Moloch en Roma





***
– Solo un mediador entre Dios y los hombres: Cristo.
– Solo una cabeza y fundamento de la Iglesia: Cristo.
– Solo un salvador, cuya sangre quita el pecado: Cristo.
– Solo un intercesor que aboga por todos los santos: Cristo.
– Solo un Rey soberano, digno de toda adoración: Cristo.

Este es el mensaje y depósito de fe apostólico:

– Apóstol Pedro:
"Este Jesús es la piedra que ustedes
los constructores despreciaron,
pero que se ha convertido en la piedra principal.
Y en ningún otro hay salvación,
porque no hay otro nombre bajo el cielo
dado a los hombres,
en el cual podamos ser salvos"
(Hechos 4:11-12).

¡SOLUS CHRISTUS!


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LA MENTIRA CATÓLICA ROMANA
"SALID DE ELLA"


Yo Jehová; este es mi nombre;
y a otro no daré mi gloria,
ni mi alabanza a esculturas.

Isaías 42:8 RVR1960


Los ídolos de ellos son plata y oro,
Obra de manos de hombres.
Tienen boca, mas no hablan;
Tienen ojos, mas no ven;
Orejas tienen, mas no oyen;
Tienen narices, mas no huelen;
Manos tienen, mas no palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No hablan con su garganta.
Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.

Salmos 115:4‭-‬8 RVR1960


Los formadores de imágenes de talla,
todos ellos son vanidad,
y lo más precioso de ellos
para nada es útil;
y ellos mismos son testigos
para su confusión,
de que los ídolos no ven ni entienden.
¿Quién formó un dios,
o quién fundió una imagen
que para nada es de provecho?
He aquí que todos los suyos
serán avergonzados,
porque los artífices mismos son hombres.
Todos ellos se juntarán,
se presentarán, se asombrarán,
y serán avergonzados a una.
El herrero toma la tenaza,
trabaja en las ascuas,
le da forma con los martillos,
y trabaja en ello con la fuerza de su brazo;
luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas;
no bebe agua, y se desmaya.
El carpintero tiende la regla,
lo señala con almagre,
lo labra con los cepillos,
le da figura con el compás,
lo hace en forma de varón,
a semejanza de hombre hermoso,
para tenerlo en casa.
Corta cedros, y toma ciprés y encina,
que crecen entre los árboles del bosque;
planta pino, que se críe con la lluvia.
De él se sirve luego el hombre para quemar,
y toma de ellos para calentarse;
enciende también el horno,
y cuece panes; hace además un dios,
y lo adora; fabrica un ídolo,
y se arrodilla delante de él.
Parte del leño quema en el fuego;
con parte de él come carne,
prepara un asado, y se sacia;
después se calienta, y dice:
¡Oh! me he calentado, he visto el fuego;
y hace del sobrante un dios,
un ídolo suyo; se postra delante de él,
lo adora, y le ruega diciendo:
Líbrame, porque mi dios eres tú.
No saben ni entienden;
porque cerrados están sus ojos para no ver,
y su corazón para no entender.
No discurre para consigo,
no tiene sentido ni entendimiento para decir:
Parte de esto quemé en el fuego,
y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí.
¿Haré del resto de él una abominación?
¿Me postraré delante de un tronco de árbol?
De ceniza se alimenta;
su corazón engañado le desvía,
para que no libre su alma, ni diga:
¿No es pura mentira
lo que tengo en mi mano derecha?

Isaías 44:9‭-‬20 RVR1960


¿A quién me asemejáis,
y me igualáis, y me comparáis,
para que seamos semejantes?
Sacan oro de la bolsa,
y pesan plata con balanzas,
alquilan un platero para hacer un dios de ello;
se postran y adoran.
Se lo echan sobre los hombros,
lo llevan, y lo colocan en su lugar;
allí se está, y no se mueve de su sitio.
Le gritan, y tampoco responde,
ni libra de la tribulación.
Acordaos de esto, y tened vergüenza;
volved en vosotros, prevaricadores.
Acordaos de las cosas pasadas
desde los tiempos antiguos;
porque yo soy Dios, y no hay otro Dios,
y nada hay semejante a mí.

Isaías 46:5‭-‬9 RVR1960


No te harás imagen,
ni ninguna semejanza
de lo que esté arriba en el cielo,
ni abajo en la tierra,
ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas,
ni las honrarás;
porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito
la maldad de los padres
sobre los hijos hasta la tercera
y cuarta generación
de los que me aborrecen,
y hago misericordia a millares,
a los que me aman
y guardan mis mandamientos.


