Ocho mitos sobre Irak y situación de los cristianos

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24 Enero 2001
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http://www.iespana.es/revista-arbil/(65)irak.htm

Revista Arbil nº 65

Irak entre manipulación y realidad: Ocho mitos sobre Irak y situación de los cristianos

por Ángel Expósito Correa con la colaboración de Celia Castro


El artículo recoge los argumentos que usan para justificar su posición las potencias favorables a la confrontación con Irak

Alianza Católica analiza un estudio de Rodolfo Casadei en el semanal Tempi "ofreciendo una articulada contribución, Ocho mitos sobre Irak, a la lucha en el amplísimo frente propagandístico de la denominada guerra sin límites, la guerra asimétrica en la edad del terrorismo y de la globalización, términos ilustrados por los oficiales y estudiosos de teoría militar chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui. En el ladillo se puede leer: Cuanto más la crisis iraquí se hace candente, tanto más las falsedades propagandísticas se multiplican conforme al programa habitual: demonizar EEUU y Occidente. Algunas informaciones para un mínimo de objetividad".

Este trabajo, como ya indica el comentario, quiere ser una contribución lo más objetiva posible para la comprensión de una realidad - la iraquí - que como muchas otras es objeto de absoluta, interesada y parcial, manipulación por parte de la progresía nacional e internacional. Con ello no se quieren negar las razones de aquellos que por una serie de motivos se oponen a una posible intervención militar en Irak, sino informar sobre una realidad concreta liberándola de esta manera de toda "superestructura" propagandística interesada. Buena prueba de tal manipulación es el testimonio de una ciudadana española residente en las Vascongadas. Leámoslo juntos: "Todo lo que te voy a contar lo he visto. No son impresiones, tampoco creencias particulares o infundadas. De la ETA y sus múltiples adláteres conozco lo que vivo en mi día a día. No elucubro ni me dejo arrastrar por sensaciones cuando me refiero al terrorismo y a la sumisión interesada y/o coincidente que en estos lares se practica por sistema. Como en el caso del aborto, el terrorismo y sus consecuencias me resultan tan atroces que procuro no añadir dramatismos interpretativos. Con aquello de lo que soy testigo, me basta.

Los carteles pegados en muros y fachadas proliferan. En algunos no es extraño que aparezca la ikurriña junto a la bandera de Iraq y la palestina estampadas sobre fondos tétricos y desoladores. Composiciones plásticas del "trío asediado" que acentúan su dramatismo al máximo incorporando alambradas punzantes, sangre que gotea desde las enseñas, alegorías difuminadas de los horrores de la guerra. Otras veces los carteles nos presentan fotos de niños famélicos, de niños que lloran y sufren, de cadáveres abandonados en despoblados, de madres que se desgañitan en un grito de dolor. En estos casos los carteles son de mayores dimensiones y su colocación mucho más teatral. Se plantan en medio de las aceras, erguidos mediante soportes traseros de madera, a la puerta de Herriko- tabernas (siguen abiertas, como si nada) o antros similares. Debajo de cada fotografía, un pie explicativo de la imagen en euskera y en castellano. Bajo el niño desnutrido y semidesnudo se nos habla de las terribles consecuencias del bloqueo norteamericano a Iraq. Bajo los niños que lloran y la madre desesperada, una breve leyenda acerca de cómo lloran los pueblos sometidos a los que se niega el pleno ejercicio de sus libertades. Bajo los cadáveres acribillados o destrozados, se nos ilustra sobre la barbarie del capitalismo y de las naciones colonizadoras. Y así cuatro o cinco fotos en cada cartelón, formando una especie de periódico o tira de cómic divulgativa de gran tamaño que, pese a lo mucho que obstaculiza el tránsito, los viandantes rodeamos sin rechistar. Nunca se ha dado el caso de que los municipales o la Ertzaintza hayan retirado tales impedimentos. También son frecuentes las colectas para ayudar a estos pueblos oprimidos, tan parecidos en sufrimiento y humillación al propio pueblo vasco. Supongo que el dinero recaudado se destinará íntegramente para la "liberación" de este último: para asesinar niños españoles, guardias civiles o transeúntes. O concejales, o amas de casa, o estudiantes, o a ti o a mí...qué mas da. O para el disfrute personal de estos grandísimos farsantes, que este es un aspecto que nadie tiene en cuenta y, sin embargo, no debemos desdeñar. No son tan esforzados y tan héroes de la causa como nos pretenden hacer creer. Este es un mito al que se han rendido hasta los informadores y los políticos.

