Mormón Acepta Debate Para Defender su Fe, ¿Podrá Hacerlo?

Re: Mormón Acepta Debate Para Defender su Fe, ¿Podrá Hacerlo?

Todos pueden defender su religion. Todas las religiones tienen respuestas para todo.

El punto esta en ¿aceptaras sus respuestas?

Yo hace meses tuve un debate con nuestro hermano Saiyark.

Obviamente cada persona puede tener su punto de vista acerca de estos temas. Al final cada quien elige su propio camino y destino. No hay razon alguna para humillar, ni, a mi punto de vista, hacer debates despectivos, como este.
 
Re: Mormón Acepta Debate Para Defender su Fe, ¿Podrá Hacerlo?

Hola, ¿cómo están, chicos? Ha sido una larga ausencia. Un letrerito acá arriba dice que mi última visita a este foro fue el 20 de marzo, así que ya va para el mes que no los veo. Me encontré esto y se me hizo muy interesante.

Como ustedes saben soy mormón, pero debo aclarar que no siempre he sido del todo convencional al respecto. Quiero decir, acepto todas las verdades del evangelio restaurado, pero las acepto por razones que muchos otros santos de los últimos días nisiquiera sospechan. Eso se debe, principalmente, a que mi formación ha sido diferente de la de la mayoría de ellos. Yo llegué a ser mormón partiendo de ser ateo.

En mi infancia no me enseñaron nada o no gran cosa acerca de Dios. Ha llegado a ser para mí muy curioso que yo, a pesar de ello, intuía la presencia de Dios, de la misma manera que lo hace el aborígen del África o del Amazonas, a quien nadie le enseña nada pero en su interior adora. Cuando tuve 12 años, debido a ciertas circunstancias ajenas a lo que ahora deseo aportar, me sentí fuertemente impulsado a ir en busca del Dios de mi infancia, de "el Dios no conocido". En mi adolescencia alguien me regaló un Nuevo Testamento, lo leí y el Espíritu Santo testificó fuertemente a mi alma que había encontrado al Dios que mi pecho intuía y, con toda la torpeza y simpleza de mi nuevo conocimiento, gratamente estremecido, acepté a Jesucristo como mi Salvador.

Allí pudiese terminar la historia. De hecho, termina allí para muchos cristianos. Estoy seguro de que nadie descalificará esto ahora como una auténtica conversión, porque desde entonces entregué mi alma a Cristo, de hecho y de vida y de palabra, sin haber tenido más estímulo y sin tener más conocimiento que el que proviene de haber leído directamente el Nuevo Testamento. Fue una conversación entre el Espíritu de Dios y mi espíritu. Si alguien me pregunta si he aceptado a Cristo como mi Salvador, "SÍ" es la enfática respuesta. Pero la historia no termina allí, sino que mi búsqueda continuó, en procura de ser bautizado en la Iglesia correcta, una que siguiera el modelo que había encontrado en la Biblia. Mi búsqueda terminó tres años más tarde, cuando el mismo Espíritu Santo inconfundible, que había llegado a conocer a través de mis experiencias con la Biblia, me testificó que el Libro de Mormón era también su palabra, que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días era la Iglesia cuyas prácticas y creencias había identificado a través de las escrituras y que este era el camino que Dios había decidido que siguiese.

Ahora, no digo esto para establecer ninguna diferencia, sólo para explicar cómo es que, de ateo, llegué a conocer la Iglesia verdadera en esta forma. Esto, no creo que me haga superior o inferior a otros hombres, porque, después de todo, tenemos la misma oportunidad.

Ahora, todo esto viene al caso por lo siguiente: primero, que mi formación me facilita un poco comprender a quienes son ateos, como yo lo fui, o provienen de vertientes inusuales. Como ex-ateo y pariente de un escritor, la educación y la formalidad eran altamente apreciadas en mi familia. De chico tuve más libros que amigos. Se me enseñó que todas las cosas tenían un orden y que si se quiere aprender algo tenía que aprenderse según ese orden.

Por ello, he llegado a apreciar altamente a aquellos que viven y aprenden de forma ordenada. Son mis ejemplos y mi más grande estímulo, especialmente aquellos que al hacerlo siguen a Jesús, que en mi opinión es un Dios de orden, y el más grande ejemplo de lo que podemos aspirar en este y tantos aspectos.

