Una señal identificadora de la adoración verdadera es que no consiente a pecadores impenitentes entre sus miembros.
La excomunión o expulsión es bíblica.
"Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre". (1 Corintios 5:11-13.)
"Ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia." (HEBREOS 12:11.)
REMÓNTESE a los días de su infancia. ¿Puede recordar la disciplina que recibió de sus padres? La mayoría de nosotros podemos. Al comentar sobre la disciplina que viene de Dios, el apóstol Pablo usa como ilustración la disciplina dada por los padres, como podemos leer en Hebreos 12:9-11.
2 La disciplina paternal de Dios, que puede afectar nuestra vida espiritual, puede tomar muchas formas. Una es su arreglo de excluir de la congregación cristiana a la persona que ya no desea vivir en armonía con las normas de Dios, o que rehúsa hacerlo. Puede que la persona a quien se castigue o discipline vigorosamente así se arrepienta y se vuelva de su proceder. Mientras tanto, también se disciplina a la congregación de los leales, pues aprenden la importancia de ajustarse a las normas elevadas de Dios. (1 Timoteo 1:20.)
3 Puede que alguien pregunte: 'Pero ¿no es una medida severa expulsar a alguien y luego rehusar hablarle?'. Un punto de vista como ese surgió en un litigio reciente que implicó a cierta persona, una mujer, que fue criada por padres que eran testigos de Jehová. Sus padres habían sido expulsados. Ella no fue expulsada, pero voluntariamente se desasoció de la congregación escribiendo una carta a ese respecto. Por consiguiente, a la congregación sencillamente se le informó que ella ya no era testigo de Jehová. Ella se mudó a otro lugar, pero años después regresó y descubrió que los Testigos locales no querían conversar con ella. Por eso, llevó el asunto a un tribunal. ¿Cuál fue el fallo del tribunal, y qué efecto pudiera tener en usted? Para entender bien esto, veamos lo que la Biblia dice acerca de la expulsión, un asunto relacionado.
¿Por qué esta firme postura?
4 La mayoría de los verdaderos cristianos apoyan lealmente a Dios y sus justas leyes. (1 Tesalonicenses 1:2-7; Hebreos 6:10.) Sin embargo, a veces sucede que alguien se desvía de la senda de la verdad. Por ejemplo, puede que alguien, a pesar de la ayuda que le den ancianos cristianos, viole las leyes de Dios y no muestre arrepentimiento. O tal vez rechace la fe al enseñar doctrinas falsas o al desasociarse de la congregación. Entonces, ¿qué debe hacerse? Cosas como esas ocurrieron hasta durante la vida de los apóstoles; por lo tanto, veamos lo que ellos escribieron al respecto.
5 Cuando un hombre de Corinto cometió inmoralidad y no mostró arrepentimiento, Pablo dijo a la congregación: "Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre". (1 Corintios 5:11-13.) Lo mismo había de hacerse con los apóstatas, tales como Himeneo: "En cuanto al hombre que promueve una secta, recházalo después de una primera y una segunda admonición; sabiendo que tal hombre ha sido descaminado y está pecando". (Tito 3:10, 11; 1 Timoteo 1:19, 20.) El evitar el trato sería apropiado, también, respecto a cualquiera que rechazara a la congregación: "Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron, para que se mostrara a las claras que no todos son de nuestra clase". (1 Juan 2:18, 19.)
6 Se espera que una persona en esta situación se arrepienta para que pueda ser aceptada de nuevo en la congregación. (Hechos 3:19.) Pero mientras eso sucede, ¿pueden los cristianos tener compañerismo limitado con esa persona, o es necesario evitarla estrictamente? Si así es, ¿por qué?
¿Cortados del trato totalmente?
