Carta abierta al Sr. Monroy a propósito de su artículo titulado Una opinión sobre la Guerra, que puede leerse en http://www.icp-e.org/hemeroteca/e2003/030415jam.htm
Estimado hermano en Cristo:
Yo estaba seguro de que su talento literario daría mucho más juego en una explosión como la que anunciaba que para hacerse simplemente eco de los recurrentes tópicos herodianos (Bush, la extrema derecha americana, Israel y los muertos). Se ve que hasta los grandes tienen una mala tarde. De todas formas cuando uno se encuentra con tal ?manantial de ideas? de las que puede fluir un artículo como ese, le aconsejo por experiencia que lo mejor es tomarse un Tranquimacín, irse a dormir en paz, confiando en el Señor, sabiendo que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres (Dan. 4:25), y por la mañana tirarlo a la papelera, disfrutar de un momento devocional y de meditación serena en las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo, para afrontar el día con mejores perspectivas para el trabajo en la fe cristiana.
Si el que hubiese escrito ese artículo fuese yo y no usted, tampoco tendría mayor importancia, porque la redacción de ICPress lo archivaría sin que viese nunca la luz. Es la ventaja que tenemos los que no somos nadie en relación con los notables como usted a los que no les censuran nada de lo que escriben.
Mire Sr. Monroy, tal y como están las cosas cualquiera puede decir lo que quiera del Sr. Bush. Está de moda y además resulta gratis. Pero imagínese que con la misma gratuidad con que usted lo condena a él, alguien dijese de usted, por ejemplo, que es un ?figura? que se dedica a hacer turismo por el mundo adelante a cuenta del evangelio. ¿A que le resulta doloroso e injusto? Estoy seguro de que el Sr. Bush pasa de usted y de su artículo que nunca llegará a leer, ni creo que sepa siquiera que Vd. existe. Pero con todo, ¿no cree que es mejor dejar ese tipo de descalificaciones fuera y en cuanto a la fe, seguir el sello de Dios: Conoce el Señor a los que son suyos y Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. (2Tim. 2:19). Usted, Bush, yo y cualquier cristiano bastante tenemos con nuestros propios actos y responsabilidades como para tratar de esa forma a los demás. Y si somos de Cristo, usted, Bush, yo y cualquier cristiano ya compareceremos ante su tribunal.
También aparece en su artículo la extrema derecha norteamericana. Lenguaje y frase más propia de la demagogia del Sr. Llamazares, en su papel de lider del Partido Comunista, que de un líder evangélico en el suyo. Estos tonos y alusiones han desatado en España en los últimos tiempos una buena dosis de intransigencia e incluso violencia social. Comprenda que si usted escribiese como solo político y no como cristiano, otro político de signo opuesto al suyo, le podría replicar que esa ?extrema? derecha norteamericana es históricamente mucho más demócrata que cualquier izquierda española, cuyos afanes e intentos golpistas y revolucionarios condujeron a España a una cruel guerra civil no hace tantos años. ¿Y eso a qué conduce? ¿A la concordia? Personalmente me importa un bledo la izquierda y la derecha, pero aborrezco la demagogia, porque todo está encerrado bajo pecado, y es lamentable que se usen instrumentos y medios que son necesarios en la mies de Cristo para la propaganda politiquera.
Con todo, ante un artículo como el que usted ha escrito, mi réplica no pretende cuestionar en absoluto que usted sea cristiano y su fe genuina, como parece que usted hace con Bush. Pero, por ejemplo, me parece que hace una abundante descarga de rencor dialéctico sobre el Sr. Ariel Sharon, al que imputa falsamente la responsabilidad de las matanzas de Chabra y Chatila. Quiero suponer que está usted mal informado antes que pensar que conscientemente miente usted para calumniar a alguien que no le cae bien, probablemente por sus posturas políticas. Tal vez piense como otros que cuando una mentira se repite muchas veces acaba convirtiéndose en verdad? Espero que no.