Desde luego, son los palestinos su punto de referencia. De ellos han adoptado ese sucedáneo de la intifada que es la kale borroka y también su estética. Es fácil reconocer a un batasuno por su indumentaria, calzado o corte de pelo, pero más aún por la kefia. A la hora de incendiar un autobús, un cajero automático o un contenedor, esta prenda ayuda mucho a enmascarar con rapidez el rostro. Y luego, llevada a diario, luce una barbaridad en los ambientes solidarios, qué te voy a contar. Iraq viene después en el orden de preferencias. Aquí, como en el caso palestino, han encontrado una mina porque todos los izquierdosos y "bienpensantes contemporáneos" coinciden con el mundo etarra en la dirección de sus afectos. De la misma forma que el PNV gobernante concuerda con ellos en fines (circunstancia que hace imprescindible mantener como sea a estos asesinos por ósmosis de intereses), los progres coinciden con ellos en valoraciones, críticas y objetos de admiración. Un alimento "espiritual" perfecto que, además, los presenta en cierto modo como "buenos, generosos, solidarios y portadores de cierta nobleza" ante determinados grupos de opinión pública poco cultivados, cuando no malintencionados o botarates. Hace dos meses entré por primera vez en una oficina de cierta entidad bancaria. Todos sabemos de la vinculación de esta entidad con el mundo etarra. De hecho, cuando se procede a la quema ritual de cajeros automáticos, los pertenecientes a dicha entidad siempre se respetan. Entré, como te decía, en la sucursal de la susodicha con aprensión. Sabía que unos meses atrás un alto directivo de esta entidad había sido detenido por su pertenencia o colaboración con la ETA pero no me podía imaginar que estas oficinas se habían convertido en un centro propagandístico. En las paredes, carteles pro-palestinos y pro-iraquíes, proclamas que instaban a colaborar económicamente con esos pueblos (los donativos se podían hacer ahí mismo, claro, en cuentas de la entidad), fotografías alusivas, un cartel de "Euskal presoak Euskalerrira" ("Presos vascos a Euskal-Herria". Con lo de presos vascos se refieren únicamente a etarras, el que haya atracado un banco y esté preso en Málaga les importa un bledo, por muy de Bermeo que sea) y mucha paloma de Picasso o de Alberti, ya sabes, ese "logo" tan del gusto de los progres: la paloma de la paz que sólo suspende su vuelo ante el féretro de un abertzal, de un miembro de Hammas o de un voluntarioso iraquí. Nunca ante los restos de un soldado español o del ataúd blanco de una niña de seis años, hija de un guardia civil. ¡Cuánta hipocresía! Me marché de allí antes de que me tocara el turno.

Todas las agrupaciones hijuelas del entramado etarra: las juveniles, las feministas, los colectivos pro-amnistía, las centrales sindicales, etc, están del lado de Sadam Husseim. Agotada la pasión sandinista de hace unos años, ahora le toca el turno al frenesí sadanista que, junto con el ardor palestino, configuran el dúo preferencial en lo relativo a política exterior. Los zapatistas también están muy bien considerados, y los kurdos, esos eternos apátridas, gozan asimismo de especial tratamiento. A una delegación de este pueblo la invitó el mismísimo Gobierno Vasco para que contara su peripecia vital a los atribulados nacionalistas. Imagínate a uno de estos pobres hombres contando sus cuitas ante un acaudalado empresario de Neguri del PNV de toda la vida. De chiste.

Cuando Herri Batasuna existía con tal denominación y en tiempos de la Guerra del Golfo capitaneada por G. Bush padre, se hizo desde esta repugnante formación un llamamiento a toda la ciudadanía. Un determinado día, a las doce de la noche, se llevaría a cabo una cacerolada desde todos los balcones y ventanas abiertos a la luna invernal. Se pretendía que el pueblo vasco manifestase su repulsa hacia los EE.UU y su firme adhesión a Iraq. Al mismo tiempo, se sugería que la cacerolada atronase también contra España, la crudelísima, la invasora, la torturadora y asesina... En aquella época el imperio del miedo se hacía sentir con especial virulencia y la cacerolada retumbó en la noche de Bilbao. Recuerdo que lloré. Aquel ruido insoportable no sonaba con ira contra los EE.UU. ni con dolor ante la población iraquí que padece los efectos de un régimen criminal e intimidatorio. No cada golpe de cazuela expresaba otra saña y otro odio más cercanos y frente a ellos se detuvo mi llanto. Eran tiros en la nuca, bombas en supermercados, explosivos no importa dónde...Era el TERRORISMO, único, unánime y unísono el que bramaba su furia en la fría noche de Bilbao.

El terrorismo es uno solo. Por eso todos sus miembros se dan la mano con facilidad: son partes del mismo monstruo".

Ocho mitos sobre Irak

Mito 1: Irak no es el único país en el mundo que no respeta las resoluciones de las Naciones Unidas. Israel y otros países amigos de los Estados Unidos desatienden muchas resoluciones de la Onu, pero nadie se imagina proponer acciones militares internacionales contra ellos.

No cabe duda: no sólo Irak, sino muchos estados, empezando por Israel, desatienden resoluciones de las Naciones Unidas. Pero las resoluciones desatendidas por Irak no se refieren a contiendas territoriales o a controversias entre estados, sino a la posesión de armas de destrucción masivas y a otros sistemas de armas cuya tenencia está prohibida al Irak de Saddam Hussein a consecuencia de la resolución 687/91 del Consejo de Seguridad de la Onu. Se trata de la resolución que detalla las condiciones para la cesación de la acción de policía internacional contra Irak autorizada por la Onu y realizada en enero-febrero de 1991: una de éstas era propio la destrucción de las armas que Irak podría haber utilizado para chantajear a la comunidad internacional también tras la evacuación forzada de sus tropas de Kuwait. Es evidente que no se pueden poner a un mismo plano una resolución relativa al peligro para la seguridad internacional representado por las armas de destrucción masivas, y para cuya actuación sería suficiente la voluntad política del gobierno interesado, con resoluciones relacionadas con crisis localizadas y que a menudo, como en el caso de los territorios árabes ocupados por Israel, exigen para su plena actuación la involucración de más voluntades: no tiene mucho sentido pedir a Israel que se retire de los territorios ocupados mientras que estados árabes y organizaciones palestinas mantienen el programa de destruirlo en cuanto estado.