Yo creo que si Dios es un Dios de orden espera que sus seguidores lo sean. Creo que los verdaderos cristianos (de la denominación que sean, sea cual sea el concepto que quieran defender) deben ceñirse a un órden para la adquisición del conocimiento de Dios. De hecho, creo que los defensores de la razón, sean cristianos o no, deben ceñirse a ese orden. Creo que también deben hacerlo los defensores de la fe. Los defensores de la razón pueden, si quieren, llamarlo lógica. Y creo que la lógica no está reñida con la fe.

Por lo tanto, encuentro fuera de toda discusión la necesidad de los cristianos y de los no-cristianos de ceñirnos a las normas existentes para los fines que tengamos propuestos. Si esto es un foro, los foros tienen una naturaleza abierta, donde todo mundo puede participar. Pero si dentro del foro se establece un debate, entonces la naturaleza del foro se restringe a las normas que se hayan propuesto para el debate, aún cuando sea sólo para la conversación donde se desarrolle dicho debate. Si los participantes acuerdan seguir dichas normas entonces llegan a ser ley para ellos, por ser la expresión del órden y la voluntad. Su honorabilidad, su veracidad, su integridad y su naturaleza misma quedan en juego y son expuestas si uno de ellos quebranta las normas que él mismo acordó respetar, sobre todo si la parte contraria aún las respeta.

Entonces, mis queridos hermanos, estoy de acuerdo con aquellos que han podido percibir la razón para la cancelación de este debate. Estoy de acuerdo con ello no por ser mormón, ni porque quiera defender a Saiyark, sino porque el quebrantamiento de las reglas propuestas lo invalida, y si alguien decide continuarlo a pesar de dicho quebrantamiento es porque no las respeta. El debate debe terminarse para preservar la honorabilidad, veracidad, integridad y naturaleza de los participantes, sin importar cuánto querramos, como público, continuarlo. Debemos ser respetuosos, siendo el respeto una virtud cristiana. Debemos ser honorables, siendo el honor bien entendido una virtud cristiana. Y no debemos servir de piedra de tropiezo a los participantes, estimulándolos a continuar a pesar de las normas.

Eso no significa que no se pueda abrir otro debate, o que alguien se cierre y no desee contestar. Pero este está terminado. Y como cristianos, nos demostramos más al buscar el órden, que nos ayuda a parecernos al Dios de orden que buscamos, a Jesucristo, que es nuestro ejemplo, y a sus discípulos, que en todo caso, en toda instancia, no propusieron la anarquía resultante del abandono de las reglas, sino que pugnaron por el órden, sabiendo que al hacerlo serían mejores defensores de su fe.

Mis hermanos, no olvidemos los principios básicos que emanan de las Escrituras. No redoblemos el esfuerzo y olvidemos el propósito. No coloquemos el conocimiento por encima de la práctica. No perdamos de vista que la letra (el conocimiento) mata, en tanto que el Espíritu vivifica. Y sobre todo, no vituperemos a aquellos que están dispuestos a vivir conforme a sus normas y que empeñan en ello su vida y su palabra.

¿Desean que se continúe el debate? Propongan que otro se abra, con otros participantes, porque este no se pudo continuar. Respeten y acepten tanto un "sí" como un "no" como respuesta. Y, si el debate se abre, estimulen a los participantes, a ambos participantes, a realizarlo de acuerdo con las normas, tanto las propias de un debate como las que se acuerden de antemano entre los participantes. Y si esas normas se rompen nuevamente, no se inquieten, no se enojen, no aprovechen el espacio para poner ataques en defensa de una u otra posición (o de la propia, que es aún peor), no critiquen, ni vituperen ni ofendan.

Mejores son los cristianos que viven para sí en la disciplina del amor, que aquellos inflamados de fervor cuya conducta intolerante llega a ser para otros el peor obstáculo para la adopción de la fe. Aprendamos de Pablo de Tarso, de Pedro y de otros, cuya conducta ordenada fue para sus observadores, el ejemplo que les llevó a creer con más poder aún que las palabras.

Yo amo la Iglesia a la que pertenezco, pero por encima de ello amo a la verdad. La lógica, la razón, el órden, son parte de mi fe. Ennoblecen mi fe. Enaltecen la fe. Y venero por encima de todas las cosas a Jesucristo, que a través del Espíritu Santo ha llegado a ser el autor y perfeccionador de mi fe. Que todos podamos ser sus defensores, mostrándonos dispuestos y ordenados en todas las cosas, a fin de poder escalar en la fe, en defensa de la práctica de las virtudes cristianas y no de la teoría, es mi humilde ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
 
Mormónes

Mormónes

Comúnmente se conoce como mormones a los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día. A pesar de su explícita referencia a Jesucristo, su doctrina politeísta y su concepción de un proceso evolutivo entre Dios y el hombre se diferencia esencialmente de las creencias de las iglesias cristianas.

