El relevo en el 10 de Downing Street que acaba de llevar al laborista Gordon Brown al cargo de Premier de Gran Bretaña me vale para insistir en un punto que he venido denunciando desde hace muchos años en el sentido de que el laborismo ó el socialismo anglosajón no tiene nada que ver en absoluto con el socialismo que padecemos en España.
El Sr. Brown, hijo de un pastor presbiteriano que se ha distinguido por su conciencia social, fue educado como él mismo ha reconocido en los principios morales cristianos no tiene parangón en nuestra política española. El año pasado el político británico, que tiene una carrera impecable de honradez y eficacia en la gestión pública, prologaba un libro del pastor norteamericano Jim Wallis, y allí reconocía su formación básica en los principios y en la moral cristiana.
En contraste quiero poner un texto con el que el Sr. Rodríguez Zapatero, el presidente actual que padecemos en España, prologaba hace cuatro años, otro libro titulado “De nuevo Socialismo” de Jordi Sevilla, reconociendo en un plural que hace extensivo a todo su partido que “todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas”.
Gordon Brown acaba de declarar que su gobierno se regirá por valores y principios morales. Nuestro presidente desde que accedió a la Secretaria General del Partido ha demostrado que lo que había escrito en el prólogo de aquel libro no era simple retórica, sino una declaración programática de las intenciones que iba a desarrollar en ejercicio de sus tareas de administración y gobierno, que apoya el partido. Tal vez esa sea la única declaración en la que no ha mentido de cuanta ha pronunciado en los últimos años. Y justamente haya sido este reconocimiento de la ausencia de valores (morales) y argumentos racionales (propios de un ser humano racional y con conciencia) para el tratamiento de los problemas de la sociedad.
De hecho, desde que el partido laborista ha ocupado en Gran Bretaña responsabilidades públicas, habrá tenido aciertos y equivocaciones políticas, pero su trayectoria, praxis y discurso están tan alejados del PSOE como los cielos lo están de la tierra. Insisto en esto por causa de los “lelos” (grupo de protestantes españoles que militan y promueven campañas a favor del PSOE y de aquellos que lo votan): Identificar el socialismo hispano con el anglosajón es una majadería histórica, un simplismo intelectual y una ceguera voluntaria e irresponsable.
Todos los partidos políticos no son iguales. Hay partidos políticos con principios y otros sin ellos. Y también es cierto que si en los primeros se pueden encontrar personas sin moral y sin vergüenza ó delincuentes, de la misma forma también en los segundos se pueden encontrar algunas excepciones honradas y decentes. El problema por lo tanto es de fondo: Que el partido laborista con sus equivocaciones y aciertos, y con algunos indeseables en sus filas, ha mantenido un tono de principios morales, mientras que el PSOE, como tal partido, desde su creación se ha distinguido por todo lo contrario.
En un vistazo rápido, pues usando la hipérbole del evangelista Juan, no cabrían en todos los libros del mundo un relato pormenorizado de sus transgresiones. Insisto en que hablo de actos y políticas realizadas como partido. Pues no hay ley, tratado, código civil, religioso, mercantil, militar, moral, natural, electoral ó social que no haya traspasado y pervertido en sus pocos más de cien años de historia.
No hay institución que no haya manipulado, maleado ó intentado hacerlo, desde el tribunal supremo, el de cuentas, la fiscalía, el defensor del pueblo, el mercado de valores, etc. No hay crimen, magnicidio incluido como el del Sr. Calvo Sotelo, que no haya promovido ó justificado: crímenes en masa, una bárbara persecución religiosa incluídos. No hay asaltos ó latrocinios que no haya protagonizado. Desde el contenido de las cajas fuertes de los bancos hasta el oro del banco de España y elementos del patrimonio histórico y artístico. Ha practicado golpes de estado, terrorismo de oposición y desde el gobierno. No hay sobornos que no haya aceptado ó concesiones que haya adjudicado sin que medie la corrupción, el caciquismo ó el clientelismo político.
No hay treta que no haya intentado para acabar política y socialmente con sus adversarios políticos, desde espionaje a otros políticos, jueces, periodistas, incluso hasta al Rey de España, a la creación de dossiers con falsas acusaciones de corrupción obtenidas mediante el soborno.
Nunca hubo un partido tan interesado en restringir la libertad de expresión, de comunicación acaparando los medios para personas vinculadas al partido, de modo que si alguien quiere trabajar en el campo de la comunicación prácticamente está obligado a ser un colaborador ideológico, un censor de cualquier crítica y un defensor de sus políticas.
Nadie se ha mostrado más interesado en acaparar el poder en la docencia, en las universidades y en la cultura estableciendo una verdadera caza de brujas que persigue silenciar a todo disidente.
Ninguno ha trabajado tanto para destrozar cualquier vestigio moral de la juventud. No solo en el plano sexual donde trabajan constantemente en adoctrinar en aberraciones e inmoralidades a los niños y adolescentes, sino en promover culturas alternativas cuyos mayores exponentes son: el botellón, la movida, el consumo de drogas blancas, los ocupas, así como a promover leyes como la del menor que provocan escándalo y sonrojo al ver como los jóvenes delincuentes salen a la calle poco después de cometer terribles crímenes.
