Por favor hablemos nuevamente de Pedro(Papa)

Estado
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22 Septiembre 2000
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La paz de Cristo el Señor sea con todos.

Bueno despues de mucho tiempo con idas y venidas, de estar y desaparecer del foro por cuestiones laborales.....les pido un favor...

Se podria hablar en este epigrafe de cuestiones netemente doctrinales sobre el Papado?, con preguntas y respuestas....
pero solo sobre el Papado?

No soy el moderador de este foro, pero con el permiso de Webmaster quisiera pedir que los que deseen compartir este tema lo hagan dentro del mas amoroso y cristiano respeto....En el nombre de Cristo JESUS a quien dicen amar....

Esto es por la simple razon de que cuando se comienza la defensa de una doctrina, aparecen lastimosamente hermanos que la desequilibran por hablar de cualquier otro tema y salirse del punto......

o comenzar a maltratar con escritos que no ayudan al compromiso de amor Cristiano que hemos asumido al aceptar a Cristo, Señor y Mesias de nuestra vida.

Despues de este mensaje espero que consulten y presenten sus defensas sobre este tema, luego iremos sobre otros temas.....

Maria,
Magisterio
Apostoles
Eucaristia,

muchos me diran, pero esto ya fue refutado, quiza si, pero les digo que a mi personalemente de desanima continuar cuando se lastima con ofensas, excusando a Cristo "Manso y humilde de Corazon"...

Comencemos por el Papado.....

Y por que no por Cristo?

porque es su Doctrina la que compartiremos en estos proximos mensajes.....

Dejo a sus disposiciones este epigrafe....

Invito a los tan queridos hermanos
Jetonius, Ezequiel, haaz, Maripaz, Toni, Rogelio, Mateo Quiroz, y disculpen si olvide algun nombre.....

y a mis hermanos Catolicos, a que participemos dignamente y con amor en esta intencion.

La paz de Cristo el Señor Manso y humilde de Corazon sea con todos.....


EL PAPADO....Y SIGUE...
 
Bueno, tengo básicamente dos dudas con respecto a lo que expones:

1. Será una discusión con un final, o será dejada a medio camino como otras tantas???

2. Cuando hablas de tratar el tema con amor cristiano y sin insultar, significa eso que debemos dejar pasar las herejías que se digan???? O se puede refutar la doctrina sin que los católicos lo tomen como un ataque personal y como insultos????
 
la paz de Cristo....

Es diferente decir:

Oye tu pagano, no tienes razon.

que decir:

Creo que lo que dices no es correcto, la verdad es de esta manera.

y por favor comienza con el tema, y si no forma parte de tu interes te agradezco haber entrado en este epigrafe.

Gracias....

Dios te bendiga.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Abraham20:
La paz de Cristo el Señor sea con todos.

Bueno despues de mucho tiempo con idas y venidas, de estar y desaparecer del foro por cuestiones laborales.....les pido un favor...

Se podria hablar en este epigrafe de cuestiones netemente doctrinales sobre el Papado?, con preguntas y respuestas....
pero solo sobre el Papado?


Invito a los tan queridos hermanos
Jetonius, Ezequiel, haaz, Maripaz, Toni, Rogelio, Mateo Quiroz, y disculpen si olvide algun nombre.....

y a mis hermanos Catolicos, a que participemos dignamente y con amor en esta intencion.

La paz de Cristo el Señor Manso y humilde de Corazon sea con todos.....


EL PAPADO....Y SIGUE...
[/quote]

Bien, aquí vamos:


LA SUPUESTA "SUPREMACÍA PAPAL" ANTES DEL CONCILIO DE NICEA

En el epígrafe Citas eucarísticas primitivas (2) , el hermano Usoz ha hecho referencia a la opinión del Cardenal John Henry Newman (1801-1890) , quien publicó el Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana inmediatamente después de dejar la Iglesia de Inglaterra e ingresar a la Iglesia de Roma (1845). Newman sostiene que los textos patrísticos prenicenos sobre la supremacía del Papa, aunque escasos, son más numerosos y precisos que aquellos que permiten defender la presencia real.
Esta confesión es harto significativa proveniendo del Cardenal Newman, cuyo dominio de la patrística era sobresaliente. De todos modos, tampoco los textos antenicenos que presuntamente tratan de la supremacía papal (es decir, del obispo de Roma) resultan demasiado prometedores para la posición romanista.

La Epístola de Clemente a los corintios

El documento patrístico más temprano debido a un obispo de Roma es sin duda la Primera Carta a los Corintios de Clemente, que data de fines del siglo I. El sabio obispo escribió una extensa epístola a raíz de disturbios dentro de la iglesia corintia en contra de sus pastores legítimos. Este documento fue muy apreciado en la antigüedad, al punto que fue un candidato para su inclusión dentro del canon del Nuevo Testamento. Uno puede leer la carta de arriba abajo, detenidamente, y no hallará trazas de ninguna conciencia de supremacía; simplemente, el anhelo ferviente de un santo obispo de que se restableciera la paz en la turbulenta iglesia corintia. Clemente enseña, amonesta, exhorta; lo que no hace nunca es ordenar ni apelar a su investidura como argumento.


[b[Ireneo pone a Roma como ejemplo, pero nada dice de la supremacía de su obispo[/b]


El ilustre obispo sostuvo contra los herejes de su tiempo que la Iglesia universal (católica) de Cristo expresada en todas las congregaciones locales dispersas por el mundo, cumplían fielmente su misión de ser “columna y fundamento de la verdad” al preservar, proclamar y transmitir la auténtica tradición de los Apóstoles, con mayor o menor elocuencia pero con una misma fidelidad. Dice Ireneo:

“Está por tanto dentro de la capacidad de todos los que quieran ver la verdad, contemplar claramente en toda Iglesia la tradición de los Apóstoles manifestada en el mundo entero; y estamos en posición de reconocer aquellos que por los apóstoles fueron constituidos obispos en las Iglesias, y la sucesión de estos hombres hasta nuestros tiempos; aquellos que ni enseñaron ni conocieron nada como los desvaríos de éstos [los herejes]. Pues si los Apóstoles hubiesen conocido misterios ocultos, los cuales acostumbraban a impartir a los “perfectos” aparte y separadamente del resto, ellos se los hubiesen entregado especialmente a aquellos a los cuales les estaban confiando las Iglesias mismas. Pues ellos [los Apóstoles] estaban deseosos de que estos hombres fuesen perfectísimos e intachables en todo, aquellos a quienes dejaron tras de sí como sus sucesores, entregando su propio lugar de gobierno a estos hombres; los cuales, si cumplían sus funciones honestamente, habrían de ser un beneficio, pero si apostatasen, la peor calamidad.
Ya que sería muy tedioso en un volumen como éste enumerar las sucesiones en todas las iglesias, indicamos que la tradición derivada de los apóstoles y la fe proclamada a los hombres, trasmitida hasta nuestros días por medio de las sucesiones de obispos, como se sostiene en la grande, antigua y universalmente renombrada iglesia que fue establecida en Roma por los dos más gloriosos apóstoles Pedro y Pablo. De este modo confundimos a todos aquellos quienes en cualquier forma sostienen reuniones no autorizadas por malvada autodeterminación o vanagloria o ceguera y erróneo juicio. Con esta iglesia, por causa de su superior autoridad, toda iglesia debe concordar –esto es, los fieles en todas partes, toda iglesia en la cual la tradición apostólica ha sido preservada por los fieles en todas partes.” [Adv Haer III, 3:1-2]

Habrá que notar aquí que no existe ni pizca de evidencia en el Nuevo Testamento de que la Iglesia de Roma haya sido fundada por Pedro o por Pablo, pero el argumento es válido. Ireneo, que provenía de Asia Menor y era obispo de Lyon, tomó a la Iglesia de Roma, de antigüedad y prestigio indiscutidos, como el paradigma de una congregación fiel a la doctrina de los Apóstoles, como por otra parte lo eran todas las demás Iglesias dispersas por el Imperio.
Nótese que no hay apelación a ninguna autoridad única y suprema del obispo de Roma. Ya antes en la misma obra, Ireneo había esgrimido esencialmente el mismo argumento acerca de la ortodoxia de la iglesia universal o católica:

“La Iglesia, aunque dispersa por todo el mundo, hasta los confines de la tierra, ha recibido de los apóstoles y sus discípulos esta fe: en un Dios, el Padre Omnipotente, Hacedor del cielo, y la tierra, y el mar, y todas las cosas que en ellos hay; y en un Cristo Jesús, el Hijo de Dios, quien se encarnó para nuestra salvación; y en el Espíritu Santo, quien proclamó a través de los profetas las dispensaciones de Dios, y las venidas, y el nacimiento de una virgen, y la pasión, y la resurrección de entre los muertos, y la ascensión en la carne a los cielos del amadísimo Cristo Jesús, nuestro Señor, y su manifestación desde el cielo en la gloria del Padre, “para reunir todas las cosas en una” y para resucitar toda carne de la raza humana entera, de forma que ante Cristo Jesús, nuestro Señor, y Dios, y Salvador, y Rey, según la voluntad del Padre invisible, “toda rodilla se doble, de las cosas en el cielo, y las cosas en la tierra y las cosas debajo de la tierra, y toda lengua lo confiese” a Él, y que El ejecute el justo juicio de todos; que El pueda enviar las impiedades espirituales y los ángeles que prevaricaron y se tornaron apóstatas, junto con los impíos, e injustos, y malvados, y profanos de entre los hombres, al fuego eterno; pero pueda, en ejercicio de su gracia, conferir inmortalidad a los justos, y santos, y aquellos que han guardado sus mandamientos, y han perseverado en su amor, algunos desde el principio y otros desde su arrepentimiento, y pueda rodearlos con sempiterna gloria.
Como ya he observado, la Iglesia, habiendo recibido esta predicación y esta fe, aunque dispersa por el mundo entero, aun así, como si no ocupase sino una casa, la preserva cuidadosamente. Ella también cree estos puntos exactamente como si poseyese una sola alma, y uno e idéntico corazón, y ella los proclama, y los enseña, y los transmite, con perfecta armonía, como si poseyese una sola boca. Pues aunque los lenguajes del mundo son disímiles, empero el contenido de la tradición es uno solo e idéntico. Pues las iglesias que han sido plantadas en Germania no creen ni transmiten nada diferente, ni aquellas de España, ni aquellas en las Galias, ni aquellas del Oriente, ni aquellas de Egipto, ni aquellas en Libia, ni aquellas que han sido establecidas en las regiones centrales del mundo. Sino que como el sol, aquella criatura de Dios, es uno solo en todo el mundo, así también la predicación de la verdad resplandece en todas partes, e ilumina a todos los hombres que están dispuestos a venir a un conocimiento de la verdad. Tampoco ninguno de los gobernantes de las Iglesias, sin importar cuán dotado pueda estar tocante a la elocuencia, enseña doctrinas diferentes de éstas (pues nadie es mayor que el Maestro) ni, por otra parte, quien sea deficiente en poder de expresión inflingirá daño a la tradición. Pues siendo siempre la fe una sola, ni uno que es capaz de disertar sobre ella le hará adición alguna, ni tampoco la disminuirá quien pueda decir poco.” [Adv Haer I, 10, 1-2].

