PALABRAS DEL SUR
de PEDRO CASALDÁLIGA
También para nuestra generación puede ser verdad la palabra de Chesterton: "Cada generación es salvada por el santo que más la
contradice".
Yo soy mi soledad y Tú mi compañía.
Somos la soledad que soportamos, que acogemos, que compartimos, que trascendemos.
Vamos de soledad en soledad,
haciéndonos, de paso, compañía...
Cada vez sé menos.
Cada vez sospecho más.
El macroecumenismo nos provoca un saludable "malestar" de Dios: Él ha de ser mayor, mejor, otro.
Se ha definido el eucalipto como "un árbol perfectamente neoliberal": crece rápidamente, lo mata todo a su alrededor y sólo enriquece a unas pocas personas.
Antes, durante y después de los "maestros de la sospecha", están los testigos de la Esperanza.
El mismísimo Michel Camdessus, Director General del FMI, confiesa que "hemos pasado de un fundamentalismo del Estado a un
fundamentalismo del Mercado".
Mi Dios puede ser mi mayor ídolo.
Alguien ha dicho que las grandes ciudades no son suficientemente grandes, puesto que muchos no caben en ellas...
_ _ _
El Dios Otro, con frecuencia es el otro.
Somos siempre el mismo río,
pero con distinta agua.
El gran desafío para el ecumenismo total es promover la unidad en la diversidad:
dentro de la propia Iglesia, entre las Iglesias, en la Humanidad.
Dios es lo más globalizador que hay en las entrañas de la Humanidad.
La calidad de vida no se dará sin la eticidad de vida.
Por primera vez, la Humanidad se siente
-bien o mal- una sola Humanidad.
La esperanza, como ciertos árboles de la Amazonia, sólo crece en comunidad.
El mundo está en invierno, pero huele a primavera.
No confundir lo simbólico con el marketing.
El demonio puede acabar siendo la mayor disculpa que hemos encontrado los humanos.
El desideólogo suele ser el mayor ideologizador.
Fíate más de tu esperanza que de tu fe.
El neoliberalismo no hace mártires, hace difuntos.
de PEDRO CASALDÁLIGA
También para nuestra generación puede ser verdad la palabra de Chesterton: "Cada generación es salvada por el santo que más la
contradice".
Yo soy mi soledad y Tú mi compañía.
Somos la soledad que soportamos, que acogemos, que compartimos, que trascendemos.
Vamos de soledad en soledad,
haciéndonos, de paso, compañía...
Cada vez sé menos.
Cada vez sospecho más.
El macroecumenismo nos provoca un saludable "malestar" de Dios: Él ha de ser mayor, mejor, otro.
Se ha definido el eucalipto como "un árbol perfectamente neoliberal": crece rápidamente, lo mata todo a su alrededor y sólo enriquece a unas pocas personas.
Antes, durante y después de los "maestros de la sospecha", están los testigos de la Esperanza.
El mismísimo Michel Camdessus, Director General del FMI, confiesa que "hemos pasado de un fundamentalismo del Estado a un
fundamentalismo del Mercado".
Mi Dios puede ser mi mayor ídolo.
Alguien ha dicho que las grandes ciudades no son suficientemente grandes, puesto que muchos no caben en ellas...
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El Dios Otro, con frecuencia es el otro.
Somos siempre el mismo río,
pero con distinta agua.
El gran desafío para el ecumenismo total es promover la unidad en la diversidad:
dentro de la propia Iglesia, entre las Iglesias, en la Humanidad.
Dios es lo más globalizador que hay en las entrañas de la Humanidad.
La calidad de vida no se dará sin la eticidad de vida.
Por primera vez, la Humanidad se siente
-bien o mal- una sola Humanidad.
La esperanza, como ciertos árboles de la Amazonia, sólo crece en comunidad.
El mundo está en invierno, pero huele a primavera.
No confundir lo simbólico con el marketing.
El demonio puede acabar siendo la mayor disculpa que hemos encontrado los humanos.
El desideólogo suele ser el mayor ideologizador.
Fíate más de tu esperanza que de tu fe.
El neoliberalismo no hace mártires, hace difuntos.