Desarrollo histórico

La Iglesia de los Santos del Último Día fue fundada en el estado de Nueva York por Joseph Smith, hijo, en 1830. Según su propio testimonio, Smith, guiado por una revelación del ángel Moroni, encontró y tradujo en 1827 el Libro de Mormón, que constituye el principal texto sagrado de la secta. Este libro contaba cómo las tribus de Israel emigraron a América siglos antes del nacimiento de Cristo y vivieron experiencias semejantes a las narradas en la Biblia.

Habiendo emigrado a Kirtland, Ohio, donde se le unió el predicador Sidney Rigdon, Smith fundó una sociedad de tipo colectivista que se extendió también a Missouri. La instalación de los mormones, con sus peculiaridades y su acantonamiento grupal, provocó la hostilidad de sus vecinos, quienes emplumaron al profeta y destruyeron las propiedades de la comunidad. Sin embargo, a pesar del rechazo exterior, de las rivalidades internas, del incumplimiento de algunas profecías, y de algunos fracasos económicos, los mormones se desarrollaron rápidamente. Expulsados de Missouri, donde Smith había considerado a la ciudad de Independence como la nueva Sión, fundaron en Illinois una nueva ciudad, Nauvoo, cuyo gobierno asumió el mismo Smith. Nuevamente, las rivalidades internas y las hostilidades externas provocaron una intervención militar que terminó con el linchamiento de Smith en junio de 1844.

A la muerte de Smith se produjo la división entre sus seguidores. La mayoría siguió a Brigham Young, quien fundó Salt Lake City, en Utah, en 1846. Young promovió la expansión misionera, principalmente en el Reino Unido y en Escandinavia, y estableció la poligamia en 1852. Sus pretensiones de organizar una autonomía teocrática lo llevaron a un enfrentamiento con el gobierno del presidente James Buchanan; la guerra de Utah, en 1857, significó el fin del dominio mormón en la región. En 1890 la iglesia renunció a la poIigamia.

Una minoría había permanecido en lowa y en Illinois tras la muerte de Smith junto con su primera esposa y su hijo Joseph Smith III. Este grupo fundó en Independence la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos del Último Día en 1852. Otros grupos se disgregaron igualmente bajo la presidencia de alguno de los primeros discípulos de Smith.

Escrituras sagradas y doctrina

El Libro de Mormón, presentado por Smith en 1830, es la principal obra sagrada. Los mormones aceptan la Biblia, pero en la versión de su fundador, que incorporó sus propias profecías. El libro de las Doctrinas y alianzas (1835) es una selección de las revelaciones a Smith, a las que se añadieron las revelaciones a Young y el decreto de abolición de la poligamia. El Libro de Abraham y el Libro de Moisés, dados a conocer por Smith, han sido reconocidos por los expertos como traducciones de textos funerarios egipcios.

La divergencia esencial entre la doctrina de los mormones y las creencias cristianas consiste, como queda dicho, en su politeísmo, en la concepción de Dios como evolución del hombre y en la creencia en la posibilidad de los hombres de llegar a ser dioses. Cristo habría venido a la Tierra para la salvación de los hombres, pero el futuro de éstos depende de las obras de cada uno. La salvación se produce mediante la fe y la obediencia a la iglesia. La vuelta de Cristo inauguraría la primera resurrección y el milenio de su reinado en la tierra, en el que emprendería la 'labor del templo' y se realizaría el bautismo en nombre de los muertos; después se produciría una segunda resurrección.

En sus normas de conducta, los mormones practican cierto rigorismo (prohibición del alcohol, el tabaco, el té y el café) y una ética de trabajo y actividad mercantil, cívica y asistencial, pero al mismo tiempo alientan valores culturales como la educación, el deporte, el baile y otras diversiones. El culto se realiza en parte de modo público, pero también en forma secreta con rituales que Smith tomó de la masonería.

La estructura eclesial combina también el igualitarismo con una estricta jerarquía: un presidente con dos consejeros, el consejo de los doce apóstoles, el consejo de los setenta discípulos (para las misiones), obispos y patriarcas, pero también una conferencia general que queda abierta para todos los mormones.