Aquí es interesante observar el resumen que Ireneo formula de la fe apostólica y católica; cosas todas ellas que se enseñan claramente en las Escrituras y que son creídas hoy en las Iglesias evangélicas. En otra parte presenta asimismo una especie de credo, y luego continúa con una exposición de la enseñanza cristiana basada en las Escrituras [Adv Haer III, 4, 2ss]. En definitiva, Ireneo no se cansa de afirmar que es en las Iglesias cristianas, establecidas por los Apóstoles y quienes les sucedieron en el pastorado, donde se hallará la exposición fiel de la doctrina apostólica que se encuentra en las Escrituras.

“ El verdadero conocimiento es la doctrina de los Apóstoles, y la antigua constitución de la Iglesia en todo el mundo, y la manifestación distinta del Cuerpo de Cristo conforme a las sucesiones de los obispos, por los cuales han transmitido aquella Iglesia que existe en todas partes, y ha llegado aun hasta nosotros, siendo guardada y preservada sin ninguna falsificación de Escrituras, por un sistema muy completo de doctrina, y sin recibir adición ni sustracción; y la lectura [de la Palabra] sin falsificación, y una exposición lícita y diligente en armonía con las Escrituras, sin peligro ni blasfemia, y el preeminente carisma del amor, el cual es más precioso que el conocimiento, más glorioso que la profecía, y que excede todos los otros dones.” [Adv Haer IV, 33,8].

Ahora bien, lo que Ireneo decía en el siglo II no es sostenible después de los cismas de oriente y occidente, al menos no en el sentido que el noble obispo le dio. Por lo demás, las iglesias evangélicas creen en las cosas que según San Ireneo eran el núcleo de la fe sostenida en todas partes.

La controversia pascual del siglo II y cómo el obispo de Roma debió entrar en razones

El testimonio de Ireneo acerca de la Iglesia de Roma puede entenderse mejor a la luz de esta controversia y el papel que le cupo al obispo de Lyon en restaurar la paz.
En el Libro V, Capítulos 23 al 25, de su Historia Eclesiástica , Eusebio de Cesarea presenta un relato de la controversia pascual , a causa de las diferencias entre la forma de observar la Pascua de los obispos asíaticos y otros, incluido el de Roma, Víctor. El asiático Polícrates le escribió a Víctor:
“Nosotros, pues, celebramos intacto este día, sin añadir ni quitar nada. Porque también en Asia reposan grandes luminarias ... Felipe ... Juan, el que se recostó sobre el pecho del Señor ...reposa en Éfeso. Y en Esmirna, Policarpo, obispo y mártir. Y Traseas, obispo asimismo y mártir ... reposa en Esmirna. ¿Y qué falta hace hablar de Sagaris, obispo y mártir, que descansa en Laodicea, así como del bienaventurado Papirio y de Melitón, el eunuco, que ... reposa en Sardes esperando la visita que viene de los cielos el día en que resucitará de entre los muertos? Todos estos celebraron como día de Pascua el de la luna decimocuarta, conforme al Evangelio, y no transgredían, sino que seguían la regla de la fe.
Y yo mismo, Polícrates, el menor de todos vosotros, [sigo] la tradición de mis parientes ... Siete parientes míos fueron obispos, y yo soy el octavo... Por tanto, hermanos, yo, con mis sesenta y cinco años en el Señor, que he conversado con hermanos procedentes de todo el mundo y que he recorrido toda la Sagrada Escritura, no me asusto de los que tratan de impresionarme, pues los que son mayores que yo han dicho: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres... Podría mencionar a los obispos que están conmigo, que vosotros me pedísteis que invitara y que yo invité. Si escribiera sus nombres, sería demasiado grande su número. Ellos, aun conociendo mi pequeñez, dieron su común asentimiento a mi carta, sabiendo que no en vano llevo mis canas, sino que siempre he vivido en Cristo Jesús."

Eusebio dice que en respuesta Víctor , obispo de Roma, “intentó separar en masa de la unión común a todas las comunidades de Asia y a las iglesias limítrofes, alegando que eran heterodoxas, y publicó la condena mediante cartas proclamando que todos los hermanos de aquella región, sin excepción, quedaban excomulgados. Pero esta medida no agradó a los obispos , quienes, por su parte, le exhortaban a tener en cuenta la paz y la unión y la caridad para con el prójimo. Se conservan incluso las palabras e éstos, que reconvienen a Víctor con bastante energía.

Una de tales enérgicas cartas fue escrita por Ireneo, obispo de Lyon, admirador de la Iglesia de Roma (ver más abajo) y partidario de la posición de Víctor en cuanto a la celebración pascual pero no de su proceder contra los asiáticos. He aquí lo que cita Eusebio:

“Efectivamente, la controversia no es solamente acerca del día, sino también acerca de la forma misma del ayuno, porque unos piensan que deben ayunar durante un día, otros que dos y otros que más; y otros dan a su día una medida de cuarenta horas del día y de la noche. Y una tal diversidad de observantes no se ha producido ahora, en nuestros tiempos, sino ya mucho antes, bajo nuestros predecesores, cuyo fuerte, según parece, no era la exactitud, y que forjaron para la posteridad la costumbre en su sencillez y particularismo. Y todos ellos no por eso vivieron menos en paz unos con otros, lo mismo que nosotros; el desacuerdo en el ayuno confirma el acuerdo en la fe. ... Entre ellos, también los presbíteros antecesores de Sotero, que presidieron la iglesia que tú riges ahora, quiero decir Aniceto, Pío e Higinio, así como Telésforo y Sixto: ni ellos mismos observaron el día ni a los que estaban con ellos les permitían elegir, y no por eso ellos mismos, que no observaban el día, vivían menos en paz con los que venían procedentes de iglesias en que se observaba el día... Y nunca se rechazó a nadie por causa de esta forma, antes bien, los mismos presbíteros, tus antecesores, que no observaban el día, enviaban la Eucaristía [en señal de comunión] a los de otras iglesias que sí lo observaban. Y hallándose en Roma el bianventurado Policarpo en tiempos de Aniceto, surgieron entre los dos pequeñas divergencias, pero en seguida estuvieron en paz, sin que acerca de este capítulo se querellaran mutuamente, porque ni Aniceto podía convencer a Policarpo de no observar el día –como siempre lo había observado, con Juan, discípulo de nuestro Señr, y con los demás apóstoles con quienes convivió--, ni tampoco Policarpo convenció a Aniceto de observarlo, pues éste decía que debía mantener la costumbre de los presbíteros antecesores suyos. Y a pesar de estar así las cosas, mutuamente comunicaban entre sí, y en la Iglesia Aniceto cedió a Policarpo la celebración de la eucaristía, evidentemente por deferencia, y en paz se separaron el uno del otro; y paz tenía la Iglesia toda, así los que observaban el día como los que no lo observaban.”
(Citas de la edición preparada por Argimiro Velasco Delgado; Madrid: BAC, 1973).

Cipriano de Cartago

Diversos textos del obispo de Cartago se citan como supuestos testimonios del siglo III a favor de la supremacía papal; por ejemplo, su declaración en la Epístola 54 a Cornelio acerca de ciertos herejes:

“Después de tales cosas como éstas, más aun, todavía se atreven –habiendo sido nombrado para ellos un falso obispo por los herejes- a lanzarse y llevar cartas de personas cismáticas y profanas al trono de Pedro, y a la Iglesia principal donde la unidad sacerdotal tiene su fuente; y a no considerar que estos fueron los romanos cuya fe fue alabada en la predicación por el Apóstol, a los cuales la falta de fe no podía acceder.”

Elogiosas palabras que, si se toman fuera de contexto, parecen decir más de lo que San Cipriano quiso. En efecto, el obispo y mártir continúa diciendo:

¿Pero cuál fue la razón de su venida y anuncio de la hechura del pseudo-obispo en oposición a los obispos? Porque ellos ora están satisfecho de cómo han hecho las cosas, y persisten en su impiedad; o, si están disgustados y se retractan, saben a dónde pueden retornar. Porque, como ha sido decretado por todos nosotros –y es igualmente ecuánime y justo- que el caso de cada uno se oído allí donde el delito ha sido cometido; y una porción del rebaño ha sido confiada a cada pastor individual, a la cual él ha de dirigir y gobernar, debiendo dar cuenta de sus actos al Señor; ciertamente no les corresponde a aquellos sobre quienes estamos el correr por ahí ni quebrantar la unidad de los obispos con su artificiosa y engañosa precipitación, sino el presentar su causa allí donde ellos puedan tener tanto a los acusadores como a los testigos de su crimen; a menos que por ventura les parezca demasiado poco a unos pocos hombres abandonados y desesperados la autoridad de los obispos del Africa, quienes ya los han juzgado y finalmente condenado, por la gravedad de su juicio, estando la conciencia de aquellos atada en muchas ligaduras de pecado. Su caso ya ha sido examinado, su sentencia ya ha sido pronunciada; ni le conviene a la dignidad de los sacerdotes ser culpados por la levedad de una mente cambiante e inconstante, cuando el Señor enseña y dice, “Que tu sí sea sí, y que tu no sea no”.

En otras palabras, luego de sus alabanzas San Cipriano dice muy claramente que el caso de estos herejes no debe ser juzgado por Roma, ya que ello es, de común acuerdo entre los obispos (y no por algún dictum papal) prerrogativa de los obispos en cuya sede se cometió el delito. Por tanto el obispo romano carece de jurisdicción (en cambio el Código de Derecho Canónico le reserva hoy la autoridad final e inapelable).

Los obispos africanos rectifican un error del obispo de Roma

Y que este y no otro es el sentido de sus palabras no solamente se desprende del contexto, queda palmariamente demostrado en primer lugar por un incidente a propósito de la destitución de dos obispos ibéricos. Los obispos depuestos apelaron a Esteban y obtuvieron de éste el apoyo para su restauración. Sin embargo, quienes habían depuesto a los obispos apelaron a Cipriano y los obispos africanos, quienes ratificaron la condenación de los obispos depuestos. Este último criterio fue el que prevaleció, y no el del obispo romano Esteban:

“Consecuentemente algunos de sus compañeros obispos se pusieron de su parte, pero los otros llevaron el caso ante San Cipriano. Una asamblea de obispos africanos convocada por él renovó la condenación de Basílides y Marcial, y exhortó al pueblo a entrar en comunión con los sucesores de ellos. Al mismo tiempo, [los obispos africanos] se esmeraron en señalar que Esteban había actuado como lo había hecho porque «situado a la distancia, e ignorante de los verdaderos hechos del caso» había sido engañado por Basílides.”

Horace K. Mann, s.v. Pope St. Stephen I (The Catholic Encyclopedia, vol. XIV)

En buen romance, con toda delicadeza los africanos “excusaron” a Esteban por haber sido víctima de un engaño a causa de su ignorancia de la verdadera situación.

La controversia bautismal

En segundo lugar, por la actitud que Cipriano y los demás obispos africanos, además del más célebre obispo de Asia, Firmiliano, adoptaron cuando Esteban, el obispo de Roma, quiso imponer su opinión acerca del bautismo de los herejes. Que fuese Esteban o Cipriano quien tenía razón no es relevante; el hecho es que la autoridad del obispo de Roma no era tenida por incuestionable, ni mucho menos, por el resto de los obispos.