Mito 2: No es verdad que Irak tiene armas de destrucción masivas. Como ha explicado el ex inspector Unscom Scott Ritter, los agentes químicos y bacteriológicos que poseía al comienzo de la guerra del Golfo se han deteriorado, y las actividades para reactivar sus programas de producción, como asimismo el programa de armamento atómico, serían inmediatamente descubiertos por los satélites espía.

El informe del Joint Intelligence Committee de los servicios secretos británicos del 24 de septiembre (se puede consultar en el portal de Internet del Foreign Office y en el de la Bbc) desmiente a Scott Ritter por completo. Después de 1998, fecha de la interrupción de las inspecciones de la Onu, Saddam Hussein ha vuelto a producir agentes químicos y biológicos mediante laboratorios y unidades productivas móviles e industrias civiles de la rama química y biotecnológica. Parte del arsenal existente en los tiempos del Golfo y no destruido durante las inspecciones entre 1991 y 1998 (sobre todo los peligrosísimos gases nervinos) es todavía eficiente gracias a la utilización de agentes químicos estabilizadores. Irak, que está autorizado a tener sólo misiles con un alcance de 150 km, dispone de al menos 20 misiles prohibidos con un alcance de 650 km en grado de transportar cabezas químicas y bacteriológicas, y ha emprendido un programa para la producción de misiles con 1.000 km de alcance. Recientemente Irak ha tratado de comprar un millón de dosis de atropina y otros tantos autoinyectadores: es un indicio muy elocuente, porque la atropina en dosificaciones de 2 mg. es el único antídoto contra los gases nervinos, y las mini-jeringuillas sirven para inyectarla. El programa de armamento atómico, desmantelado en los años de las inspecciones, ha vuelto a ponerse en marcha inmediatamente después de 1998, como demuestran los tentativos de compra de uranio en África y de componentes para centrífugas para el enriquecimiento del uranio. Sorteando las sanciones, Saddam Hussein puede producir armas atómicas en un plazo de cinco años. Si consiguiera procurarse uranio ya enriquecido y otros componentes, le bastarían dos.

Mito 3: A Saddam Hussein le hemos armado y mimado nosotros. Como de costumbre, primero Occidente apoya a un dictador, luego se lo encuentra como enemigo y debe declararle la guerra.

Saddam Hussein ha sido no sólo apoyado por Occidente, sino por casi todo el mundo árabe, por países conservadores y por radicales, y después de 1983 también por la Unión Soviética, en un preciso trance histórico: la ascensión de la República Islámica de Irán, ocurrida a comienzos de 1979 con la rebelión popular que elimina el cha Reza Pahlavi y lleva al poder al ayatolá Jomeini. Éste trata de exportar la revolución islámica a todo el mundo musulmán, empezando por la vecina Arabia Saudí, contra cuya familia reinante desencadena una gran campaña propagandística. Y llama a los pueblos a la lucha anti-imperialista contra los Estados Unidos, el "gran Satán", e Israel, el "pequeño Satán". En 1980, cuando ataca a Irán para tener el control de toda la región fronteriza de Shatt-el-arab, que en 1975 había tenido que ceder casi completamente al cha, Saddam Hussein está seguro de haber elegido el momento histórico adecuado: Irán es militarmente débil porque no puede comprar de Estados Unidos las piezas de recambio del arsenal bélico acumulado en los tiempos del cha; EE.UU. y mundo árabe están amedrentados por las perspectivas de la revolución jomeinista, y por tanto lo ayudarán. El análisis se demuestra correcto, pero en el campo de batalla Irán se revela más correoso de lo previsto, y ocho años después la guerra concluye con el retorno de los dos contendientes a las mismas posiciones de partida. De hecho, las ambiciones revolucionarias mundiales de Irán salen reajustadas por el holocausto de la guerra (700 mil muertos iraníes, 250 mil iraquíes), pero surge el problema Saddam: será para no deber devolver las cuantiosas deudas contraidas con Kuwait y Arabia Saudí que el raís invade en 1990 el emirato.

Mito 4: Saddam Hussein ha ido al poder gracias a un golpe de la CIA: los Estados Unidos ponen en peligro la paz mundial para destruir el monstruo que ellos mismos crearon.

