Re: Para variar, yo también me cansé!
Que tal hermano Eidher, un saludo.
Últimamente he participado menos en el foro, incluso llegué a pensar en dejarlo, pero es dificil dejar algo que uno quiere y le ve algo bueno. Entonces me dí cuenta que el problema era yo, que no debo juzgar a nadie. Me cansé de buscar pecados ajenos siendo yo también pecador, así que me he propuesto seguir debatiendo en asuntos doctrinales, argumentando, con biblia en mano, porque creo que muchas religiones están erradas, pero evitaré temas donde se juzgue el pecado ajeno, donde se usen nombres propios. Pero tampoco contradeciré mi conciencia.
"Yo no puedo someter mi fe ni al papa ni a los concilios, porque es tan claro como la luz del día que ellos han caído muchas veces en el error así como en muchas contradicciones consigo mismos. Por lo cual, si no se me convence con testimonios bíblicos, o con razones evidentes, y si no se me persuade con los mismos textos que yo he citado, y si no sujetan mi conciencia a la Palabra de Dios, yo no puedo ni quiero retractar nada, por no ser digno de un cristiano hablar contra su conciencia. Heme aquí; no me es dable hacerlo de otro modo. ¡Que Dios me ayude! ¡Amén!"" Lutero.
Hermano querido, concuerdo en que no debemos juzgar de manera hipócrita, es decir, no hemos de juzgar a otros basados en parámetros personales injustificados, con datos incompletos y con motivaciones erroneas, pues ese es el verdadero sentido de las palabras de nuestro Señor y Dios Jesucristo con respecto al juicio según
Juan 7:24 el cual nos ayuda a entender los otros pasajes similares en los Evangelios.
Sin embargo, allí el Señor no solamente nos dice que debemos evitar juzgar según las apariencias, sino que sí debemos juzgar, pero "
con justo juicio". Nosotros como hijos de Dios si debemos juzgar entre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, etc. y debemos exponer el error y la impiedad a la luz, e inclúso a veces es necesario hacerlo con nombre y apellido (
1 Timoteo 1:19-20;
2 Timoteo 2:16-18), pues está escrito:
"
¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?"
1 Corintios 6:2-3
El asunto es que debemos juzgar, pero debemos hacerlo "
con justo juicio".
¿Y donde encontramos juicio más justo para juzgar que en las Escrituras, de principio a fin? Si abandonamos nuestros parámetros personales de lo que es justo e injusto, verdadero y falso, y nos aferramos a la Sola Scriptura como nuestra única vara de medición, entonces estaremos juzgando "
con justo juicio", no solo a otros, sino a nosotros mismos a fin de santificarnos por medio de la Palabra (
Juan 17:17). Y esto no es condenado, sino alentado, en las Escrituras.
Lo anterior lo escribo para advertirte, a fin de que no caigas en contradicción con las Escrituras. Es decir, las Escrituras no prohiben el juzgar a otros, sino que prohiben un tipo específico de juicio, el cual es pecaminoso al no estar basado en la verdad.
Sin embargo, a esto agrego otra cosa
¿No te habrás cansado hermano mio, porque quizás intentas hacer una obra que solo Dios puede hacer? ¿No te habrás cansado, quizás porque piensas que en alguna manera puedes convencer según tus propias fuerzas a los que están en error? Si es así, es obvio que estas cansado, porque te has propuesto un imposible.
Si esto es así, debes entender una cosa:
No importa cuanto argumentes, cuanto presiones, etc. el hombre natural no va a percibir ni entender lo que dices, porque no tiene al Espíritu que le enseñe (
1 Corintios 2:14). Con esto no te estoy diciendo que no argumentes, que no exhortes, que no llames la atención, etc. sino que no lo hagas esperando que aquellos que te escuchen te van a creer de buena gana. Si lo haces de esa manera, entonces esperas un imposible y eso te va a frustrar y a cansar.
Pero hay uno para el que nada es imposible, y ese es Dios. Veamos otro pasaje:
"
¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento."
1 Corintios 3:5-7
¿Cual era el trabajo de Pablo? Sembrar
¿Y el de Apolos? Regar. Esas eran sus tareas, y mientras se mantuvieran haciendolas estarían cumpliendo sus trabajos, inclúso si no hubiese nada de crecimiento. En este sentido, ese es nuestro trabajo querido Eidher: Debemos plantar y regar, nada menos ni nada más. Y mientras nos mantengamos haciendo eso, entonces estaremos haciendo la voluntad de Dios.
Usando otra figura metafórica, imagina una guerra. Frente a nosotros tenemos una fortaleza indestructible.
¿Cuál es nuestro deber? Atacar y atacar, bombardear por todos los lados posibles, rodear y acosar de tal manera la fortaleza que aquellos que se refugian en ella no tengan oportunidad alguna de escapar. Pero
¿Qué dice la Escritura? Que es Dios Quién da la victoria.
¿Qué aprendemos de esto? Que nuestro deber es plantar y regar, atacar y rodear, es decir, debemos atacar toda idea anti-Cristiana por todos lados y defendernos de sus ataques, de tal manera que aquellos que las sostengan se queden sin ningún tipo de apoyo de donde sostenerse y allí les ofrecemos el único fundamento verdadero y firme, pero siempre teniendo en mente que es de Dios la labor de abrir el corazón y obrar fe en el incrédulo. Nuestra labor es ser medios, y mientras hagamos eso estaremos haciendo la voluntad de Dios aún si nadie nunca nos creyese, pero Dios es el que convence al incrédulo y produce fe en Cristo en su mente.
Así que, no te canses tomando sobre tus hombros una labor que solo Dios puede hacer. Haz tu trabajo, entregalo a Dios en oración y deja a Dios el resto, pues es Cristo Quién dijo que formaría a Su iglesia. He aquí un gran desafio de fe. Plantemos y reguemos en todo lugar donde sea posible, y Dios hará el resto.
Dios te bendiga...