El aborto libre, la eutanasia, el matrimonio homosexual, la manipulación genética, la financiación con fondos públicos de cualquier obra blasfema y pervertida ó autor cuya mayor gloria sean el escándalo, la provocación moral y conductas degeneradas. Tienen también el mérito de promover programas sociales y pedagógicos basados en falsedades históricas insostenibles que conducen al enfrentamiento de los ciudadanos.
En ningún país occidental nadie ha afrentado más a las victimas del terrorismo, ni se ha sentado a negociar hasta tal punto con mafiosos y terroristas.
Y que nadie piense que escribo esto movido por algún tipo de animadversión política ó rencor personal hacia esa formación. Cuando escribo esto, como cuando voto, yo lo hago siempre, apropiándome de una frase preciosa de la Sra. Teresa Becerril, “mirando al cielo y no al suelo”. Si no fuera así yo habría hecho buena carrera política en ese partido desde hace muchos años. No quiero extenderme en detalles que tal vez algún día relataré con más extensión. Pero aún así diré que el único partido político que hizo verdaderos esfuerzos por introducirme en su seno fue el PSOE. En el año 1989, cuando su hegemonía en todos los ámbitos políticos españoles era abrumadora, recibí durante siete meses insistentes peticiones para afiliarme por parte de altos cargos del partido, hasta el punto de llevarme engañado a una cena con un presidente autonómico y una docena de sus más allegados colaboradores en el gobierno y en el partido, al final de la cual me invitaron a ingresar como militante avalado por los más altos avalistas con frases tan prometedoras como “lo bueno que sería para tí tanto en el plano profesional como en el social”.
Pero como cualquier cristiano seguro de mi fe y responsabilidad, ante todas las prácticas malvadas y corruptoras de ese partido, digo con voz bien alta: Yo no quiero compartir destino con los que hacen iniquidad, que hablan de paz con sus prójimos pero tienen la maldad en su corazón (Sal. 28:3).
No quiero ni puedo progresar al precio del silencio en la denuncia, porque yo he escogido antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en mansiones de maldad (Sal. 84:10). Porque los tesoros de la maldad no son de provecho. Es la justicia la que libra de la muerte (Pro. 10:2). Y para los que continúen ciega y voluntariamente cerrando sus ojos y boca ante todo esto, quiero recordarles la advertencia de Isaías 5:20. “Ay de los que á lo malo dicen bueno, y á lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” Tendréis vuestra retribución.
Pabloblanco / Junio 2007
El Sr. Brown, hijo de un pastor presbiteriano que se ha distinguido por su conciencia social, fue educado como él mismo ha reconocido en los principios morales cristianos no tiene parangón en nuestra política española. El año pasado el político británico, que tiene una carrera impecable de honradez y eficacia en la gestión pública, prologaba un libro del pastor norteamericano Jim Wallis, y allí reconocía su formación básica en los principios y en la moral cristiana.
En contraste quiero poner un texto con el que el Sr. Rodríguez Zapatero, el presidente actual que padecemos en España, prologaba hace cuatro años, otro libro titulado “De nuevo Socialismo” de Jordi Sevilla, reconociendo en un plural que hace extensivo a todo su partido que “todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas”.
Gordon Brown acaba de declarar que su gobierno se regirá por valores y principios morales. Nuestro presidente desde que accedió a la Secretaria General del Partido ha demostrado que lo que había escrito en el prólogo de aquel libro no era simple retórica, sino una declaración programática de las intenciones que iba a desarrollar en ejercicio de sus tareas de administración y gobierno, que apoya el partido. Tal vez esa sea la única declaración en la que no ha mentido de cuanta ha pronunciado en los últimos años. Y justamente haya sido este reconocimiento de la ausencia de valores (morales) y argumentos racionales (propios de un ser humano racional y con conciencia) para el tratamiento de los problemas de la sociedad.
De hecho, desde que el partido laborista ha ocupado en Gran Bretaña responsabilidades públicas, habrá tenido aciertos y equivocaciones políticas, pero su trayectoria, praxis y discurso están tan alejados del PSOE como los cielos lo están de la tierra. Insisto en esto por causa de los “lelos” (grupo de protestantes españoles que militan y promueven campañas a favor del PSOE y de aquellos que lo votan): Identificar el socialismo hispano con el anglosajón es una majadería histórica, un simplismo intelectual y una ceguera voluntaria e irresponsable.
Todos los partidos políticos no son iguales. Hay partidos políticos con principios y otros sin ellos. Y también es cierto que si en los primeros se pueden encontrar personas sin moral y sin vergüenza ó delincuentes, de la misma forma también en los segundos se pueden encontrar algunas excepciones honradas y decentes. El problema por lo tanto es de fondo: Que el partido laborista con sus equivocaciones y aciertos, y con algunos indeseables en sus filas, ha mantenido un tono de principios morales, mientras que el PSOE, como tal partido, desde su creación se ha distinguido por todo lo contrario.