Ésta es la más descarada de las mentiras propagandísticas anti-americanas. Es cierto que en las décadas de los cincuenta y sesenta la Cia no escatimó golpes y tentativas de golpes (fundamental aquél, teledirigido por los americanos, que en 1953 devuelve el poder al cha de Persia), no obstante su papel en el que en 1963 depone en Bagdad al general Kassem y hace entrar en la sala de máquinas al partido Baath en el que estaba afiliado Saddam Hussein es marginal. Pero sobre todo Saddam Hussein tiene muy poco que ver con aquel golpe: estaba exiliado en El Cairo, de donde vuelve sólo en 1964 gracias a una annistia, y enseguida empieza a conspirar contra el presidente Arif, ascendido al poder gracias al golpe "americano". Tras varias peripecias, Saddam entra a formar parte del gobierno sólo con el golpe de 1968, y se convertirá en líder indiscutible en 1979, tras haber activado ya en 1972 las iniciativas que más temían los americanos: la nacionalización del petróleo y la entrada en el gobierno de ministros comunistas.

Mito 5: Los verdaderos terroristas son los Estados Unidos y la Onu, que han impuesto a Irak un embargo total que ha causado 1,5 millones de muertos entre los niños iraquíes.

Nadie puede cuantificar el número de las víctimas civiles del embargo, que son con toda seguridad menos del millón y medio declarado por el régimen iraquí, que con toda probabilidad rondan las cientos de miles. El embargo ha sido desde el principio una elección deshumana y equivocada, porque ha causado grandes sufrimientos sin conseguir hacer inofensivo al régimen. El programa humanitario oil for food emprendido en 1997 ha aliviado la situación. Sin embargo no es correcto descargar toda la responsabilidad de las víctimas del embargo sobre las Naciones Unidas y los países miembros del Consejo de Seguridad. No solamente porque el régimen de Bagdad hubiera podido poner fin rápidamente al embargo cumpliendo con solicitud las condiciones de la resolución 687/91, esto es, el desarme. Sino porque desde que está en vigor el embargo ha continuado a gastar anualmente 5 billones de dólares en gastos militares y 2,5 billones en construcciones de grandes infraestructuras, de entre las cuales destacan inmensas mezquitas y 50 edificios presidenciales. Si se hubiera limitado a gastar la mitad, con el dinero ahorrado hubiera podido comprar tantos alimentos y medicinas cuanto Irak importaba antes de la guerra: antes de la invasión de Kuwait Irak gastaba entre los 2 y los 3 billones de dólares al año de importaciones alimentares y 500 millones en medicamentos.

Mito 6: El programa "oil for food" es insuficiente para dar una respuesta a las necesidades alimentares y sanitarias de los iraquíes: los estamos matando de hambre.

Tampoco esta tesis es sostenible. Los actuales ingresos de Irak por las exportaciones de petróleo crudo han alcanzado la cuota pre-guerra: 17 billones de dólares al año. El 72 por ciento de esta cifra puede gastarse en la compra de comida, medicinas y otros bienes con un mecanismo regulado por las Naciones Unidas. La disponibilidad de calorías per cápita ha pasado de 1.300 de 1993-95 (hambruna negra) a 2.030 de 1997-98, a 2.400 en el 2000, que es una cuota aceptable desde el punto de vista de la salud. Quien no aprovecha en toda su potencialidad las posibilidades del esquema oil for food es el gobierno iraquí, que todavía no ha aplicado 3 billones de dólares ya otorgados por el fondo Onu y no ha todavía gastado 1 billón para productos ya aprobado. En la primera mitad de este año Irak ha gastado el 75 por ciento menos respecto al 2001 para la compra de medicamentos, y ha decidido gastar 25 millones de dólares de oil for food para la construcción de un estadio olímpico.

Mito 7: Bush es un petrolero. La guerra que EE.UU. amenazan contra Irak es en el interés de los petroleros americanos, que necesitan el petróleo iraquí.

No es exacto: la eventual guerra contra Irak, una vez concluída, llevaría a un crecimiento del petróleo crudo disponible en el mercado, y por tanto a una reducción de los precios desventajosa para los gobiernos y los operadores económicos. Los americanos miran al petróleo iraquí más bien por razones estratégicas: quieren reducir su dependencia de Arabia Saudí.

Mito 8: En el mundo hay muchos dictadores que violan los derechos humanos, Saddam Hussein no es el peor.

En muchos aspectos las crueldades del régimen de Saddam Hussein están por encima de lo común. Es el único dictador de la historia que ha ordenado la utilización de gas nervino contra civiles desarmados (no sólo en Halabja, sino en muchas localidades curdas). La campaña contra los curdos entre 1987 y 1989 causó entre 100 y 200 mil muertos, la mayoría civiles. La represión contra las insurrecciones de 1991, tras el fin de la guerra del Golfo, causó 20 mil muertos entre curdos y entre 30 y 60 mil muertos entre los chiitas del sur. Aunque prohibida por la ley, en las cárceles y las comisarías iraquíes la tortura es practicada habitualmente. Las torturas incluyen: arrancar los ojos a los prisioneros, sumergirlos en bañeras de ácido, mutilar los dedos de manos y pies a golpes de arma de fuego, violar las mujeres ante maridos e hijos, meter objetos ardientes en los orificios del cuerpo humano, provocar fracturas óseas, quemar los artos de una persona, perforar partes del cuerpo con hilos eléctricos. Torturas se practican también con niños (ojos arrancados, huesos partidos, recienes privados de la alimentación) para obligar a los padres a confesar. Destacamentos de las fuerzas de seguridad están encargados de la violación de las mujeres de los enemigos, y los servicios secretos envían a los opositores en el extranjero cintas de vídeo con las imágenes de las violaciones de mujeres miembros de sus familias. En los últimos veinte años se calculan en 200 mil las personas desaparecidas en los cercos infernales de las cárceles iraquíes. En los penitenciarios se practica el fusilamiento sin proceso de los prisioneros: por ejemplo en la sóla prisión de Abu Ghraib en 1984 fueron fusilados 4 mil prisioneros políticos. Decretos del Consejo de mando de la revolución establecen penas como el corte de las orejas y el marcamiento con el fuego para los delitos penales, la decapitación para todos los delitos relacionados con la prostitución (a menudo usados para atacar opositores políticos) y el corte de la lengua para el delito de difamación del jefe del Estado.