Éxodo 20:4‭-‬6 RVR1960



¡Qué lástima me dan
los que consideran dioses
a objetos que hicieron ellos mismos!
¡Qué lástima me dan
los que tienen por dioses
a objetos de plata y oro,
a figuras de animales
y a piedras talladas
que no tienen nada de valor!
Pongamos como ejemplo al carpintero:
Corta un árbol, le quita la corteza,
trabaja con cuidado la madera
y fabrica una mesa
que presta buen servicio.
Si le sobra madera,
la usa como leña para cocinar.
Y si le sobra un palo torcido
que está tan lleno de nudos
que no sirve para nada,
en sus ratos libres se dedica a darle forma,
hasta que hace la figura de un hombre
o de un animal asqueroso.
Después rellena los huequitos
con masilla y pinta esa figura de rojo.
Luego prepara un lugar en la pared
y allí coloca la figura.
El carpintero sabe muy bien
que necesita tener mucho cuidado
para que ese ídolo no se caiga,
pues no puede sostenerse solo
y necesita la ayuda de alguien.
Sin embargo, ese mismo carpintero
no siente la menor vergüenza
de hablarle al ídolo,
y de pedirle por su esposa,
por sus hijos y por su casa.
Es tan tonto que cuando está enfermo,
le pide ayuda a una figura sin vida.
Le pide a un palo muerto
que le conserve la vida.
Le pide protección
a quien tiene que ser protegido,
y espera que un pedazo de madera,
que necesita ser transportado,
sea quien lo acompañe en un viaje.
¡A un ídolo de madera,
que no puede usar las manos,
le pide ayuda en sus negocios y trabajos!

Sabiduría 13:10‭-‬19 TLAI


Conocerte a ti es rectitud perfecta,
y reconocer tu poder
es la raíz de la inmortalidad.
Pues no nos hemos dejado engañar
por esos ídolos inventados
por la habilidad perversa
de los hombres
y por el infructuoso trabajo de los pintores,
cuya vista despierta pasiones
en los hombres sin razón
que se entusiasman con la imagen
sin vida de un ídolo muerto.
Tanto los que hacen
ídolos como los que los aman
y les dan culto,
están enamorados del mal
y no merecen esperar nada mejor.

Sabiduría 15:3‭-‬6 DHH94I



PACHAMAMA EN LIMA

¡Qué tontos son aquellos
que no toman en cuenta a Dios!
Son tan tontos que no ven
todo lo que Dios ha hecho,
ni lo reconocen como el Dios creador.
En cambio, reconocieron como dioses
al fuego, al viento y a la suave brisa;
a los mares, a los ríos
y a las estrellas del cielo.
Tan bellas les parecieron esas cosas
que las consideraron dioses.
Debieron haber sabido que más bello
y hermoso es nuestro Dios,
quien hizo todo lo que ellos adoran.
¡Dios es el creador
de todo lo que es bello y hermoso!
Si la energía y el poder de todo eso
les causó tanta admiración,
debieron darse cuenta
que mucho más poderoso
es el Dios de Israel quien los creó.
Cuando vemos la grandeza
y la belleza de todo lo creado,
tenemos que reconocer
el poder de nuestro Creador.
Sin embargo, no hay que ser tan severos
al juzgar a esas personas;
quizás se perdieron tratando
de encontrar al Dios verdadero.
Al ver lo que Dios hizo,
lo encontraron tan hermoso
que esa belleza los engañó;
por eso adoraron todo aquello.
porque si fueron capaces de investigar
el universo y de aprender tanto de él,
¿cómo es que no descubrieron
al Creador de todo lo que existe?

Sabiduría 13:1‭-‬7‭, ‬9 TLAI


Mas la hora viene, y ahora es,
cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque también el Padre tales adoradores
busca que le adoren.
Dios es Espíritu; y los que le adoran,
en espíritu y en verdad
es necesario que adoren.


S. Juan 4:23‭-‬24 RVR1960


ADORACIÓN A MARÍA


La palabra que nos has hablado
en nombre de Jehová,
no la oiremos de ti;
sino que ciertamente pondremos
por obra toda palabra
que ha salido de nuestra boca,
para ofrecer incienso a la reina del cielo,
derramándole libaciones,
como hemos hecho nosotros
y nuestros padres,
nuestros reyes y nuestros príncipes,
en las ciudades de Judá
y en las plazas de Jerusalén,
y tuvimos abundancia de pan,
y estuvimos alegres,
y no vimos mal alguno.
Mas desde que dejamos de ofrecer incienso
a la reina del cielo y de derramarle libaciones,
nos falta todo, y a espada
y de hambre somos consumidos.
Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo,
y le derramamos libaciones,
¿acaso le hicimos nosotras tortas
para tributarle culto,
y le derramamos libaciones,
sin consentimiento de nuestros maridos?
Así ha hablado Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, diciendo:
Vosotros y vuestras mujeres hablasteis
con vuestras bocas,
y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo:
Cumpliremos efectivamente
nuestros votos que hicimos,
de ofrecer incienso a la reina del cielo
y derramarle libaciones;
confirmáis a la verdad vuestros votos,
y ponéis vuestros votos por obra.

