Continuamos
Hemos analizado someramente el asunto del momento, ahora quisiera referirme muy brevemente a otro punto que me parece importante, me refiero a la correlación.
Pablo al dirigirse en esta carta a la iglesia en Corintio, nos recuerda a toda la iglesia la relación inseparable que tiene el hombre con la mujer, (v 11).y al mismo tiempo la correlación que hay entre los dos (v 8, 9,12).
De esta relación y correlación entre el varón y la mujer cristianos surge una necesidad de poner visiblemente orden a esta relación, me refiero a una señal de autoridad y esta señal de autoridad debe estar puesta en la mujer. Pablo no se refiere a que esta señal esté o deba ser puesta en la cabeza de la mujer (como sería por ejemplo es el caso del cabello) sino especifica que debe estar puesta sobre su cabeza (como sucede con una prenda) (v 10)
Este verso, el verso 10 inicia diciendo así, precisamente:
“Por lo cual….”
Esto significa que el motivo de tal señal esta siendo sustentado en la disertación de Pablo contenida en los versos anteriores, en los que viene explicando por un lado, el orden de Dios para su iglesia (v 3, 4), y por otro la necesidad de que la mujer debería cubrirse en dos ocasiones especificas (v 5) me refiero a cuando ora y cuando profetiza.
El alcance de las palabras de Pablo van más allá de una simple petición, Pablo introduce el concepto de pecado.
Efectivamente, el pecado de afrenta es grave; se refiere ni más ni menos que el oponerse a lo establecido por Dios, es resistirse, esto es signo de vergüenza espiritual, por tanto la afrenta puede llegado el momento a ser un asunto grave.
Pablo lo explica mejor que yo, con las siguientes palabras:
“…Pero toda mujer (*) que ora o profetiza con la cabeza descubierta afrenta su cabeza (**)…”
(*) Pablo aquí no parece estar haciendo distinción alguna entre corintias y no corintias, sino se refiere a toda mujer, en el sentido más amplio de la palabra mujer y lo que esta representa.
(**) “La cabeza” de la mujer tiene una doble connotación. Por un lado su propia cabeza física, lugar que debe cubrir y por otro lado espiritualmente hablando en el orden de Dios establecido para Su iglesia, esta cabeza es su marido (v 3)
La mujer pues tiene una doble responsabilidad. Honrar su propia cabeza, y honrar a su marido y desde luego no debe hacer afrenta a este derecho y obligación divinos.
Pablo muestra la necesidad de no considerar a la mujer sin el varón ni al varón sin la mujer y recuerda la correlación del uno con el otro (v 8, 9) una vez sentada las bases de esta correlación Pablo en el verso inmediato (v 10) parece reclamar como justo que en base a esta relación la mujer lleve como señal de autoridad algo sobre su cabeza.
Llegado este punto, Pablo sin especificar más detalles, ni ahondando en el tema introduce a los ángeles, esto es, seres celestiales que lo mismo pueden ser mensajeros que testigos de tal señal de autoridad que debe estar puesta sobre la cabeza de la mujer cuando ora o profetiza.
El asunto de tal señal se va tomando entonces un tono más espiritual y no solo como algo físico. Parecen estar íntimamente correlacionados ambos aspectos, el uno con lo otro.
Pero no solo esto se encuentra correlacionado, también existe una correlación que no deberíamos de pasar por alto.
Me refiero a la correlación que establece Pablo en esta su disertación al comparar a la mujer con el hombre respecto al asunto de su cabeza.
Pablo considerando la indisoluble del binomio varón-mujer, nos hace recapacitar sobre la enseñanza dada al hombre, siendo hombre-mujer co-dependientes el uno del otro, enseña al varón lo que la mujer debe observar también.
Este tipo de técnica didáctica es muy socorrida entre los maestros para confirmar o aclarar puntos, es una enseñanza en paralelo. Por ejemplo, el maestro enseña sobre las virtudes de una persona con la idea de que la otra persona aprenda de ella y lo ponga por practica en ella misma, también se utiliza como ejemplo o referencia.
.Pablo utiliza en su enseñanza a la mujer, al propio varón diciendo:
“..Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza”
Es una sentencia de solo un versículo. Pero es muy importante este versículo didácticamente hablando par al enseñanza a la mujer; pues aunque Pablo no da mayores explicaciones al varón, pareciera contar Pablo con el ejemplo del varón para enseñar a la mujer; sabe que con un solo versículo el varón comprendería que debe hacer dos cosas inmediatas, sin mayor explicación, debería hacer algo a la voz de ya, cuando ora o profetiza: cortar su cabello.
Pablo cuenta con el ejemplo del varón para señalar dos condiciones; una referente al cabello y otro referente a algo que no debería estar en su cabeza. En un solo versículo Pablo quita una costumbre milenaria del varón judío que era cubrir su cabeza.
Sin mayor explicación de parte de Pablo, sin mayor resistencia del varón cristiano, Pablo cuenta con este apoyo y lo da de ejemplo. El varón deja su costumbre milenaria a partir de este verso y lo deja con agrado con tal de ser ejemplo para su esposa, a quien Pablo le pide también dos cosas:
Que deje cubierta su cabeza como era su costumbre milenaria. En suma el varón cambia su costumbre (v4) , la mujer no (v13), quien deberá permanecer cubierta por el precioso cabello que le dio Dios (v15) y por un velo como la costumbre judía, como señal de autoridad (10).
Continuamos si Dios quiere