7 Los cristianos no se mantienen alejados de la gente. Tenemos comunicación normal con vecinos, compañeros de trabajo, condiscípulos y otras personas, y les testificamos, aunque algunos sean 'fornicadores, personas dominadas por la avidez, extorsionistas o idólatras'. Pablo escribió que no podemos evitarlos completamente, 'de otro modo tendríamos que salirnos del mundo'. Sin embargo, dio instrucciones de que se habría de tratar de manera diferente a un "hermano" que viviera de ese modo: "Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, [haya vuelto a aquellas costumbres], y ni siquiera coman con tal hombre". (1 Corintios 5:9-11; Marcos 2:13-17.)
8 En los escritos del apóstol Juan hallamos consejo similar que recalca hasta qué grado hemos de evitar a tales personas: "Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios [...] Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo [griego: kjái·ro] es partícipe en sus obras inicuas". (2 Juan 9-11.)
9 ¿Por qué es apropiado adoptar una postura tan firme aun hoy? Pues bien, reflexione sobre el severo cortamiento del trato que se mandaba en la Ley de Dios a Israel. Con relación a varios asuntos serios, los violadores voluntariosos eran ejecutados. (Levítico 20:10; Números 15:30, 31.) Cuando eso sucedía, otras personas, aunque fueran parientes, ya no podían hablar con el violador de la ley, que estaría muerto. (Levítico 19:1-4; Deuteronomio 13:1-5; 17:1-7.) Aunque los israelitas leales de aquel tiempo eran humanos normales con emociones como las nuestras, sabían que Dios es justo y amoroso y que su Ley protegía la limpieza moral y espiritual de ellos. Por eso, podían concordar en que Su arreglo para cortar de la congregación a los malhechores era fundamentalmente bueno y apropiado. (Job 34:10-12.)
10 Podemos tener la misma seguridad de que el arreglo de Dios de que los cristianos rehúsen tener compañerismo con alguien que haya sido expulsado por un pecado del cual no se arrepiente es un paso sabio que nos protege. "Quiten la levadura vieja, para que sean una masa nueva, según estén libres de fermento". (1 Corintios 5:7.) Al evitar, también, a las personas que deliberadamente se han desasociado, los cristianos se protegen de puntos de vista que posiblemente son de crítica, o faltos de aprecio o hasta apóstatas. (Hebreos 12:15, 16.)
¿Qué hay de parientes?
11 Dios ciertamente está al tanto de que el cumplir con sus justas leyes sobre cortar el trato con los malhechores frecuentemente envuelve y afecta a parientes. Como ya se ha mencionado, cuando se ejecutaba a un malhechor israelita no era posible continuar la asociación familiar. De hecho, si un hijo era borrachón y glotón, sus padres tenían la obligación de llevarlo ante los jueces; y si no se arrepentía, los padres habían de participar en ejecutarlo, 'para eliminar lo que era malo de en medio de Israel'. (Deuteronomio 21:18-21.) Como usted puede comprender, esto no habría sido fácil para ellos. Además, piense en lo que sentirían los hermanos y hermanas, o hasta los abuelos, del malhechor. Sin embargo, el que pusieran la lealtad a su Dios de justicia por encima del afecto familiar podía salvarles la vida.
12 Recuerde el caso de Coré, caudillo de una rebelión contra la guía de Dios mediante Moisés. Por Su justicia perfecta, Jehová vio que Coré tenía que morir. Pero dio este aviso a todos los leales: "Apártense, por favor, de delante de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen cosa alguna que pertenezca a ellos para que no sean barridos en todo el pecado de ellos". Los parientes que no quisieron aceptar la advertencia de Dios murieron con los rebeldes. Pero algunos parientes de Coré desplegaron sabiduría y optaron por ser leales a Jehová, lo que les salvó la vida y los encaminó a bendiciones futuras. (Números 16:16-33; 26:9-11; 2 Crónicas 20:19.)