Jeremías 44:16-‬19, ‬25 RVR1960


Los hijos recogen la leña,
los padres encienden el fuego,
y las mujeres amasan la masa,
para hacer tortas a la reina del cielo
y para hacer ofrendas a dioses ajenos,
para provocarme a ira.

Jeremías 7:18 RVR1960







«»En Babilonia verán a la gente cargar sobre sus hombros
ídolos de plata, de oro y de madera.
Verán también cómo esa gente, que no cree en Dios,
adora a esos ídolos.
»Tengan mucho cuidado: No se porten como esa gente,
ni adoren a sus ídolos.
Cuando vean a esa gente marchar
delante y detrás de esos ídolos para adorarlos,
ustedes digan en voz baja:
“Dios de Israel, solo a ti te debemos adorar”.
Recuerden que el ángel de Dios está con ustedes,
y que él sabe lo que ustedes piensan.
»El escultor fabrica ídolos de oro y plata,
y hasta les pone lengua,
pero esos ídolos no pueden hablar
porque son dioses falsos.
La gente que no conoce a nuestro Dios
adorna a sus dioses con diademas de oro,
como si esos ídolos fueran muchachas coquetas.
Luego vienen los sacerdotes
y se roban el oro y la plata de esos dioses,
y los usan para sus gastos personales,
y hasta para pagarles a las prostitutas del templo.
Además, a esos ídolos de oro, plata y madera l
os visten como si fueran personas;
sin embargo, esos ídolos no pueden evitar
que el óxido y la polilla los destruya.
Aunque están cubiertos con ropa muy fina,
no pueden protegerse del polvo que hay en el templo;
por eso la gente tiene que limpiarles la cara.
Hasta hay uno de esos ídolos con un bastón de mando en la mano,
como si fuera el gobernador del país;
pero si alguien lo insulta, no puede castigar al ofensor.
Hay otro que lleva en la mano derecha una espada y un hacha;
pero no se puede defender de sus enemigos ni de los ladrones.
Como pueden ver, esos ídolos no son dioses;
por lo tanto, no los adoren.
»Los ídolos que están dentro de los templos
no sirven para nada;
son tan inútiles como un jarrón roto.
Esos ídolos tienen los ojos llenos del polvo
que levanta la gente al caminar.
Los sacerdotes los encierran con todo tipo de cerraduras,
para que nadie se los robe.
¡Se parecen a los prisioneros condenados a muerte
por haber ofendido al rey!
En sus templos les encienden muchísimas lámparas,
pero esos ídolos jamás las podrán ver,
pues son como las vigas de una casa:
están carcomidos por la polilla.
La gente que los adora no se da cuenta
de que los gusanos se comen a esos ídolos con ropa y todo.
El humo que hay en sus templos les ha puesto negra la cara.
Los murciélagos, las golondrinas y otros pájaros,
se posan sobre ellos;
¡hasta los gatos se echan sobre ellos!
Como pueden ver, esos ídolos no son dioses;
por lo tanto, no los adoren.
»Cuando los estaban fabricando, ni se dieron cuenta;
y aunque están recubiertos de oro,
alguien tiene que pulirlos para que puedan brillar.
Esos ídolos no tienen vida, pero salen muy caros.
Si se caen, hay que levantarlos,
y como no pueden caminar,
hay que cargarlos.
Para vergüenza de quienes los adoran,
queda demostrado que no sirven para nada.
Si los ponen de pie, no pueden moverse;
si los acuestan, no pueden levantarse.
Darles una ofrenda es como dársela a un muerto.
Los sacerdotes se roban esas ofrendas y las venden.
Las esposas de los sacerdotes se roban la carne
de los animales ofrecidos a esos ídolos,
en vez de compartirla con la gente pobre.
Hasta las mujeres que están con su menstruación,
o que acaban de tener un hijo,
tocan esos animales sacrificados,
¡y no les pasa nada!
Como pueden ver, esos ídolos no son dioses;
por lo tanto, no los adoren.
»¿Cómo pueden decir ustedes que esos ídolos
de oro, plata y madera son dioses?
Si lo fueran, esos ídolos no permitirían
que las mujeres les presentaran ofrendas,
pues eso está prohibido por nuestra ley.
En los templos de esos ídolos,
los sacerdotes tampoco cumplen nuestra ley,
pues presiden el culto con túnicas rotas,
con el cabello y la barba afeitados y con la cabeza descubierta.
También lloran a gritos delante de sus ídolos,
como lo hace la gente en los funerales.
Además, esos sacerdotes les quitan la ropa a los ídolos,
y con ella hacen vestidos para sus hijos y esposas.
Si la gente que los adora los trata bien o mal,
esos ídolos no pueden responder.
Si alguien les hace una promesa y no la cumple,
ellos no pueden castigarlo por no cumplir.
Esos ídolos no pueden hacer rico a nadie,