Pero lo que me resulta más desconcertante es que alguien que afirma conocer del derecho y del revés la Biblia y el Corán finaliza con una frase que permite suponer al lector por el contexto que los árabes y/o los palestinos desciendan de Abraham por la línea de Ismael y sus doce tribus.
No hace falta ser antropólogo para saber que eso es más falso que una versión del origen del pueblo vasco según Arzallus. Resulta que cuando Abram llega a la región conocida hoy como Palestina, ya habitan allí los pueblos del jebuseo, el amorreo, el gergeseo, el haveo, el araceo, el sineo, el arvadeo, el zemareo y el hamateo y aquellos lares acogían a los cananeos, mucho antes de que naciera Ismael y sus doce hijos (Gen. 10:15-20). Así en la vida de Abraham se nos mencionan los moradores de Sinar, Elasar, Elam, Goim, Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim, Zoar, Salem, etc. También había otros territorios poblados como Filistea, Gerar, Egipto, etc.
Después de muchos años también se asentaron allí los hijos de Lot, y luego los de Ismael, pero también los de Esau, (Gen. 36) que descienden de Abraham por la línea de Isaac. Los descendientes de Abraham fueron unos entre muchos pobladores y, salvo la descendencia por la línea de Jacob/Israel que mantuvieron una identidad perdurable, acabaron asimilados dentro de las culturas y los pueblos existentes ya. Así hasta los tiempos del Nuevo Testamento, a los moradores de ?la tierra?, más los descendientes de Lot, Ismael, los de Esau, aun hay que añadir los de los otros seis hijos de Abraham (Gen. 25:1), que también se multiplicaron y vivieron por aquellos pagos. Y siglos más tarde, aún fueron añadidos los extranjeros que trasplantó Salmanasar (2Rey. 17:24). Y cuando los judíos fueron expulsados por los romanos, Palestina quedó prácticamente desierta, con pequeños pueblos y una población nómada, hasta finales del siglo XIX, en que la inmigración importante de judíos y el inicio de sus explotaciones agrarias trajo consigo también una inmigración árabe al calor de las nuevas posibilidades económicas y comerciales.
Se lamenta usted de las simpatías del pueblo Israel entre los cristianos. Pues no quería terminar mi carta sin exponer algunas razones cristianas para simpatizar con Israel como nación. En mi caso, la primera es una cuestión de principios que me enseñaron mis padres que es de bien nacidos ser agradecidos. Y yo siento esa gratitud hacia el pueblo de Israel por muchas razones. La primera porque Jesús afirmó que la salvación viene de los judíos (Jn. 4:21). Jesús nació judío también, y en medio de ese pueblo y de su historia se cumplió el plan de la redención.
Pablo escribiendo a los cristianos gentiles de Roma (Rom. 11:13), lo cual en mi opinión está vigente también hoy para nosotros hoy pues somos gentiles y cristianos, les dijo: (Rom. 3:3) que a los judíos les fue confiada la palabra de Dios. Si pues la tenemos es gracias a ellos, y eso vale para el Antiguo Testamento pero también para el Nuevo, pues Dios se la reveló a judíos para ellos y también para nosotros. Todos los autores tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento son judíos. Los doce apóstoles que son el fundamento de la iglesia cristiana, son judíos. De los judíos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas (Rom. 9:4).
Y esto no era por la simple causa de ser descendientes de Abraham (pues Abraham tuvo 8 hijos) sino: En Isaac, no en Ismael ni en los otros, te será llamada descendencia. De Isaac, y luego de Jacob vienen los hijos de la promesa, y por más que Vd. no lo entienda, tendremos que admitir, al menos yo si, que el plan fue determinado por Dios en su soberanía, como está escrito en el Antiguo Testamento en Malaquías 1, pero también en Romanos 9:13. Yo acepto la soberanía y la justicia de Dios, justicia y plan que muchos ahora y ya antes que Vd. han descalificado intentando establecer una justicia suya propia, envanecidos por sus razonamientos, y en un alarde de osadía llegan incluso a afirmar que si esa justicia y plan son así, para ellos ?Dios está demás?. Imagino que en casos, como en el suyo, una frase tal solo puede provenir de algún estado de trastorno transitorio. Le aconsejo una reflexión sobre el contenido del Salmo 2, que probablemente, como yo, conozca de memoria, donde se nos exhorta a la prudencia. Tampoco quiero pensar que usted se haya vuelto loco y quiera manejar los pensamientos y las decisiones de Dios.