En un vistazo rápido, pues usando la hipérbole del evangelista Juan, no cabrían en todos los libros del mundo un relato pormenorizado de sus transgresiones. Insisto en que hablo de actos y políticas realizadas como partido. Pues no hay ley, tratado, código civil, religioso, mercantil, militar, moral, natural, electoral ó social que no haya traspasado y pervertido en sus pocos más de cien años de historia.
No hay institución que no haya manipulado, maleado ó intentado hacerlo, desde el tribunal supremo, el de cuentas, la fiscalía, el defensor del pueblo, el mercado de valores, etc. No hay crimen, magnicidio incluido como el del Sr. Calvo Sotelo, que no haya promovido ó justificado: crímenes en masa, una bárbara persecución religiosa incluídos. No hay asaltos ó latrocinios que no haya protagonizado. Desde el contenido de las cajas fuertes de los bancos hasta el oro del banco de España y elementos del patrimonio histórico y artístico. Ha practicado golpes de estado, terrorismo de oposición y desde el gobierno. No hay sobornos que no haya aceptado ó concesiones que haya adjudicado sin que medie la corrupción, el caciquismo ó el clientelismo político.
No hay treta que no haya intentado para acabar política y socialmente con sus adversarios políticos, desde espionaje a otros políticos, jueces, periodistas, incluso hasta al Rey de España, a la creación de dossiers con falsas acusaciones de corrupción obtenidas mediante el soborno.
Nunca hubo un partido tan interesado en restringir la libertad de expresión, de comunicación acaparando los medios para personas vinculadas al partido, de modo que si alguien quiere trabajar en el campo de la comunicación prácticamente está obligado a ser un colaborador ideológico, un censor de cualquier crítica y un defensor de sus políticas.
Nadie se ha mostrado más interesado en acaparar el poder en la docencia, en las universidades y en la cultura estableciendo una verdadera caza de brujas que persigue silenciar a todo disidente.
Ninguno ha trabajado tanto para destrozar cualquier vestigio moral de la juventud. No solo en el plano sexual donde trabajan constantemente en adoctrinar en aberraciones e inmoralidades a los niños y adolescentes, sino en promover culturas alternativas cuyos mayores exponentes son: el botellón, la movida, el consumo de drogas blancas, los ocupas, así como a promover leyes como la del menor que provocan escándalo y sonrojo al ver como los jóvenes delincuentes salen a la calle poco después de cometer terribles crímenes.
El aborto libre, la eutanasia, el matrimonio homosexual, la manipulación genética, la financiación con fondos públicos de cualquier obra blasfema y pervertida ó autor cuya mayor gloria sean el escándalo, la provocación moral y conductas degeneradas. Tienen también el mérito de promover programas sociales y pedagógicos basados en falsedades históricas insostenibles que conducen al enfrentamiento de los ciudadanos.
En ningún país occidental nadie ha afrentado más a las victimas del terrorismo, ni se ha sentado a negociar hasta tal punto con mafiosos y terroristas.
Y que nadie piense que escribo esto movido por algún tipo de animadversión política ó rencor personal hacia esa formación. Cuando escribo esto, como cuando voto, yo lo hago siempre, apropiándome de una frase preciosa de la Sra. Teresa Becerril, “mirando al cielo y no al suelo”. Si no fuera así yo habría hecho buena carrera política en ese partido desde hace muchos años. No quiero extenderme en detalles que tal vez algún día relataré con más extensión. Pero aún así diré que el único partido político que hizo verdaderos esfuerzos por introducirme en su seno fue el PSOE. En el año 1989, cuando su hegemonía en todos los ámbitos políticos españoles era abrumadora, recibí durante siete meses insistentes peticiones para afiliarme por parte de altos cargos del partido, hasta el punto de llevarme engañado a una cena con un presidente autonómico y una docena de sus más allegados colaboradores en el gobierno y en el partido, al final de la cual me invitaron a ingresar como militante avalado por los más altos avalistas con frases tan prometedoras como “lo bueno que sería para tí tanto en el plano profesional como en el social”.
Pero como cualquier cristiano seguro de mi fe y responsabilidad, ante todas las prácticas malvadas y corruptoras de ese partido, digo con voz bien alta: Yo no quiero compartir destino con los que hacen iniquidad, que hablan de paz con sus prójimos pero tienen la maldad en su corazón (Sal. 28:3).
No quiero ni puedo progresar al precio del silencio en la denuncia, porque yo he escogido antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en mansiones de maldad (Sal. 84:10). Porque los tesoros de la maldad no son de provecho. Es la justicia la que libra de la muerte (Pro. 10:2). Y para los que continúen ciega y voluntariamente cerrando sus ojos y boca ante todo esto, quiero recordarles la advertencia de Isaías 5:20. “Ay de los que á lo malo dicen bueno, y á lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” Tendréis vuestra retribución.
Pabloblanco / Junio 2007