Oigo y leo tus palabras, pero, ¿y el poder?
¨… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.¨
(Hechos 1:8 )
La conjunción ¨pero¨, hallada en estas palabras del Señor Jesucristo, aparte de su obvia función en la oración, nos indica que algo esperaban los que escuchaban al Maestro. Sí, ellos esperaban que en ese tiempo, Israel fuera restaurada a lo que fue durante el tiempo del reinado de David, y los inicios del de Salomón: una superpotencia; temida por las naciones de alrededor; con su suntuoso templo y en su expansión territorial original, y con el Mesías reinando. Esperaban verse libres del cuarto Imperio que los sometía: Roma.
Jesucristo les responde: ¨ No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad...¨, e inmediatamente, les declaró sobre lo que sí debían estar pendientes, y anhelantes: Poder, para ser sus testigos por todo el mundo.
Su nacimiento había sido manifestado en el poder del Espíritu de Dios; su ministerio, habia estado impelido en el poder del Espíritu de Dios; su resurrección, había tomado lugar en el poder del mismo Espíritu Santo, y ahora, el pueblo que iba a afirmar, la iglesia que estaba por nacer, nacería, se movería y se manifestaría en el mismo poder.
Dios había estado dando testimonio de su Hijo, durante su ministerio terrenal, y ahora el Hijo estaría dando testimonio de su Iglesia, mediante el mismo poder.
Esto era vital. El entusiasmo que los discípulos reflejaban, al tener de nuevo con ellos al Señor, y al ver que había resucitado de entre los muertos, hubiera parecido suficiente incentivo para ir a pregonar el evangelio. Pero, el entusiasmo humano, con sus variables grados, no es de efectiva duración, ni representa necesariamente apoyo de Dios. Necesitaban el apoyo y ayuda de Dios y esto se manifestaría en poder.
Por casi 2 semanas, estuvieron esperando en un aposento, 120 individuos. Habían sido muchos más los beneficiados por el mensaje de Jesucristo, sus milagros y enseñanzas, pero, sólo un pequeño cúmulo de los que habían creido se dispusieron a buscar ese poder. Sin ese poder, no habría iglesia; sin ese poder, no hubiesen podido resistir la naturaleza humana tendente al mal y a la rebelión, ni a las fuerzas enemigas espirituales, y sin ese poder, no hubiesen podido demostrar al mundo que hablaban en nombre del Señor resucitado. Las instrucciones que había dado el Señor respecto a ese poder y a la predicación eran claras.
¨ ...pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén , hasta que seáis investidos de poder desde lo alto¨.
(Lucas 24: 49b)
Así nació la iglesia
Este mensaje que compartiré, por el cual he buscado dirección del Señor, es un llamado a la reflexión del que busca respuestas; un llamado para despertar a soldados de Cristo que están desalentados, y una advertencia a los que defienden y sostienen doctrinas falsas o ideas demoniácas.
En tertulias, y diálogos, se puede decir tanto, especialmente en el campo de la ¨religión¨.
Se puede argumentar haciendo uso de herramientas exegéticas, (Las cuáles empleadas correctamente, tienen su uso y utilidad.), traer referencias del arameo antiguo, del hebreo o del griego; se puede apelar a la tradición y a filosofías humanas, pero.... ¿y el poder ?
¿Dónde está el poder que respalda lo que argumentan?
Leo en el foro hermosas verdades escriturales, que son eco a lo que el Espíritu Santo de Dios ha revelado en La Palabra, y al mismo tiempo, leo cómo se aferran otros a repetir doctrinas falsas que surgieron de individuos llenos de palabras, pero, faltos de poder de Dios. Osea, faltos del testimonio que Dios da cuando algo proviene de Él.
Usualmente me concentro acá en el área de los poemas. Pero, entiendo que el área del testimonio tiene una importancia prioritaria. Los testimonios hablan mucho. Dan noción de qué mano puede estar moviéndose. Aunque, también existe un poder imitador que proviene de Satanás y sus ángeles. De eso estaré hablando también, Dios mediante.
La Iglesia, no nació débilmente, como una zebra recién nacida, que poquito a poquito va estirando sus patitas y aún estiradas, camina sin firmeza. No. La Iglesia nació en poder .
Por eso, la parte del Nuevo Testamento de la cuál extraemos tanta evidencia de esa Iglesia, no se llama, Los Dichos de los Apóstoles, sino: Los Hechos de los Apóstoles.
(Continua, Dios mediante.)