Siguiendo con el tema de Israel, le debo recordar que por su trasgresión vino la salvación para nosotros los gentiles (Rom. 11:11), entre los cuales se incluyen los árabes que creen en Cristo, sean cualesquiera las raíces de su linaje. Porque por esa salvación que viene de los judíos, ya no hay judío ni árabe en Cristo. Pero es un bendito deseo que Israel sea restaurado, porque su plena restauración será la riqueza de los gentiles (Rom. 11.12). ¡Ojalá que la amistad de los cristianos contribuya a la restauración de Israel! Y esto a pesar de que ahora en cuanto al mensaje del evangelio desde su visión judaica del antiguo pacto sean en su mayoría adversarios de nuestra doctrina, pero en cuanto a la elección son amados por causa de sus antepasados, porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (Rom. 11:25-29).
Sobre el conflicto político-militar del estado de Israel, quiero decirle que mi oración por Israel se eleva desde la perspectiva de saber que no será con las armas con las que defienda su existencia ni encuentre su paz, porque permanece la profecía: No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu. (Zacarías 4:7). La mayoría de ellos todavía viven incrédulos al plan y proyecto de Dios, como nosotros en otro tiempo éramos también desobedientes y ciegos, pero ahora hemos alcanzado misericordia, y también ellos la alcanzarán (Rom. 11:30-36).
Con todo, mi análisis de la situación en la que están viviendo no consigue igualar ni las causas ni las circunstancias en las que viven judíos y árabes en Palestina. Los árabes, llamados palestinos desde hace unos pocos años, mueren y malviven alimentados por el odio que le llevan suministrando sus líderes árabes políticos y religiosos, desde el año 1948, cuando no aceptaron una partición de la tierra para las dos comunidades. Su esperanza y deseo es desde entonces ?arrojar a los judíos al mar?. Cuatro guerras y continuas escaramuzas han sido el resultado de no aceptar aquella resolución de las Naciones Unidas en 1948. Las repetidas derrotas militares de los países árabes han supuesto un profundo deseo de revancha, pero si alguna victoria ocurriese en la otra dirección, no dude que el deseo sería de aniquilación. Palestina ni es Tánger, ni Rabat, ni la perspectiva y los intereses en conflicto los mismos.
Los llamados palestinos han sido manipulados, utilizados y finalmente abandonados por los suyos cuando para no asumir las responsabilidades económicas y sociales (educación, sanidad, servicios, infraestructuras, promoción industrial, etc.) de aquella población, tanto Jordania como Egipto renunciaron a la soberanía de los territorios que la ONU les había concedido (Cisjordania y la franja de Gaza respectivamente) y abandonaron a la población en manos de grupos violentos y terroristas. Desde entonces una gran parte de ellos malviven de la caridad mundial en campos de refugiados, que son en realidad granjas de activistas, y centros de adoctrinamiento al odio racial, donde las mujeres carecen de todo derecho, siendo consideradas casi como conejas para dar cuantos más hijos mejor para la causa. Hijos cuya vida luego desprecian utilizándolos como escudos humanos y terroristas suicidas, sacrificados en el altar de la propaganda. Así el problema de los refugiados como consecuencia de la primera guerra y derrota árabe en su agresión al recién nacido Estado de Israel ocasionó el desplazamiento de unas trescientas mil personas, pero ahora ya son más de tres millones en ese breve espacio de tiempo.
