Hace unos días mi hijo mayor me platicó de un debate amistoso que tuvo con su novia. Hablaban de religión, y llegó el momento en que él (como cristiano)le dijo a ella que no era de este mundo. Mi hijo me contó que su novia se le quedó viendo extrañada, y le dijo: "¿entónces qué eres, marciano, o qué?"
Sonriendo entre los dos, platicamos sobre este tema, y lo difícil que resulta ser efectivamente "seres de otro mundo (reino)"
Un embajador es un representante de un país (Reino), en otro país extranjero.
Pablo nos dice que somos embajadores en nombre de Cristo (2 Co. 5:20), y que nuestra ciudadanía es del reino de los cielos (Fil. 3:20)
Por tanto, como nos lo dice el Señor, no somos de este mundo (Reino).
Lo cierto es que el reino de los cielos no tiene nada que ver con las costumbres del reino de este mundo. Estamos metidos aquí, viviendo aquí, pero lo cierto es que NO somos de aquí.
¿Nuestras costumbres (nuestra manera de vivir) resultan ser totalmente "extrañas" para los que son de este mundo?, ¿o hacemos exactamente lo mismo que ellos?
Alguien dijo por ahí que los cristianos somos "alienígenas" (tomando en cuenta la etimología de esta palabra).
Sé que les parecerá extraño este tema, pero creo que es muy importante y sobre todo, sería muy edificante, que aportáramos al respecto.
Los aportes en este tema deben confrontarnos, y esa es la invitación para lo que aquí aportemos.