He aquí lo que dice Cipriano:

“... ya que has querido que lo que Esteban, nuestro hermano, ha contestado a mis cartas, fuese puesto en tu conocimiento, te he enviado una copia de su respuesta; al leer la cual observarás más y más su error en esforzarse por sostener la causa de los herejes contra los cristianos, y contra la Iglesia de Dios... Él prohibió que alguien que proviniese de cualquier herejía fuese bautizado en la Iglesia; es decir, juzgó el bautismo de todos los herejes como justo y legítimo... E insistió en que nada se innovase ... ; como si fuese un innovador quien, manteniendo la unidad, defiende para la única Iglesia un único bautismo; y no manifiestamente lo fuese quien, olvidando la unidad, adopta las mentiras y el contagio de un lavamiento profano... ¿De dónde es esta tradición? ¿Hasta qué punto desciende de la autoridad del Señor y del Evangelio, o de los mandamientos y epístolas de los apóstoles? ... De modo que nadie debe difamar a los apóstoles como si ellos hubiesen aprobado el bautismo de los herejes, o hubiesen tenido comunión con ellos sin el bautismo de la Iglesia, cuando ellos, los apóstoles, escribieron semejantes cosas de los herejes... qué obstinación es, o qué arrogancia, preferir la tradición humana a la ordenanza divina, y no observar que Dios está indignado y furioso tantas veces como la tradición humana se relaja y suplanta los preceptos divinos [cita Isaías 29:13; Marcos 7:13; 1 Ti 6:3-5].
¡Ciertamente una excelente y legítima tradición es dispuesta ante nosotros por nuestro hermano Esteban, la cual puede otorgarnos una adecuada autoridad! Pues en el mismo lugar de su epístola él ha añadido y continuado: ‘Ya que aquellos que son especialmente heréticos no bautizan a quienes vienen a ellos de uno a otro, sino que los reciben en comunión.’ A este punto de maldad ha llegado la Iglesia de Dios y Esposa de Cristo, que sigue los ejemplos de los herejes; que con el propósito de celebrar los sacramentos celestiales, la luz deba obtener su disciplina de la oscuridad, y los cristianos deban hacer lo que hacen los anticristos. ¡¿Pero qué es esta ceguera del alma, qué es esta degradación de la fe, la de rehusarse a reconocer la unidad que proviene de Dios Padre, y de la tradición de Jesucristo el Señor y nuestro Dios!?
... Pero como ninguna herejía en absoluto, e igualmente ningún cisma, estando fuera [de la Iglesia] puede tener la santificación del bautismo que salva, ¿por qué la amarga obstinación de nuestro hermano Esteban ha irrumpido hasta el punto de sostener que nacen hijos de Dios del bautismo de Marción, o más aún, de Valentino y Apeles, y de otros que blasfeman contra Dios el Padre; y de decir que la remisión de los pecados es otorgada en el nombre de Jesucristo donde se vociferan blasfemias contra el Padre y contra Cristo, el Señor Dios?” [Ep. 73 a Pompeyo]


Por su parte Firmiliano, obispo de Cesarea de Capadocia, asiente de todo corazón con el africano, compara a Esteban con Judas, y afirma como cosa sabida de todos que la Iglesia de Roma no mantiene en todo las tradiciones originales:


“Excepto que podemos en este asunto agradecer a Esteban, que ahora ha sido a través de su descortesía que hemos recibido la prueba de tu fe y sabiduría. Pero aunque hemos recibido el favor de este beneficio por causa de Esteban, ciertamente Esteban nada ha hecho que merezca amabilidad y agradecimiento. Pues tampoco Judas puede considerarse digno por su perfidia y traición con la cual impíamente procedió con respecto al Salvador, como si él hubiese sido la causa de tan grandes ventajas, que a través de él el mundo y los gentiles fuesen libertados por la pasión del Señor.
Pero dejemos por el momento pasar estas cosas que han sido hechas por Esteban, no sea que recordando su audacia y orgullo traigamos una tristeza más duradera sobre nosotros a causa de las cosas que impíamente ha hecho. Y sabiendo, con respecto a ti, que tú has concluido el asunto ... hemos dado gracias a Dios que hemos hallado en hermanos tan distantes tal unanimidad de fe y verdad.
Y ciertamente, con respecto a lo que Esteban ha dicho, como si los apóstoles prohibiesen que fueran bautizados quienen vienen de la herejía, y hubieran entregado esto también para ser observado por sus sucesores, tú has respondido abundantísimamente, que nadie es tan necio como para creer que los apóstoles transmitieron esto, cuando es bien sabido que estas mismas herejías, execrables y detestables como son, surgieron subsecuentemente...
“Pero que quienes están en Roma no observan en todos los casos aquellas cosas que fueron transmitidas desde el principio, y vanamente pretenden la autoridad de los apóstoles; cualquiera puede saberlo también del hecho que, con respecto a la celebración de la Pascua, y con respecto a muchos otros sacramentos de asuntos divinos, puede ver que hay algunas diferencias entre ellos, y que no todas las cosas son observadas igualmente entre ellos, como son observadas en Jerusalén, del mismo modo que en muchas otras provincias también muchas cosas son variadas debido a la diferencia de los lugares y nombres. Y sin embargo, no por esto hay separación en absoluto de la paz y la unidad de la Iglesia Católica, como la que esteban se ha atrevido ahora a realizar; quebrantando la paz contra vosotros, la cual sus han mantenido siempre con vosotros en mutuo amor y honra, hasta difamando, con esto, a los benditos apóstoles Pedro y Pablo, como si los mismos hombres que en sus epístolas execraron a los herejes, y nos advirtieron que nos apartásemos de ellos, hubieran transmitido esto. De lo cual surge que es una tradición humana la que defiende a los herejes, y afirma que ellos tienen un bautismo, que le pertenece solamente a la Iglesia.” [Ep. 74, de Firmiliano a Cipriano (256)].

De modo que, en la Iglesia Católica antigua, el obispo de Roma tenía sin duda un lugar preeminente, pero en modo alguno estaba por encima de todos, y en más de una ocasión debió ser puesto en su lugar por sus colegas.
Finalmente, cabe destacar que con excepción de Clemente, en una única carta auténtica, los obispos de Roma no tuvieron un papel destacado como maestros de la cristiandad en los primeros siglos, mucho menos como sus jefes máximos. Descuellan los asiáticos y los africanos; pero entre los que escribieron en Roma, ninguno fue obispo de dicha ciudad (de hecho, Hipólito fue transitoriamente “antipapa”).

Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
 
La paz de
Cristo el Señor con ustedes.

Jetonius y Maripaz,
muchas gracias por los mensajes....

Estare leyendolos integramente y compartiendo con ustedes.

Denme tiempo...solo eso les pido, por el trabajo, los estudios, etc.

Gracias por compartir....

Dios los bendiga.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Abraham20:
La paz de
Cristo el Señor con ustedes.

Jetonius y Maripaz,
muchas gracias por los mensajes....

Estare leyendolos integramente y compartiendo con ustedes.

Denme tiempo...solo eso les pido, por el trabajo, los estudios, etc.

Gracias por compartir....

Dios los bendiga.
[/quote]

Estimado Abraham20:

Puede tomarse usted todo el tiempo que quiera, pero no deja de ser curioso que solicite tratar un tema y cuando se le proporciona material se acuerda de sus múltiples ocupaciones. Mi impresión era que a partir de su reciente retorno, y en particular al abrir este epígrafe, estaba usted preparado para mantener cierta continuidad. En fin, usted sabrá cómo dispone de su tiempo.

En todo caso, que Dios le bendiga.

Jetonius

<{{{><
 
Hola Abraham

Soy yo, el de "Atrevete", cuanta diferencia con aquel foro, verdad???
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¡¡¡YA TE AVISÉ!!!

Bueno, si no quieres pensar mucho y es verdad que no tiene mucho tiempo, pasate por vuestra lista apologetica y seguro que allí habrá alguien que te "dictará" lo que debes poner en este apartado, ponlo sin leerlo (no la vallamos a liar
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), luego solo debes hacer "cup & pasted" y ya está!!!

¿¿¿Ves que facil es???
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Si no surte efecto, vete a las paginas de Amatulli o .......de tantos otros, la verdad que con ver una, ya las has visto todas.
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Sin olvidar decirte; que no debes hacer caso de los "fiambres"(RIP) que veas por el camino (eso no debe influir a ti para nada), ves buscando una contestación que sea "medioconvincente" para el tema que iniciaste tu.

DTB

Toni
 
Extraído integramente de “El cristianismo, esencia e historia” de Hans Küng, Ed. Trotta. Pag. 323

ROMA SE APLICA A SI MISMA LA NEOTESTAMENTARIA PROMESA A PEDRO


Es Dámaso (366-384) el que utiliza por primera vez Mateo 16,18 para fundamentar las pretensiones romanas de poder y, al mismo tiempo, las interpreta de forma jurídica. El trasfondo: en su tumultuosa elección contra Ursino, 137 personas perdieron la vida en la Iglesia. Él debe su entronización al prefecto de la ciudad de Roma, y es acusado bajo un nuevo prefecto de la ciudad de instigar al asesinato; sólo la intervención de amigos ricos ante el emperador le salva de ser condenado. Este obispo romano hambriento de poder, anfitrión principesco y llamado “adulador de los oidos de las damas”, tiene todos los motivos para fortalecer su débil autoridad política y moral, mediante una novedosa acentuación de la dignidad de su cargo como sucesor de Pedro. Al referirse a la Iglesia romana, él utiliza siempre, y sólo, la expresión “Sede apostólica”(sedes apostolica) y esgrime con ello para la iglesia romana la pretensión de un rango superior al de las restantes iglesias, basada en una posición de monopolio de la Iglesia de Roma supuestamente dada por Dios a través de Pedro y Pablo. Por eso, no es de extrañar que Dámaso hiciese ornamentar las tumbas e iglesias de Pedro y Pablo así como las de los obispos y mártires romanos y adornarlas con bellas y encomiásticas inscripciones latinas. Todo ello para poner en claro que la verdadera Roma es ahora la Roma cristiana. Y en esa política se inserta también el encargo dado a Jerónimo, erudito del norte de Italia, para que haga una versión latina de la Biblia, moderna y fácilmente inteligible(en vez de la viejo-latina “Itala” o “Vetus Latina”). Ella traduce con toda naturalidad muchas expresiones, sobre todo veterotestamentarias, mediante otras del derecho romano, y se convierte más tarde en la “Vulgata”, normativa tanto en lo eclesiástico-teológico como en lo litúrgico-jurídico. ¿Cuál es la aportación de Dámaso, que, como todos los demás obispos romanos del siglo IV, trta de atraerse la simpatía de la alta sociedad romana que añora la gran Roma pagana?. Tal vez pueda ser su aportación, como dice con sensatez Henry Chadwick, “que él fusiona el orgullo imperial y civil veterorromano con el cristianismo”. Quien quiera escribir una historia de la mentalidad de la Curia romana debería empezar por ahí.
 
