Capítulo 9
9.1 Las siete columnas son en sentido figurado. No se refieren a siete principios de la sabiduría. En la Biblia, el número siete representa totalidad y perfección. Este versículo establece poéticamente que la sabiduría no carece de nada: es completa y perfecta.
9.1ss La sabiduría y la insensatez (necedad) se ilustran en este capítulo como unas jóvenes rivales, cada una preparando una fiesta e invitando a las personas. Sin embargo, la sabiduría es una mujer de carácter responsable, mientras que la insensatez es una prostituta que sirve comida robada. La sabiduría apela primero a la mente, la insensatez a los sentidos. Es más fácil estimular los sentidos, pero el gozo de la insensatez es temporal. En contraste, la satisfacción que da la sabiduría dura para siempre.
9.1–5 El banquete descrito en este capítulo presenta algunos paralelos importantes con el banquete que Jesús describió en una de sus parábolas (Lucas 14.15–24). Quizás muchos querían ir, pero nunca lo hicieron porque les desvió algo que en ese momento les pareció importante. No permita que nada se vuelva más importante que su búsqueda de Dios.
9.7–10 ¿Es usted un escarnecedor (burlador) o un sabio? Lo puede decir por la forma en que responde a la crítica. En vez de contestar rápida y agresivamente o devolver con astucia la crítica, escuche lo que se le está diciendo. Aprenda de sus críticos, este es el camino a la sabiduría. La sabiduría comienza cuando conocemos a Dios. Le da un propósito a la vida porque Él la creó. Conocer a Dios no solo es saber datos sobre su persona, sino permanecer en temor reverente y tener comunión con Él. ¿Quiere en verdad ser sabio? Conozca cada vez más a Dios. (Si desea más información sobre cómo llegar a ser sabio, véanse Santiago 1.5; 2 Pedro 1.2.)
9.14–17 Hay algo hipnótico y tóxico en la maldad. Un pecado nos lleva a querer más. Una conducta pecaminosa parece ser más apasionante que la vida cristiana. De ahí que muchos echen a un lado todo pensamiento acerca del suntuoso banquete de la sabiduría (9.1–6) para comer la comida robada de la insensatez, la ramera. No se engañe: el pecado es peligroso. Antes de desear el fruto prohibido, eche un buen vistazo a quienes lo comieron y vea lo que les sucedió.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.