Otra vez Elena tenía razón

Re: Otra vez Elena tenía razón

Estimado ernesto gil (el nudista). Saludos cordiales.

Tú dices:

Necesito que expliques eso de "era permitido comer esa clase de carne". ¿por qué dices "era"? ¿Crees que ahora no es permitido comer esa clase de carne? ¿Hubo un cambio en la ley?

Contestando tu pregunta:

Gen 1:29 Después dijo Dios: "Mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer."

Otra preguntita para hacer esto más interesante:

¿Era el plan original de Dios que el ser humano se pusiera ropa?

Saludos y bendiciones.

Respondo: ¿Por qué los ángeles aparecen vestidos?

"Así ha dicho YHVH el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad." 12-15


“CUANDO ADÁN Y EVA desobedecieron el mandato divino no fueron dejados ni abandonados por Dios. Él vino a ellos y les reveló su maravilloso Plan de Salvación. Originalmente Adán y Eva estaban “desnudos”, los cubría un manto de luz que reflejaba la inocencia y pureza de su carácter, su semejanza con Dios. Por lo tanto, no tenían de que avergonzarse el uno del otro (Gén. 2:25). Pero la desobediencia hizo que desapareciera este manto de luz y la vergüenza del uno hacia el otro también apareció. Para solucionar este problema y antes de que Dios viniera como de costumbre a reunirse con ellos, se hicieron unos delantales o “ceñidores” (BJ) de hojas de higueras y se cubrieron (Gén. 3:7, literalmente “cintas para ceñirse”). Con esto pensaron resolver el problema de su desnudez.

En el momento en que Dios vino al Edén los encontró cubiertos con estos ceñidores. Pero no vio en ellos una solución adecuada para su desnudez, por eso “Jehovah hizo al hombre y a la mujer túnicas de piel y los vistió” (Gén. 3:21). Esta fue la solución adecuada. Esta vestimenta representa el “manto” perfecto de la justicia de Cristo con el que Dios nos cubre cuando somos justificados por la fe (Isa. 61:10; 52:1; Gál. 3:27; Rom. 13:14; Apoc. 19:7,8). A la vista de Dios (y es el testimonio unánime de las Escrituras), el hombre caído no puede hacer absolutamente nada para resolver el problema del pecado por sus propias fuerzas, excepto una cosa: aceptar y recibir en su corazón el don de la salvación en Cristo. Dios no puede elegir por él, esta es su responsabilidad. Puede ser humillante para nuestro egocéntrico corazón, pero es la manera que Dios ha elegido para reconciliarnos con Él. Recuerde, es por fe y sólo “por fe de principio a fin” (Rom. 1:16-17, NVI, cf. Gál 2:16).

Apreciados hermanos, a continuación les presento, como lo que señala Ellen White es correspondido por los estudios acuisiosos de un rabino, y vaya coincidencia.

BERESHIT 5764
Bereshit - Génesis 1:1 - 6:8
25 de octubre, 2003 - 29 de Tishrei, 5764
Por el Rabino Dr. Ismar Schorsch,
Rector del Jewish Theological Seminary

Traducción de Inés Baum
Cuando Franz Rosenzweig publicó su poco convencional traducción de 92 poemas en hebreo de Iehudá Halevi, comenzó su prólogo modestamente con una petición del traductor alemán de La Ilíada: “O querido lector, aprende griego y tira al fuego mi traducción.”
Mi empeño por transmitir la sensación de vastedad en el almacén de la interpretación creativa de la Torá, amasada por los judíos a través de los siglos, recoge ese mismo ruego. Sin un poco de conocimiento de hebreo, es casi imposible apreciar el uso inventivo del lenguaje de los exégetas judíos, lenguaje como herramienta para preservar la fluidez y fecundidad del texto bíblico. La fe en la divinidad del texto transformó sus palabras y letras en materia casi infinitamente maleable. El midrash termina siendo el polo opuesto de la perspectiva fundamentalista.
Mi ejemplo para ilustrar este fermento espiritual es un simple versículo en la parashá de esta semana, un detalle notable dentro de una emocionante narración que demostró ser un callejón sin salida para los racionalistas, y una fuente de inspiración para los místicos. El cambio de una única letra hebrea hizo fértil a lo inerte. Antes de expulsarlos del Jardín del Edén por haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal, Adán y Eva fueron vestidos por Dios: “E hizo el Señor Dios para el hombre y para su mujer túnica de piel, y los vistió” (3:21).

