"Formamos parte de una gran familia". El genoma humano coincide con la Biblia
Confirman que la Humanidad desciende
de una sola mujer
El libro del Génesis menciona tres de los hijos de Adán y Eva: Caín, Abel y Seth. Pero un grupo de científicos genetistas norteamericanos que estudia la evolución del ADN humano descubrió que todas las personas del mundo descienden de 10 hijos varones de un solo hombre (el supuesto Adán de la Biblia) y 18 hijas de una sola mujer (Eva, según el Génesis). De acuerdo con un artículo publicado ayer por «The New York Times», los relatos bíblicos sobre el origen de la humanidad no estarían lejos de la verdad científica. El proyecto conocido como Genoma Humano, que se propone descifrar por completo el código genético de las personas, puede convertirse en una valiosa fuente de información para los historiadores hasta las raíces mismas de la existencia humana. Quienes ya rastrearon una parte de este archivo genético llegaron a conclusiones tan novedosas como sorprendentes. Desde el descubrimiento de que Norteamérica se pobló con inmigrantes de Asia occidental hasta la confirmación de la vieja leyenda que sugería que Thomas Jefferson, además de ser uno de los padres de la independencia norteamericana, fue padre de los hijos de Sally Hemings, su esclava. Nueva dimensión Como el ADN puede ayudar a responder preguntas históricas, al estilo de una especie de prueba de paternidad de largo aliento, los resultados más espectaculares se obtuvieron en el campo de los estudios prehistóricos, donde ofrecieron una nueva dimensión a los resultados obtenidos por los estudios arqueológicos tradicionales.
El árbol familiar humano más detallado que se haya construido hasta el momento es la flamante obra –después de más de 20 años de trabajo– del doctor Douglas Wallace y sus colaboradores de la Emory University de Atlanta. El árbol de Wallace se basa en el ADN mitocondrial, pequeños anillos de material genético que sólo son formados a través de la línea materna, que siempre deja rastros en los árboles genealógicos a través del cromosoma XX. Las mitocondrias son las centrales de energía de las células y están separadas del núcleo, por lo que la información genética que contienen se transmite sin cambios de madre a hijo. La mayoría de los genetistas cree que la primera población humana era muy pequeña –unas dos mil personas, de acuerdo con un cálculo publicado en diciembre–, pero el árbol genealógico basado en el ADN mitocondrial concluye que todo se originó en una mujer, bautizada por el doctor Wallace como la «Eva mitocondrial».
El equipo de la Emory University cree que esta primera familia vivió en Africa hace 144 mil años, fecha en la que el estudio genético marca el nacimiento de la primera hija de la pareja representada en el Génesis por Adán y Eva. En principio, todas las personas deberían tener la misma cadena de ADN en sus mitocondrias. En la práctica, esta cadena pudo haber acumulado cambios a lo largo de los siglos debido a errores genéticos o cambios ambientales.
Como las mujeres ya se encontraban esparcidas por todo el mundo cuando ocurrió la mayoría de estos cambios, las cadenas son diferentes en algunas regiones y continentes. El equipo del doctor Wallace estableció que la mitocondria de los aborígenes americanos pertenece a los linajes A, B, C y D. Los europeos son los más dispersos, con grupos que pertenecen a los linajes H, I, J, K, T, U, V, W y X. El salto entre la K y la T se debería a que el humano moderno se desarrolló en Europa hace 35 mil años y convivió durante varios milenios con los humanos más primitivos. En Asia se descubrió un linaje ancestral conocido como M, con las ramas descendientes E, F y G. En Africa se identificó un único linaje, L, que corresponde a la Eva bíblica. De ella se desprendieron tres ramificaciones masculinas que algunos quieren relacionar con Caín, Abel y Seth, los tres hijos –aunque no los únicos– de la pareja desterrada del Edén. Según Wallace, las ramificaciones masculinas L1 y L2 permanecieron en Africa, pero algunos hijos de L3 emigraron a Europa y Asia, y sobre ellos se desarrollaron los nuevos linajes. El doctor Wallace llegó a estas conclusiones en un informe previo que acaba de presentar sobre el trabajo que inició a fines de los ’70 sobre el ADN mitocondrial: «Lo que encontré demuestra claramente que todos formamos parte de una gran familia humana, que sin dudas nació en Africa».
Reagrupamiento Anticipando el interés del público por estos descubrimientos, desde Oxford el biólogo Brian Sykes reagrupó a los europeos en las nueve ramas principales para fines no sólo científicos. Hace tiempo que Sykes trabaja en este campo y sus estudios sobre el ADN mitocondrial permitieron establecer que el homo sapiens es nuestro único progenitor y que no se mezcló jamás con el hombre de Neanderthal, quien no dejó herederos. Sykes creó un sitio en Internet para que cualquiera pueda saber de cuál «hija de Eva» desciende. Existen así los descendientes de Urs, clasificados con la letra U, y aquellos de Xenia, nacida hace 25.000 años en las montañas del Cáucaso, que corresponden a la letra T. Para saber más se puede consultar el sitio www.oxfordancestors.com, donde se exige el pago de 180 dólares y el envío de una muestra sanguínea para conocer el árbol genealógico definitivo de cada persona.