Hans Küng, profesor de Teología en la univ4ersidad de Tubingen, que iba a ser declarado por el Papa Juan XXIII, Consejero oficial del Concilio Vaticano II, y al que Juan Pablo II declaró “non grato” en 1979, pues varió su concepción del romanismo, escribió en su libro “El cristianismo, esencia e historia” de Ed. Trotta (el cual sería muy bueno que todos leyeran y consultaran), con respecto de la primacía de la iglesia de Roma:


“En los primeros siglos no se puede hablar de un primado de derecho –incluso de una posición de preeminencia basada en la Biblia- de la comunidad romana o incluso del obispo romano. En el principio de la comunidad romana, lo escuchamos en conexión con la llamada “Carta de Clemente”, era evidente que no existía un episcopado monárquico. Sobre los obispos romanos de los dos primeros siglos casi lo único que sabemos son los nombres. Pero como primera fecha segura de la historia papal es considerado en la historiología el año 222 (comienzo del pontificado de Urbano I). La primera colección de biografías de papas (Liber Pontificalis), que elabora tradiciones anteriores, fue redactada tal vez después del año 500.
De la originaria modestia romana da testimonio lo siguiente: la hoy tan central para los obispos promesa a Pedro tomada del evangelio de Mateo-“Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”(16,18s)- que con enormes letras negras sobre fondo dorado adorna ahora la basílica de San Pedro, no aparece ni una sola vez en la totalidad de su texto en toda la literatura cristiana de los primeros siglos; salvo en un texto de Tertuliano, que cita el pasaje, pero no refiriéndose a Roma, sino a Pedro.
Sólo a mediados del siglo III se apoya un obispo romano llamado Esteban en la promesa hecha a Pedro en la disputa con otras iglesias acerca de la tradición mejor. Él no tiene reparo ahí en denostar a Cipriano, el metropolitano más importante de Africa, y tratarlo de pseudoapóstol y pseudocristiano. Pero sólo bastante después del giro constantiniano, sólo a partir de la segunda mitad del siglo IV se utilizará Mateo 16,18s (en especial por los obispos Dámaso y León) para apoyar una pretensión romana de autoridad y de dirección. Pero la cristiandad oriental nunca dio por buena la instrumentalización del pasaje de Pedro. Porque toda la exégesis oriental ve en Mateo 16,18 hasta el siglo VIII y más allá solo la personal confesión de fe de Pedro y un poder de perdonar pecados(“Atar y desatar”) dado en Mateo 18,18 también a los otros apóstoles. Desde luego que no piensan en una autoridad de Pedro en un sentido jurídico; y menos aún en un primado en cuestiones de jurisdicción ejercido precisamente mediante un sucesor de Pedro en Roma. Cabe, pues, construir sobre la figura de Pedro una posición institucional de Poder en Roma?

Cita literal de Hans Küng de su libro”El Cristianismo, esencia e historia·”, pgs 320-321
 
Amigos:

Esto del primado de Pedro es usado y abusado por Roma. Sin embargo, es vital que comprendamos la intención de Jesús en el texto aludido. Fue dado por el Maestro a raíz de la confesión de Pedro, de que Jesús es "el Hijo del Dios Viviente". Esta, y no lo anterior, es la "piedra" en que se basa la religión cristiana.

Históricamente, y sobre todo, viendo los textos que refirió Jetonius, no hay prueba aguna de la supremacía del obispado de Roma. Es cierto que algunos miraban a Roma como el centro del cristianismo, pero decir que la generalidad de las iglesias del mundo conocido aceptaban esta postura, es falsa.

Para comienzos del siglo sexto, habían cinco obispados principales: Jerusalén, Antioquía, Constantinopla, Roma y Alejandría. Estos obispos se reunían para tomar desiciones, juntamente con el liderato eclesiástico. Había una deferencia con el obispo de la ciudad donde se celebraba el concilio y este presidía la sesión.

El caso de Constantinopla (la Nueva Roma), es interesante. El emperador tenía por tradición los títulos de: rey temporal, deidad con derecho a ser adorado y "pontifex máximus" de la religión del imperio. Al ser pro-cristiano, y muy amigo del obispo de Roma, Silvestre, Constantino decidió mudar la capital del imperio a la ribera de la bahía del Bósforo y la llamó Constantinopla. Allí él pudo gozar de los títulos, sobre todo el de sumo pontífice. Como tal, él presidió el Concilio de Nicea en el 325 DC.

El emperador reinante para comienzos del siglo 6to. era Justiniano el Grande. Él tuvo que enfrentar la lucha por la supremacía de los obispos. En un edicto del año 533, este emperador ordenó que el "obispo de la antigua Roma" tuviera la supremacía en todas las iglesias y el de Constantinopla obtuviera el segundo lugar (algo así como un vice papa).

Naturalmente, los otros obispos no estuvieron contentos con la decisión imperial. Hasta hoy, la iglesia de Antioquía está separada de Roma. La de Constantinopla se dividió en el siglo 10mo., creando la Iglesia Ortodoxa griega, de la que se dividió la Ortodoxa rusa. Enrique 8vo. creó el cisma de Inglaterra y se fundó la Iglesia Anglicana o Episcopal. Cada una de estas iglesias tiene su líder máximo. Hoy hay posibilidad de unión de los episcopales con Roma. Por ahí seguirán otras, hasta que el papa de Roma logre alcanzar la supremacía perdida.

La profecía habla de la "herida" infligida al Anticristo y de como esta sanaría. Pues bien, estamos iendo testigos de esa sanidad. A pesar de su pasado sangriento y toda la falsedad de Roma, esta tiene hoy una sorprendente influencia, sobre todo con el nuevo papa, Juan Pablo II.

¿Qué sucederá en el futuro? Las profecías de Daniel 7 y 8, y Apocalipsis 13, 17 y 18, nos muestran el destino de esta superiglesia medieval, sus pretensiones, su paso por la historia, sus persecuciones, su política arbitraria y cómo Cristo intervendrá con ella en su venida. Sólo lean esos capítulos y que Dios abra los ojos de muchos para que vean esta realidad.

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Luis G. Cajiga
 
La paz de Cristo contigo....

Buenas apreciaciones sobre San Ireneo, pero evidentemente mal interpretadas en su contexto....

Aqui va un poquito para mi hermano interesado en Ireneo.


Es copia y pega...pero de todas maneras, no puedo desvirtuar lo ya Escrito...


1,1. Nosotros no hemos conocido la Economía de nuestra salvación, sino por aquellos a través de los cuales el Evangelio ha llegado hasta nosotros: ellos primero lo proclamaron, después por voluntad de Dios nos lo transmitieron por escrito para que fuese <<columna y fundamento>> (1 Tim 3,15) de nuestra fe.

Y no es justo afirmar que ellos predicaron antes de tener <<el conocimiento perfecto>> (teleían gnôsin), como algunos se atreven a decir gloriándose de corregir a los Apóstoles. Pues una vez resucitado de entre los muertos los revistió con la virtud del Espíritu Santo (Hech 1,8) que vino de lo alto (Lc 24,49); ellos quedaron llenos de todo y recibieron <<el perfecto conocimiento>>[220]. Luego partieron hasta los confines de la tierra (Sal 19[18],5; Rom 10,18; Hech 1,8), a fin de llevar como Buena Nueva todos los bienes que Dios nos da (Is 52,7; Rom 10,15), y para anunciar a todos los hombres la paz del cielo (Lc 2,13-14); tenían todos y cada uno el Evangelio de Dios (Rom 1,1; 15,16; 2 Cor 11,7; 1 Tes 2,2.8.9; 1 Pe 4,17).[221]

1.1. Los evangelistas: su doctrina básica
Mateo, (que predicó) a los Hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo [845] evangelizaban y fundaban la Iglesia. Una vez que éstos murieron, Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, también nos transmitió por escrito la predicación de Pedro. Igualmente Lucas, seguidor de Pablo, consignó en un libro <<el Evangelio que éste predicaba>> (1 Tes 2,9; Gál 2,2; 2 Tim 2,8)[222]. Por fin Juan, el discípulo del Señor <<que se había recostado sobre su pecho>> (Jn 21,20; 13,23), redactó el Evangelio cuando residía en Efeso[223].

1,2. Y todos ellos nos han transmitido a un solo Dios Creador del cielo y de la tierra anunciado por la Ley y los profetas, y a un solo Cristo Hijo de Dios[224]. Pero si alguien no está de acuerdo con ellos, desprecia por cierto a quienes han tenido parte con el Señor (Heb 3,4), [846] desprecia al mismo Cristo Señor y aun al Padre (Lc 10,16), y se condena a sí mismo (Tt 3,11), porque resiste (2 Tim 2,25) a su salvación, cosa que hacen todos los herejes.

1.2. Los herejes ante la Escritura y la Tradición
2,1. Porque al usar las Escrituras para argumentar, la convierten en fiscal de las Escrituras mismas, acusándolas o de no decir las cosas rectamente o de no tener autoridad, y de narrar las cosas de diversos modos: no se puede en ellas descubrir la verdad si no se conoce la Tradición. Porque, según dicen, no se trasmitiría (la verdad) por ellas sino de viva voz, por lo cual Pablo habría dicho: <<Hablamos de la sabiduría entre los perfectos, sabiduría que no es de este mundo>> (1 Cor 2,6)[225]. Y cada uno de ellos pretende que esta sabiduría es la que él ha encontrado, es decir una ficción, de modo que la verdad se hallaría dignamente unas veces en Valentín, otras en Marción, otras en Cerinto, finalmente estaría en Basílides o en quien disputa contra él, que nada [847] pudo decir de salvífico. Pues cada uno de éstos está tan pervertido que no se avergüenza de predicarse a sí mismo (2 Cor 4,5) depravando la Regla de la Verdad.

2,2. Cuando nosotros los atacamos con la Tradición que la Iglesia custodia a partir de los Apóstoles por la sucesión de los presbíteros, se ponen contra la Tradición diciendo que tienen no sólo presbíteros sino también apóstoles más sabios que han encontrado la verdad sincera: porque los Apóstoles <<habrían mezclado lo que pertenece a la Ley con las palabras del Salvador>>; y no solamente los Apóstoles, sino <<el mismo Señor habría predicado cosas que provenían a veces del Demiurgo, a veces del Intermediario, a veces de la Suma Potencia>>; en cambio ellos conocerían <<el misterio escondido>> (Ef 3,9; Col 1,26), indubitable, incontaminado y sincero: esto no es sino blasfemar contra su Creador. Y terminan por no estar de acuerdo ni con la Tradición ni con las Escrituras.

2,3. Contra ellos luchamos, [exclamdown]oh dilectísimo!, aunque ellos tratan de huir como serpientes resbaladizas. Por eso es necesario resistirles por todos los medios, por si acaso podemos atraer a algunos a convertirse a la verdad, confundidos por la refutación[226]. Cierto, no es fácil apartar a un alma presa del error, pero no es del todo imposible huir del error cuando se presenta la verdad.

1.3. Los sucesores de los Apóstoles
[848] 3,1. Para todos aquellos que quieran ver la verdad, la Tradición de los Apóstoles ha sido manifestada al universo mundo en toda la Iglesia, y podemos enumerar a aquellos que en la Iglesia han sido constituidos obispos y sucesores de los Apóstoles hasta nosotros, los cuales ni enseñaron ni conocieron las cosas que aquéllos deliran. Pues, si los Apóstoles hubiesen conocido desde arriba <<misterios recónditos>>, en oculto se los hubiesen enseñado a los perfectos, sobre todo los habrían confiado a aquellos a quienes encargaban las Iglesias mismas. Porque querían que aquellos a quienes dejaban como sucesores fuesen en todo <<perfectos e irreprochables>> (1 Tim 3,2; Tt 1,6-7), para encomendarles el magisterio en lugar suyo: si obraban correctamente se seguiría grande utilidad, pero, si hubiesen caído, la mayor calamidad.

