Me gustaría que todos leyeran este artículo publicado en El Mundo:
http://www.elmundo.es/2001/09/14/opinion/1047201.html
¿Pagar al terror? Por: FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
La escalada terrorista no habría llegado hasta el temible estadio que las ruinas de Manhattan testimonian si en los países habitualmente agredidos, las democracias capitalistas y de vez en cuando liberales, no se hubiera instalado desde hace años un discurso político tan imbécil como suicida que parte del principio de que la pobreza es la causa última del terrorismo y la culpa de la pobreza en el mundo la tienen los países ricos. Ahora, como guinda de tan popularísima sandez, se pide que el castigo a los terroristas y a los estados terroristas que los amparan y alimentan, si acaso se consuma, vaya acompañado de un enorme desembolso de ayuda a los países árabes y del Tercer Mundo para que no sigan creando terroristas. O sea, que no hay que responder al crimen. Si acaso un poquitín, de forma muy limitada, muy proporcionadita, acaso bastaría un arresto domiciliario o una seria advertencia de la ONU modelo Durban. Y los trabajadores de Estados Unidos y Europa deben entregar parte de su salario a los talibán, Arafat, Sadam Husein, los iraníes y hasta los muyaidin de Bin Laden para que den de comer a sus criaturas y éstas pierdan toda agresividad hacia quien las alimenta. Esto supondría, naturalmente, que los terroristas habrían ganado y que los masacrados deberíamos pagar cada vez más a los supuestos representantes del Tercer Mundo para que nos quieran, obligación que nos recordarían periódicamente grandes masacres como la de Manhattan. Al final de cada mes, El Exterminador del Frac.
Eso de que la pobreza la producen los países ricos es, insisto, una vieja majadería marxista-leninista que ahora se presenta disfrazada de conmiseración universal y que sólo pueden creer los que íntimamente odian a los pobres, no a la pobreza. Los países prósperos lo son por sus instituciones políticas, económicas y jurídicas. Holanda es más rica que Argentina, España que Rusia, Singapur que China, Corea del Sur que la del Norte. Pero además, con raras excepciones, las copiosas ayudas internacionales no ayudan a los pobres del Tercer Mundo sino a sus dictadores y matachines, que son riquísimos. Salvo para ayudar a combatir las catástrofes naturales, ese tipo de ayuda sobra. Los niñitos palestinos y los cabritos de sus papás que bailan celebrando la masacre de Nueva York viven de la limosna estadounidense y europea o de un salario israelí. Viven mal porque Arafat y sus colegas criminosos lo roban casi todo y no tienen las instituciones de Florida o de Almería. Por eso no aceptaron la oferta de Estado palestino de Barak. La industria del terrorismo es matar y cobrar, cobrar y matar. Acabemos con las dos. Y recordemos que Bin Laden es uno de los hombres más ricos del mundo, bastantes de ellos musulmanes. No regalemos la soga para ahorcarnos.
B A R T.
http://www.elmundo.es/2001/09/14/opinion/1047201.html
¿Pagar al terror? Por: FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
La escalada terrorista no habría llegado hasta el temible estadio que las ruinas de Manhattan testimonian si en los países habitualmente agredidos, las democracias capitalistas y de vez en cuando liberales, no se hubiera instalado desde hace años un discurso político tan imbécil como suicida que parte del principio de que la pobreza es la causa última del terrorismo y la culpa de la pobreza en el mundo la tienen los países ricos. Ahora, como guinda de tan popularísima sandez, se pide que el castigo a los terroristas y a los estados terroristas que los amparan y alimentan, si acaso se consuma, vaya acompañado de un enorme desembolso de ayuda a los países árabes y del Tercer Mundo para que no sigan creando terroristas. O sea, que no hay que responder al crimen. Si acaso un poquitín, de forma muy limitada, muy proporcionadita, acaso bastaría un arresto domiciliario o una seria advertencia de la ONU modelo Durban. Y los trabajadores de Estados Unidos y Europa deben entregar parte de su salario a los talibán, Arafat, Sadam Husein, los iraníes y hasta los muyaidin de Bin Laden para que den de comer a sus criaturas y éstas pierdan toda agresividad hacia quien las alimenta. Esto supondría, naturalmente, que los terroristas habrían ganado y que los masacrados deberíamos pagar cada vez más a los supuestos representantes del Tercer Mundo para que nos quieran, obligación que nos recordarían periódicamente grandes masacres como la de Manhattan. Al final de cada mes, El Exterminador del Frac.
Eso de que la pobreza la producen los países ricos es, insisto, una vieja majadería marxista-leninista que ahora se presenta disfrazada de conmiseración universal y que sólo pueden creer los que íntimamente odian a los pobres, no a la pobreza. Los países prósperos lo son por sus instituciones políticas, económicas y jurídicas. Holanda es más rica que Argentina, España que Rusia, Singapur que China, Corea del Sur que la del Norte. Pero además, con raras excepciones, las copiosas ayudas internacionales no ayudan a los pobres del Tercer Mundo sino a sus dictadores y matachines, que son riquísimos. Salvo para ayudar a combatir las catástrofes naturales, ese tipo de ayuda sobra. Los niñitos palestinos y los cabritos de sus papás que bailan celebrando la masacre de Nueva York viven de la limosna estadounidense y europea o de un salario israelí. Viven mal porque Arafat y sus colegas criminosos lo roban casi todo y no tienen las instituciones de Florida o de Almería. Por eso no aceptaron la oferta de Estado palestino de Barak. La industria del terrorismo es matar y cobrar, cobrar y matar. Acabemos con las dos. Y recordemos que Bin Laden es uno de los hombres más ricos del mundo, bastantes de ellos musulmanes. No regalemos la soga para ahorcarnos.
B A R T.