Editorial Amfin © 1999 - All Right Reserved
Bendiciones
Vistor
Confirman que la Humanidad desciende
de una sola mujer
El libro del Génesis menciona tres de los hijos de Adán y Eva: Caín, Abel y Seth. Pero un grupo de científicos genetistas norteamericanos que estudia la evolución del ADN humano descubrió que todas las personas del mundo descienden de 10 hijos varones de un solo hombre (el supuesto Adán de la Biblia) y 18 hijas de una sola mujer (Eva, según el Génesis). De acuerdo con un artículo publicado ayer por «The New York Times», los relatos bíblicos sobre el origen de la humanidad no estarían lejos de la verdad científica. El proyecto conocido como Genoma Humano, que se propone descifrar por completo el código genético de las personas, puede convertirse en una valiosa fuente de información para los historiadores hasta las raíces mismas de la existencia humana. Quienes ya rastrearon una parte de este archivo genético llegaron a conclusiones tan novedosas como sorprendentes. Desde el descubrimiento de que Norteamérica se pobló con inmigrantes de Asia occidental hasta la confirmación de la vieja leyenda que sugería que Thomas Jefferson, además de ser uno de los padres de la independencia norteamericana, fue padre de los hijos de Sally Hemings, su esclava. Nueva dimensión Como el ADN puede ayudar a responder preguntas históricas, al estilo de una especie de prueba de paternidad de largo aliento, los resultados más espectaculares se obtuvieron en el campo de los estudios prehistóricos, donde ofrecieron una nueva dimensión a los resultados obtenidos por los estudios arqueológicos tradicionales.
El árbol familiar humano más detallado que se haya construido hasta el momento es la flamante obra –después de más de 20 años de trabajo– del doctor Douglas Wallace y sus colaboradores de la Emory University de Atlanta. El árbol de Wallace se basa en el ADN mitocondrial, pequeños anillos de material genético que sólo son formados a través de la línea materna, que siempre deja rastros en los árboles genealógicos a través del cromosoma XX. Las mitocondrias son las centrales de energía de las células y están separadas del núcleo, por lo que la información genética que contienen se transmite sin cambios de madre a hijo. La mayoría de los genetistas cree que la primera población humana era muy pequeña –unas dos mil personas, de acuerdo con un cálculo publicado en diciembre–, pero el árbol genealógico basado en el ADN mitocondrial concluye que todo se originó en una mujer, bautizada por el doctor Wallace como la «Eva mitocondrial».
El equipo de la Emory University cree que esta primera familia vivió en Africa hace 144 mil años, fecha en la que el estudio genético marca el nacimiento de la primera hija de la pareja representada en el Génesis por Adán y Eva. En principio, todas las personas deberían tener la misma cadena de ADN en sus mitocondrias. En la práctica, esta cadena pudo haber acumulado cambios a lo largo de los siglos debido a errores genéticos o cambios ambientales.
Como las mujeres ya se encontraban esparcidas por todo el mundo cuando ocurrió la mayoría de estos cambios, las cadenas son diferentes en algunas regiones y continentes. El equipo del doctor Wallace estableció que la mitocondria de los aborígenes americanos pertenece a los linajes A, B, C y D. Los europeos son los más dispersos, con grupos que pertenecen a los linajes H, I, J, K, T, U, V, W y X. El salto entre la K y la T se debería a que el humano moderno se desarrolló en Europa hace 35 mil años y convivió durante varios milenios con los humanos más primitivos. En Asia se descubrió un linaje ancestral conocido como M, con las ramas descendientes E, F y G. En Africa se identificó un único linaje, L, que corresponde a la Eva bíblica. De ella se desprendieron tres ramificaciones masculinas que algunos quieren relacionar con Caín, Abel y Seth, los tres hijos –aunque no los únicos– de la pareja desterrada del Edén. Según Wallace, las ramificaciones masculinas L1 y L2 permanecieron en Africa, pero algunos hijos de L3 emigraron a Europa y Asia, y sobre ellos se desarrollaron los nuevos linajes. El doctor Wallace llegó a estas conclusiones en un informe previo que acaba de presentar sobre el trabajo que inició a fines de los ’70 sobre el ADN mitocondrial: «Lo que encontré demuestra claramente que todos formamos parte de una gran familia humana, que sin dudas nació en Africa».
Reagrupamiento Anticipando el interés del público por estos descubrimientos, desde Oxford el biólogo Brian Sykes reagrupó a los europeos en las nueve ramas principales para fines no sólo científicos. Hace tiempo que Sykes trabaja en este campo y sus estudios sobre el ADN mitocondrial permitieron establecer que el homo sapiens es nuestro único progenitor y que no se mezcló jamás con el hombre de Neanderthal, quien no dejó herederos. Sykes creó un sitio en Internet para que cualquiera pueda saber de cuál «hija de Eva» desciende. Existen así los descendientes de Urs, clasificados con la letra U, y aquellos de Xenia, nacida hace 25.000 años en las montañas del Cáucaso, que corresponden a la letra T. Para saber más se puede consultar el sitio www.oxfordancestors.com, donde se exige el pago de 180 dólares y el envío de una muestra sanguínea para conocer el árbol genealógico definitivo de cada persona.
Editorial Amfin © 1999 - All Right Reserved
Bendiciones
Vistor