1.3.1. Sucesión de los obispos de Roma
3,2. Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y <<la fe anunciada>> (Rom 1,8) a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros. [849] Así confundimos a todos aquellos que de un modo o de otro, o por agradarse a sí mismos o por vanagloria o por ceguera o por una falsa opinión, acumulan falsos conocimientos. Es necesario que cualquier Iglesia esté en armonía con esta Iglesia, cuya fundación es la más garantizada -me refiero a todos los fieles de cualquier lugar-, porque en ella todos los que se encuentran en todas partes han conservado la Tradición apostólica[227].

3,3. Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los beatos Apóstoles, entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo (2 Tim 4,21). Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los beatos Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos [850] que de los Apóstoles habían recibido la doctrina. En tiempo de este mismo Clemente suscitándose una disensión no pequeña entre los hermanos que estaban en Corinto, la Iglesia de Roma escribió la carta más autorizada a los Corintos, para congregarlos en la paz y reparar su fe, y para anunciarles la Tradición que poco tiempo antes había recibido de los Apóstoles, anunciándoles a un solo Dios Soberano universal, Creador del Cielo y de la tierra (Gén 1,1), Plasmador del hombre (Gén 2, 7), que hizo venir el diluvio[228] (Gén 6,17), y llamó a Abraham (Gén 12,1), que sacó al pueblo de la tierra de Egipto (Ex 3,10), que habló con Moisés (Ex 3,4s), que dispuso la Ley (Ex 20,1s), que envió a los profetas (Is 6,8; Jer 1,7; Ez 2,3), que preparó el fuego para el diablo y sus ángeles (Mt 25,41). La Iglesia anuncia a éste como el Padre de nuestro Señor Jesucristo, a partir de la Escritura misma, para que, quienes quieran, puedan aprender y entender la Tradición apostólica de la Iglesia, ya que esta carta es más antigua que quienes ahora enseñan falsamente y mienten sobre el Demiurgo y Hacedor de todas las cosas que existen.

[851] A Clemente sucedió Evaristo, a Evaristo Alejandro, y luego, sexto a partir de los Apóstoles, fue constituido Sixto. En seguida Telésforo, el cual también sufrió gloriosamente el martirio; siguió Higinio, después Pío, después Aniceto. Habiendo Sotero sucedido a Aniceto, en este momento Eleuterio tiene el duodécimo lugar desde los Apóstoles. Por este orden y sucesión ha llegado hasta nosotros la Tradición que inició de los Apóstoles. Y esto muestra plenamente que la única y misma fe vivificadora que viene de los Apóstoles ha sido conservada y transmitida en la Iglesia hasta hoy.

1.3.2. Policarpo, obispo de Esmirna
3,4. Policarpo no sólo fue educado por los Apóstoles y trató con muchos de aquellos que vieron a nuestro Señor, sino también [852] por los Apóstoles en Asia fue constituido obispo de la Iglesia en Esmirna; a él lo vimos en nuestra edad primera[229], mucho tiempo vivió, y ya muy viejo, sufriendo el martirio de modo muy noble y glorioso, salió de esta vida. Enseñó siempre lo que había aprendido de los Apóstoles, lo mismo que transmite la Iglesia, las únicas cosas verdaderas. De esto dan testimonio todas las iglesias del Asia y los sucesores de Policarpo hasta el día de hoy. Este hombre tiene mucha mayor autoridad y es más fiel testigo de la verdad que Valentín, Marción y todos los demás que sostienen doctrinas perversas.

Este obispo viajó a Roma cuando la presidía Aniceto, y convirtió a la Iglesia de Dios a muchos de los herejes de los que hemos hablado, anunciando la sola y única verdad recibida de los Apóstoles [853] que la Iglesia ha transmitido. Algunos le oyeron contar que Juan, el discípulo del Señor, habiendo ido a los baños en Efeso, divisó en el interior a Cerinto. Entonces prefirió salir sin haberse bañado, diciendo: <<Vayámonos, no se vayan a venir abajo los baños, porque está adentro Cerinto, el enemigo de la verdad>>. Y del mismo Policarpo se dice que una vez se encontró a Marción, y éste le dijo: <<¿Me conoces?>> El le respondió: <<Te conozco, primogénito de Satanás>>. Es que los Apóstoles y sus discípulos tenían tal reverencia, que no querían dirigir ni siquiera una mínima palabra [854] a aquellos que adulteran la verdad, como dice San Pablo: <<Después de una o dos advertencias, evita al hereje, viendo que él mismo se condena y peca sosteniendo una mala doctrina>> (Tt 3,10-11). También existe una muy valiosa Carta de Policarpo a los Filipenses, en la cual pueden aprender los detalles de su fe y el anuncio de la verdad quienes quieran preocuparse de su salvación y saber sobre ella.

Finalmente la Iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció [855] hasta el tiempo de Trajano, es también testigo de la Tradición apostólica verdadera.

1.4. La universal Regla de la Verdad
4,1. Siendo, pues, tantos los testimonios, ya no es preciso buscar en otros la verdad que tan fácil es recibir de la Iglesia, ya que los Apóstoles depositaron en ella, como en un rico almacén, todo lo referente a la verdad, a fin de que <<cuantos lo quieran saquen de ella el agua de la vida>> (Ap 22,17). Esta es la entrada a la vida. <<Todos los demás son ladrones y bandidos>> (Jn 10,1.8-9). Por eso es necesario evitarlos, y en cambio amar con todo afecto cuanto pertenece a la Iglesia y mantener la Tradición de la verdad.

Entonces, si se halla alguna divergencia aun en alguna cosa mínima, ¿no sería conveniente volver los ojos a las Iglesias más antiguas, en las cuales los Apóstoles vivieron, a fin de tomar de ellas la doctrina para resolver la cuestión, lo que es más claro y seguro? Incluso si los Apóstoles no nos hubiesen dejado sus escritos, ¿no hubiera sido necesario seguir el orden de la Tradición que ellos legaron a aquellos a quienes confiaron las Iglesias?

4,2. Muchos pueblos bárbaros dan su asentimiento a esta ordenación, y creen en Cristo, sin papel ni tinta (2 Jn 12) en su corazón tienen escrita la salvación por el Espíritu Santo (2 Cor 3,3), los cuales con cuidado guardan la vieja Tradición, creyendo en un solo Dios [856] Demiurgo del cielo y de la tierra y de todo cuanto se encuentra en ellos (Ex 20,11; Sal 145,6; Hech 4,24; 14,15), y en Jesucristo su Hijo, el cual, movido por su eminentísimo amor por la obra que fabricó (Ef 3,19), se sometió a ser concebido de una Virgen, uniendo en sí mismo al hombre y a Dios. Sufrió bajo Poncio Pilato, resucitó y fue recibido en la luz (1 Tim 3,16). De nuevo vendrá en la gloria (Mt 16,27; 24,30; 25,31) como Salvador de todos los que se salvan y como Juez de los que son juzgados, para enviar al fuego eterno (Mt 25,41) a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y su venida. Cuantos sin letras creyeron en esta fe, son bárbaros según nuestro modo de hablar; pero en cuanto a su juicio, costumbres y modo de vivir, son por la fe sapientísimos y agradan a Dios, al vivir con toda justicia, castidad y sabiduría.

Si alguien se atreviese a predicarles lo que los herejes han inventado, hablándoles en su propia lengua, ellos de inmediato cerrarían los oídos y huirían muy lejos, pues ni siquiera se atreverían a oír la predicación blasfema. De este modo, debido a la antigua Tradición apostólica, ni siquiera les viene en mente admitir razonamientos tan monstruosos. El hecho es que, entre ellos (los herejes) no se encuentra ni iglesia ni doctrina instituida.

1.5. Hace poco se han separado los herejes
4,3. Porque antes de Valentín no hubo valentinianos, ni antes de Marción marcionitas. No existían en absoluto las demás doctrinas perversas que arriba describimos, antes de que sus iniciadores inventaran tales perversidades. Pues Valentín vino a Roma durante Higinio, se desarrolló en el tiempo de Pío y permaneció ahí hasta Aniceto. Cerdón, antecesor de Marción, [857] fue a Roma con frecuencia cuando Higinio era el octavo obispo de la ciudad, hacía penitencia pública, pero al fin acababa del mismo modo: unas veces enseñaba en privado, otras veces se arrepentía, hasta que finalmente, habiéndole refutado algunos las cosas erróneas que predicaba, acabó enteramente alejado de la comunidad de los creyentes. Marción, su sucesor, destacó en tiempo de Aniceto, el décimo obispo. Los demás gnósticos, como ya expusimos, sacaron sus principios de Menandro, discípulo de Simón. Cada uno de ellos primero recibió una enseñanza, luego se convirtió en su padre y jefe de grupo. Todos éstos se levantaron en su apostasía contra la Iglesia, mucho tiempo después haber sido constituida.

1.6. El testimonio apostólico está vivo en la Iglesia
5,1. Así pues, la Tradición apostólica está viva en la Iglesia y dura entre nosotros. Ahora volvamos los ojos a las Escrituras, para sacar de ella la prueba de todas aquellas cosas que los Apóstoles dejaron por escrito en los Evangelios. Algunos de ellos escribieron de parte de Dios la Palabra, para mostrar que nuestro Señor Jesucristo [858] <<es la Verdad, y en él no hay mentira>> (Jn 14,6; 1 Pe 2,22). Es lo que David profetizó, narrando su engendramiento de una Virgen y su resurrección de entre los muertos: <<La Verdad ha brotado de la tierra>> (Sal 85[84],12). También los Apóstoles, siendo discípulos de la Verdad, están lejos de toda mentira: <<ninguna comunión es posible entre la mentira y la verdad>> (1 Jn 2,21), así como <<no hay comunión entre las tinieblas y la luz>> (2 Cor 6,14); sino que la presencia de una excluye la otra.

Como nuestro Señor era la Verdad misma, no mentía. Por eso nunca proclamó Dios y Señor de todas las cosas, Rey Sumo y Padre suyo, al que conocía como <<fruto de la penuria>>. No habría confundido al perfecto con el imperfecto, al espiritual con el animal, ni <<al que está sobre el Pléroma>> con aquel que está <<fuera del Pléroma>>. Ni sus discípulos habrían llamado Dios o Señor a ninguno que no fuese el verdadero Dios y Señor universal. En cambio, esos falaces sofistas afirman que los Apóstoles hipócritamente <<forjaron la doctrina según la capacidad de los oyentes, y sus respuestas según las expectativas de quienes les preguntaban>>. A los ciegos les habrían hablado de ceguera según su defecto, a los enfermos según su enfermedad y a los errados según su error; a quienes pensaban que el Demiurgo era el único Dios, así ellos lo anunciaban. En cambio, a quienes entendían que el Padre es el innombrable, <<les habrían descrito el misterio inenarrable mediante parábolas y enigmas>>. En consecuencia, el Señor y los Apóstoles no habrían enseñado como lo exige la verdad misma, sino con hipocresía, y según cada uno de sus oyentes era capaz de acoger la doctrina.

