Moloch en Roma




***
«Los formadores de imágenes de talla,
todos ellos son vanidad,
y lo más precioso de ellos para nada es útil;
y ellos mismos son testigos para su confusión,
de que los ídolos no ven ni entienden.
¿Quién formó un dios,
o quién fundió una imagen
que para nada es de provecho?
He aquí que todos los suyos serán avergonzados,
porque los artífices mismos son hombres.
Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán,
y serán avergonzados a una.
El herrero toma la tenaza,
trabaja en las ascuas,
le da forma con los martillos,
y trabaja en ello con la fuerza de su brazo;
luego tiene hambre,
y le faltan las fuerzas;
no bebe agua, y se desmaya.
El carpintero tiende la regla,
lo señala con almagre,
lo labra con los cepillos,
le da figura con el compás,
lo hace en forma de varón,
a semejanza de hombre hermoso,
para tenerlo en casa.
Corta cedros, y toma ciprés y encina,
que crecen entre los árboles del bosque;
planta pino, que se críe con la lluvia.
De él se sirve luego el hombre para quemar,
y toma de ellos para calentarse;
enciende también el horno, y cuece panes;
hace además un dios, y lo adora;
fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.
Parte del leño quema en el fuego;
con parte de él come carne,
prepara un asado, y se sacia;
después se calienta, y dice:
¡Oh! me he calentado, he visto el fuego;
y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo;
se postra delante de él, lo adora,
y le ruega diciendo:
Líbrame, porque mi dios eres tú.
No saben ni entienden;
porque cerrados están sus ojos para no ver,
y su corazón para no entender.
No discurre para consigo,
no tiene sentido ni entendimiento para decir:
Parte de esto quemé en el fuego,
y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí.
¿Haré del resto de él una abominación?
¿Me postraré delante de un tronco de árbol?
De ceniza se alimenta;
su corazón engañado le desvía,
para que no libre su alma, ni diga:
¿No es pura mentira
lo que tengo en mi mano derecha?»

‭‭Isaías‬ ‭44‬:‭9‬-‭20‬ ‭RVR1960‬‬

 

I
GLADIO, LA CÍA Y EL VATICANO


Disfruta del programa completo en exclusiva en César Vidal TV:

01/04/23 - Esta semana César Vidal y Lorenzo Ramírez inician un programa especial doble de Semana Santa en el que analizan los orígenes de la Operación Gladio y la creación de grupos terroristas de falsa bandera (stay behind) en Europa.

En este primer capítulo desvelan las relaciones del Vaticano con la banca suiza y la colaboración de la inteligencia anglosajona con oficiales nazis para acabar con la influencia comunista tras la II Guerra Mundial.


***
«Dio un fuerte grito:
«¡Ha caído Babilonia,
cayó esa gran ciudad!
Se ha convertido en una casa
para los demonios.
Es una guarida para todo espíritu inmundo,
un nido para todo buitre repugnante
y una cueva para todo animal sucio y espantoso.
Pues todas las naciones han caído
debido al vino de su apasionada inmoralidad.
Los reyes del mundo cometieron adulterio con ella.
Debido a su deseo por lujos excesivos,
los comerciantes del mundo
se han enriquecido».»

‭‭Apocalipsis‬ ‭18‬:‭2‬-‭3‬ ‭NTV‬‬



II

Disfruta del programa completo en exclusiva en César Vidal TV:

08/04/23 - Esta semana César Vidal y Lorenzo Ramírez completan la segunda parte del programa especial de Semana Santa en el que analizan los orígenes de la Operación Gladio y la creación de grupos terroristas de falsa bandera (stay behind) en Europa.

En esta ocasión se desvelan las relaciones de la mafia italiana con la curia Vaticana y los servicios de inteligencia, así como la mutación que sufrieron estas células tras la caída de la URSS, disfrazándose de islamistas.


 