Estos ciudadanos de etnia árabe podrían haber vivido en otras condiciones humanitarias y sociales, pero sus líderes no quisieron reasentarlos y asimilarlos en los espacios enormes que las naciones árabes tenían en sus territorios utilizándolos para mantener un foco de tensión hacia donde dirigir las fobias de las poblaciones de sus países que siguen instaladas en el feudalismo, el atraso, la miseria cultural y económica. La descolonización llevada a cabo por Portugal, por ejemplo, reinstaló en la metrópoli a un millón de ciudadanos de sus excolonias, blancos y de color. Muchos de ellos residían en las colonias desde varias generaciones y sin embargo dejaron sus tierras, propiedades y raíces, pero no pasó nada. Ahora son todos portugueses. De la misma manera hubiesen podido ser reinstalados y asimilados los llamados palestinos dentro de las fronteras de Libia, Siria, Jordania, Líbano, Egipto, Irak, Irán, Argelia, Túnez, Marruecos, Arabia Saudita, Sudan, etc. pero en lugar de ello los líderes árabes jugaron con sus vidas y su futuro hasta el día de hoy. Si hay unos responsables de la muerte y miseria de los llamados palestinos, son y han sido los líderes de las naciones árabes. Así Jordania en su guerra de expulsión de la OLP mató a más de ellos que los judíos desde que existe el Estado de Israel. Y murieron más ?palestinos? en el Líbano durante la guerra civil que en los enfrentamientos con Israel.
Con todo, yo querría que Israel fuera salvo reconociendo a Cristo como Salvador y Señor, pero no puedo dejar de reconocer que desde su visión del Antiguo Pacto, ese velo de Moisés que tienen puesto sobre su corazón mientras no se conviertan, su reacción ante sus enemigos es coherente con la ley de Lev. 26:7.
Finalmente en cuanto al talante, reconozca que no es lo mismo ser árabe y vivir en Israel, que ser judío y vivir en los territorios de los palestinos. ¿Dónde están las sinagogas de Gaza ó de Jenin? Pero en los países del entorno. ¿Dónde están las de Beirut? ¿O de Damasco? ¿O de Amman? ¿Se puede vivir en Líbano, Siria ó Jordania como judío? ¿Pueden tener partidos políticos, alcaldes e instituciones judías en esos países? Pues los árabes en Israel pueden hacerlo. Tienen diputados, periódicos, emisoras de radio y pueden asistir a sus mezquitas con plena libertad.
Su preocupación por que mucha gente muera sin Cristo, como los 231 palestinos, es sin duda compartida por todos los cristianos. En esa línea, a mí también me conmueve pensar que tenemos en España otra guerra que solo en los 4 días festivos de la Semana Santa ha matado a 125 personas. Niños huérfanos, cadáveres destrozados, familias deshechas. Descorazona saber que en lo que va de año, ya han muerto por causa del tráfico en nuestro país muchas más personas que en Palestina en el mismo período, sumando israelíes y palestinos, y más aún, sabiendo que la mayoría se han perdido. Y el año pasado han muerto aquí, por la misma causa, 4300 personas. Yo si creo en el Infierno, y empleando su misma demagogia, le invito a pensar en cuantos españoles se han ido al infierno mientras usted andaba dando vueltas por esos cinco países América Latina y nueve Estados de USA. ¿Verdad que a veces dan ganas de prohibir los coches, sobre todo cuando conocemos ó nos quedan cercanas las victimas? Pero enseguida asumimos que en este tipo de mundo no podemos prescindir de ellos para trabajar, estudiar y vivir. Así, como no puedo solucionar esta cuestión, lo que si puedo hacer es predicar el evangelio de la salvación cuando tengo oportunidad, en lugar de insultar ó denostar a las compañías Ford, Fiat, Mercedes ó Renault, y no dejar manipular mi conciencia ni que me coman el tarro, aunque sea por notables del protestantismo patrio y desde órganos de comunicación protestantes.