13 Cortar o separar a alguien de la congregación cristiana no envuelve muerte inmediata, y por eso los vínculos familiares continúan. Así, si se expulsa de la congregación a cierto hombre, o si este se ha desasociado de la congregación, todavía pudiera ser que viviera en su hogar con su esposa cristiana y sus hijos fieles. El respeto a los juicios de Dios y al proceder que ha tomado la congregación hará que la esposa y los hijos reconozcan que ese hombre, por su proceder, ha alterado el vínculo espiritual que existía entre ellos. Sin embargo, puesto que el que él haya sido expulsado no pone fin a sus vínculos consanguíneos ni a su relación matrimonial, los afectos y tratos familiares que son cosa normal pueden continuar.
14 La situación es diferente si el expulsado o desasociado es un pariente que vive fuera del círculo familiar y el hogar inmediatos. Pudiera ser posible eliminar casi todo contacto con tal pariente. Aun cuando hubiera ciertos asuntos de familia que exigieran comunicación, ciertamente esto se mantendría al mínimo, en armonía con el principio divino: "Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez [o culpable de otro pecado craso], [...] ni siquiera coman con tal hombre". (1 Corintios 5:11.)
15 Se comprende que esto quizás sea difícil debido a las emociones y los vínculos del parentesco, tales como el amor de los abuelos a sus nietos. Sin embargo, esta es una prueba de lealtad a Dios, como lo declara la hermana cuyas palabras se citan en la página 26. Cualquiera que siente la tristeza y el dolor que ha causado así el pariente expulsado puede recibir consuelo y estímulo del ejemplo que dieron algunos parientes de Coré. (Salmo 84:10-12.)
La decisión de un tribunal
16 Quizás le interese saber el resultado del caso o pleito que implicó a la persona a quien perturbó el que conocidos de antes no conversaran con ella después que optó por rechazar la fe, desasociándose de la congregación.
17 Antes de la audiencia del caso, un tribunal de distrito federal dictó un fallo sumario contra ella. Aquella decisión se basó en el concepto de que los tribunales no se envuelven en asuntos de disciplina eclesiástica. Entonces, ella apeló. La decisión unánime del tribunal federal de apelaciones se fundó en razones más amplias de derechos de la Primera Enmienda (a la Constitución estadounidense): "Puesto que la práctica de evitar el trato es parte de la fe de los testigos de Jehová, decidimos que la estipulación de 'libre ejercicio' de la Constitución de los Estados Unidos [...] impide que ella salga vencedora. Bajo la Constitución, se protege el privilegio de los acusados a participar en la práctica de evitar el trato de alguien. Por consiguiente, confirmamos la" decisión anterior del tribunal de distrito.
18 En su opinión el tribunal dijo, además: "El evitar el trato de algunas personas es una práctica de los testigos de Jehová en armonía con su interpretación del texto canónico, y nosotros no podemos reinterpretar ese texto [...] Los acusados tienen derecho al libre ejercicio de sus creencias religiosas [...] Por lo general los tribunales no investigan cuidadosamente la relación entre miembros (o ex miembros) de una iglesia. Se otorga a las iglesias gran amplitud de acción cuando imponen disciplina en sus miembros o en ex miembros. Concordamos con el punto de vista del juez Jackson [quien fue juez del Tribunal Supremo de los E.U.A.] de que 'las actividades religiosas que son el interés exclusivo de miembros de la fe son y deben ser libres... con el mayor grado de libertad que sea posible'. [...] Los miembros de la Iglesia que [ella] decidió abandonar han llegado a la conclusión de que ya no quieren asociarse con ella. Sostenemos que tienen la libertad de optar por ello".
19 El tribunal de apelaciones reconoció que hasta si a aquella persona le angustiaba el que conocidos de antes optaran por no conversar con ella, "el permitirle a ella recobro por daño intangible o emocional restringiría de modo anticonstitucional el libre ejercicio de la religión a los testigos de Jehová [...] La garantía constitucional del libre ejercicio de la religión exige que la sociedad tolere los daños experimentados por [ella] como un precio que vale la pena pagar como salvaguarda del derecho a diferir en cuestiones de religión de que disfrutan todos los ciudadanos". En cierto sentido esta decisión se ha hecho más firme aún desde que se dio. ¿Por qué? La demandante después pidió que el tribunal más alto del país oyera el caso y posiblemente anulara la decisión que se había dictado contra ella. Pero en noviembre de 1987 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos rehusó hacer eso.
