Pero los perversos católicos romanos, foristas que conociendo la verdad de este pecado de idolatría sea a la criatura o a los ángeles, los descalifica como discípulos de Cristo, haciendo de ellos objetivo militar del tormento eterno en el lago de fuego (Ap.21:8; 22:15), siguen en el foro sin arrepentirse, sino al contrario, arreciando con más fuerza el culto a la reina del cielo, al papado, a sus bulas, a sus excrementos teológicos, que no crean que al final el catolicismo romano va a mover un solo dedo para sacarlos de allí, mediante las misas de intercesión a la reina del cielo, porque todo esos rituales son un engaño monetario, y una vez el alma parta al lugar que ha elegido en vida, para encontrarse allí con todos los papas antiguos desde su primer líder Constantino, pasando por esta lista:
- Esteban VI (896-897): Conocido por el "Concilio Cadavérico", donde desenterró el cuerpo de su predecesor.
- Juan XII (955-964): Acusado de corrupción y de llevar una vida disoluta.
- Benedicto IX (1032-1048): Vendió el papado y tuvo un reinado muy controvertido.
- Urbano VI (1378-1389): Su elección llevó al Cisma de Occidente.
- Alejandro VI (1492-1503): Famoso por los excesos de la familia Borgia.
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Hasta ver allí a los mismos foristas que siempre abogaron por la santa madre iglesia católica romana, que los engañó hasta su muerte física, entonces se alinearán en dos grupos:
1. Los llorones
Este grupo se lamentarán en un llanto seco, sin lágrimas, por no haberse arrepentido cuando en el foro se les mostró la verdad de Dios.
2. Los que crujen los dientes.
Este grupo es violento, allí estarán maldiciendo todo el tiempo a Cristo, a la reina del cielo, a los papas, porque se consideran víctimas de un engaño.
A Cristo porque no les abrió los ojos espirituales, cuando posteaban en "El catolicismo romano, un camino al infierno"
A la reina del cielo porque su intercesión no valió nada.
A los papas, porque la bula del año 1302
Unam Sanctam, emitida por el Papa Bonifacio VIII, declaraba la supremacía absoluta del papado sobre la autoridad temporal.
Afirmaba que la salvación del alma humana dependía de la sumisión a la Iglesia Católica Romana, y que la obediencia al Papa era esencial para la salvación.
Y ellos confiaron ciegamente en la fidelidad al catolicismo romano, y ahora se hallan en tormentos eternos, de ahí su crujir de dientes, llenos de ira infinita, de amargura, de resentimiento, porque desaprovecharon la oportunidad que tuvieron en el foro de ser salvos, y la desecharon, porque pudo más la soberbia, el orgullo, que ir humildemente a los pies de Cristo buscando el perdón y la vida eterna.
Cambiaron al Dios incorruptible por la adoración en semejanza de estatuas de yeso, cirios, altares, invocaciones a la reina del cielo y toda esa parafernalia que los condujo al lugar donde están ahora.
Allí se podrán persignar, darle besitos a la imagen de la reina del cielo, rezar el avemaría, usando escapularios, pero todo eso será inútil, el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.
Aslí que la invitación sigue vigente:
"Salid de ella pueblo mío"
Son responsables una vez más.