5,2. Su doctrina, pues, no sirve para la salvación y la vida, sino más bien para aumentar y hacer más pesada la ignorancia. Más verdadera que ellos es la Ley, [859] que llama maldito a todo aquel que induzca a un ciego a errar el camino (Dt 27,18). Los Apóstoles, enviados a buscar a los errantes, a devolver la vista a los ciegos y a llevar la salud a los enfermos, ciertamente no les hablaban según la opinión del momento, sino manifestando la verdad. Pues si, cuando unos ciegos estuvieran a punto de caer en el precipicio, un hombre cualquiera los indujera a continuar por tan peligroso camino como si fuese el correcto y los llevara hasta su término, ciertamente no obraría con rectitud. ¿Qué médico, si quiere curar al enfermo, le da la medicina que a éste le gusta y no la adecuada para devolverle la salud? Y que el Señor vino como médico de los enfermos, él mismo lo dijo: <<No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se arrepientan>> (Lc 5,31-32; Mt 9,12-13).

¿Cómo se aliviarán estos enfermos? ¿Y cómo se arrepentirán los pecadores? ¿Acaso manteniéndose en su estado? ¿No será más bien por un cambio a fondo y alejándose de su anterior modo de vivir en la transgresión, que provocó en ellos esa grave enfermedad y tantos pecados?

La ignorancia, madre de todos estos males, se elimina por la gnosis.230 Y el Señor comunicó a sus discípulos esta gnosis, con la cual curaba a los agobiados y alejaba a los pecadores del pecado. No les hablaba, pues, según ellos pensaban antes, ni respondía a quienes le preguntaban según sus expectativas, sino de acuerdo con la doctrina de salvación, sin hipocresía y sin acepción de personas (Mt 22,16; Rom 2,11).

5,3. Esto es evidente de las palabras mismas del Señor, el cual a los que eran de la circuncisión les predicaba a Cristo como Hijo de Dios, a quien Dios había preanunciado por los profetas; es decir, se presentaba a sí mismo como aquel que habría de devolver la libertad al hombre y darle la herencia de la incorrupción (Jn 14,21-22; Gál 1,5; 1 Cor 15,42).

A su vez, los Apóstoles enseñaban a los paganos a abandonar los ídolos de piedra y de madera a los que adoraban como dioses; a adorar como Dios verdadero a aquel que creó [860] e hizo toda la raza humana, y mediante su creación le dio alimento, desarrollo, seguridad y subsistencia; y a esperar en su Hijo Jesucristo, el cual nos rescató de la apostasía mediante su sangre a fin de que fuésemos el pueblo santo (Ef 1,7; 1 Pe 1,18-19; 2,9), el mismo que un día volverá de los cielos con el poder del Padre para juzgar a todos y para dar los bienes divinos a cuantos observen sus mandatos. Este es aquella piedra angular que apareció en los últimos tiempos para reunir a todos, los que estaban cerca y los que estaban lejos, es decir a los circuncisos y a los incircuncisos (Ef 2,14-20), para engrandecer a Jafet e introducirlo a la casa de Sem (Gén 9,27).


[220] Nótese el contraste que Ireneo acentúa para desenmascarar la falsa gnosis (de los valentinianos) y declarar la verdadera gnosis (de los Apóstoles).

[221] Originalmente el Evangelio es, simplemente, la Buena Nueva que Cristo ha traído. Posteriormente se llamó en plural Evangelios a los cuatro libros. Ireneo distingue claramente: habla primero del Evangelio único, en singular, y en seguida de los cuatro escritos.

[222] Por primera vez en la Tradición queda consignado por escrito el autor del tercer Evangelio. Hay aquí una valiosa indicación de que primero fue la predicación del Evangelio (Tradición oral), a la que siguió la redacción (los libros).

[223] Al dar testimonio del Evangelio único de Jesús, consignado en cuatro escritos, San Ireneo es testigo de que a fines del siglo II ya estaba establecido este canon <<cuadriforme>> (según su propia expresión que leeremos adelante).

[224] Siendo el tema general del libro III <<Exposición de la Doctrina Cristiana>>, esta frase (que expresa los dos puntos más fundamentales de la fe, recogidos de la predicación apostólica) resume las dos grandes partes de este libro: un único Dios Creador del cielo y de la tierra, y un solo Cristo Hijo de Dios.

[225] Texto favorito de los gnósticos, con el que justificaban que Pablo habría guardado el verdadero Evangelio para los iniciados, mientras que para el cristiano común quedaría como un misterio y un secreto. La verdad perfecta sería la reservada a la gnosis de los pneumáticos, y se referiría a los orígenes y estructura del Pléroma.

[226] Esta es la finalidad principal de Contra los herejes. Es fin complementario, pero no menos importante, de su otra obra. Ver D 5.

[227] Aquí inicia un fuerte argumento de San Ireneo sobre la verdadera doctrina: la unidad de la fe en todas las iglesias, a pesar de hallarse éstas en regiones distantes y haberse desarrollado con diversas tradiciones históricas y en distintas culturas. Este es un signo claro de que todas conservan la fe que proviene de la única fuente. En cambio la multiplicidad de doctrinas de los grupos heréticos, que constantemente se dividen para enseñar <<verdades>> diferentes y aun contradictorias, indica la ausencia de la única verdad. De estas iglesias San Ireneo recuerda la de Roma como la primada y cabeza de todas las demás, por provenir de los Apóstoles Pedro y Pablo. Como un ejemplo de la sucesión apostólica que liga la Iglesia actual con los Apóstoles, San Ireneo consigna la serie de obispos de Roma que siguieron a Pedro, hasta su tiempo, cuando San Eleuterio era su pastor. Como la autoridad de la Iglesia proviene de su origen, la de Roma es la autorizada por sobre todas, por provenir de Pedro y Pablo.

[228] Lit.: <<el cataclismo>>.

[229] Así lo dice en su carta a Florino. Ahí mismo escribe: <<Policarpo contaba sus relaciones con Juan y con otros que habían visto al Señor>> (EUSEBIO, Historia Eclesiástica V, 20,5-8: PG 20, 485).

230 De nuevo San Ireneo opone el verdadero conocimiento (gnosis) que viene de la Palabra de Cristo, a la falsa gnosis.
 
la paz de Cristo con todos,

un poquito mas de cup and paste...

2.6. La Economía por la obediencia de María
19,1. Manifiestamente, pues, el Señor vino a lo que era suyo, y llevó sobre sí la propia creación que sobre sí lo lleva,...

(Muy difícil juego de palabras: tês idías autòn bastasáses ktíseos tês hyp'autoû bastadzoménes: él sostiene la creación, ahora (por su encarnación) ha hecho que la creación lo sostenga a él.)

... y recapituló por la obediencia en el árbol (de la cruz) la desobediencia en el árbol; fue disuelta la seducción por la cual había sido mal seducida la virgen Eva destinada a su marido, por la verdad en la cual fue bien evangelizada por el ángel la Virgen María ya desposada: así como aquélla fue seducida por la palabra del ángel para que huyese de Dios prevaricando de su palabra, así ésta por la palabra del ángel fue evangelizada para que portase a Dios por la obediencia a su palabra,...

(Raíz de una teología posteriormente muy fecunda, y hecha común por San Agustín: María concibió en su seno la Palabra de Dios (al Hijo), por haber primero acogido en la obediencia de la fe la Palabra de Dios (el mensaje de su voluntad): primero concibió en su corazón, luego en su seno).

...a fin de que la Virgen María fuese abogada de la virgen Eva; y para que, así como el género humano había sido atado a la muerte por una virgen, así también fuese desatado de ella por la Virgen, y que la desobediencia de una virgen fuese compensada por la obediencia de otra virgen; [1176] si pues el pecado de la primera creatura fue enmendado por el recto proceder del Primogénito, y si la sagacidad de la serpiente fue vencida por la simplicidad de la paloma (Mt 10,16), entonces están desatados los lazos por los que estábamos ligados a la muerte.

2.7. Los herejes chocan contra la Escritura y la Tradición
19,2. Los herejes son, pues, indoctos e ignorantes de la Economía de Dios, e inconscientes de su obra en cuanto hombre; enceguecidos para la verdad, ellos mismos contradicen su propia salvación: algunos introduciendo otro Padre distinto del Demiurgo; otros afirmando que el mundo y la materia fueron hechos por los Angeles; otros que estando tan lejana e inmensamente separada de su hipotizado Padre, la creación habría florecido y nacido de por sí; otros que el mundo y cuanto contiene habría tenido su substancia del Padre, pero tomada de la ignorancia y de la penuria; otros abiertamente desprecian la venida del Señor y no aceptan su encarnación; otros más desconocen la Economía de la Virgen, diciendo que fue engendrado por obra de José; algunos dicen que ni el alma ni el cuerpo pueden recibir la vida eterna, sino sólo el hombre interior, y a éste lo identifican luego con su mente (noûs), sólo la cual sería capaz de ascender al estadio perfecto; otros, que el alma se salva pero que el cuerpo no tiene parte en la salvación de Dios, como hemos expuesto ya en el primer libro, en el cual hemos narrado todas sus hipótesis, así como en el segundo hemos demostrado su incongruencia.

[1177] 20,1. Porque todos éstos vinieron mucho después de los obispos, a los cuales los Apóstoles encomendaron las Iglesias; y esto lo hemos expuesto con todo cuidado en el tercer libro. Todos los predichos herejes tienen pues necesidad, por su ceguera acerca de la verdad, de caminar por otros y otros atajos, y por eso las huellas de su doctrina se dispersan de modo desacorde e inconsecuente. Mas el camino de los que pertenecen a la Iglesia recorre el mundo entero, porque posee la firme Tradición que viene de los Apóstoles, y al verla nos ofrece una y la misma fe de todos, porque todos obedecen a uno y el mismo Dios Padre, creen en una misma Economía de la encarnación del Hijo de Dios, reconocen el mismo don del Espíritu, observan los mismos preceptos, guardan la misma forma de organización eclesial, esperan la misma parusía del Señor y la misma salvación de todo el hombre o sea del alma y del cuerpo. La predicación de la Iglesia es sólida y verdadera, en la cual se manifiesta uno y el mismo camino de salvación en todo el mundo. Esta ha creído en la luz de Dios, y por eso <<la sabiduría>> de Dios, por medio de la cual él salva a los hombres, <<llama en la esquina de las calles concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos>> (Prov 1,21). Porque en todas partes la Iglesia predica la verdad, y es el candelabro de las siete lámparas (Ex 25,31.37) que porta la luz de Cristo.

20,2. Cuantos abandonan la predicación de la Iglesia acusan de simplicidad a los presbíteros, sin entender cuánto dista el sencillo y religioso, [1178] del blasfemo y del sofista impúdico. Porque tales son todos los herejes, a quienes les parece haber encontrado fuera de la verdad ideas superiores, siguiendo a aquellos de que hemos hablado, fabricando caminos diversos, multiformes e inseguros, no teniendo siempre las mismas ideas sobre estas cosas; como ciegos guiados por otros ciegos justamente caerán en la fosa (Mt 15,14) de la ignorancia abierta bajo sus pies, buscando siempre y nunca encontrando la verdad (2 Tim 3,7). Es, pues, necesario huir de sus enseñanzas y estar cuidadosamente atentos para que no nos dañen, refugiarnos en la Iglesia para educarnos en su seno y alimentarnos con las Escrituras del Señor. La Iglesia ha sido plantada como el paraíso en el mundo. <<De todo árbol, pues, del paraíso, podéis comer>> (Gén 2, 16), dice el Espíritu de Dios, esto es, comed de toda la Escritura del Señor, pero no comáis con espíritu orgulloso ni toquéis nada de la disensión herética. Porque ellos confiesan tener por sí mismos la gnosis del bien y del mal (Gén 2,17), y por sobre Dios que los creó arrojan sus pensamientos. Piensan más allá de los límites del pensamiento. Por eso dice el Apóstol: <<No sepáis más allá de lo que se debe saber, sino sabed según la prudencia>>...

