En mi opinión, el ENORME problema que entraña el simple uso del término "La Biblia" es que engloba textos escritos por - muy seguramente - varios cientos de autores, conocidos y desconocidos. Por tanto no es un 'corpus' uniforme de afirmaciones, conocimientos, vaticinios, admoniciones, mandamientos, etc., sino una heterogénea amalgama de contenidos, algo semejante a la que se puede dar si usamos términos genéricos como "los esquimales", "los africanos" o "los caucásicos".
En la Biblia hay verdades, sin duda alguna, pero están mezcladas con falsedades, de modo que no todo lo que contiene puede tomarse a pie de letra, más aún por cuanto las traducciones y las innegables interpolaciones que en sus docenas y docenas de versiones hoy existentes se han hecho a lo largo de los siglos dejan a menudo mucho que desear. Basta comparar esas versiones unas con otras para constatar profundas disparidades, y no se deben únicamente a la distorsión debida a los lenguajes a los que fue vertido su contenido, sino a sesgos intencionales.
Entonces, antes que hablar de "la Biblia" deberíamos acotar y especificar a cuál de sus muchos libros nos estamos refiriendo, y dentro de este marco de referencia, atenernos al "espíritu de lo que se dice", antes y mucho más que a su literalidad.