Había una vez dos pescadores: se fueron cada uno por su lado y quedaron en encontrarse en pocos días y comentar cuánto había pescado cada uno.
A la semana volvieron a juntarse, el primero había pescado sólo uno, el segundo había pescado veinte. Los dos dedicaron la misma cantidad de tiempo a la pesca, la diferencia radicaba en que el primero había pescado en un río, mientras que el segundo HABÍA PESCADO EN UN ACUARIO.
¿Qué pesca vale mas?, seguramente la del primero aunque haya pescado un solo pez.
Esto me recuerda a algo que presencié hace unos meses dentro de lo que era en ese entonces mi congregación: pude observar como una persona trataba de “evangelizar” (y lo pongo entre comillas) a otra mostrándole los errores doctrinales de esa congregación e invitándola a asistir a otra. Me hizo acordar al pescador del acuario...
Otra mujer que yo conocía, se dedicaba a evangelizar a los presos en cárceles, a los enfermos en hospitales, a los mendigos en la calle. Inmediatamente recordé al pescador del río.
Es fácil “evangelizar” entre los que ya aceptaron a Cristo y eligieron vivir tratando de agradar a Dios y lejos del pecado...lo realmente difícil es rescatar a las almas perdidas.
Tratar de pescar un alma dentro de una iglesia es como tratar de pescar un pez dentro de un acuario: fácil... y sin demasiado valor.
Bendiciones.
A la semana volvieron a juntarse, el primero había pescado sólo uno, el segundo había pescado veinte. Los dos dedicaron la misma cantidad de tiempo a la pesca, la diferencia radicaba en que el primero había pescado en un río, mientras que el segundo HABÍA PESCADO EN UN ACUARIO.
¿Qué pesca vale mas?, seguramente la del primero aunque haya pescado un solo pez.
Esto me recuerda a algo que presencié hace unos meses dentro de lo que era en ese entonces mi congregación: pude observar como una persona trataba de “evangelizar” (y lo pongo entre comillas) a otra mostrándole los errores doctrinales de esa congregación e invitándola a asistir a otra. Me hizo acordar al pescador del acuario...
Otra mujer que yo conocía, se dedicaba a evangelizar a los presos en cárceles, a los enfermos en hospitales, a los mendigos en la calle. Inmediatamente recordé al pescador del río.
Es fácil “evangelizar” entre los que ya aceptaron a Cristo y eligieron vivir tratando de agradar a Dios y lejos del pecado...lo realmente difícil es rescatar a las almas perdidas.
Tratar de pescar un alma dentro de una iglesia es como tratar de pescar un pez dentro de un acuario: fácil... y sin demasiado valor.
Bendiciones.