En el relato, este despliegue repentino de ternura divina viene inmediatamente después de los duros castigos infligidos por Dios a Adán y Eva y la serpiente, al haber fracasado a la hora de obedecer la única prohibición explícita que gobernaba la vida humana en el Jardín. Aún más, Adán y Eva ya no estaban desnudos. Inmediatamente después de su pecado “se abrieron los ojos de entrambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera, e hicieron para si ceñidores” (3:7). En consecuencia, el gesto solícito de Dios pareciera tan inesperado como innecesario: una expresión fugaz de dolor por el destino que le espera a la humanidad fuera del Jardín.
En el siglo XII, Abraham Ibn Ezra, un comentarista bíblico español de los mejores, de tendencia decididamente racionalista, trató de descifrar lo que verdaderamente sucedió en este indecoroso momento de antropomorfismo. Se decidió por tres posibles explicaciones.
La primera: Adán y Eva habían sido creados sin una capa externa de piel. Anatómicamente, estaban hechos de carne y huesos. Tal vez solo necesitaban eso en el ambiente protegido del Edén. Ahora, movido por la preocupación, Dios les ciñó una epidermis.
La segunda: la frase “túnicas de piel” podía entenderse simplemente como vestidos con que cubrir su piel. Y finalmente, Ibn Ezra cita otra opinión que sostiene que, en ese tiempo, existía un animal con la misma forma del ser humano, y Dios lo despellejó para beneficio de los hombres. Pero tras esa rebuscada conjetura, no hubo más. El racionalismo de Ibn Ezra no lo pudo llevar más lejos. Con un dejo de escepticismo, confiesa extrañamente su fe en la credibilidad del texto: “Este es el fin de nuestra investigación. Creamos simplemente que Dios hizo vestidos para Adán y su esposa. Pues, ¿quién puede hacer un recuento de los actos poderosos de Dios, y quién puede contar las proezas y maravillas de Dios? ¡La grandeza de Dios no tolera el escrutinio!” (ad loc. 3:21).
Un siglo mas tarde, con el cambio de una única letra, el clásico de misticismo judío, el Zohar, un comentario bíblico escrito también en España, logró despejar el callejón sin salida con el que había tropezado Ibn Ezra. El contexto para este movimiento exegético fue una discusión sobre las vestimentas especiales usadas por Aarón al oficiar en el santuario del desierto, el Tabernáculo. Debido a la santidad del lugar, sus vestidos eran en realidad semejantes a los usados en el mundo celestial, hechos de restos de pura luz (“hilo azul celeste y púrpura y carmesí”). El Zohar interpretó el raro y opaco sustantivo serad en bigdei serad (vestidos de serad – Éxodo 39:1, 41) como derivado del verbo sarad, que significa sobrevivir o sobrar, es decir, restos. Puesto que el Tabernáculo era una isla del cielo en la tierra, la vestimenta sacerdotal consistía de restos provenientes de lo alto. La santidad del sitio determinaba la naturaleza etérea del traje. Según el Zohar, el Jardín del Edén era igual de sagrado. No debemos imaginar que antes de las “túnicas de piel” hechas por Dios, Adán y Eva estaban completamente desnudos. Por el contrario, su atavío original, igual que el de Aarón en el tabernáculo, consistía de luz, en consonancia con la pureza de su paraíso terrenal. En hebreo, las palabras para luz y piel son homónimas; ambas se pronuncian ‘or pero se escriben diferente, luz con alef y piel con ayin. Esa semejanza lingüística permitió al Zohar remontarse: por haber pecado, Adán y Eva tuvieron que sufrir el que sus vestidos de luz celestial fueran reemplazados por “túnicas de piel”, las cuales simplemente protegían pero ya no iluminaban. En efecto, no era su forma exterior lo que había cambiado sino su forma interior. Fuera del paraíso, ya no había consuelo ni seguridad ni sabiduría (Zohar II, 229a-b). La luz etérea, que alcanzaba a cubrir a todo lo humano, había mermado. Aproximadamente tres siglos y medio después, otro cabalista, Isaías Horowitz, autor de un trabajo meta-halájico de gran alcance y poder, hizo de la explosiva distinción del Zohar entre vestidos de luz y vestidos de piel el eje central de su perspectiva mística. Nuestros vestidos constituyen nuestras limitaciones cognitivas. Despojados de la luz del Edén, ya no somos capaces de distinguir la conexión entre cielo y tierra, entre espíritu y materia. Hasta la perfección de la Torá nos elude. En el Edén, por ejemplo, habríamos reconocido instantáneamente que la Ley Oral (el Talmud) era una parte integral de la Ley Escrita, y nunca hubiéramos tenido la necesidad de extraerla mediante el estudio y la interpretación concienzuda, o de preservarla en forma escrita. La expulsión del paraíso hizo que todo fuera mucho más oscuro e impenetrable. De todos los seres humanos posteriores, solamente Moisés alcanzó los poderes espirituales e intelectuales que una vez estuvieron destinados a ser nuestra dote común. (Shnei Lujot Habrit, Israel 1997, Pesajim 348-355).

En retrospectiva, entonces, la profesión de fe de Ibn Ezra fue una declaración de pobreza racionalista, mientras que el ardor espiritual de los místicos transformó el barro en oro.
Shabat shalom
Ismar Schorsch
La publicación y distribución del comentario del Rabino Schorsch de Parashat Bereshit ha sido posible gracias a la generosa donación de Rita Dee y Harold (z"l) Hassenfeld.

(Espero que este excelente estudio les haya servido para acrecentar la fe en el Señor, y en su verdad).

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.