La situación de los cristianos y sus temores

La religión oficial de la República iraquí es el Islam. A pesar de estar garantizada por la Constitución, la libertad religiosa se ve gravemente limitada en muchos aspectos.

Limitándonos a los cristianos y según el Informe 2000 sobre la libertad religiosa en el mundo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (www.alleanzacattolica.org/acs/rapporto_00/iraq.htm): "En cuanto a los alrededor de 350 mil cristianos sirios y caldeos del país, según el Informe 1999 del Departamento de Estado de los Estados Unidos, se adoptan medidas de traslado forzoso de las regiones del Norte. Las organizaciones sirias lamentan, además, la aplicación de la ley sobre la apostasía, que imposibilita la conversión de musulmanes a otras religiones, pero consiente a los no musulmanes de convertirse al Islam. Por parte de las Iglesias, existe el temor de una afirmación chiíta, que podría empeorar todavía más los derechos religiosos de los no musulmanes".

A pesar de que los cristianos representan el 20% del cuerpo docente, su marginalidad política es evidente, ya que en la Asamblea Nacional sólo hay cuatro diputados entre 250. Para una mayor comprensión de la real situación de los cristianos considero oportuno traer a colación el artículo publicado en el diario italiano "Il Corriere della Sera" de 10 de noviembre de 2002 de Lorenzo Cremonesi: "La amenaza islámica ha llegado junto a las octavillas que llaman a la conversión, periódicamente coladas de noche debajo de las puertas de las casas cristianas de Mosul en el Norte de Irak. "Si no quitais esa cruz clavada en el mapa, que está en el techo de la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, nos ocuparemos nosotros de quitarla con la fuerza", repetían los imanes en las mezquitas. Es por ello que el arzobispo sirio-católico, Georges Casmoussa, ha decidido esconder la cruz del edificio recién reformado el año pasado, tapándola en parte con un letrero negro sobre un panel de plástico que lleva el nombre de la iglesia. ¿La razón? "Los musulmanes afirman que el soporte esférico en el que se apoya la cruz parece simbolizar la voluntad del dominio cristiano sobre el mundo entero. Y aquí nos recuerdan que ésta es tierra islámica", nos explican en los pasillos del arzobispado. El viaje a la provincia de mayor antigua civilización cristiana en Irak revela miedos contados por lo bajino. "Una comunidad en decadencia", admiten en el patriarcado caldeo de Bagdad. "En 1989 había más de 600.000 cristianos (el 80% católicos) en Irak, pero desde la invasión de Kuwait en 1990 han empezado a emigrar. Hoy no llegan a los 450.000", afirma un alto prelado. Pero con los temores de una nueva guerra el sentido de inseguridad se ha agudizado más, alimentado por una serie de hechos graves. El más misterioso ha sido el asesinato de Cecilia Hannamushi, una monja de 70 años degollada en su cama en Bagdad a mediados de agosto. "Le han cortado el cuello con un cuchillo de cocina, luego la ataron semidesnuda manos y pies, pudo haber sido violada" nos cuentan. Un crimen rápidamente condenado por el régimen. Los tres agresores salieron en la televisión local antes de la ejecución capital. "Sólo eran unos ladrones", dicen los portavoces de la policía. Pero en la cercana iglesia de MarYusef no están convencidos: "Ha sido una ejecución al más puro estilo argelino, la saña contra el cadáver se explica sólo con el odio religioso". La violencia también ha alcanzado Mosul. "El segundo domingo de septiembre, un grupo de extremistas armados con piedras y cuchillos arremetió contra los fieles que salían de la iglesia. Se la tomaron en particular con las chicas por llevar (según ellos) la falda demasia corta y por no cubrirse la cabeza", revelan en la escuela próxima al arzobispado. Es una escuela mixta para cristianos y musulmanes, desde hace algunos años Saddam Hussein ha hecho cerrar en todo el país las escuelas privadas financiadas por la Iglesia. Pero los profesores cristianos aceptan susurrar algún rápido testimonio sólo cuando los colegas y los alumnos musulmanes no están presentes: "Aquí están creciendo los grupos wahabitas financiados y alentados por Arabia Saudí. Desearían que nos hiciéramos todos musulmanes". "La paradoja es que en realidad el Ba´ath, el partido de Saddam Hussein, tiene una tradición laica que privilegia la convivencia entre los credos. Prueba de ello es que el número dos del régimen, Tarek Aziz, es un cristiano. Aquí en el pasado había más tolerancia que en Egipto o en Jordania. Pero ahora los cristianos en Irak son una minoría que teme la anarquía que puede surgir tras la caída de Saddam, en el supuesto de un ataque americano. Ven en el régimen el único escudo contra el fundamentalismo islámico. No obstante, en los últimos años el mismo Saddam ha querido islamizar la sociedad para atraer el consenso contra el enemigo exterior. Y los cristianos se encuentran en una posición cada vez más frágil", analizan en los círculos diplomáticos occidentales de la capital. Las señales del nuevo islamismo de Estado son evidentes: ya no se puede construir una nueva basílica sin que cerca no surja una mezquita. Los nombres de los recién nacidos cristianos tienen que ser arabizados. Ya no se puede poner, por ejemplo, el nombre de José, sino sólo Yusef. Es aceptada Miriam, pero no María. El Vaticano ha protestado al empezar el año en el gobierno de Bagdad cuando había llegado la noticia de que el ministerio de Interior estaba preparando una "lista de nombres prohibidos". Pero la cuestión sigue abierta".