Reciba un saludo cordial en Cristo
Pablo Blanco
Estimado hermano en Cristo:
Yo estaba seguro de que su talento literario daría mucho más juego en una explosión como la que anunciaba que para hacerse simplemente eco de los recurrentes tópicos herodianos (Bush, la extrema derecha americana, Israel y los muertos). Se ve que hasta los grandes tienen una mala tarde. De todas formas cuando uno se encuentra con tal ?manantial de ideas? de las que puede fluir un artículo como ese, le aconsejo por experiencia que lo mejor es tomarse un Tranquimacín, irse a dormir en paz, confiando en el Señor, sabiendo que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres (Dan. 4:25), y por la mañana tirarlo a la papelera, disfrutar de un momento devocional y de meditación serena en las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo, para afrontar el día con mejores perspectivas para el trabajo en la fe cristiana.
Si el que hubiese escrito ese artículo fuese yo y no usted, tampoco tendría mayor importancia, porque la redacción de ICPress lo archivaría sin que viese nunca la luz. Es la ventaja que tenemos los que no somos nadie en relación con los notables como usted a los que no les censuran nada de lo que escriben.
Mire Sr. Monroy, tal y como están las cosas cualquiera puede decir lo que quiera del Sr. Bush. Está de moda y además resulta gratis. Pero imagínese que con la misma gratuidad con que usted lo condena a él, alguien dijese de usted, por ejemplo, que es un ?figura? que se dedica a hacer turismo por el mundo adelante a cuenta del evangelio. ¿A que le resulta doloroso e injusto? Estoy seguro de que el Sr. Bush pasa de usted y de su artículo que nunca llegará a leer, ni creo que sepa siquiera que Vd. existe. Pero con todo, ¿no cree que es mejor dejar ese tipo de descalificaciones fuera y en cuanto a la fe, seguir el sello de Dios: Conoce el Señor a los que son suyos y Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. (2Tim. 2:19). Usted, Bush, yo y cualquier cristiano bastante tenemos con nuestros propios actos y responsabilidades como para tratar de esa forma a los demás. Y si somos de Cristo, usted, Bush, yo y cualquier cristiano ya compareceremos ante su tribunal.
También aparece en su artículo la extrema derecha norteamericana. Lenguaje y frase más propia de la demagogia del Sr. Llamazares, en su papel de lider del Partido Comunista, que de un líder evangélico en el suyo. Estos tonos y alusiones han desatado en España en los últimos tiempos una buena dosis de intransigencia e incluso violencia social. Comprenda que si usted escribiese como solo político y no como cristiano, otro político de signo opuesto al suyo, le podría replicar que esa ?extrema? derecha norteamericana es históricamente mucho más demócrata que cualquier izquierda española, cuyos afanes e intentos golpistas y revolucionarios condujeron a España a una cruel guerra civil no hace tantos años. ¿Y eso a qué conduce? ¿A la concordia? Personalmente me importa un bledo la izquierda y la derecha, pero aborrezco la demagogia, porque todo está encerrado bajo pecado, y es lamentable que se usen instrumentos y medios que son necesarios en la mies de Cristo para la propaganda politiquera.
Con todo, ante un artículo como el que usted ha escrito, mi réplica no pretende cuestionar en absoluto que usted sea cristiano y su fe genuina, como parece que usted hace con Bush. Pero, por ejemplo, me parece que hace una abundante descarga de rencor dialéctico sobre el Sr. Ariel Sharon, al que imputa falsamente la responsabilidad de las matanzas de Chabra y Chatila. Quiero suponer que está usted mal informado antes que pensar que conscientemente miente usted para calumniar a alguien que no le cae bien, probablemente por sus posturas políticas. Tal vez piense como otros que cuando una mentira se repite muchas veces acaba convirtiéndose en verdad? Espero que no.