ni siquiera darle unas monedas.
Tampoco pueden poner o quitar reyes,
ni librar al pobre del poderoso,
ni salvar a nadie de la muerte.
No pueden devolver la vista al ciego
ni librar a nadie del peligro;
tampoco pueden cuidar a las viudas
ni ayudar a los huérfanos.
Esos ídolos de madera, recubiertos de oro y plata,
son tan inútiles como pedazos de piedra
sacados de una montaña.
Quienes los adoran quedarán en vergüenza.
¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses!
»Los babilonios mismos hacen quedar en ridículo a sus dioses,
pues cuando hay una persona muda,
lo llevan ante el dios Bel y le piden que la haga hablar.
¡Como si ese ídolo pudiera escuchar!
Y aunque se dan cuenta de que sus dioses
no sirven para nada,
los babilonios no se atreven a abandonarlos.
¡No quieren reconocer que son unos tontos!
En las calles algunas mujeres se atan un cordón a la cintura
y se sientan a quemar la cáscara del grano,
como si fuera incienso.
Y cuando un hombre pasa por allí,
y se lleva a una de esas mujeres
para tener relaciones sexuales con ella,
esa mujer se burla de sus compañeras,
porque ninguna de ellas fue elegida
por el hombre para desatarle el cordón.
¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses!
»Los ídolos no son más que objetos hechos por artesanos;
son lo que sus fabricantes quisieron que fueran.
Y si los artesanos son simples mortales,
¿cómo pueden pensar que sus obras son dioses?
Lo único que esos artesanos les van a dejar a sus hijos
son mentiras y fracasos.
»Cuando hay guerra o llega una desgracia,
los sacerdotes buscan un lugar para esconderse
junto con sus ídolos.
No se dan cuenta de que esos ídolos son falsos dioses,
y que ni ellos mismos se pueden salvar.
Tarde o temprano las naciones, junto con sus reyes,
descubrirán que esos ídolos no son dioses,
sino simples objetos hechos por simples mortales.
No son más que madera recubierta de oro y plata,
y no tienen ningún poder divino.
¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses!
»Esos ídolos no eligen a los reyes de los países,
ni pueden enviar lluvia a la gente;
no se pueden defender en un juicio,
y mucho menos salvar a quien sufre injusticias,
pues no tienen poder alguno.
Son totalmente indefensos.
Si se quema el templo donde están esos ídolos,
los sacerdotes salen corriendo para ponerse a salvo,
y los ídolos se queman como cualquier viga del templo,
aunque estén recubiertos de oro y plata.
¡Qué ridículo es creer que esos ídolos son dioses,
cuando ni siquiera pueden hacerle frente a un rey o a un enemigo!
»Si los ladrones toman a esos ídolos de madera,
y les roban el oro, la plata o la ropa con que están cubiertos,
ellos no se pueden defender.
Por eso, es de más valor un rey valiente,
o una herramienta que sirve de algo en la casa,
o una puerta que protege a los que viven en ella,
o una columna que adorna un palacio,
que uno de esos dioses falsos.
»Si Dios les da la orden,
el sol, la luna y las estrellas alumbran en el cielo,
el relámpago alumbra todo el horizonte,
el viento sopla por todas partes,
las nubes se van al lugar señalado,
y el rayo quema bosques y montañas.
En cambio, esos dioses falsos
no se pueden comparar a nada de esto,
ni en belleza ni en poder.
Y si no pueden hacer justicia
ni hacerle bien a la gente,
es ridículo creer que son dioses.
Por lo tanto, no los adoren.
»Esos ídolos no pueden bendecir ni maldecir a los reyes;
no pueden dar ninguna señal en el cielo,
ni alumbrar como el sol ni brillar como la luna.
Un animal de la selva, que se puede defender y esconder,
vale más que esos ídolos.
Por lo tanto, no les tengan miedo,
pues queda comprobado que no son dioses.
»Esos ídolos de madera, recubiertos de oro y plata,
no sirven para nada;
¡se parecen a un inútil espantapájaros
en un campo de melones!
También se parecen a los espinos en un jardín,
donde se posan los pájaros;
se parecen a un muerto abandonado en la oscuridad.
Cuando ustedes vean cómo a esos ídolos
se les pudren sus finos vestidos,
podrán darse cuenta de que no son dioses.
Finalmente, a ellos mismos se los comerá la polilla,
y la gente que los adora quedará avergonzada.
»La persona justa que no cree en dioses falsos es muy valiosa.
A esa persona, Dios lo librará de todo castigo».»

‭‭Carta de Jer‬ ‭6‬:‭3‬-‭72‬ ‭TLAI‬‬



 
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