ALIMENTO DIARIO
Leer con oracion: 2 Co.4:11-14
“Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Co 4:8-10)
MORIR PARA LLEGAR A SER INSENSIBLES A LAS TRIBULACIONES
En 2 Corintios 4:8 leemos: “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados”. Ciertamente, somos atribulados, cercados por los cuatro costados, pero eso no quiere decir que estamos terminados. Cuando estamos cercados por los cuatro lados, ¡Aleluya! Tenemos una salida para arriba.
Por ejemplo, el hermano citado anteriormente, que juntamente con su familia sufrió el accidente en su automóvil, cuando salió a predicar el evangelio, se encontró en apuros. Él pudo haber pensado: “¿Estuvo bien que haya salido a predicar el evangelio? Estábamos bien en casa, disfrutando la Palabra en la reunión familiar. Ahora que nos decidimos para salir a predicar el evangelio, sucedió esta catástrofe”. Ciertamente, el hermano se encontraba en apuros pero no sin salida por eso, aun perseveró en predicar el evangelio.
En los versículos 9 y 10, Pablo continúa: "Perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”. Era como si él dijese: “Yo ya morí. Pueden perseguirme de todas las formas posibles; yo ya estoy bien muerto. Pueden intentar enfriarme, criticarme; no me importa. Yo ya morí con Cristo”. Es decir, no le importaban las circunstancias externas; Satanás ya no lograba desanimado con las tribulaciones. Cuando vengan las tribulaciones sobre nosotros, no temamos, pues ya hemos muerto, y una vez muertos, ahora tenemos la vida de resurrección. La vida de Jesús se manifiesta en nuestro cuerpo mortal.
En el versículo 11 Pablo continúa: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”. Esa es nuestra vida de iglesia. Fuimos designados para las tribulaciones. ¿Entonces qué haremos? Siempre somos entregados a muerte por causa de Jesús. Siempre tenemos que morir. Si la persecución viene, ya no nos afecta; si los demás intentan hacemos a un lado, eso no nos aflige; cuando los demás nos condenan, eso no nos toca. Todas esas cosas ya no nos importan, porque ya hemos muerto, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
En el versículo 12 leemos: “De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida”. La muerte de Pablo fue por los santos. Él experimentó situaciones de sufrimiento y de muerte, pero los hermanos a quienes servía ganaban vida, por eso él estaba muy contento.
En los versículos 13 y 14, continua: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros”. Ser presentado en la presencia de Dios es comparecer ante el tribunal de Cristo.
Pablo tenía la confianza de presentarse ante el Señor cuando Él vuelva, pues no estará solo; sino que también, presentará a todos aquellos a quienes él predicó el evangelio y de quienes cuidó para presentados maduros delante de Cristo. Que tengamos el mismo sentir y la misma intrepidez de Pablo.
Palabra clave: En apuros más no sin salida
Pregunta: ¿Cuándo las tribulaciones no nos tocan?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a:
Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Leer con oracion: 2 Co.4:11-14
“Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Co 4:8-10)
MORIR PARA LLEGAR A SER INSENSIBLES A LAS TRIBULACIONES
En 2 Corintios 4:8 leemos: “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados”. Ciertamente, somos atribulados, cercados por los cuatro costados, pero eso no quiere decir que estamos terminados. Cuando estamos cercados por los cuatro lados, ¡Aleluya! Tenemos una salida para arriba.
Por ejemplo, el hermano citado anteriormente, que juntamente con su familia sufrió el accidente en su automóvil, cuando salió a predicar el evangelio, se encontró en apuros. Él pudo haber pensado: “¿Estuvo bien que haya salido a predicar el evangelio? Estábamos bien en casa, disfrutando la Palabra en la reunión familiar. Ahora que nos decidimos para salir a predicar el evangelio, sucedió esta catástrofe”. Ciertamente, el hermano se encontraba en apuros pero no sin salida por eso, aun perseveró en predicar el evangelio.
En los versículos 9 y 10, Pablo continúa: "Perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”. Era como si él dijese: “Yo ya morí. Pueden perseguirme de todas las formas posibles; yo ya estoy bien muerto. Pueden intentar enfriarme, criticarme; no me importa. Yo ya morí con Cristo”. Es decir, no le importaban las circunstancias externas; Satanás ya no lograba desanimado con las tribulaciones. Cuando vengan las tribulaciones sobre nosotros, no temamos, pues ya hemos muerto, y una vez muertos, ahora tenemos la vida de resurrección. La vida de Jesús se manifiesta en nuestro cuerpo mortal.
En el versículo 11 Pablo continúa: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”. Esa es nuestra vida de iglesia. Fuimos designados para las tribulaciones. ¿Entonces qué haremos? Siempre somos entregados a muerte por causa de Jesús. Siempre tenemos que morir. Si la persecución viene, ya no nos afecta; si los demás intentan hacemos a un lado, eso no nos aflige; cuando los demás nos condenan, eso no nos toca. Todas esas cosas ya no nos importan, porque ya hemos muerto, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
En el versículo 12 leemos: “De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida”. La muerte de Pablo fue por los santos. Él experimentó situaciones de sufrimiento y de muerte, pero los hermanos a quienes servía ganaban vida, por eso él estaba muy contento.
En los versículos 13 y 14, continua: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros”. Ser presentado en la presencia de Dios es comparecer ante el tribunal de Cristo.
Pablo tenía la confianza de presentarse ante el Señor cuando Él vuelva, pues no estará solo; sino que también, presentará a todos aquellos a quienes él predicó el evangelio y de quienes cuidó para presentados maduros delante de Cristo. Que tengamos el mismo sentir y la misma intrepidez de Pablo.
Palabra clave: En apuros más no sin salida
Pregunta: ¿Cuándo las tribulaciones no nos tocan?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a:
Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!