Re: Padre Pío de Pietrelcina
"Para crecer, necesitamos del pan básico: la cruz, la humillación, las pruebas y las negaciones. "
"Jamás pasó por mi mente la idea de una venganza. Recé por los detractores y rezo por ellos. Quizá alguna vez le dije al Señor: “Señor, si para convertirlos es necesario algún fustazo, hazlo, con tal que se salven”.
"En tus diarias infidelidades, humíllate, humíllate, humíllate siempre. Cuando el Señor te vea humillado hasta el suelo, te tenderá su mano. Él mismo pensará en atraerte hacia Él."
"Como una señora admitiera que tenía cierta inclinación a la vanidad, el Padre comentó: - “¿Ha observado usted un campo de trigo en sazón? Unas espigas se mantienen erguidas, mientras otras se inclinan hacia la tierra. Pongamos a pruebe a los mas altivos, descubriremos que están vacíos, en tanto los que se inclinan, los humildes, están cargados de granos”
"La prudencia tiene ojos. El amor piernas. El amor, que tiene piernas, querría correr hacia Dios, pero su impulso es ciego, y uno tropezaría, de no estar dirigido por los ojos de la prudencia... "
"Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡Coraje! y adelante siempre."
"El demonio es como perro encadenado; si uno se mantiene a distancia de él, no será mordido."
"Jesús os guía hacia el cielo por campos o por desiertos - ¿que importancia tiene? Acomodaos a las pruebas que Él quiera enviaros, como si debieran ser vuestras compañeras para toda la vida; cuando menos lo esperéis, quizás queden resueltas."
"En una estampa representando la cruz, el Padre escribió estas palabras: “El madero no os aplastará; si alguna vez vaciláis bajo su peso, su poder os volverá a enderezar”."
"Puede decirse con toda justicia que cada alma destinada a la gloria eterna es una de esas piedras indispensables. Cuando un constructor quiere levantar una casa, debe ante todo limpiar y nivelar el terreno; el Padre celestial procede de igual manera con el alma elegida que, desde toda la eternidad ha sido concebida para el fin que El se propone; por eso tiene que emplear el martillo y el cincel. Esos golpes de cincel son las sombras, los miedos, las tentaciones, las penas, los temores espirituales y también las enfermedades corporales. Dad pues, gracias al Padre celestial por todo lo que impone a vuestra alma. Abandonaos a Él totalmente. Os trata como trató a Jesús en el Calvario."