(Versión al texto latino (de donde traducimos) un tanto pobre. Debe ser: <<No os tengáis en más de lo que conviene, sino tened una estima moderada, según la fe>>.

...(Rom 12,3), no vaya a ser que, comiendo de su gnosis, que piensa saber más de lo que conviene, seamos arrojados del paraíso de la vida, al cual conduce el Señor a los que escuchan su predicación, <<recapitulando en sí todas las cosas del cielo y de la tierra>> (Ef 1,10); pero las cosas que están en los cielos son espirituales (pneumatiká), mientras las que están sobre la tierra son esta obra que es el hombre[388]. Todas estas cosas ha recapitulado en sí, unificando al hombre y al espíritu, haciendo habitar al Espíritu en el hombre, haciéndose él mismo Cabeza del espíritu y dando su Espíritu al hombre como cabeza; por éste vemos, oímos y hablamos.
 
La paz de Cristo con todos...

un poquito mas...

Capítulo 2: Sobre la perpetuidad del primado del bienaventurado Pedro en los Romanos Pontífices
Aquello que Cristo el Señor, príncipe de los pastores y gran pastor de las ovejas, instituyó en el bienaventurado Apóstol Pedro, para la perpetua salvación y perenne bien de la Iglesia, debe por necesidad permanecer para siempre, por obra del mismo Señor, en la Iglesia que, fundada sobre piedra, se mantendrá firme hasta el fin de los tiempos[10]. «Para nadie puede estar en duda, y ciertamente ha sido conocido en todos los siglos, que el santo y muy bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor del género humano, y que hasta este día y para siempre él vive», preside y «juzga en sus sucesores»[11] los obispos de la Santa Sede Romana, fundada por él mismo y consagrada con su sangre.

Por lo tanto todo el que sucede a Pedro en esta cátedra obtiene, por la institución del mismo Cristo, el primado de Pedro sobre toda la Iglesia. «De esta manera permanece firme la disposición de la verdad, el bienaventurado Pedro persevera en la fortaleza de piedra que le fue concedida y no abandona el timón de la Iglesia que una vez recibió»[12]. Por esta razón siempre ha sido «necesario para toda Iglesia --es decir para los fieles de todo el mundo--» «estar de acuerdo» con la Iglesia Romana «debido a su más poderosa principalidad»[13], para que en aquella sede, de la cual fluyen a todos «los derechos de la venerable comunión»[14], estén unidas, como los miembros a la cabeza, en la trabazón de un mismo cuerpo.

Por lo tanto, si alguno dijere que no es por institución del mismo Cristo el Señor, es decir por derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en su primado sobre toda la Iglesia, o que el Romano Pontífice no es el sucesor del bienaventurado Pedro en este misma primado: sea anatema.

[10] Ver Mt 7,25; Lc 6,48.

[11] Del discurso de Felipe, el legado papal, en la tercera sesión del concilio de Éfeso, 11, julio 431 (Denz. n. 112).

[12] San León I Magno, Sermón 3, cap. 3 (PL 54, 146B).

[13] San Ireneo de Lyón, Contra los herejes, l. III, c. 3, n. 2 (PG 7, 849A).

[14] San Ambrosio de Milán, Epístola 11, c. 4 (PL 16, 986B [ed. 1866 y 1880]).
 
Bueno Abraham20 te desconoci completamente con tanto amor que destellas por los poros, pero también es mi deseo que leas correctamente:

1. No existe ninguna base biblica para el nombre de Papa.

2. El unico aspecto biblico era reconocido como SUMO SACERDOTE, y era el principal dentro del templo y el unico que tenia acceso al lugar santisimo, nadie más.

3. Pedro el apostol fue establecido por el Señor como apostol nunca como Papa, Sumo Pontifice o Sumo Sacerdote, primero porque no era de la linea de descendencia levita o de bibibibibisnieto de Aaron, sino era de las demás tribus, sino hubiese sido así lo más seguro es que no hubiese estado pescando, sino hubiese estado en el templo.

4. Lee en tu Biblia que el Sumo Sacerdote es Jesucristo, y que por medio de su sacrificio tenemos acceso al lugar santisimo.


Dios te bendiga abundantemente, y LEE TU BIBLIA PARA QUE NADIE TE SORPRENDA CON FALSAS DOCTRINAS.
 
Estimado Abraham20:

Una cosa es que haga cut and paste y otra que lo haga sin aclarar que este último texto no pertenece precisamente a Ireneo.
Debería citar la fuente, que no parece precisamente patrística.
En cuanto a Ireneo, como ya he explicado previamente, él defiende la tradición apostólica pero no así en general, como si dijéramos todo lo que Roma dice hoy es tradición apostólica porque ella lo dice. En efecto, él define aquellas cosas que considera tradición apostólica creída en todas las Iglesias y he aquí que no hay nada en lo que enuncia Ireneo que no sea creído por los cristianos evangélicos.
En efecto, todo lo que dice Ireneo que son doctrinas fundamentales se halla en las Escrituras; el problema era que los gnósticos cuando no mutilaban las Escrituras, las torcían. Contra esto reacciona Ireneo, y con mucha razón.
El paralelismo Eva-María debe verse en el marco de su doctrina de la recapitulación, y dentro de esos límites es completamente legítimo.
En cuanto a este otro documento, es decir, el capítulo 2 de la Constitución Dogmática I sobre la Iglesia de Cristo de la Sesión IV del 18 de julio de 1870 del inefable Concilio Vaticano I, intercalo algunos comentarios.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Abraham20:
La paz de Cristo con todos...

un poquito mas...

Capítulo 2: Sobre la perpetuidad del primado del bienaventurado Pedro en los Romanos Pontífices
Aquello que Cristo el Señor, príncipe de los pastores y gran pastor de las ovejas, instituyó en el bienaventurado Apóstol Pedro, para la perpetua salvación y perenne bien de la Iglesia, debe por necesidad permanecer para siempre, por obra del mismo Señor, en la Iglesia que, fundada sobre piedra, se mantendrá firme hasta el fin de los tiempos[10].

(Jetonius) Las citas corresponden aquí a la parábola de los dos cimientos (Mateo 7:25; Lucas 6:48). En ella el Señor compara al que oye sus palabras y las pone por obra al hombre sensato que edificó su casa sobre la roca, de modo que resistiese los vendavales.
Ahora bien, los simpáticos papistas autores de este escrito quisieran hacernos creer que Jesús se aplicó esta parábola a sí mismo, y siendo prudente y sensato escuchó lo que él mismo decía y entonces edificó su "casa" sobre el Apóstol Pedro.
En descargo de los obispos protovaticanos, habría que decir que esta cita no aparece en la versión del Denzinger. Quien la colocó demuestra con esto el valor real de su comprensión escritural.


«Para nadie puede estar en duda, y ciertamente ha sido conocido en todos los siglos, que el santo y muy bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor del género humano, y que hasta este día y para siempre él vive», preside y «juzga en sus sucesores»[11] los obispos de la Santa Sede Romana, fundada por él mismo y consagrada con su sangre.

Aquí el ignoto glosista al menos ha tenido la decencia de, donde el Denzinger dice engañosamente "cf. Concilio de Éfeso, v. 112", reconocer que no se trató en absoluto de una decisión de tal concilio, sino de un fragmento del discurso nada menos que del legado del obispo de Roma haciéndose eco de la voz de su amo.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
Por lo tanto todo el que sucede a Pedro en esta cátedra obtiene, por la institución del mismo Cristo, el primado de Pedro sobre toda la Iglesia. «De esta manera permanece firme la disposición de la verdad, el bienaventurado Pedro persevera en la fortaleza de piedra que le fue concedida y no abandona el timón de la Iglesia que una vez recibió»[12].
[/quote]

Por alguna razón no me sorprende que quien profiera tan elevadas palabras acerca del obispo de Roma no sea otro que León Magno, obispo de Roma, que en alguna ocasión llegó a falsificar un canon conciliar para convencer a sus colegas de Occidente de su presunta autoridad suprema.


<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
Por esta razón siempre ha sido «necesario para toda Iglesia --es decir para los fieles de todo el mundo--» «estar de acuerdo» con la Iglesia Romana «debido a su más poderosa principalidad»[13], para que en aquella sede, de la cual fluyen a todos «los derechos de la venerable comunión»[14], estén unidas, como los miembros a la cabeza, en la trabazón de un mismo cuerpo.

Por lo tanto, si alguno dijere que no es por institución del mismo Cristo el Señor, es decir por derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en su primado sobre toda la Iglesia, o que el Romano Pontífice no es el sucesor del bienaventurado Pedro en este misma primado: sea anatema.

[10] Ver Mt 7,25; Lc 6,48.

[11] Del discurso de Felipe, el legado papal, en la tercera sesión del concilio de Éfeso, 11, julio 431 (Denz. n. 112).

[12] San León I Magno, Sermón 3, cap. 3 (PL 54, 146B).

[13] San Ireneo de Lyón, Contra los herejes, l. III, c. 3, n. 2 (PG 7, 849A).

[14] San Ambrosio de Milán, Epístola 11, c. 4 (PL 16, 986B [ed. 1866 y 1880]).

[/quote]

La penúltima cita abusa de lo dicho por Ireneo acerca de la Iglesia de Roma en su tiempo, texto que ya expliqué extensamente. Este texto no dice una palabra sobre ningún papel sobresaliente del obispo de la ciudad.

No tengo el texto completo de la carta de Ambrosio, pero no me extrañaría que la cita estuviese por completo fuera de contexto.

En resumen...
¡a otro perro con este hueso!

Bendiciones en Cristo,

Jetonius

<{{{><

¡Sola Gracia,
Sola Fe,
Solo Cristo,
Sola Biblia,
Solo a Dios la Gloria!
 
Guau ....Guau, Guau.
wink.gif


=================================


Estimado Abraham


Lo estoy esperando en la apertura La Eucaristía Romana/Romanización de la Cultura/¿Evangelización?.
bostezo.GIF


En Cristo
Rogelio
 
EN ESPERA DE LA DEBATINGA, REPLAY

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Roberto Mateos Quiroz:
Bueno Abraham20 te desconoci completamente con tanto amor que destellas por los poros, pero también es mi deseo que leas correctamente:

1. No existe ninguna base biblica para el nombre de Papa.

2. El unico aspecto biblico era reconocido como SUMO SACERDOTE, y era el principal dentro del templo y el unico que tenia acceso al lugar santisimo, nadie más.

