Buenas noches, este es mi primer tema en este foro. Soy un joven de 26 años, residente en Venezuela, cristiano evangélico desde septiembre del año pasado (2015).
Antes de ser cristiano era como todo el mundo, con su propia vida egoístca, vacía y monótona. Era un muchacho lleno de miedos, rencores y amarguras y con Dios muy lejos de mí. En la adolescencia me empecé a interesar en Dios por medio de un librito que me regalaron que hablaba sobre las características de Dios y muchas cosas más. Me entusiasmé en leer la Biblia, pero no de la manera correcta. La leía solo por leer y no escudriñaba su contenido. Además en ese tiempo no había recibido la capacitación del Espíritu Santo (como ahora) para comprender mejor las cosas de Dios. Pero me gustaba leerla, estaba prácticamente obsesionado al punto de que la llevaba bajo el brazo todo el tiempo. Todo iba bien hasta que una noche de la nada me dio un ataque de pánico, terror, miedo profundo, una sensación tan fuerte que del golpe dejé de leer la Biblia y desarrollé una especie de fobia por todo lo que tuviera que ver con Dios.
Viví apartado de Dios por los años siguientes, padeciendo de trastorno de ansiedad desde ese acontecimiento. Desarrollé muchos temores entre ellos el miedo a la muerte. Desarrollé rencores contra mi padre biológico y hasta con su actual esposa. Vivía peleando con mi mamá y le decía cosas horribles. Tenía el mal hábito de ver pornografía frecuentemente y masturbarme, era algo cotidiano. Veía mucho material por internet que pudrió mi mente por así decirlo.
Pero en el transcurso de esos años yo sentía que Dios me buscaba. Siempre recibía invitaciones para ir a la iglesia pero siempre las rechazaba. Pero Dios pudo conmigo, cuándo Él quiere la vida de alguien no hay voluntad que pueda contra la de Él. De la nada me apareció una manchita en un dedo del pie y curioseando por internet descubrí que podía ser un hematoma (coágulo inofensivo) o un melanoma (cáncer de piel). El miedo a que fuera cáncer y a morir de eso me impactó tanto que en mi miedo busqué el afecto de mis seres queridos y entre ellos a mi papá. Duré 1 semana completa en ese proceso de terror a la muerte. El sábado hice las pases con mi papá y el domingo fui a la Iglesia y me entregué al Señor. Tan solo una pequeña frase cambió todo en mí:
Dios me rindo, te entrego mi vida. Desde ese día mi miedo a la muerte desapareció. Ahora sentía que había algo más. Ese día sentía alegría, euforia, vida, me sentía orgulloso de ser cristiano, me sentía especial. El día lunes fui a la universidad y me encontré con 2 compañeros que son cristianos, fue un momento de emoción, y todo iba bien hasta que salió a relucir el tema del pecado imperdonable (algunos ya lo conocerán). Al momento me causó un pequeño impacto pues siempre creí que Dios perdonaba cualquier pecado, pero eso fue todo. Al día siguiente comenzó mi calvario. Uno de los compañeros cristianos charlaba conmigo sobre el Espíritu Santo cuando un pensamiento de burla pasó por mi mente. De inmediato sentí pánico, terror, condenación, etc. Sentía que todo se había perdido, quería huir pero no sabía a dónde. Quería escapar de esa convicción que sentía sobre Dios y volver a mi ignorancia mundana para no sentir tanta condenación.
Esa noche en internet conseguí un artículo que me dio respiro. Quien teme haber cometido ese pecado realmente no lo ha cometido. Pero los días siguientes los pensamientos siguieron y más fuertes, y la ansiedad siguió aumentando y aumentando con pensamientos ofensivos y de todo tipo dirigidos solo hacia Dios. En ese período cometí la tontería de pecar dos veces conscientemente al ver porno y masturbarme, pero me sentí tan horrible al hacerlo que no lo volví a cometer. Así pasaron los días con más pensamientos de todo tipo:
Dios no tiene poder, Dios es malo, ¿por qué tienes que adorarlo? etc. Sufría de ataques de pánico en la universidad, dolores en el estómago y el pecho, mareos, etc. Era y es horrible. Hasta que una noche llegó un pensamiento a mi mente que desbarató todo en mi mente:
Tanto que te preocupas por no ofender a Dios y tal vez ni existe. Sentí pánico horrible, mareo, ansiedad, intentaba luchar contra ese pensamiento y no podía. Sentí en ese momento que mi fe se había ido, era como si Dios ya no fuese real para mí.
Pasé los días siguientes buscando información científica, filosófica, arqueológica, histórica sobre Jesucristo, algo que me dijera que Él estuvo aquí. Fue un tiempo de sequía espiritual. Y cada día que pasaba era peor, sentía que mi fe moría. Veía milagros y sentía felicidad porque tales obras solo podía provenir de Dios. Pero llegaban dudas a mi mente inmediatamente:
¿Y si no es esto y es aquello?. Dudaba de cosas que simplemente eran incuestionables. Los pensamientos blasfemos seguían en mi mente conjuntamente y se hicieron tan cotidianos que fue como si estuviese acostumbrado a ellos. En ese tiempo dejé de enfocar mi mirada a las cosas del cielo y empecé a fijar otra vez en las cosas del mundo. Volví a caer en el pecado de la pornografía y la masturbación, sentía malestar después que consumaba el pecado, pero estaba como esclavizado a él. Simplemente pasaba un pensamiento tentación por mi mente y me invadía un desespero por pecar y no podía contenerme.
Todo siguió así hasta que empecé a sentir un malestar espiritual. No quería seguir haciendo eso. Sentía que estaba perdiendo a Dios y no quería. Quería y quiero estar en comunión y en paz con Dios. Así que me arrepentí de mi pecado y me propuse realmente dejar de pecar. Hasta el día de hoy sigo firme, y estoy tratando de recuperar mi comunión con Dios. Pero el problema que me sigue atormentando son los pensamientos. Las blasfemias contra Dios y en específico contra el Espíritu Santo no acaban. Me siento entre la espada y la pared, no puedo pensar en Él porque de pronto se me viene un pensamiento blasfemo. No siento paz, siento muy difícil reconciliarme con Dios teniendo este problema.
Es como si cuando quisiera acercarme a Dios me vinieran pensamientos blasfemos, dudas y de todo tipo para mantenerme alejado de Dios. ¿Qué hago?!!!
Me siento en depresión, no tengo apetito, siento como rechazo a leer la Biblia o a buscar las cosas de Dios, pensamientos y argumentos de todo tipo contra Dios. Sentimiento de condenación, a pesar de que una vez tuve el gozo de la salvación, dudo incluso de si alguna vez fui salvo, dudo de si Dios perdona mi pensamientos. No siento deseos de adorar a Dios, ya ni siento nada cuando veo los milagros en la TV, Es como si hubiera perdido el temor de Dios de tantos pensamientos blasfemos en mi mente. Es fatal lo que siento. Todo lo que me provoca es estar tirado durmiendo. No se que me pasa
Yo me sentí tan orgulloso el día que me convertí, dentro de mi decía:
Wow, soy cristiano que emoció, yo veía a los cristianos como gente honrada y de buena moral. Ahora estoy aquí sin saber si ya perdí la salvación o si algún día estos pensamientos se irán de mi mente y podré estar en paz con Dios.