Las persecuciones, las décadas de poligamia y el bautismo en nombre de los antepasados han afianzado la identidad de los mormones. Su organización religiosa y civil, su disciplina y su laboriosidad han facilitado la difusión y la prosperidad de las comunidades mormonas.
 
Mormónes

Mormónes

Comúnmente se conoce como mormones a los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Último Día. A pesar de su explícita referencia a Jesucristo, su doctrina politeísta y su concepción de un proceso evolutivo entre Dios y el hombre se diferencia esencialmente de las creencias de las iglesias cristianas.

Desarrollo histórico

La Iglesia de los Santos del Último Día fue fundada en el estado de Nueva York por Joseph Smith, hijo, en 1830. Según su propio testimonio, Smith, guiado por una revelación del ángel Moroni, encontró y tradujo en 1827 el Libro de Mormón, que constituye el principal texto sagrado de la secta. Este libro contaba cómo las tribus de Israel emigraron a América siglos antes del nacimiento de Cristo y vivieron experiencias semejantes a las narradas en la Biblia.

Habiendo emigrado a Kirtland, Ohio, donde se le unió el predicador Sidney Rigdon, Smith fundó una sociedad de tipo colectivista que se extendió también a Missouri. La instalación de los mormones, con sus peculiaridades y su acantonamiento grupal, provocó la hostilidad de sus vecinos, quienes emplumaron al profeta y destruyeron las propiedades de la comunidad. Sin embargo, a pesar del rechazo exterior, de las rivalidades internas, del incumplimiento de algunas profecías, y de algunos fracasos económicos, los mormones se desarrollaron rápidamente. Expulsados de Missouri, donde Smith había considerado a la ciudad de Independence como la nueva Sión, fundaron en Illinois una nueva ciudad, Nauvoo, cuyo gobierno asumió el mismo Smith. Nuevamente, las rivalidades internas y las hostilidades externas provocaron una intervención militar que terminó con el linchamiento de Smith en junio de 1844.

A la muerte de Smith se produjo la división entre sus seguidores. La mayoría siguió a Brigham Young, quien fundó Salt Lake City, en Utah, en 1846. Young promovió la expansión misionera, principalmente en el Reino Unido y en Escandinavia, y estableció la poligamia en 1852. Sus pretensiones de organizar una autonomía teocrática lo llevaron a un enfrentamiento con el gobierno del presidente James Buchanan; la guerra de Utah, en 1857, significó el fin del dominio mormón en la región. En 1890 la iglesia renunció a la poIigamia.

Una minoría había permanecido en lowa y en Illinois tras la muerte de Smith junto con su primera esposa y su hijo Joseph Smith III. Este grupo fundó en Independence la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos del Último Día en 1852. Otros grupos se disgregaron igualmente bajo la presidencia de alguno de los primeros discípulos de Smith.

Escrituras sagradas y doctrina

El Libro de Mormón, presentado por Smith en 1830, es la principal obra sagrada. Los mormones aceptan la Biblia, pero en la versión de su fundador, que incorporó sus propias profecías. El libro de las Doctrinas y alianzas (1835) es una selección de las revelaciones a Smith, a las que se añadieron las revelaciones a Young y el decreto de abolición de la poligamia. El Libro de Abraham y el Libro de Moisés, dados a conocer por Smith, han sido reconocidos por los expertos como traducciones de textos funerarios egipcios.

La divergencia esencial entre la doctrina de los mormones y las creencias cristianas consiste, como queda dicho, en su politeísmo, en la concepción de Dios como evolución del hombre y en la creencia en la posibilidad de los hombres de llegar a ser dioses. Cristo habría venido a la Tierra para la salvación de los hombres, pero el futuro de éstos depende de las obras de cada uno. La salvación se produce mediante la fe y la obediencia a la iglesia. La vuelta de Cristo inauguraría la primera resurrección y el milenio de su reinado en la tierra, en el que emprendería la 'labor del templo' y se realizaría el bautismo en nombre de los muertos; después se produciría una segunda resurrección.

En sus normas de conducta, los mormones practican cierto rigorismo (prohibición del alcohol, el tabaco, el té y el café) y una ética de trabajo y actividad mercantil, cívica y asistencial, pero al mismo tiempo alientan valores culturales como la educación, el deporte, el baile y otras diversiones. El culto se realiza en parte de modo público, pero también en forma secreta con rituales que Smith tomó de la masonería.