Pero lo que me resulta más desconcertante es que alguien que afirma conocer del derecho y del revés la Biblia y el Corán finaliza con una frase que permite suponer al lector por el contexto que los árabes y/o los palestinos desciendan de Abraham por la línea de Ismael y sus doce tribus.
No hace falta ser antropólogo para saber que eso es más falso que una versión del origen del pueblo vasco según Arzallus. Resulta que cuando Abram llega a la región conocida hoy como Palestina, ya habitan allí los pueblos del jebuseo, el amorreo, el gergeseo, el haveo, el araceo, el sineo, el arvadeo, el zemareo y el hamateo y aquellos lares acogían a los cananeos, mucho antes de que naciera Ismael y sus doce hijos (Gen. 10:15-20). Así en la vida de Abraham se nos mencionan los moradores de Sinar, Elasar, Elam, Goim, Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim, Zoar, Salem, etc. También había otros territorios poblados como Filistea, Gerar, Egipto, etc.
Después de muchos años también se asentaron allí los hijos de Lot, y luego los de Ismael, pero también los de Esau, (Gen. 36) que descienden de Abraham por la línea de Isaac. Los descendientes de Abraham fueron unos entre muchos pobladores y, salvo la descendencia por la línea de Jacob/Israel que mantuvieron una identidad perdurable, acabaron asimilados dentro de las culturas y los pueblos existentes ya. Así hasta los tiempos del Nuevo Testamento, a los moradores de ?la tierra?, más los descendientes de Lot, Ismael, los de Esau, aun hay que añadir los de los otros seis hijos de Abraham (Gen. 25:1), que también se multiplicaron y vivieron por aquellos pagos. Y siglos más tarde, aún fueron añadidos los extranjeros que trasplantó Salmanasar (2Rey. 17:24). Y cuando los judíos fueron expulsados por los romanos, Palestina quedó prácticamente desierta, con pequeños pueblos y una población nómada, hasta finales del siglo XIX, en que la inmigración importante de judíos y el inicio de sus explotaciones agrarias trajo consigo también una inmigración árabe al calor de las nuevas posibilidades económicas y comerciales.
Se lamenta usted de las simpatías del pueblo Israel entre los cristianos. Pues no quería terminar mi carta sin exponer algunas razones cristianas para simpatizar con Israel como nación. En mi caso, la primera es una cuestión de principios que me enseñaron mis padres que es de bien nacidos ser agradecidos. Y yo siento esa gratitud hacia el pueblo de Israel por muchas razones. La primera porque Jesús afirmó que la salvación viene de los judíos (Jn. 4:21). Jesús nació judío también, y en medio de ese pueblo y de su historia se cumplió el plan de la redención.
Pablo escribiendo a los cristianos gentiles de Roma (Rom. 11:13), lo cual en mi opinión está vigente también hoy para nosotros hoy pues somos gentiles y cristianos, les dijo: (Rom. 3:3) que a los judíos les fue confiada la palabra de Dios. Si pues la tenemos es gracias a ellos, y eso vale para el Antiguo Testamento pero también para el Nuevo, pues Dios se la reveló a judíos para ellos y también para nosotros. Todos los autores tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento son judíos. Los doce apóstoles que son el fundamento de la iglesia cristiana, son judíos. De los judíos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas (Rom. 9:4).
Y esto no era por la simple causa de ser descendientes de Abraham (pues Abraham tuvo 8 hijos) sino: En Isaac, no en Ismael ni en los otros, te será llamada descendencia. De Isaac, y luego de Jacob vienen los hijos de la promesa, y por más que Vd. no lo entienda, tendremos que admitir, al menos yo si, que el plan fue determinado por Dios en su soberanía, como está escrito en el Antiguo Testamento en Malaquías 1, pero también en Romanos 9:13. Yo acepto la soberanía y la justicia de Dios, justicia y plan que muchos ahora y ya antes que Vd. han descalificado intentando establecer una justicia suya propia, envanecidos por sus razonamientos, y en un alarde de osadía llegan incluso a afirmar que si esa justicia y plan son así, para ellos ?Dios está demás?. Imagino que en casos, como en el suyo, una frase tal solo puede provenir de algún estado de trastorno transitorio. Le aconsejo una reflexión sobre el contenido del Salmo 2, que probablemente, como yo, conozca de memoria, donde se nos exhorta a la prudencia. Tampoco quiero pensar que usted se haya vuelto loco y quiera manejar los pensamientos y las decisiones de Dios.