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Otro artículo de Ángel Expósito Correa donde se hace referencia al anterior:

Por amor a la verdad y sin acritud: Sobre Bush, la Iglesia y el posible ataque a Iraq

por Ángel Expósito Correa

Es realmente triste observar como católicos algunos de los cuales se denominan tradicionalistas, "obvien“ como si se tratara de algo insignificante o inexistente, que el "genocida, imperialista y tiburón petrolífero“ Bush es el único presidente de un gobierno occidental que declara públicamente su cristianismo y su voluntad de ilegalizar por completo el aborto. Desde que empezó su mandato han disminuido los abortos, se han abolido las aportaciones económicas a las agencias de la Onu que fomentan el aborto y las esterilizaciones; se ha enfrentado a la Organización Mundial de la Sanidad por los mismos motivos; la misma cantidad de millones de dólares destinada a las campañas de „prevención“ contra el SIDA mediante el preservativo, es ahora destinada a campañas a favor de la continencia sexual; se ha creado un ente gubernamental para suplir la ineficaz intervención estatal a favor de la integración de las minorías y de los problemas sociales con las asociaciones y congregaciones religiosas, y ha puesto al mando del ente coordinador a un médico católico que ha pasado diez años de su vida con Madre Teresa de Calcuta; ha mantenido en Foros Públicos Internacionales a favor del desarrollo la propuesta avanzada por varios misioneros de renombre internacional como padre Gheddo, de condicionar las ayudas occidentales al respeto de los derechos fundamentales de la persona para evitar que sigan siendo objeto de enriquecimiento de las élites tiránicas y corruptas tercermundistas; apoya públicamente cada dos por tres a los movimientos provida; hace apostolado de la oración en casi todos sus discursos; ha defendido a la Iglesia católica y al Papa (contrariando a muchos de sus votantes fundamentalistas protestantes) durante los escándalos de pedofilia; es contrario a la manipulación con embriones y, si no me equivoco, la prohibió, limitó o hay un proyecto de ley al respecto; y mucho más. Y yo me pregunto: ¿Cómo es posible que católicos tradicionalistas se dejen obcecar tanto por un antiamericanismo de corte progresista hasta el punto de „olvidar“ hechos tan significativos y ejemplares para un católico con vocación política como los mencionados, teniendo en cuenta, además, el auténtico desierto que sobre estos temas (con algunas excepciones) rige en los países de nuestro entorno? ¿No deberíamos alegrarnos como católicos y tradicionalistas de esta línea prográmatica de la administración Bush y tratar de imitarla, importándola, a Europa? ¿Es que acaso no viene como anillo al dedo tras la Nota sobre los católicos y la vida pública de la Santa Sede? ¿No es un aliciente para todos nosotros ver como muchas de las exigencias morales que nos recuerda tal documento vaticano se ven realizadas por el presidente de la nación que actualmente detenta el liderazgo mundial y que marca las pautas de conducta y las modas – desgraciadamente, hasta ahora, sólo las negativas – para buena parte del orbe? ¿Por qué entonces tanta falta de objetividad y caridad?