***
«»En Babilonia verán a la gente cargar sobre sus hombros ídolos de plata, de oro y de madera. Verán también cómo esa gente, que no cree en Dios, adora a esos ídolos. »Tengan mucho cuidado: No se porten como esa gente, ni adoren a sus ídolos. Cuando vean a esa gente marchar delante y detrás de esos ídolos para adorarlos, ustedes digan en voz baja: “Dios de Israel, solo a ti te debemos adorar”. Recuerden que el ángel de Dios está con ustedes, y que él sabe lo que ustedes piensan. »El escultor fabrica ídolos de oro y plata, y hasta les pone lengua, pero esos ídolos no pueden hablar porque son dioses falsos. La gente que no conoce a nuestro Dios adorna a sus dioses con diademas de oro, como si esos ídolos fueran muchachas coquetas. Luego vienen los sacerdotes y se roban el oro y la plata de esos dioses, y los usan para sus gastos personales, y hasta para pagarles a las prostitutas del templo. Además, a esos ídolos de oro, plata y madera los visten como si fueran personas; sin embargo, esos ídolos no pueden evitar que el óxido y la polilla los destruya. Aunque están cubiertos con ropa muy fina, no pueden protegerse del polvo que hay en el templo; por eso la gente tiene que limpiarles la cara. Hasta hay uno de esos ídolos con un bastón de mando en la mano, como si fuera el gobernador del país; pero si alguien lo insulta, no puede castigar al ofensor. Hay otro que lleva en la mano derecha una espada y un hacha; pero no se puede defender de sus enemigos ni de los ladrones. Como pueden ver, esos ídolos no son dioses; por lo tanto, no los adoren. »Los ídolos que están dentro de los templos no sirven para nada; son tan inútiles como un jarrón roto. Esos ídolos tienen los ojos llenos del polvo que levanta la gente al caminar. Los sacerdotes los encierran con todo tipo de cerraduras, para que nadie se los robe. ¡Se parecen a los prisioneros condenados a muerte por haber ofendido al rey! En sus templos les encienden muchísimas lámparas, pero esos ídolos jamás las podrán ver, pues son como las vigas de una casa: están carcomidos por la polilla. La gente que los adora no se da cuenta de que los gusanos se comen a esos ídolos con ropa y todo. El humo que hay en sus templos les ha puesto negra la cara. Los murciélagos, las golondrinas y otros pájaros, se posan sobre ellos; ¡hasta los gatos se echan sobre ellos! Como pueden ver, esos ídolos no son dioses; por lo tanto, no los adoren. »Cuando los estaban fabricando, ni se dieron cuenta; y aunque están recubiertos de oro, alguien tiene que pulirlos para que puedan brillar. Esos ídolos no tienen vida, pero salen muy caros. Si se caen, hay que levantarlos, y como no pueden caminar, hay que cargarlos. Para vergüenza de quienes los adoran, queda demostrado que no sirven para nada. Si los ponen de pie, no pueden moverse; si los acuestan, no pueden levantarse. Darles una ofrenda es como dársela a un muerto. Los sacerdotes se roban esas ofrendas y las venden. Las esposas de los sacerdotes se roban la carne de los animales ofrecidos a esos ídolos, en vez de compartirla con la gente pobre. Hasta las mujeres que están con su menstruación, o que acaban de tener un hijo, tocan esos animales sacrificados, ¡y no les pasa nada! Como pueden ver, esos ídolos no son dioses; por lo tanto, no los adoren. »¿Cómo pueden decir ustedes que esos ídolos de oro, plata y madera son dioses? Si lo fueran, esos ídolos no permitirían que las mujeres les presentaran ofrendas, pues eso está prohibido por nuestra ley. En los templos de esos ídolos, los sacerdotes tampoco cumplen nuestra ley, pues presiden el culto con túnicas rotas, con el cabello y la barba afeitados y con la cabeza descubierta. También lloran a gritos delante de sus ídolos, como lo hace la gente en los funerales. Además, esos sacerdotes les quitan la ropa a los ídolos, y con ella hacen vestidos para sus hijos y esposas. Si la gente que los adora los trata bien o mal, esos ídolos no pueden responder. Si alguien les hace una promesa y no la cumple, ellos no pueden castigarlo por no cumplir. Esos ídolos no pueden hacer rico a nadie, ni siquiera darle unas monedas. Tampoco pueden poner o quitar reyes, ni librar al pobre del poderoso, ni salvar a nadie de la muerte. No pueden devolver la vista al ciego ni librar a nadie del peligro; tampoco pueden cuidar a las viudas ni ayudar a los huérfanos. Esos ídolos de madera, recubiertos de oro y plata, son tan inútiles como pedazos de piedra sacados de una montaña. Quienes los adoran quedarán en vergüenza. ¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses! »Los babilonios mismos hacen quedar en ridículo a sus dioses, pues cuando hay una persona muda, lo llevan ante el dios Bel y le piden que la haga hablar. ¡Como si ese ídolo pudiera escuchar! Y aunque se dan cuenta de que sus dioses no sirven para nada, los babilonios no se atreven a abandonarlos. ¡No quieren reconocer que son unos tontos! En las calles algunas mujeres se atan un cordón a la cintura y se sientan a quemar la cáscara del grano, como si fuera incienso. Y cuando un hombre pasa por allí, y se lleva a una de esas mujeres para tener relaciones sexuales con ella, esa mujer se burla de sus compañeras, porque ninguna de ellas fue elegida por el hombre para desatarle el cordón. »Los ídolos no son más que objetos hechos por artesanos; son lo que sus fabricantes quisieron que fueran. Y si los artesanos son simples mortales, ¿cómo pueden pensar que sus obras son dioses? Lo único que esos artesanos les van a dejar a sus hijos son mentiras y fracasos. »Cuando hay guerra o llega una desgracia, los sacerdotes buscan un lugar para esconderse junto con sus ídolos. No se dan cuenta de que esos ídolos son falsos dioses, y que ni ellos mismos se pueden salvar. Tarde o temprano las naciones, junto con sus reyes, descubrirán que esos ídolos no son dioses, sino simples objetos hechos por simples mortales. No son más que madera recubierta de oro y plata, y no tienen ningún poder divino. ¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses! »Esos ídolos no eligen a los reyes de los países, ni pueden enviar lluvia a la gente; no se pueden defender en un juicio, y mucho menos salvar a quien sufre injusticias, pues no tienen poder alguno. Son totalmente indefensos. Si se quema el templo donde están esos ídolos, los sacerdotes salen corriendo para ponerse a salvo, y los ídolos se queman como cualquier viga del templo, aunque estén recubiertos de oro y plata. ¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses, cuando ni siquiera pueden hacerle frente a un rey o a un enemigo! »Si los ladrones toman a esos ídolos de madera, y les roban el oro, la plata o la ropa con que están cubiertos, ellos no se pueden defender. Por eso, es de más valor un rey valiente, o una herramienta que sirve de algo en la casa, o una puerta que protege a los que viven en ella, o una columna que adorna un palacio, que uno de esos dioses falsos. »Si Dios les da la orden, el sol, la luna y las estrellas alumbran en el cielo, el relámpago alumbra todo el horizonte, el viento sopla por todas partes, las nubes se van al lugar señalado, y el rayo quema bosques y montañas. En cambio, esos dioses falsos no se pueden comparar a nada de esto, ni en belleza ni en poder. Y si no pueden hacer justicia ni hacerle bien a la gente, es ridículo creer que son dioses. Por lo tanto, no los adoren. no pueden dar ninguna señal en el cielo, ni alumbrar como el sol ni brillar como la luna. Un animal de la selva, que se puede defender y esconder, vale más que esos ídolos. Por lo tanto, no les tengan miedo, pues queda comprobado que no son dioses. »Esos ídolos de madera, recubiertos de oro y plata, no sirven para nada; ¡se parecen a un inútil espantapájaros en un campo de melones! También se parecen a los espinos en un jardín, donde se posan los pájaros; se parecen a un muerto abandonado en la oscuridad. Cuando ustedes vean cómo a esos ídolos se les pudren sus finos vestidos, podrán darse cuenta de que no son dioses. Finalmente, a ellos mismos se los comerá la polilla, y la gente que los adora quedará avergonzada. »La persona justa que no cree en dioses falsos es muy valiosa. A esa persona, Dios lo librará de todo castigo».»