Siguiendo con el tema de Israel, le debo recordar que por su trasgresión vino la salvación para nosotros los gentiles (Rom. 11:11), entre los cuales se incluyen los árabes que creen en Cristo, sean cualesquiera las raíces de su linaje. Porque por esa salvación que viene de los judíos, ya no hay judío ni árabe en Cristo. Pero es un bendito deseo que Israel sea restaurado, porque su plena restauración será la riqueza de los gentiles (Rom. 11.12). ¡Ojalá que la amistad de los cristianos contribuya a la restauración de Israel! Y esto a pesar de que ahora en cuanto al mensaje del evangelio desde su visión judaica del antiguo pacto sean en su mayoría adversarios de nuestra doctrina, pero en cuanto a la elección son amados por causa de sus antepasados, porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (Rom. 11:25-29).
Sobre el conflicto político-militar del estado de Israel, quiero decirle que mi oración por Israel se eleva desde la perspectiva de saber que no será con las armas con las que defienda su existencia ni encuentre su paz, porque permanece la profecía: No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu. (Zacarías 4:7). La mayoría de ellos todavía viven incrédulos al plan y proyecto de Dios, como nosotros en otro tiempo éramos también desobedientes y ciegos, pero ahora hemos alcanzado misericordia, y también ellos la alcanzarán (Rom. 11:30-36).
Con todo, mi análisis de la situación en la que están viviendo no consigue igualar ni las causas ni las circunstancias en las que viven judíos y árabes en Palestina. Los árabes, llamados palestinos desde hace unos pocos años, mueren y malviven alimentados por el odio que le llevan suministrando sus líderes árabes políticos y religiosos, desde el año 1948, cuando no aceptaron una partición de la tierra para las dos comunidades. Su esperanza y deseo es desde entonces ?arrojar a los judíos al mar?. Cuatro guerras y continuas escaramuzas han sido el resultado de no aceptar aquella resolución de las Naciones Unidas en 1948. Las repetidas derrotas militares de los países árabes han supuesto un profundo deseo de revancha, pero si alguna victoria ocurriese en la otra dirección, no dude que el deseo sería de aniquilación. Palestina ni es Tánger, ni Rabat, ni la perspectiva y los intereses en conflicto los mismos.
Los llamados palestinos han sido manipulados, utilizados y finalmente abandonados por los suyos cuando para no asumir las responsabilidades económicas y sociales (educación, sanidad, servicios, infraestructuras, promoción industrial, etc.) de aquella población, tanto Jordania como Egipto renunciaron a la soberanía de los territorios que la ONU les había concedido (Cisjordania y la franja de Gaza respectivamente) y abandonaron a la población en manos de grupos violentos y terroristas. Desde entonces una gran parte de ellos malviven de la caridad mundial en campos de refugiados, que son en realidad granjas de activistas, y centros de adoctrinamiento al odio racial, donde las mujeres carecen de todo derecho, siendo consideradas casi como conejas para dar cuantos más hijos mejor para la causa. Hijos cuya vida luego desprecian utilizándolos como escudos humanos y terroristas suicidas, sacrificados en el altar de la propaganda. Así el problema de los refugiados como consecuencia de la primera guerra y derrota árabe en su agresión al recién nacido Estado de Israel ocasionó el desplazamiento de unas trescientas mil personas, pero ahora ya son más de tres millones en ese breve espacio de tiempo.