Claro, está la guerra. En un artículo publicado en el último número de Arbil desmonté (basándome en documentación fehaciente) buena parte de las patrañas propagandísticas ideadas por la progresía internacional, sus adláteres cato-comunistas y los musulmanes. Es curioso, no obstante, observar como muchos de los que se rasgan las vestiduras frente a un posible ataque a Iraq no gasten un mínimo de aliento para denunciar - no digo las atrocidades que sufren los cristianos en todos los países islámicos y comunistas que eso ya sería mucho pedir -, sino, cuando menos, la insufrible situación del pueblo iraquí (ya sé, ya sé, a causa del embargo) pero también y SOBRE TODO a causa de un sátrapa que en vez de cumplir las resoluciones impuestas, y que dependen sólo y exclusivamente de su voluntad, gasta millones y millones de dólares en armas, en construir mezquitas y estadios gigantescos y en mantener un régimen represivo de absoluto terror. Ello sin contar las armas químicas utilizadas contra su propio pueblo de minoría curda (primera vez en la historia que se utilizan estas armas para reprimir rebeliones internas) o el asesinato selectivo de los jefes de la comunidad chiita. Se habla mucho de petróleo, de no sé qué conspiración y contubernio de las compañías petrolíferas; ahora bien, ¿alguien, con un mínimo de conocimientos económicos, podría negar que tras la guerra, a causa del aumento de la producción y la explotación, se abarataría el precio del petróleo? ¿Qué negocio sería ese de vender a menos precio del actual? ¿No entrarán en juego otros factores (sin por ello querer enmendarle la plana al Señor Único que conoce las reales intenciones de los hombres) como por ejemplo la mayor independencia frente a Arabia Saudí (se han convertido en un auténtico debate nacional en EE.UU. las responsabilidades morales y doctrinales, cuando no, concretas, de la monarquía saudí en el terrorismo islámico y sus implicaciones - denunciadas por asociaciones de familiares de víctimas del 11-S) frente al temor de que sus „hermanos“ fundamentalistas y terroristas consigan hacerse con el poder en el reino wahabita? ¿Se imaginan lo que podría ocurrir? ¿O que también se trate de empezar a ponerle un cerco a China que además de nación comunista y genocida por su política del „hijo único“, es la mayor responsable, junto a compañías petrolíferas canadienses, de la prosecución de la guerra genocida anticristiana de Sudán? Todo ello sin contar las posibles alianzas con el terrorismo islámico en Palestina (ya, ¿por qué no se habla de la financiación de los grupos suicidas y de sus familias por parte del régimen iraquí? ¿Es ésta la forma de conseguir la „convivencia pacífica entre los pueblos“?), o con Al Qaeda del régimen de Sadam (a ver qué pruebas aporta la Casa Blanca), o, aún, de las posibles intenciones de atacar a Israel, una vez que tuviera las armas necesarias (inclusive la atómica) y así convertirse en el líder musulmán capaz de liderar la guerra santa contra los „cruzados judeo-cristianos". Las mías son sólo hipótesis que empero están documentadas (con una buena serie de documentos y lecturas) en un conocimiento y análisis sereno, sin prejuicios ideológicos, del mundo islámico y occidental.

Claro que hay muchas cosas que no se explican y que llaman la atención. La más importante: la desaparición de entre los estados canalla de países como Sudán o Arabia Saudí (aunque quizás – Dios lo quiera – lo apuntado anteriormente sobre estos dos países y China sea el comienzo de una estrategia sibilina de cerco y presión), o la insistencia para que la Unión Europea acepte a Turquía (en qué quedamos, cabría preguntarse, ¿es más importante la seguridad que proporcionan las bases Nato en ése país, o la prudencia necesaria frente a un posible caballo de Troya del Islam en Europa?), o el suceso del buque que transportaba misiles para Yemen. Son sólo algunos ejemplos de lo que a nuestros ojos, excluidos de las salas de máquinas, parecen contradicciones. Habría que estar ahí para juzgar serenamente. Y, ya saben, Bush no es Isabel la Católica, ni la política es perfecta.

En cuanto a la postura oficial de la Santa Sede decir que también en este tema hay mucha manipulación y/o superficialidad. El Santo Padre en varias ocasiones repitió que la Iglesia acepta la guerra SÓLO como último recurso tras agotar todas las vías diplomáticas y de otro orden a disposición; con el mayor consenso de todas las naciones (en este caso el de la Onu) y como guerra defensiva, y no de ataque, como parece ser la denominada "guerra preventiva“. No se trata, por tanto, de un NO absoluto a toda acción contra Iraq para impedir una "guerra colonialista“. El mismo cardenal Tauran („ministro de exteriores“ de la Santa Sede) afirmó al diario de la Conferencia Episcopal Italiana, „Avvenire, septiembre de 2002, que aceptarían una guerra consensuada por la Onu si inspirándose al derecho internacional (según ellos la guerra preventiva no está prevista por la carta de las Naciones Unidas) y en particular a las resoluciones del Consejo de Seguridad, juzguen oportuno y proporcionado el recurso a la fuerza. El vicario del Santo Padre para Roma, y presidente de la Conferencia Espiscopal Italiana, Camillo Ruini, el 16 de septiembre dirigiéndose al directivo de la CEI, se ha declarado en la misma línea. No olviden que el Cardenal Camillo Ruini, además de vicario del Papa y presidente de la CEI, es también, según muchos analistas y expertos vaticanos, la mente política del Santo Padre.