La estructura eclesial combina también el igualitarismo con una estricta jerarquía: un presidente con dos consejeros, el consejo de los doce apóstoles, el consejo de los setenta discípulos (para las misiones), obispos y patriarcas, pero también una conferencia general que queda abierta para todos los mormones.

Las persecuciones, las décadas de poligamia y el bautismo en nombre de los antepasados han afianzado la identidad de los mormones. Su organización religiosa y civil, su disciplina y su laboriosidad han facilitado la difusión y la prosperidad de las comunidades mormonas.
 
Re: Mormón Acepta Debate Para Defender su Fe, ¿Podrá Hacerlo?

Gracias, hermano, a decir verdad el texto es bueno y muy cerca de lo correcto, pero ajeno por completo al tema de este epígrafe, que era el debate mencionado. Apunto solamente:

- El "politeísmo" de los mormones. Es debatible. Nosotros no adoramos a más de un dios, que es la característica politeísta. Seguimos el precepto bíblico expresado por Pablo de Tarso: "(5) Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ó en el cielo, ó en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
(6) Nosotros empero no tenemos más de un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él: y un Señor Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.

(1 Co 8:5-6)
". Pablo reconocía la posibilidad de muchos dioses y muchos señores, pero no adoraba más que a un solo Dios. Este es el mismo concepto que nos anima a nosotros. Si existen discrepancias con ello, deben ser con Pablo, y no con nosotros. Pablo no era politeista por haber dicho esto, tampoco nosotros.

- La "labor" del templo. Es una mala traducción para "obra del templo", que evidencía que la fuente original de donde tomaste este texto estaba en inglés y que fue luego mal traducida (también evidencía que todo lo que hiciste fue cortar y pegar, sin mayor análisis de tu parte, una lamentable costumbre bastante difundida entre varios internautas).

- La guerra de Utah no significó el fin del "dominio mormón", dicho dominio no existió. Utah siempre estuvo abierto a la influencia de los viajantes no-SUD, que fueron numerosos. Lo que el texto quizá quiera decir es que fue en esa época (pero no debido a la Guerra de Utah) que Utah fue anexada a los Estados Unidos (de hecho, Utah era prácticamente territorio mexicano, pero esa es otra historia que contaremos luego).

- Rituales secretos. No hay rituales "secretos" sino sagrados. Se invita a todos, y se estimula a todos, a participar de estas ceremonias y ordenanzas. En cuanto a su origen, muchas cosas son totalmente diferentes a las de la masonería en cuanto a forma y significado, y la mayoría proceden de la misma Biblia, de modo que atribuírselas a la masonería denunciaría un desconocimiento de la propia Biblia en la que se profesa creer. Por supuesto, no discutiré aquí este punto, pues lo considero sagrado. Como Abraham diría al rico, en la parábola del rico y Lázaro, "las escrituras tienen, y a los profetas", por lo que cada quien debería buscar respuestas en la Biblia, bajo el Espíritu de Dios. El sentimiento que tenemos hacia el templo es parecido al de Jacob, quien, al estar en Beth-el dijo de este lugar: "No es más que casa de Dios y puerta del cielo". Por lo tanto, al ser de naturaleza celestial, no deseamos exponer lo sagrado a vituperio, pero invitamos a todo mundo a llegar a conocerlo.

- El reinado milenario de Jesucristo dista mucho de caracterizarse únicamente por la obra del templo y el bautismo por los muertos: estos se realizan ya en la actualidad y desde la época de José Smith, tal como en la Biblia (1 Cor. 15:29). Esta descripción se queda sumamente corta en cuanto a nuestras expectativas para la era milenial.

- Textos funerarios egipcios. Esto es sumamente debatible, debido a la polaridad previa de dichos "expertos" y a que existen estudios que apuntan en sentido opuesto. Ver la cantidad abrumadora de documentos en El Proyecto del Libro de Abraham, donde se discuten las evidencias arqueológicas e historicas positivas al respecto (http://www.boap.org).


Todo lo demás que has copiado me parece correcto, con excepción de algunos términos, como el de "setenta discípulos", que son ajenos a nuestro léxico y cultura, pero admisibles partiendo de una mala traducción o redacción de alguien ajeno a la misma. Gracias, aunque, como dije, está totalmente fuera de foco en cuanto a la conversación.
 
Re: Mormón Acepta Debate Para Defender su Fe, ¿Podrá Hacerlo?