20 Así, este caso importante determinó que un expulsado o desasociado no puede obtener pago por daños de los testigos de Jehová, mediante un tribunal, porque se le evita. Puesto que la congregación respondía a las instrucciones perfectas que todos podemos leer en la Palabra de Dios, y las aplicaba, la persona implicada siente una pérdida que ella misma se ha impuesto por sus propias acciones.
La disciplina; muchos se benefician
21 Personas de fuera de la congregación, al enterarse de que se practica la expulsión, se inclinan a simpatizar con el malhechor que ya no puede conversar con miembros de la congregación cristiana. Pero ¿no es equivocada tal simpatía? Considere el beneficio que pudieran recibir el malhechor y otras personas.
22 Por ejemplo, en la página 26 mencionamos lo que dijo Lynette sobre su decisión 'de cortar por completo toda asociación' con Margaret, su hermana expulsada. Ella y sus parientes cristianos 'creían que lo que Jehová decía era lo mejor'. ¡Y así es!
23 Más tarde, la hermana de Lynette le dijo: 'Si no hubieras tomado tan en serio el punto de vista respecto a la expulsión, sé que no habría dado los pasos para el restablecimiento tan pronto como lo hice. El verme totalmente separada de las personas a quienes amaba, y privada de comunicación estrecha con la congregación, me impulsó a arrepentirme. Comprendí lo equivocada que había estado y lo serio que había sido el haberle vuelto la espalda a Jehová'.
24 En otro caso, el de Laurie, sus padres fueron expulsados. Pero ella dice: 'No dejé de asociarme con ellos; hice lo contrario. Con el tiempo, fui cayendo en la inactividad. Llegué al punto de ni siquiera asistir a las reuniones'. Entonces leyó la información de La Atalaya del 1 y del 15 de noviembre de 1981, que recalcaba el consejo de 1 Corintios 5:11-13 y 2 Juan 9-11. "Fue como si se hubiera encendido una luz dentro de mí -escribe-. Comprendí que tenía que cambiar. Ahora entiendo mejor el significado de Mateo 10:34-36. Mi decisión fue un trago amargo para mi familia, pues mi hijito de 5 años de edad es el único varón, y ellos lo quieren muchísimo." Puede que el perder tal asociación llegue al corazón de los padres, como sucedió en el caso de Margaret. De todas maneras, la disciplina implicada ayudó a Laurie: 'Participo otra vez en el ministerio del campo. Mi matrimonio y mi familia se han fortalecido por el cambio que he hecho, y yo también'.
25 Usted pudiera también considerar lo que expresó una persona que, después de haber sido expulsada, fue restablecida en la congregación. Sandi escribió: 'Quisiera darles las gracias por los muy útiles e instructivos artículos [mencionados en los párrafos anteriores] sobre la censura y la expulsión. Me alegro de que Jehová ame a su pueblo hasta el grado de encargarse de que su organización se mantenga limpia. Lo que quizás parezca duro a personas de afuera es tanto necesario como realmente una medida amorosa. Agradezco que nuestro Padre celestial sea un Dios amoroso que sabe perdonar'.
26 Como vemos, nuestro Dios, quien exige que el malhechor que no se arrepiente sea expulsado de la congregación, también muestra, amorosamente, que si el pecador se arrepiente y se vuelve puede ser restablecido en la congregación. (Un desasociado también puede solicitar ser parte de la congregación de nuevo.) Después lo pueden consolar cristianos que le confirmarán su amor. (2 Corintios 2:5-11; 7:8-13.) En verdad es precisamente como escribió Pablo: "Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia". (Hebreos 12:11.)
La excomunión o expulsión es señal de amor.
Hans