3. Pedro el apostol fue establecido por el Señor como apostol nunca como Papa, Sumo Pontifice o Sumo Sacerdote, primero porque no era de la linea de descendencia levita o de bibibibibisnieto de Aaron, sino era de las demás tribus, sino hubiese sido así lo más seguro es que no hubiese estado pescando, sino hubiese estado en el templo.

4. Lee en tu Biblia que el Sumo Sacerdote es Jesucristo, y que por medio de su sacrificio tenemos acceso al lugar santisimo.


Dios te bendiga abundantemente, y LEE TU BIBLIA PARA QUE NADIE TE SORPRENDA CON FALSAS DOCTRINAS.

[/quote]
 
La paz de Cristo con todos....

Desde tiempos primitivos el Obispo de Roma era como el árbitro final de la fe cristiana. Hasta el cisma griego del siglo XI no había oposición masiva contra el Papa. Los primeros ocho Concilios Ecuménicos, que tuvieron lugar en el oriente, siempre recibieron la aprobación del Papa antes de ser convocados, y su consentimiento antes de ser proclamados como obligatorios para la Iglesia universal.

El Tercer Concilio de Constantinopla (680) declaró que "la Iglesia Apostólica de Pedro jamás desvió de la Verdad" y el Cuarto Concilio de Constantinopla (869) enseñó que " la religión siempre ha sido preservada de mancha en la Sede Apostólica". En el S. VI, cuando leyeron la carta dogmática del Papa León a su representante, el obispo Elavian, los obispos de Calcedonia (cerca de Constantinopla) respondieron unánimemente: "Pedro ha hablado por la boca de León". El Concilio de Efeso (431) llamó al Papa Celestino "guardián de la fe" quien enseña la doctrina verdadera porque es el sucesor del Bendito Apóstol Pedro, cabeza de la fe y Jefe de los Apóstoles".

Al fin y al cabo, si aceptas el canon (la lista) del N.T. decidido por los Concilios de Hipona Y Cártago, ¿por qué no aceptas el primado de la Iglesia de Roma, proclamado en el Concilio de Nicea en 325 d. C. ¡70 AÑOS ANTES DE CÁRTAGO!

...Ademas me resulta interesante que te hayas dejado de fijar en los dos primeros mensajes cuales son Escritos de Ireneo, acompañando tus textos....

Jetonius, mi hermanos Jetonius.....

con tus aportaciones de Ireneo, no has hecho mas que demostrar a tus estimados hermanos la Supremacia de la Iglesia de Roma como Centro De la Iglesia....

Y tu me dices que no menciona al Obispo de Roma,?...para que???...obvio.....

o puedo hacer un intento en interpretar lo ininterpretable....


Mira tus escritos -....por favor!!!!

""Jetonius:Habrá que notar aquí que no existe ni pizca de evidencia en el Nuevo Testamento de que la Iglesia de Roma haya sido fundada por Pedro o por Pablo, pero el argumento es válido. Ireneo, que provenía de Asia Menor y era obispo de Lyon, tomó a la Iglesia de Roma, de antigüedad y prestigio indiscutidos, como el paradigma de una congregación fiel a la doctrina de los Apóstoles, como por otra parte lo eran todas las demás Iglesias dispersas por el Imperio".
"Nótese que no hay apelación a ninguna autoridad única y suprema del obispo de Roma". Ya antes en la misma obra, Ireneo había esgrimido esencialmente el mismo argumento acerca de la ortodoxia de la iglesia universal o católica:

Ahora bien...

Ya que sería muy tedioso en un volumen como éste enumerar las sucesiones en todas las iglesias, indicamos que la tradición derivada de los apóstoles y la fe proclamada a los hombres, trasmitida hasta nuestros días por medio de las sucesiones de obispos, como se sostiene en la grande, antigua y universalmente renombrada...""" iglesia que fue establecida en Roma por los dos más gloriosos apóstoles Pedro y Pablo""".... De este modo confundimos a todos aquellos quienes en cualquier forma sostienen reuniones no autorizadas por malvada autodeterminación o vanagloria o ceguera y erróneo juicio.
"""Con esta iglesia, por causa de su superior autoridad, ""toda iglesia debe concordar"" –esto es, "los fieles en todas partes, toda iglesia en la cual la tradición apostólica ha sido preservada por los fieles en todas partes.”"""""""""" [Adv Haer III, 3:1-2]


Ireneo, ha dicho.....

La paz de Cristo con ustedes....


A los demas hermanos,,,por favor no se apuren....vayamos despacito pero seguros...
 
Mi amado Abraham20 leete por favor Hebreos 8.1, y te lo transcribo para que no te vayas a hacer el tontito, mira dice asi "AHORA BIEN, EL PUNTO PRINCIPAL DE LO QUE VENIMOS DICIENDO ES QUE TENEMOS TAL SUMO SACERDOTE, EL CUAL SE SENTO A LA DIESTRA DEL TRONO DE LA MAJESTAD EN LOS CIELOS", ¿a quién se refiere?, a Wotila, a Juan Pablo I, etc. de los papas o a nuestro Señor Jesucristo, no conteste con mugres concilios, contesta con la palabra de Jesucristo, que el Señor te reprenda.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Roberto Mateos Quiroz:
Bueno Abraham20 te desconoci completamente con tanto amor que destellas por los poros, pero también es mi deseo que leas correctamente:

1. No existe ninguna base biblica para el nombre de Papa.

2. El unico aspecto biblico era reconocido como SUMO SACERDOTE, y era el principal dentro del templo y el unico que tenia acceso al lugar santisimo, nadie más.

3. Pedro el apostol fue establecido por el Señor como apostol nunca como Papa, Sumo Pontifice o Sumo Sacerdote, primero porque no era de la linea de descendencia levita o de bibibibibisnieto de Aaron, sino era de las demás tribus, sino hubiese sido así lo más seguro es que no hubiese estado pescando, sino hubiese estado en el templo.

4. Lee en tu Biblia que el Sumo Sacerdote es Jesucristo, y que por medio de su sacrificio tenemos acceso al lugar santisimo.


Dios te bendiga abundantemente, y LEE TU BIBLIA PARA QUE NADIE TE SORPRENDA CON FALSAS DOCTRINAS.

[/quote]
 
La paz de Cristo contigo.....

Hermanito Mateo, muy lindo nombre....por cierto...

Nadie ha negado ni negara, a Jesucristo Sumo y eterno Sacerdote...

Solo que no has compredido que la intencion no es sobreponer a Pedro, sobre Jesus, sino de adoptar, aceptar, acatar, como quieras llamarlo, la decision de Jesus de elegir un hombre que dirija la Iglesia.

Jesus como escrito en la Palabra esta, dio a Pedro y asi tambien a sus Sucesores la Autoridad de Cuidar a sus ovejas.

Jesús advirtió a sus seguidores que no esperaran un tiempo fácil. Como lo trataron a Él tratarían a su Iglesia (Mt 10, 25). Él sabía que su "casa" sería atacada, sería necesario entonces construirla encima de la roca (cf Mt 7, 24).

La profecía de Miqueas (7, 14) de que Dios iba a apacentar a su rebaño está cumplida en Juan 21, 15. Tres veces Jesús manda a Pedro a "cuidar, apacentar, pastorear sus ovejas".La palabra griega POIMANE ("pastorea") significa gobernar, regir, ser superintendente. (Ver pie de página número 1 de Mt 2, 6 regirá, es la misma palabra. También Cf. Ap 2, 27 y 19, 15). El erudito protestante Joaquín Jeremías admite la autoridad universal conferida a Pedro distinta a la palabra "pastor" para obispos locales....Theological Dictionary of the New Testament, Eerdmans, USA, 1993, p. 498 citado en Peter and the Orthodox: a reprise, Ray Ryland, Catholic Answers, Oct 1996, pp. 26, igual que Crisóstomo.

Dios siempre ha escogido personas (Noé, Moisés, los profetas, etc) para sus propósitos. Pero las diferentes iglesias se rebelan contra el plan de Jesús cuando rehúsan ser cuidados por el sucesor de Pedro. Es como si un padre de familia nombrara a su hijo mayor para cuidar a los demás hijos, esto no necesariamente por ser perfecto, y los otros hijos no quisieran obedecerlo.

La única Iglesia que puede trazar una línea cronológica desde el presente hasta Jesús es la Católica, como la lista de los papas y las obras de los Padres Apostólicos muestran. Cualquier persona honesta lo puede verificar(Existen por lo menos 16 citas de los Padres Apostólicos que afirman que Pedro estuvo (y murió) en Roma. La arqueología ha confirmado este hecho. Tendríamos que admitir que algunos (muy pocos) Padres Apostólicos pensaron que la roca de Mt 16, 18 era también la confesión de Pedro en v. 16 sin excluir que lo fuera Pedro).

Después de su Resurrección Jesucristo mandó a Pedro que apacentara todos sus corderos y ovejas (Jn 21, 15-17). Hermano, ¿eres tú una oveja de Jesús? Si te consideras así, ¡entonces Jesucristo pidió a Pedro que te cuidara!

Se nota otra vez el contexto: Pedro toma el liderazgo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo (Jn 21,13). Sabemos lo que pasó. Al seguir el consejo de Jesús se llenó la red, tanto se llenó que todos los discípulos tuvieron que arrastrarla. Sin embargo, cuando Jesús pidió un pez, dice la Biblia que Pedro sacó la red a tierra (Jn 21, 11). ¿Será sólamente coincidencia que Pedro, sin la ayuda de ningún otro pudo dominar la red cuando los demás no podían? No. Tampoco es coincidencia que la Biblia dice que la red llena de grandes peces.. y aun siendo tantos, la red no se rompió cuando Pedro la manejó. El es el Pastor. Actua a las órdenes de Jesús: Traed de los peces.

Otra cosa digna de notar en el contexto es que, inmediatemente después de pedir a Pedro que pastoree a sus ovejas, Jesús habla de la forma en que Pedro iba a morir. ¿Por qué? Recordando lo que ya antes había dicho: el pastor su vida da por las ovejas (Jn 10, 11).

Después de advertirles a los apóstoles de estar guardados y preparados para toda exigencia, Pedro preguntó: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es EL MAYORDOMO fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? ( Lc 12, 42). Vemos que Jesús contestó a Pedro con una pregunta: "¿Quién es el siervo". En Jn 21, 15-17 conocemos la identidad de este siervo. Aquí está el siervo fiel quien está puesto encima de la casa para alimentarla con el alimento de la palabra de Dios, puesto que no sólo de pan vivirá el hombre (Mt 4, 4) . El alimento de Jesús era hacer la voluntad de su Padre. Entonces el alimento es la palabra de Dios (la enseñanza) y su voluntad que en parte son las leyes que nos ha dado. Queremos obedecer al Padre como Jesús.

Pedro, después de Jesús es mencionado 196 veces en el NT. Pablo y Juan en segundo lugar solamente son mencionados 46 veces. Solamente Jesús es nombrado más. Cuando los Apóstoles son nombrados, el nombre de Pedro es mencionado primero aunque no fue el primer Apóstol llamado por Jesús. Pedro demostró su autoridad sobre toda la Iglesia cuando visitó las iglesias de Judea, Galilea y Samaria: -PANTON in griego (es "todo el mundo")- haciendo una visita pastoral (Hch 9, 31-32), mientras Pablo visitó solamente las ciudades donde él había predicado (Hch 15, 36).

La paz de Cristo contigo...
 
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