Mars, y todos los que han sido lavados en la sangre del Cordero,
Mi amigo Mars, aprecio mucho que haya respondido a mis palabras. Por favor, reciba mis palabras con el cariño que salen de mis dedos y mi cabeza. Mi única motivación es glorificar al único ser que merece ser adorado.
Por debajo del puente de la Fe Cristiana han pasado muchas aguas. Una de las aguas es la que viene de las vertientes de la filosofía griega (muy respetable, por cierto; pero muy diferente al pensamiento cristiano bíblico).
Todos nosotros los ibero-americanos hemos bebido a torrentes de esta filosofía, de nuestros maestros en las escuelas donde nos hemos formado, los autores de los libros que hemos leído, los periodistas, los poetas, los artistas, en general toda la cultura hispana está saturada de filosofía griega; tan saturada que a veces no nos damos cuenta que estamos pensando en los parámetros de esa manera de pensar. Es algo difícil salir de esa filosofía superhumanista.
Uno de los aspectos de la f.g. (filosofía griega) es la cosmovisión dicotómica de la personalidad humana. Esto significa que en la f.g. la persona humana existe lo material y lo espiritual, virtualmente en oposición. Por un lado, el cuerpo, la materia; por otro, las ideas, el espíritu.
Esto parece muy inocuo. Sin embargo, es muy importante reflexionar en esa diocotomía porque para la f.g., el cuerpo es lo inferior de la porsona humana, inherentemente malo y hay que dejarlo en libertad para que se engolfe en cualquiera maldad. El espíritu, al contrario, es lo sublime, lo elevado y lo que se debe elevar.
El pensamiento cristiano con su base del Antiguo Testamento, es diferente. La persona humana tiene su unicidad, su unidad. Somos uno. Lejos de Dios esa persona humana está perdida como unidad; cuando Dios le da vida, le da vida como una unidad, indivisible. (La ciencia médica está gritando esto a todos los vientos después de haber querido curar el cuerpo separado de su espíritu por muchos años influenciada por el Racionalismo impregnado de f.g.).
Mars, lean a Pablo otra vez con esta cosmovisión y verá que no me equivoco.
A su pregunta. “¿Alguien ha comprendido lo que es la belleza de la castidad, su fondo?”, yo le podría contestar que sí. El primero, Jesucristo, el Hijo Eterno de Dios. Después de él, viene un ejército de cristianos, hombres y mujeres, que han gozado de la castidad. Sin embargo, recordemos que la castidad no es un camino para llegar a Dios, Jesucristo es el único camino. Hay muchos castos que no han encontrado a Cristo.
Debemos ser hidalgos. Como evangélicos tenemos que saber que hay monjes y monjas enteramente castos en la denominación que lidera el obispo de Roma. Entre los evangélicos, muchísimas misioneras alrededor del mundo han dedicado todo su ser al Señor; estas no han hecho ningún voto de castidad, pero viven como si lo hubieran hecho. En nuestras iglesias, en todas, hay señoritas y señoritos que viven una vida casta. El mundo no los conoce pero el Señor sí.
No hablemos de "mutilacioes”, por favor.
Para la pregunta ¿Cuál es el tema bíblico más importante al hablar de la relación del hombre con Dios? se han dado muchas respuestas: el amor, la salvación, el tener el Espíritu Santo, etc., etc. Lo que he aprendido al leer la Palabra de Dios es que para Dios el tema más importante es la UNION con El.
La ilustración más cercana de esta unión es cuando la Biblia habla que somos su novia y El es nuestro esposo. Esta imagen de ‘esposos’ la tenemos que concebir en toda su extensión. Antes yo me detenía en el vestido blanco, en la ceremonia de bodas, en el anillo, en las flores. Todo es bonito, lindo; pero incompleto. Cuando se piensa de esposos tenemos que pensar en la unión íntima, no sólo sexual, que tiene que haber entre ellos.
Esta intimidad, esta identificación con el ser amado es lo que Dios quiere que tengamos con El. Hay varias manera de explicar esto. Permítame ponerle una diferencia entre el español y el inglés.
En español, Elena, mi esposa, es la Señora Elena de Romero. Ella es mi propiedad. Ella es mía. Esta imagen es muy importante si la aplicamos a Cristo. Somos la Señora de Cristo. somos su propiedad; le pertenecemos.
En inglés, Elena, mi esposa, es Mrs. Ezequiel Romero. Juntos somos Mr. and Mrs. Ezequiel Romero. Aquí está la bella imagen de la completa identificación, unión, entre Ezequiel y Elena Romero. Esta imagen es magnífica para ilustrar la unión entre Cristo y nosotros. (El estudio de la palabra griega KOINONIA ayuda a comprender este tema). Uno de los significados es ‘relación’ que se aplica también a ‘coito’
.
Por supuesto el uso de esta última palabra es chocante al hablar de cosas tan sublimes y espirituales. Acepto y espero ls discrepancias. Mi deseo es que pensemos profundamente en lo que Dios nos dice.
Lo de ‘orgasmo ininterrumpido’ tiene historia. Fui misionero por muchos años en la zona este del Perú. Conocí ahí a una familia adventista. Un día, a boca de jarro, la señora de este hogar, me dijo, “Hermano Ezequiel, verdaderamente yo no quiero ir al cielo.” Presuroso, le contesté, “¿Por qué, hermana?” (Estuve yo sonrojado y no sabía como iba a terminar tal diálogo en presencia del marido). Ella,muy suelta de huesos, me dijo, “Porque allá no vamos a gozar de los orgasmos.” “Ayayay,” me dije yo en mis adentros, “y ahora, ¿cómo salgo de esto? ¡En qué aprieto me has metido, Dios Santo!”. El me dio palabra de sabiduría y le dije, “Hermana, en el cielo vamos a gozar un orgasmo eterno porque vamos a estar en eterna unión con Dios.” Ahora puedo añadir, el orgasmo que gozamos entre esposos aquí en la tierra es infinitivamente microscópico comparado con el gozo, el placer divino que vamos a experimentar al estar con el Señor Jesús, nuestro esposo.
Tiene razón, Mars, cuando usted dice, “yo creo que más bien lo que aquí conocemos como tal no es comparable pues aún en esos raros momentos en que los cuerpos y las almas se funden, no podemos creer que ese placer que es tanto carnal como emocional, sea de la magnitud de la belleza espiritual que hemos de gozar.”
Aquí nuestro ejemplo es Jesucristo. No es ni Agustín de Hipona, ni nadie. La enseñanza que siguió Agustín vino de Jesucristo. Nosotros también escuchamos a Jesucristo. El es el Maestro en todo.
A veces nuestro error es degradar la creación de Dios y poner nuestra vida sexual al nivel que los griegos lo hacían. No en la Biblia, nuestra vida sexual viene de Dios y regresa a Dios. Por eso nuestra responsabilidad es ser santos sexualmente; es decir, dedicarle nuestra vida sexual a Dios.
La figura que usa Agustín, según usted lo menciona, que “todo lo que nos aparta de Dios es fornicación”, es vital para nuestra vida cristiana, la fornicación y el adulterio (términos sexuales) no sólo significan pecados sexuales sino pecados de idolatría.
Creo que aquí me detengo, Mars, ha sido un placer reflexionar con usted acerca de este tema tan ‘escabroso’ para algunos cristianos; pero tan sublime para nuestro Dios.
Ezequiel Romero
