bautizada, además de que los planes de que el tiene sobre mi vida, el enemigo buscará alejarme de Dios.
Estoy 100% convencida que nada en este mundo nos dará la paz y felicidad como Dios lo hace, sólo en Él encontramos todo, además también tengo la convicción de que no puedo y no quiero vivir sin él. Pero siento que las dudas, el miedo de no sentir su presencia más y enfriarme, de que pierda mi amor hacia él, perder su amistad, de no sentir al espíritu Santo, los pensamientos blasfemos sobre Dios, su palabra y el espíritu Santo me invaden y es horrible, agobiante.
Pues aún tengo la inquietud de no sentir su amor como en un principio, de no sentir su gozo, su paz y su alegría en mi vida para alabarle de corazón. Eso es lo que inquieta grandemente.
Si pudieran aconsejarme más sobre esto lo agradecería muchísimo.
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