‭‭Carta de Jer‬ ‭6‬:‭3‬-‭43‬, ‭45‬-‭64‬, ‭66‬-‭72‬ ‭TLAI

‬‬https://bible.com/bible/178/lje.1_1.3-72.TLAI
(Baruc 6)

 


VESTIR A LA VIRGEN


VESTIR A LOS SANTOS


«La gente que no conoce a nuestro Dios
adorna a sus dioses
con diademas de oro,
como si esos ídolos fueran
muchachas coquetas.
Luego vienen los sacerdotes
y se roban el oro y la plata
de esos dioses,
y los usan para sus gastos personales,
y hasta para pagarles
a las prostitutas del templo.
Además, a esos ídolos de oro, plata y madera
los visten como si fueran personas;
sin embargo, esos ídolos
no pueden evitar que el óxido
y la polilla los destruya.
Aunque están cubiertos con ropa muy fina,
no pueden protegerse del polvo
que hay en el templo;
por eso la gente tiene que limpiarles la cara.
Hasta hay uno de esos ídolos
con un bastón de mando en la mano,
como si fuera el gobernador del país;
pero si alguien lo insulta,
no puede castigar al ofensor.
Hay otro que lleva en la mano derecha
una espada y un hacha;
pero no se puede defender
de sus enemigos ni de los ladrones.
Como pueden ver,
esos ídolos no son dioses;
por lo tanto, no los adoren.
»Los ídolos que están dentro
de los templos no sirven para nada;
son tan inútiles como un jarrón roto.
Esos ídolos tienen los ojos
llenos del polvo que levanta
la gente al caminar.
Los sacerdotes los encierran
con todo tipo de cerraduras,
para que nadie se los robe.
¡Se parecen a los prisioneros
condenados a muerte
por haber ofendido al rey!
En sus templos les encienden
muchísimas lámparas,
pero esos ídolos jamás las podrán ver,
pues son como las vigas de una casa:
están carcomidos por la polilla.
La gente que los adora
no se da cuenta de que los gusanos
se comen a esos ídolos con ropa y todo.
El humo que hay en sus templos
les ha puesto negra la cara.
Los murciélagos, las golondrinas y otros pájaros,
se posan sobre ellos;
¡hasta los gatos se echan sobre ellos!
Como pueden ver,
esos ídolos no son dioses;
por lo tanto, no los adoren.
»Cuando los estaban fabricando,
ni se dieron cuenta;
y aunque están recubiertos de oro,
alguien tiene que pulirlos
para que puedan brillar.
Si se caen, hay que levantarlos,
y como no pueden caminar,
hay que cargarlos.
Para vergüenza de quienes los adoran,
queda demostrado que no sirven para nada.
Si los ponen de pie, no pueden moverse;
si los acuestan, no pueden levantarse.
Darles una ofrenda
es como dársela a un muerto.
Los sacerdotes se roban
esas ofrendas y las venden.
Las esposas de los sacerdotes
se roban la carne de los animales
ofrecidos a esos ídolos,
en vez de compartirla con la gente pobre.
Hasta las mujeres que están con su menstruación,
o que acaban de tener un hijo,
tocan esos animales sacrificados,
¡y no les pasa nada!
Como pueden ver,
esos ídolos no son dioses;
por lo tanto, no los adoren.»