Gracias, hermano, a decir verdad el texto es bueno y muy cerca de lo correcto, pero ajeno por completo al tema de este epígrafe, que era el debate mencionado. Apunto solamente:

- El "politeísmo" de los mormones. Es debatible. Nosotros no adoramos a más de un dios, que es la característica politeísta. Seguimos el precepto bíblico expresado por Pablo de Tarso: "(5) Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ó en el cielo, ó en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
(6) Nosotros empero no tenemos más de un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él: y un Señor Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.

(1 Co 8:5-6)
". Pablo reconocía la posibilidad de muchos dioses y muchos señores, pero no adoraba más que a un solo Dios. Este es el mismo concepto que nos anima a nosotros. Si existen discrepancias con ello, deben ser con Pablo, y no con nosotros. Pablo no era politeista por haber dicho esto, tampoco nosotros.

- La "labor" del templo. Es una mala traducción para "obra del templo", que evidencía que la fuente original de donde tomaste este texto estaba en inglés y que fue luego mal traducida (también evidencía que todo lo que hiciste fue cortar y pegar, sin mayor análisis de tu parte, una lamentable costumbre bastante difundida entre muchos internautas, que resulta en un número creciente de estudiantes que presenta así sus tareas escolares, para su estancamiento).

- La guerra de Utah no significó el fin del "dominio mormón", dicho dominio no existió. Utah siempre estuvo abierto a la influencia de los viajantes no-SUD, que fueron numerosos. Lo que el texto quizá quiera decir es que fue en esa época (pero no debido a la Guerra de Utah) que Utah fue anexada a los Estados Unidos (de hecho, Utah era prácticamente territorio mexicano, pero esa es otra historia que contaremos luego).

- Rituales secretos. Entre nosotros no hay rituales "secretos" sino sagrados. Se invita a todos, y se estimula a todos, a participar de estas ceremonias y ordenanzas. En cuanto a su origen, muchas cosas son totalmente diferentes a las de la masonería en cuanto a forma y significado, y la mayoría proceden de la misma Biblia, de modo que atribuírselas a la masonería denunciaría un desconocimiento de la propia Biblia en la que se profesa creer. Por supuesto, no detallaré aquí este punto, pues lo considero sagrado y no deseo discutirlo. Como Abraham diría al rico, en la parábola del rico y Lázaro, "las escrituras tienen, y a los profetas", por lo que cada quien debería buscar respuestas en la Biblia, bajo el Espíritu de Dios. Si bien no discutimos las ordenanzas del templo fuera de él, sí que somos libres de discutir y de enseñar, en base a las escrituras, la doctrina y los principios básicos que se relacionan con este (por ejemplo, véase Éxodo 28 para comprender la forma, la vestimenta y el ritual sacerdotal, prescrito en la Biblia a los poseedores del sacerdocio de Aaròn). El sentimiento que tenemos hacia el templo es parecido al de Jacob, quien, al estar en Beth-el dijo de este lugar: "No es más que casa de Dios y puerta del cielo". Por lo tanto, al ser de naturaleza celestial, no deseamos exponer lo sagrado a vituperio, pero invitamos a todo mundo a esforzarse y a santificarse para llegar a conocerlo. Las reglas para entrar al templo no las ponemos nosotros, sino Dios, como también puede comprobarse por la Biblia (recuérdese, por ejemplo, la acusación hecha a Pablo de Tarso en cuanto al templo, y lo peculiar de su defensa).

- El reinado milenario de Jesucristo dista mucho de caracterizarse únicamente por la obra del templo y el bautismo por los muertos: estos se realizan ya en la actualidad y desde la época de José Smith, tal como en la Biblia (1 Cor. 15:29). Esta descripción se queda sumamente corta en cuanto a nuestras expectativas para la era milenial.

- Textos funerarios egipcios. Esto es sumamente debatible, debido a la polaridad previa de dichos "expertos" y a que existen estudios que apuntan en sentido opuesto. Ver la cantidad abrumadora de documentos en El Proyecto del Libro de Abraham, donde se discuten las evidencias arqueológicas e historicas positivas al respecto (http://www.boap.org).


Todo lo demás que has copiado me parece correcto, con excepción de algunos términos, como el de "setenta discípulos", que son ajenos a nuestro léxico y cultura, pero admisibles partiendo de una mala traducción o redacción de alguien ajeno a la misma. Gracias, aunque, como dije, está totalmente fuera de foco en cuanto a la conversación.