Estos ciudadanos de etnia árabe podrían haber vivido en otras condiciones humanitarias y sociales, pero sus líderes no quisieron reasentarlos y asimilarlos en los espacios enormes que las naciones árabes tenían en sus territorios utilizándolos para mantener un foco de tensión hacia donde dirigir las fobias de las poblaciones de sus países que siguen instaladas en el feudalismo, el atraso, la miseria cultural y económica. La descolonización llevada a cabo por Portugal, por ejemplo, reinstaló en la metrópoli a un millón de ciudadanos de sus excolonias, blancos y de color. Muchos de ellos residían en las colonias desde varias generaciones y sin embargo dejaron sus tierras, propiedades y raíces, pero no pasó nada. Ahora son todos portugueses. De la misma manera hubiesen podido ser reinstalados y asimilados los llamados palestinos dentro de las fronteras de Libia, Siria, Jordania, Líbano, Egipto, Irak, Irán, Argelia, Túnez, Marruecos, Arabia Saudita, Sudan, etc. pero en lugar de ello los líderes árabes jugaron con sus vidas y su futuro hasta el día de hoy. Si hay unos responsables de la muerte y miseria de los llamados palestinos, son y han sido los líderes de las naciones árabes. Así Jordania en su guerra de expulsión de la OLP mató a más de ellos que los judíos desde que existe el Estado de Israel. Y murieron más ?palestinos? en el Líbano durante la guerra civil que en los enfrentamientos con Israel.
Con todo, yo querría que Israel fuera salvo reconociendo a Cristo como Salvador y Señor, pero no puedo dejar de reconocer que desde su visión del Antiguo Pacto, ese velo de Moisés que tienen puesto sobre su corazón mientras no se conviertan, su reacción ante sus enemigos es coherente con la ley de Lev. 26:7.
Finalmente en cuanto al talante, reconozca que no es lo mismo ser árabe y vivir en Israel, que ser judío y vivir en los territorios de los palestinos. ¿Dónde están las sinagogas de Gaza ó de Jenin? Pero en los países del entorno. ¿Dónde están las de Beirut? ¿O de Damasco? ¿O de Amman? ¿Se puede vivir en Líbano, Siria ó Jordania como judío? ¿Pueden tener partidos políticos, alcaldes e instituciones judías en esos países? Pues los árabes en Israel pueden hacerlo. Tienen diputados, periódicos, emisoras de radio y pueden asistir a sus mezquitas con plena libertad.
Su preocupación por que mucha gente muera sin Cristo, como los 231 palestinos, es sin duda compartida por todos los cristianos. En esa línea, a mí también me conmueve pensar que tenemos en España otra guerra que solo en los 4 días festivos de la Semana Santa ha matado a 125 personas. Niños huérfanos, cadáveres destrozados, familias deshechas. Descorazona saber que en lo que va de año, ya han muerto por causa del tráfico en nuestro país muchas más personas que en Palestina en el mismo período, sumando israelíes y palestinos, y más aún, sabiendo que la mayoría se han perdido. Y el año pasado han muerto aquí, por la misma causa, 4300 personas. Yo si creo en el Infierno, y empleando su misma demagogia, le invito a pensar en cuantos españoles se han ido al infierno mientras usted andaba dando vueltas por esos cinco países América Latina y nueve Estados de USA. ¿Verdad que a veces dan ganas de prohibir los coches, sobre todo cuando conocemos ó nos quedan cercanas las victimas? Pero enseguida asumimos que en este tipo de mundo no podemos prescindir de ellos para trabajar, estudiar y vivir. Así, como no puedo solucionar esta cuestión, lo que si puedo hacer es predicar el evangelio de la salvación cuando tengo oportunidad, en lugar de insultar ó denostar a las compañías Ford, Fiat, Mercedes ó Renault, y no dejar manipular mi conciencia ni que me coman el tarro, aunque sea por notables del protestantismo patrio y desde órganos de comunicación protestantes.
Reciba un saludo cordial en Cristo
Pablo Blanco