‭‭Carta de Jer‬ ‭6‬:‭8‬-‭23‬, ‭25‬-‭28‬ ‭TLAI‬‬


NO HAY NADA NUEVO:
“Hay otro que lleva en la mano derecha
una espada”



 


ESTÁN DENTRO DE LA SERPIENTE
PULSA

«Quitó los pequeños templos
de las colinas en donde la gente
adoraba a los dioses,
y destruyó todas las imágenes de Astarté.
También hizo pedazos a la serpiente
de bronce que había hecho Moisés,
porque los israelitas
la trataban como a un dios,
pues le quemaban incienso
y la llamaban Nehustán.»

‭‭2 Reyes‬ ‭18‬:‭4‬ ‭TLAI‬‬

 


El Cristo de Lepanto de Barcelona no era negro:
así descubrieron la verdad


Diseno-sin-titulo-35.jpg


La Catedral de Barcelona ha comunicado que, tras la restauración de la imagen, se ha descubierto el verdadero tono de piel del Cristo
[…]
Los expertos han concluido que el color negro se debía al humo, barnices y hollín que se habían impregnado en la escultura, bajo la cual se escondía una antigua policromía del siglo XIX,
[…]
LEER NOTICIA COMPLETA

***
«Además, a esos ídolos de oro,
plata y madera los visten
como si fueran personas;
sin embargo, esos ídolos
no pueden evitar que el óxido
y la polilla los destruya.

Aunque están cubiertos
con ropa muy fina,
no pueden protegerse del polvo
que hay en el templo;
por eso la gente tiene
que limpiarles la cara.
Esos ídolos tienen los ojos
llenos del polvo que levanta
la gente al caminar.

El humo que hay en sus templos
les ha puesto negra la cara.

»Cuando los estaban fabricando,
ni se dieron cuenta;
y aunque están recubiertos de oro,
alguien tiene que pulirlos
para que puedan brillar.

»La persona justa que no cree
en dioses falsos es muy valiosa.
A esa persona, Dios lo librará de todo castigo».»

‭‭Carta de Jer‬ ‭6‬:‭10‬-‭11‬, ‭16‬, ‭20‬, ‭23‬, ‭72‬ ‭TLAI‬‬


 



«—La palabra que nos has hablado
en nombre del SEÑOR
no te la escucharemos.
Más bien,
pondremos por obra toda palabra
que ha salido de nuestra boca,
para quemar incienso a la Reina del Cielo
y para derramarle libaciones,
como hemos hecho nosotros
y nuestros padres,
nuestros reyes
y nuestros magistrados,
tanto en las ciudades de Judá
como en las calles de Jerusalén.
Pues fuimos saciados de pan,
nos fue bien y no vimos mal alguno.
Pero desde que dejamos
de quemar incienso
a la Reina del Cielo
y de derramarle libaciones,
nos falta de todo,
y somos exterminados por la espada
y por el hambre.
Y las mujeres dijeron:
—Cuando nosotras quemábamos
incienso a la Reina del Cielo
y le derramábamos libaciones,
¿acaso era sin el conocimiento
de nuestros maridos
que le hacíamos tortas,
reproduciendo su imagen,
y le derramábamos libaciones?»

‭‭Jeremías‬ ‭44‬:‭16‬-‭19‬ ‭RVA2015‬‬