También merece la pena recordar como el diario Avvenire, propiedad de la CEI, publicara una serie de editoriales de Vittorio E. Parsi, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Sagrado Corazón en Milán, de septiembre a enero del año corriente, sobre el posible ataque a Iraq. Por supuesto no han sido dictado por la cúpula de la CEI, no obstante se puede suponer que sus contenidos sean compartidos por el cardenal Ruini. Pues bien, ¿qué decían estos editoriales? Valiéndome de la sintesis realizada por Sandro Magister en "L´Espresso Online“, newsletter del 7 de enero de 2003, ya que me es imposible traducirlos todos, tales editoriales venían a decir lo siguiente:

- la indicación como objetivo irrenunciable de la eliminación de Sadam Hussein;
- la decidida aprobación de la guerra contra Iraq de 1990-91, aunque entonces hubiera sido desaprobada por el Papa y por la jeraquía de la Iglesia;
- una visión de la Onu mucho más decisionista e interventista;
- las reservas sobre la corte penal internacional;
- la propuesta de una revisión de la política internacional mundial a la luz de las nuevas amenazas: terrorismo y estados canalla;
- la petición de un "sosegado análisis“ de la doctrina Bush sobre la guerra preventiva;
- libertad y prudencia política dejada a los fieles para resolver en concreto el problema para la paz mundial que representa el régimen iraquí.

No se trata, pues, de un pacifismo a ultranza condicionado por lo políticamente correcto, sino de la búsqueda de un equilibrio entre las exigencias de defensa frente a los nuevos peligros que amenazan a la humanidad, y a Occidente en particular, y la necesidad, en los límites de lo posible, esto es, sin fanatismos ideológicos "pacifistas“ ni sin perder de vista la situación trágica de la humanidad post peccatum, de defender y preservar la paz.

Considero que ésta y no otra - siempre manteniendo la obligada y justa distinción entre la esfera religiosa y la política – ha de ser la postura de todo buen católico. SÍ A LA PAZ MIENTRAS SEA POSIBLE, NO A LA DEMAGOGIA BARATA "PACIFISTA“ Y "ANTI-IMPERIALISTA" QUE CONVIERTE A LOS VERDUGOS EN VÍCTIMAS Y A ÉSTAS ÚLTIMAS (NO SOLAMENTE LAS IRAQUÍES) EN "DETALLES“ SACRIFICABLES A LAS EXIGENCIAS DE LAS DIVINIDADES IDEOLÓGICAS.

Atentamente

 

http://www.libertaddigital.com/./opiniones/opi_desa_12393.html

Irak
¿Contra la guerra, o a favor de Sadam?
Pío Moa


Obviamente, los intrigantes y alborotadores artistas, el PSOE y tantos otros, no están contra la guerra, como dicen. Ha habido y hay numerosas contiendas en África y otros lugares del mundo, y rara vez se les ha visto movilizarse al respecto. En realidad están contra “esta” guerra, como antaño estaban por “la paz” incluso a riesgo de vernos sometidos al despotismo rojo, o, mejor, para eso mismo, para facilitar el expansionismo rojo. Son los mismos viejos comunistas o simpatizantes y tontos útiles del comunismo, es decir, de uno de los sistemas más belicosos y totalitarios que hayan existido, al cual defendían bajo banderas de paz y libertad, para mayor desvergüenza. Hoy, Sadam se ha convertido en un desafío a la democracia y a Occidente, y por eso, precisamente, lo defienden y protestan contra “esta” guerra. Tal es el motivo profundo.

Por supuesto, el hecho de que Sadam sea un dictador sanguinario no es motivo suficiente para atacarlo: en el mundo abundan figuras semejantes, así que ¿por qué él? Tampoco lo es su agresividad frente a países vecinos, hoy muy mermada, porque su régimen fue apoyado por los occidentales cuando agredió a Irán, de modo que parece como si Usa favoreciera la agresión cuando puede sacar beneficios de ella, y sólo tratara de impedirla cuando le perjudica directamente, como en el caso de Kuwait.

Y algo de eso hay, desde luego, pero el problema es más bien global y afecta a la zona entera, de tan vital importancia económica para el resto del mundo. Sadam constituye allí un elemento permanente de amenaza y perturbación, y su eliminación debería permitir una mayor seguridad para todos. Quienes hablan del petróleo como si fuera un simple interés de algunos magnates y le oponen a la sangre que puede costar, no sólo caen en el ilogismo sentimental de comparar cosas incomparables, sino que, simplemente, no piensan en el significado del petróleo para nuestra civilización actual.

Existe, además, un factor nuevo, nacido del desarrollo técnico del siglo XX, y es la posibilidad, incluso para países pequeños, incluso para grupos terroristas, de disponer de armas de destrucción masiva, poniendo con ellas en el más serio peligro a muchos millones de personas, o pudiendo chantajear por ese medio al resto del mundo. Esto cambia muchos puntos de vista y vuelve más apremiante la acción preventiva, incluso bélica. Algunos se han preguntado, con aparente lógica: “¿Y por qué no se exige el desarme de Usa? ¿Por qué a unos países se les impone toda suerte de limitaciones y a otros no?” El argumento sugiere que el único argumento real en este conflicto es la simple y cínica razón del más fuerte. Pero el armamento de Irak, como el de Corea y otros muchos, es el de regímenes extremadamente contrarios a los principios de libertad política y personal, regímenes que, precisamente, sólo entienden y respetan la razón del más fuerte. Por eso, los ideales de libertad han de pesar decisivamente en la balanza, y debemos felicitarnos de que sea Usa, y no esas dictaduras, el poder más fuerte. ¡Cuánto tendríamos que lamentarnos todos si fuera de otro modo!