Erskine
2007Erskine.
¨… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.¨
(Hechos 1:8 )
La conjunción ¨pero¨, hallada en estas palabras del Señor Jesucristo, aparte de su obvia función en la oración, nos indica que algo esperaban los que escuchaban al Maestro. Sí, ellos esperaban que en ese tiempo, Israel fuera restaurada a lo que fue durante el tiempo del reinado de David, y los inicios del de Salomón: una superpotencia; temida por las naciones de alrededor; con su suntuoso templo y en su expansión territorial original, y con el Mesías reinando. Esperaban verse libres del cuarto Imperio que los sometía: Roma.
Jesucristo les responde: ¨ No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad...¨, e inmediatamente, les declaró sobre lo que sí debían estar pendientes, y anhelantes: Poder, para ser sus testigos por todo el mundo.
Su nacimiento había sido manifestado en el poder del Espíritu de Dios; su ministerio, habia estado impelido en el poder del Espíritu de Dios; su resurrección, había tomado lugar en el poder del mismo Espíritu Santo, y ahora, el pueblo que iba a afirmar, la iglesia que estaba por nacer, nacería, se movería y se manifestaría en el mismo poder.
Dios había estado dando testimonio de su Hijo, durante su ministerio terrenal, y ahora el Hijo estaría dando testimonio de su Iglesia, mediante el mismo poder.
Esto era vital. El entusiasmo que los discípulos reflejaban, al tener de nuevo con ellos al Señor, y al ver que había resucitado de entre los muertos, hubiera parecido suficiente incentivo para ir a pregonar el evangelio. Pero, el entusiasmo humano, con sus variables grados, no es de efectiva duración, ni representa necesariamente apoyo de Dios. Necesitaban el apoyo y ayuda de Dios y esto se manifestaría en poder.
Por casi 2 semanas, estuvieron esperando en un aposento, 120 individuos. Habían sido muchos más los beneficiados por el mensaje de Jesucristo, sus milagros y enseñanzas, pero, sólo un pequeño cúmulo de los que habían creido se dispusieron a buscar ese poder. Sin ese poder, no habría iglesia; sin ese poder, no hubiesen podido resistir la naturaleza humana tendente al mal y a la rebelión, ni a las fuerzas enemigas espirituales, y sin ese poder, no hubiesen podido demostrar al mundo que hablaban en nombre del Señor resucitado. Las instrucciones que había dado el Señor respecto a ese poder y a la predicación eran claras.
¨ ...pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén , hasta que seáis investidos de poder desde lo alto¨.
(Lucas 24: 49b)
Así nació la iglesia
Este mensaje que compartiré, por el cual he buscado dirección del Señor, es un llamado a la reflexión del que busca respuestas; un llamado para despertar a soldados de Cristo que están desalentados, y una advertencia a los que defienden y sostienen doctrinas falsas o ideas demoniácas.
En tertulias, y diálogos, se puede decir tanto, especialmente en el campo de la ¨religión¨.
Se puede argumentar haciendo uso de herramientas exegéticas, (Las cuáles empleadas correctamente, tienen su uso y utilidad.), traer referencias del arameo antiguo, del hebreo o del griego; se puede apelar a la tradición y a filosofías humanas, pero.... ¿y el poder ?
¿Dónde está el poder que respalda lo que argumentan?
Leo en el foro hermosas verdades escriturales, que son eco a lo que el Espíritu Santo de Dios ha revelado en La Palabra, y al mismo tiempo, leo cómo se aferran otros a repetir doctrinas falsas que surgieron de individuos llenos de palabras, pero, faltos de poder de Dios. Osea, faltos del testimonio que Dios da cuando algo proviene de Él.
Usualmente me concentro acá en el área de los poemas. Pero, entiendo que el área del testimonio tiene una importancia prioritaria. Los testimonios hablan mucho. Dan noción de qué mano puede estar moviéndose. Aunque, también existe un poder imitador que proviene de Satanás y sus ángeles. De eso estaré hablando también, Dios mediante.
La Iglesia, no nació débilmente, como una zebra recién nacida, que poquito a poquito va estirando sus patitas y aún estiradas, camina sin firmeza. No. La Iglesia nació en poder .
Por eso, la parte del Nuevo Testamento de la cuál extraemos tanta evidencia de esa Iglesia, no se llama, Los Dichos de los Apóstoles, sino: Los Hechos de los Apóstoles.
(Continua, Dios mediante.)
Erskine
2007Erskine.